LECCIÓN 135 Si me defiendo he sido atacado.

LECCIÓN 135

Si me defiendo he sido atacado.

 


1. ¿Quién se defendería a sí mismo a menos que creyese que ha sido atacado, que el ataque es real y que defendiéndose es cómo puede salvarse? ²En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fuesen reales. ³Ello no hace sino añadir más ilusiones, a las ilusiones, haciendo así que la corrección sea doblemente difícil. ⁴Y esto es lo que haces cuando tratas de planear el futuro, reactivar el pasado u organizar el presente de acuerdo con tus deseos.

2. Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque ello encierra una amenaza para ti. ²Sentirte amenazado es el reconocimiento de una debilidad inherente; es asimismo, la creencia de que hay un peligro que tiene el poder de incitarte a que busques una defensa apropiada. ³El mundo está basado en esta creencia demente. ⁴Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos y su pesado armamento, sus definiciones legales y sus códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de amenaza. ⁵Pues nadie andaría por el mundo. cargando con una pesada armadura si no fuese porque el terror le encoge el corazón.

3. Las defensas son atemorizantes. ²Surgen del miedo, el cual se intensifica con cada defensa adicional. ³Crees que te ofrecen seguridad. ⁴Sin embargo, lo que hacen es proclamar que el miedo es real y que el terror está justificado. ⁵¿No te parece extraño que al elaborar planes para reforzar tu armadura y afianzar tus cerrojos todavía más, jamás te detienes a pensar qué es lo que estás defendiendo, cómo lo estás defendiendo y contra qué?

4. Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes. ²Debe ser algo muy débil y vulnerable. ³Algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por lo tanto, necesita que tú lo defiendas. ⁴¿Qué otra cosa sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que para proteger su insignificante vida es necesario prestarle un constante cuidado y preocuparse en gran manera por su bienestar? ⁵¿Qué otra cosa sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el digno anfitrión del Hijo de Dios?

5. Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer o ser algo temible. ²Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le impones. ³No necesita complicadas estructuras que lo defiendan, ni medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te preocupes por él en absoluto. ⁴Si defiendes su vida, le haces regalos para embellecerlo o construyes murallas para su protección, estarás declarando que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es corruptible, que se está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes que protegerlo con tu propia vida.

6. ¿No es este cuadro aterrador? ²¿Cómo puedes estar en paz con semejante concepto de tu hogar? ³Sin embargo, ¿qué fue lo que dotó al cuerpo con el derecho de servirte de esta manera sino tus propias creencias? ⁴Fue tu mente la que le asignó al cuerpo todas las funciones que percibes en él, y la que fijó su valor muy por encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente es. ⁵¿Quién defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que es?

7. El cuerpo .no necesita ninguna defensa. ²No podemos hacer suficiente hincapié en esto. ³El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y elevadas metas que no puede alcanzar. ⁴Tales intentos ridículos, aunque celosamente atesorados, son la fuente de los múltiples y dementes ataques a que lo sometes. ⁵Pues el cuerpo parece frustrar tus esperanzas, tus valores y tus sueños, así como no satisfacer tus necesidades.    

8. El "ser" que necesita protección no es real. ²El cuerpo, que de por sí no tiene valor ni es merecedor de la más mínima defensa, sólo requiere que se le perciba como algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil a través del cual la mente puede operar hasta que deje de tener utilidad. ³Pues ¿quién querría conservarlo una vez que deja de ser útil?

9. Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente. ²Pues habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las faltas y los defectos de los cuales crees que el cuerpo debe ser liberado. ³De este modo, no podrás ver a la mente como algo separado de las condiciones corporales. ⁴Y descargarás sobre el cuerpo todo el dolor que procede de concebir a la mente como frágil, limitada y separada de las demás mentes y de su Fuente.

10.   Estos son los pensamientos que necesitan curación, y una vez que hayan sido corregidos y reemplazados por la verdad, el cuerpo gozará de perfecta salud. ²La verdad es la única defensa real del cuerpo. ³Sin embargo, ¿recurres a ella para defenderlo? ⁴El tipo de protección que le ofreces no le beneficia en absoluto, sino que le añade más angustia a tu mente. ⁵Y no sólo no te curas, sino que eliminas toda esperanza de curación, pues no puedes ver dónde se deben depositar las esperanzas si es que éstas han de ser esperanzas fundadas.

11. La mente que ha sanado no planifica. ²Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. ³Espera hasta que se le indica lo que tiene que hacer, y luego procede a hacerlo. ⁴No depende de sí misma para nada, aunque confía en su capacidad para llevar a cabo los planes que se le asignan. ⁵Descansa serena en la certeza de que ningún obstáculo puede impedir su avance hacia el logro de cualquier objetivo que sirva al gran plan que se diseñó para el bien de todos.

12. La mente que ha sanado se ha liberado de la creencia de que tiene que planear, si bien no puede saber cuál sería el mejor desenlace, los medios por los que éste se puede alcanzar, ni cómo reconocer el problema que el plan tiene como propósito solucionar. ²La mente no podrá sino hacer un mal uso del cuerpo al hacer sus planes mientras no reconozca que esto es así. ³Mas cuando acepte que esto es verdad, sanará y dejará a un lado al cuerpo.

13. Forzar al cuerpo a que se amolde a los planes que una mente no curada traza para salvarse a sí misma es lo que hace que el cuerpo enferme. ²En tal caso el cuerpo no es libre para ser un instrumento de ayuda en un plan que le ofrece mucha más protección de la que él podría prestarse a sí mismo, y que por un tiempo requiere de sus servicios. ³Cuando se utiliza con este propósito, la salud está asegurada. ⁴Pues todo aquello de lo que la mente se valga para tal fin funcionará perfectamente y con la fortaleza que se le ha otorgado, la cual no puede fallar.

14. Tal vez no sea fácil darse cuenta de que los planes que uno mismo inicia son tan sólo defensas, al ser su propósito el mismo para el que se concibieron todas las defensas: ²Estos planes constituyen los medios a través de los cuales una mente atemorizada intenta hacerse cargo de su propia protección a costa de la verdad. ³Esto se puede reconocer fácilmente en algunas de las formas que adopta este auto-engaño, en las que la negación de la realidad es muy evidente. ⁴No obstante, rara vez se reconoce que hacer planes es en sí una defensa.

15. La mente que se dedica a hacer planes para sí misma está tratando de controlar acontecimientos futuros. ²No cree que se le vaya a proveer de todo cuanto pueda necesitar, a menos que ella misma lo haga. ³El tiempo se convierte en algo en lo que lo que se enfatiza es el futuro, el cual se debe controlar mediante el aprendizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y de las creencias que se abrigan. ⁴Dicha mente pasa por alto el presente, basándose en la idea de que el pasado le ha enseñado lo suficiente como para permitirle dirigir su futura trayectoria.

16. La mente que hace planes, por lo tanto, no permite ningún cambio. ²Lo que aprendió en el pasado se convierte en la base de sus futuros objetivos. ³Sus experiencias pasadas determinan su elección de lo que ha de suceder. ⁴Y no se da cuenta de que aquí y ahora se encuentra todo cuanto necesita para garantizar un futuro muy diferente del pasado, libre de la continuidad de las viejas ideas y de las creencias enfermizas. ⁵No hay ansiedad con respecto al porvenir, pues la confianza presente está a cargo de éste.

17.   Las defensas son los planes que emprendes para atacar la verdad. ²Su objetivo es seleccionar aquello a lo que le das tu conformidad, y descartar lo que consideras incompatible con tus creencias acerca de lo que es tu realidad. ³No obstante, lo que queda ciertamente no tiene significado. ⁴Pues tu realidad es la amenaza que tus defensas intentan atacar, ocultar, despedazar y crucificar.

18.   ¿Qué no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir; es amorosamente planeado por Aquel cuyo único propósito es tu bien? ²Tal vez no hayas entendido bien Su plan, pues Él nunca podría ofrecerte dolor. ³Mas tus defensas no te dejaron ver Su amorosa bendición iluminando cada paso que jamás diste. ⁴Mientras hacías planes para la muerte, Él te conducía dulcemente hacia la vida eterna.

19. Tu presente confianza en Él es la defensa que te promete un futuro tranquilo, sin ningún vestigio de sufrimiento y lleno de un júbilo que es cada vez mayor, a medida que esta vida se vuelve un instante santo, ubicado en el tiempo, pero reconociendo únicamente la inmortalidad. ²No permitas que ninguna defensa, excepto tu presente confianza, dirija el futuro, y esta vida se convertirá en un encuentro significativo con la verdad, la cual sólo tus defensas podrían ocultar.

20.   Sin defensas, te conviertes en una luz que el Cielo mismo, lleno de gratitud, reconoce como propia. ²Y te conducirá por los caminos que se diseñaron para tu felicidad, de acuerdo con el plan ancestral que comenzó al nacer el tiempo. ³Tus seguidores unirán su luz a la tuya, y ésta aumentará hasta que el júbilo ilumine al mundo. ⁴Y nuestros hermanos gustosamente dejarán a un lado sus engorrosas defensas, que de nada les sirvieron y sólo les causaban terror.

21. Esperaremos hoy con gran expectación ese momento llenos de absoluta confianza en el presente, pues esto es parte de lo que se planeó para nosotros. ²Descansaremos en la certeza de que se nos proveerá de todo cuanto podamos necesitar para lograr esto hoy. ³No haremos planes acerca de cómo se va a lograr, sino que nos daremos cuenta de que nuestra indefensión es lo único que se requiere para que la verdad alboree en nuestras mentes con absoluta certeza.

22. Durante quince minutos, en dos ocasiones hoy, nos abstendremos de elaborar planes sin sentido y de albergar pensamientos que le impidan la entrada a la verdad en nuestras mentes. ²Hoy recibiremos en lugar de planear, de manera que podamos dar en vez de organizar. ³Y en verdad se nos da cuando decimos:

 

⁴Si me defiendo he sido atacado. 

⁵Mas en mi indefensión seré fuerte.  

⁶Y descubriré lo que mis defensas ocultan.

 

23. Eso es todo. ²Si tienes que hacer planes, ya se te dirá cuáles son. ³Puede que no sean los planes que tú creías necesarios, ni las respuestas a los problemas a los que creías enfrentarte. ⁴Mas son las respuestas a otro tipo de pregunta, la cual sigue aún sin contestar -si bien necesita ser contestada- hasta que por fin te llegue la Respuesta.

24. El propósito de todas tus defensas ha sido impedir que recibas lo que has de recibir hoy. ²Y ante la luz y la dicha de la simple confianza, te preguntarás sorprendido cómo pudiste jamás pensar que tenías que defenderte de tu liberación. ³El Cielo no pide nada. ⁴Es el infierno el que exige extravagantes sacrificios. ⁵Hoy no estarás renunciando a nada durante estos momentos en los que, sin defensas, te presentas ante tu Creador tal como realmente eres.

25. Él se ha acordado de ti. ²Hoy nosotros nos acordaremos de Él. ³Pues ésta es la Pascua Florida de tu salvación. ⁴Y tú emerges de nuevo de lo que parecía ser la muerte y la desesperanza. ⁵Ahora renace en ti la luz de la esperanza, pues ahora vienes sin defensas a descubrir cuál es tu papel en el plan de Dios. ⁶¿Qué insignificantes planes o creencias mágicas pueden seguir teniendo valor una vez que la Voz que habla por Dios Mismo te ha mostrado tu función?

26. No trates de que este día se ajuste a lo que según tú sería más beneficioso para ti. ²Pues no puedes ni concebir toda la felicidad que te llega sin que tú tengas que planear nada. ³Decídete a aprender hoy, ⁴y todo el mundo se unirá a ti para dar este paso gigantesco y celebrar tu Pascua Florida contigo. ⁵Si en cualquier momento a lo largo del día adviertes que cosas pueriles e insignificantes parecen ponerte a la defensiva y tentarte a urdir planes, recuerda que éste es un día dedicado a un aprendizaje especial, y reconócelo repitiendo lo siguiente:

 

⁶Ésta es mi Pascua Florida.

⁷Y quiero conservarla santa.

⁸No me defenderé, pues el Hijo de Dios no necesita defensas contra la verdad de su realidad.









AUDIOS de la Lección 135
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 135
A través de Mariano Noé 


Ocurrir de la Lección 135
a través de Martin Musarra


Lección 135
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda





























LECCIÓN 135
 
Si me defiendo he sido atacado.
 
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
 
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
 
Esta es una lección muy importante. Jesús, nos cuenta como las defensas le dan realidad a las ilusiones y hacen que la necesidad de defensas se incrementa. Entre más me defiendo, más miedo siento. Estas defensas se relacionan con el miedo y la culpa generada por la creencia en la separación que siento en mi interior y que proyecto afuera dando como resultado que vea afuera un mundo terrible y atemorizante. 

Nos dice Jesús en la lección:
 
_”¿Quién se defendería a sí mismo a menos que creyera que ha sido atacado, que el ataque es real y que defendiéndose es como puede salvarse? En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales otorgan absoluta “realidad” a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fueran reales. Esto no hace sino añadir más ilusiones a las ilusiones, haciendo así que la corrección sea doblemente difícil. Y esto es lo que haces cuando tratas de planificar el futuro, reactivar el pasado u organizar el presente de acuerdo con tus deseos”_.


Me he creído separado de Dios, esto me genera culpa y miedo por lo cual tengo que defenderme, pero, a su vez, las defensas aumentan mi miedo. Creo que el problema viene de afuera y no de mis propios pensamientos. Con respecto a los planes que hacemos en este mundo Jesús nos pide que no los hagamos solos sino con el Espíritu Santo.

Continúa Jesús:
 
_”Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque encierra una amenaza para ti. Sentirte amenazado es admitir que existe en ti una debilidad inherente; es asimismo la creencia de que hay un peligro que tiene el poder de incitarte a buscar una defensa apropiada. El mundo está basado en esta creencia demente. Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos y su pesado armamento, sus definiciones legales y sus códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de amenaza. Pues nadie andaría por el mundo cargando con una pesada armadura si no fuera porque el terror le encoge el corazón”_.


Este mundo y el cuerpo fueron fabricados por la mente colectiva que se creyó separada de Dios y que tiene miedo de su castigo. Recordemos lo de visto sobre la proyección y la percepción. Si hay pensamientos de miedo esto será lo que se verá afuera. Por eso, el mundo que vemos es de miedo, un lugar hostil del que tengo que defenderme en el cual expreso la culpa que tengo por la creencia en la separación. 

Jesús, no nos dice que dejemos de vivir como vivimos sino que miremos al mundo a través de sus ojos, de tal manera, que podamos darnos cuenta de la verdadera naturaleza del mundo. Si tengo una defensa es porque creo que puedo ser amenazado. Además, si me siento amenazado quiere decir que soy vulnerable y esto significa que no podría ser el Hijo de Dios que es invulnerable. Sería, entonces, el hijo del ego que tiene continua necesidad de protección. La verdad es que el Hijo de Dios no necesita defensas.

Nos dice Jesús:

”Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes. Debe ser algo muy débil y vulnerable. Debe ser algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por lo tanto, necesita que lo defiendas. ¿Qué otra cosa sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que para proteger su insignificante vida es necesario prestarle un constante cuidado, y estar atento y sumamente preocupado por su bienestar? ¿Qué otra cosa sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el digno anfitrión del Hijo de Dios?”

 
Tenemos un problema de identidad. Creemos que somos un cuerpo que se manifiesta en lo físico como  un organismo lleno de huesos, músculos, células, etc. y también a nivel psicológico. Ya vimos en la lección 97 Soy espíritu que nuestra verdadera identidad como el Hijo de Dios, el Cristo, el Ser que somos no está en el cuerpo sino en el Espíritu. Jesús, no nos dice que nos sintamos culpables por nuestra identificación corporal. Sino que lo miremos con Él para que entendamos que viene de la mente y como se le puede proteger verdaderamente. 


Nos dice Jesús: 
_”El cuerpo no necesita ninguna defensa. No podemos hacer suficiente hincapié en esto. El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y elevadas metas que no puede alcanzar. Tales intentos ridículos, aunque celosamente atesorados, son la fuente de los múltiples y dementes ataques a que lo sometes. Pues el cuerpo parece frustrar tus esperanzas, valores y sueños, así como no satisfacer tus necesidades”_.

El cuerpo en sí no necesita defensas. Lo que pase en el cuerpo es un reflejo de los pensamientos de ataque, de los resentimientos , rencores y odios, de la culpa y el miedo que estén en su mente y que se expresan en el cuerpo. Esto si tenemos al ego como maestro. Si escogemos al Espíritu Santo, veremos al cuerpo como un medio de comunicación al servicio del plan de Dios para la salvación y como un medio para aprender a perdonar.


Nos dice Jesús:

”Estos son los pensamientos que necesitan curación, y una vez que hayan sido corregidos y reemplazados por la verdad, el cuerpo gozara de perfecta salud. La verdad es la única defensa real del cuerpo. Sin embargo, ¿recurres a ella para defenderlo?”

El considerar a la mente como frágil, limitada y separada de las demás mentes y de Dios como su Fuente estos son los pensamientos que necesitan curarse, nos dice Jesús. Estamos enredados en las múltiples formas del ego y no vemos el contenido: Dios, la verdad, el Espíritu Santo. Por eso, nos dice Jesús, que la única defensa real del cuerpo es la verdad. Es necesario que la reconozcamos.



Nos dice Jesús:

”La mente que ha sanado no planifica. Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. No depende de sí misma para nada, aunque confía en su capacidad para llevar a cabo los planes que se le asignan. Descansa serena en la certeza de que ningún obstáculo puede impedir su avance hacia el logro de cualquier objetivo que sirva al gran plan que se diseñó para el bien de todos.”

Esto implica el reconocer que no se nada, y ponerme en manos del Espíritu Santo a quien le pido ayuda para desempeñar mi papel en el plan de Dios para la salvación.

El ser con minúscula, el personaje con el que nos identificamos en este mundo del ego no es el Ser, el Hijo de Dios, el Cristo.  Este es el ser que cree ser un cuerpo y que necesita hacer planes y planes para defenderse. Planes a los que tiene que amoldarse el cuerpo haciendo que este se enferme.

 Cree que haciendo planes puede controlar el futuro. No confía que con el Espíritu Santo se le provea de todo cuanto necesite.  Su única preocupación es el futuro y el presente que, es en lo único verdaderamente donde puede incidir, no le preocupa. No se da cuenta que aquí y ahora, en el presente está todo cuanto necesita para tener un futuro muy diferente del pasado.

Jesús nos da una garantía para salir de esta confusión: 
” ¿Qué no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir, es amorosamente planeado por Aquel cuyo propósito es tu bien? Tal vez no hayas entendido bien su plan, pues Él nunca habría podido ofrecerte dolor. Mas tus defensas no te dejaron ver Su amorosa bendición iluminando cada paso que jamás diste. Mientras hacías planes para la muerte, Él te conducía dulcemente hacia la vida eterna.”

Dios, nunca ha querido que suframos. Recordemos la lección 101 La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad. Son nuestras decisiones, nuestros planes de estar al margen de Él, los que nos generan sufrimiento. 

Jesús nos reafirma esto en el capítulo 4 en la sección V:

_”Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. En esto no hay excepciones, salvo a juicio del ego”_. T-4. V. 1:1-2

Se trata de confiar en Dios. Esta es la mayor defensa para obtener un futuro tranquilo. Nuestras defensas han fracasado. Es hora de confiar en Dios. La confianza en Dios es la defensa que te promete un futuro tranquilo. Nuestra indefensión es lo único que se necesita para que la verdad se presente en nuestras mentes con absoluta certeza.

Jesús, nos da una valiosa fórmula para vivir en este mundo confiando en Dios:

_”Hoy recibiremos en lugar de planificar, de manera que podamos dar en lugar de organizar”_.


Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Les recomiendo realizar esta bella lección como se les propone. Siempre de la mano de Jesús y del Espíritu Santo. Sin olvidarse de reír.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda









Kenneth Wapnick 

”SI ME DEFIENDO HE SIDO ATACADO.”

Lección 135

Prediqué sobre esta lección, en nuestra discusión de la lección anterior al hablar del plan del ego para la salvación o el perdón. Al hacerlo, vinculé la lección con las Lecciones 135 y 136. Para revisar el plan, el ego primero establece la realidad del pecado y la culpa, basado en la separación "real" de Dios. A continuación, nos dice que el pecado y la culpa son tan atroces que tienen que ser negados y nunca más ser vistos, para que no descienda la iracunda venganza de Dios, destruyéndonos como castigo por nuestro pecado. Nos salvamos mágicamente de la naturaleza horrible de la culpa proyectándola desde la mente, percibiéndola y experimentándola en el cuerpo. En la Lección 134, el plan del ego - el perdón-para-destruir - trata con su necesidad de proyectar la culpa de la mente en el cuerpo de otra persona, una culpa de la que entonces presumimos perdonar. En la Lección 136, el plan exige que el ego proyecte la culpa en nuestro propio cuerpo, enfermándonos. En la lección actual, el enfoque está en el plan del ego de tratar con la variedad multitudinaria de problemas que surgen de la proyección de la culpa, cada uno de los cuales exige planes o defensas - las dos palabras se usan como sinónimos aquí - para protegernos de los peligros percibidos fuera de nosotros. Al hacernos creer que el problema no está dentro de nuestra mente, sino en el mundo de los cuerpos, el ego erige un plan - es decir, defensas - para resolver el problema. Esta estrategia es el enfoque de la Lección 135. Por cierto, esta lección es la más larga en el libro de ejercicios - más de cinco páginas - y una muy importante también.

El tema de esta lección - Si me defiendo he sido atacado - recuerda a la línea de "Los dos cuadros": "todas las defensas dan lugar a lo que quieren defender" (T-17.IV.7:1). El propósito de las defensas es protegernos del miedo, pero construir una defensa refuerza nuestra sensación de vulnerabilidad que, junto con la percepción de peligro, justifica nuestra necesidad de defensa. Sin miedo, no hay necesidad de protección, por lo que tener defensas significa que tenemos miedo. Así vemos que, aunque el propósito de una defensa es protegernos del miedo, ésta solo lo refuerza.

Finalmente, la lección explica que cuando creo que necesito defensas, me ataco a mí mismo negando que sea el invulnerable Hijo que Dios creó. Como parte de Su Unidad amorosa, no podría haber nada fuera de mí, y ciertamente nada que pudiera amenazarme. Sin embargo, cuando planeo mi defensa, declaro que no soy invulnerable. Al contrario, afirmo que yo soy vulnerable. Ese es el ataque:

     Todo ataque es un ataque contra Uno Mismo. No puede ser otra cosa. Al proceder de tu propia decisión de no ser quién eres, es un ataque contra tu identidad. Atacar es, por lo tanto, la manera en que pierdes conciencia de tu identidad, pues cuando atacas es señal inequívoca de que has olvidado quién eres. (T-10.II.5:1-4)

📘(1:1) ¿Quién se defendería a sí mismo a menos que creyese que ha sido atacado, que el ataque es real y que defendiéndose es como puede salvarse?

Esto es similar al comienzo del Capítulo 6, donde Jesús afirma que el ataque nunca está justificado:

     La ira siempre entraña la proyección de la separación, la cual tenemos que aceptar, en última instancia, como nuestra propia responsabilidad, en vez de culpar a otros por ello. No te puedes enfadar a no ser que creas que has sido atacado, que está justificado contraatacar y que no eres responsable de ello en absoluto….. [Pero] Tú no puedes ser atacado, el ataque no tiene justificación y tú eres responsable de lo que crees. (T-6.in.1:2-3,7) 

🔹(1:2) En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fuesen reales.

La ilusión fundamental es que, habiendo elegido la existencia individual sobre la Unidad, estoy separado del Amor de mi Fuente, habiéndola destruido en un acto de pecado. Soy "salvado" de la enormidad de mi culpa por la proyección, viéndola en otra persona. Esto hace que el mundo sea culpable de mi pecado, y por eso creo que otros están listos para atacarme, lo que justifica mi defensa contra sus injustos “incidentes que socavan [mi] inocencia” (T-31.V.3:4). Esta, entonces, es la locura de la defensa: la creencia de que mi pecado destruyó el Cielo es ficticia; mi pecado proyectado sobre otros es ficticio; el sistema de pensamiento de ataque y defensa es ficticio. En otras palabras, si estoy buscando resolver un problema ilusorio, mi defensa también debe ser ilusoria. ¿Quién sino un loco podría creer esto?

🔹(1:3) Ello no hace sino añadir más ilusiones a las ilusiones, haciendo así que la corrección sea doblemente difícil.

Es doblemente difícil porque la verdadera necesidad de corrección está en mi mente. Sin embargo, siguiendo el plan del ego para la salvación, defiendo esa necesidad al ver la corrección fuera de mi mente en las situaciones que son responsables de mi infelicidad. Esta maniobra me defiende contra la culpa de mi mente, que es también una defensa. Así, la corrección se vuelve doblemente difícil, y nunca vuelvo a la parte tomadora de decisiones de mi mente que originalmente escogió contra Dios. Esto, por cierto, es similar a la discusión en la Lección 136 sobre el doble escudo del olvido (L-pI.136.5): la culpa me defiende contra el amor en la mente; y la culpa que percibimos en otros me defiende de la culpa interna.

🔹(1:4) Y esto es lo que haces cuando tratas de planear el futuro, reactivar el pasado u organizar el presente de acuerdo con tus deseos.

Más adelante en esta lección, revisaré nuestra discusión previa sobre la relación del pasado, presente y futuro, con el pecado, la culpa y al miedo. Sin embargo, permítanme mencionar brevemente que esto no significa que no debas hacer planes para el futuro. Esta es una trampa en la que muchos estudiantes de Un Curso de Milagros caen. Lo que quiere decir - como veremos más adelante - es que tú no planees por tu cuenta. Por lo tanto, Jesús no está diciendo que debas cancelar las pólizas de seguro, tirar el libro de citas, o abstenerse de hacer citas futuras. Él simplemente nos insta a no tomar decisiones sin él.

📘(2:1) Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque ello encierra una amenaza para ti.

Mientras crea que estoy en este mundo, debo creer que el mundo es hostil, un lugar amenazador en el que soy vulnerable. Debo creer eso porque hice el mundo de esa manera. Recuerda, que si las ideas no abandonan su fuente, el mundo no es más que una proyección de lo que tengo en mente: que soy un pecador miserable porque destruí el Amor de Dios. Es ese egoísmo egocéntrico lo que he proyectado y lo que veo a mi alrededor, lo que me justifica para establecer defensas de autoprotección. Ya que el mundo no es nada más que mi pensamiento de haber atacado a Dios, el mundo también debe ser un ataque: las ideas no abandonan su fuente. Ese es el significado de esta línea frecuentemente citada:

     El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. (L-pII.3.2:1)

🔹(2:2-5) Sentirte amenazado es el reconocimiento de una debilidad inherente; es asimismo la creencia de que hay un peligro que tiene el poder de incitarte a que busques una defensa apropiada. El mundo está basado en esta creencia demente. Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos y su pesado armamento, sus definiciones legales y sus códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de amenaza. Pues nadie andaría por el mundo cargando con una pesada armadura si no fuese porque el terror le encoge el corazón.

Todo esto puede parecer duro, por no mencionar poco realista, a menos que reconozcamos la meta-física subyacente a declaraciones como éstas en Un Curso de Milagros: a saber, el mundo es una ilusión, hecho como un acto de agresión contra Dios porque fue hecho como un lugar donde escondernos de Su ira:

     El mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él. (L-pII.3.2:4)

Todo esto es fabricado, porque el iracundo Dios del ego no existe. Mientras nosotros creemos que existimos como individuos, sin embargo, debemos creer que nuestra culpa está justificada y necesita defenderse proyectando un mundo. Una vez que el mundo está en su lugar en nuestras mentes, las cosas que Jesús describe aquí - estructuras, armamentos, castigos, códigos legales, ética, etc. - tienen perfecto sentido. Si el mundo nos está amenazando, ciertamente necesitamos protección - como individuos y como miembros de la sociedad - porque creemos que otros nos harán lo que creemos secretamente que les hicimos: satisfacer nuestras necesidades egoístas de especialismo a expensas de otra persona.

Para reiterar este punto importante antes de continuar, Jesús no nos está instando a dejar de vivir como vivimos nosotros, sino a mirar a través de sus ojos, para que podamos darnos cuenta de la verdadera naturaleza y propósito del mundo.

📘(3:1-2) Las defensas son atemorizantes. Surgen del miedo, el cual se intensifica con cada defensa adicional.

Esta es una re-presentación de la idea del texto: “las defensas dan lugar a lo que quieren defender" (T-17.IV.7:1). Una defensa "proviene del miedo", porque si tengo una defensa puede ser solo porque me siento amenazado. Por otra parte, la amenaza significa que soy vulnerable, lo que establece que no puedo ser el Hijo de Dios, que es por siempre invulnerable. Así el ego se convierte en mi fuente, haciéndome vulnerable a la inminente venganza de su dios. La verdad, sin embargo, es que el Hijo de Dios está perfectamente unido a su Fuente y no necesita defensas. De hecho, así es como se cierra la lección: “el Hijo de Dios no necesita defensas contra la verdad de su realidad".

🔹(3:3-4) Crees que te ofrecen seguridad. Sin embargo, lo que hacen en proclamar que el miedo es real y que el terror está justificado.

Mi "miedo es real y el terror está justificado" porque, al ver el pecado en ti, veo la amenaza a mi exis-tencia desde fuera de la mente. Es una ley de la mente dividida que cuando nosotros proyectamos, nos olvidamos de lo que proyectamos. Así la culpa que proyectamos queda enterrada en la mente, sin un recuerdo consciente de ella, ni del amor que oculta. Solo nos damos cuenta de lo que ven nuestros ojos e interpretan nuestros cerebros, como una amenaza para el cuerpo - el nuestro o el de otro. Dado que el destino final de la vida tal como la conocemos es la muerte, y los cuerpos envejecen y se deterioran antes de su inevitable fin, exigimos defensas contra los estragos de la enfermedad y la muerte. Tanto si hablamos del nivel físico básico de la existencia, o del psicológico, vivimos con temor: "Pues nadie andaría por el mundo cargando con una pesada armadura si no fuese porque el terror le encoge el corazón".

Sin embargo, nuestras defensas son tan buenas que no estamos en contacto con este terror. Ocasio-nalmente, la ansiedad o el miedo se abren paso, pero en ninguna parte se acercan a la enormidad del terror que acecha en nuestro interior diciendo: "Destruiste a Dios y Él se levantará de entre los muertos, te perseguirá y tomará la vida que le quitaste a Él". Este mundo, entonces, actúa como una defensa o pantalla de humo, lo que nos impide recordar la terrible verdad que fabricamos sobre nosotros mismos. El mismo hecho de que pensamos que existimos significa que el terror está en lo profundo, aunque se niegue. Justificamos nuestro miedo diciendo que todo el mundo tiene miedo. De hecho, si no nos aprovisionamos de oxígeno para respirar, agua para beber, comida para comer, moriremos. Con toda seguridad, si no nos ocupamos de nuestras necesidades especiales, moriremos psicológicamente, sintiéndonos deprimidos y miserables, aislados y solos. Así intentamos defendernos de un mundo inherentemente hostil y amenazador, que fabricamos para ser así, del cual no hay escapatoria.

🔹(3:5) ¿No te parece extraño que al elaborar planes para reforzar tu armadura y afianzar tus cerrojos todavía más, jamás te detienes a pensar qué es lo que estás defendiendo y contra qué?

Esto introduce la siguiente sección que trata sobre el cuerpo, lo que intentamos defender. El punto de Jesús aquí - como lo es a lo largo de su curso - es que estamos equivocados acerca de nuestra identidad. Pensamos que existimos como carne y hueso, separados de Dios y unos de otros. Este pensamiento de separación está encerrado en el cuerpo, al cual hemos juzgado como nuestra realidad. En otros lugares, Jesús se refiere a esta identidad como una ridícula parodia del glorioso Ser que Dios creó. (T-24.VII.1:11; 10:9; L-pI.95.2:1)

En lugar de este glorioso Ser del espíritu, hemos establecido esta parodia que llamamos vida, en el cuerpo que pensamos que somos. Jesús no está diciendo que deberíamos sentirnos culpables por nuestra identificación corporal. Él sabe muy bien que todos los que leen y estudian sus enseñanzas piensan son cuerpos. Su amable mensaje es: "Déjame ayudarte a ver qué es lo que crees que eres. No tienes que cambiarlo, ni abandonarlo. No tienes que temer que vas a desaparecer en la nada. Simplemente retrocede conmigo y mira esta extraña identidad, y déjame ayudarte a reconocer a la mente de la que procede y el por qué, para finalmente, ver lo que podemos hacer para protegerlo verdaderamente".

Antes de pedirnos que abandonemos nuestra inversión en el cuerpo, Jesús nos pide que compartamos su sonrisa suave cuando miramos el cuerpo y lo que llamamos nuestra vida. Ese es el propósito de esta lección: cuestionar nuestra inversión cuando retrocedemos y miramos con él. Es también lo que significa lo siguiente:

     Tu pregunta no debería ser: “¿Cómo puede ver a mi hermano sin su cuerpo?” sino, “¿Deseo realmente verlo como alguien incapaz de pecar?” (T-20.VII.9:1-2)

La siguiente parte de la lección trata sobre la relación del cuerpo con la mente:

📘(4) Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes. Debe ser algo muy débil y vulnerable. Algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por lo tanto, necesitas que tú lo defiendas. ¿Qué otra cosa sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que para proteger su insignificante vida es necesario prestarle un constante cuidado y preocuparse en gran manera por su bienestar? ¿Qué otra cosa sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el digno anfitrión del Hijo de Dios?

Hay muchos pasajes similares en Un Curso de Milagros donde Jesús nos dice lo que es el cuerpo. Implícita aquí - en otros lugares es explícita - está la pregunta: "¿Es esto realmente lo que quieres ser? Esta no es la forma en que te veo, y ciertamente no es la forma en que Dios te creó. Sin embargo, es la forma en que exiges que te vean". En otra parte del Curso, Jesús nos ayuda a entender que insistimos en ser así porque el cuerpo nos protege contra la culpa de la mente, que es en sí misma una protección contra el amor de la mente. El ego sabe que, si alguna vez elegimos identificarnos con el Amor de Dios, nuestra existencia individual será deshecha, porque la individualidad y la unidad no pueden coexistir. Una vez más, Jesús quiere que entendamos la naturaleza del cuerpo y el propósito al que sirve. Confrontando los hechos, nuestra decisión por la mentalidad-correcta es inevitable.

Por cierto, no limites los pasajes sobre el cuerpo solo a lo físico, ya que nuestro cuerpo psicológico también está incluido. Sabemos lo débiles y vulnerables que nos sentimos si alguien nos da lo que conside-ramos una mala mirada, o nuestra devastación si alguien cuya opinión valoramos no nos sonríe ni nos da la aprobación que queremos.

📘(5:1-2) Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer o ser algo temible. Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le impones.

El tú, como sabemos, no se refiere a nuestra personalidad, sino al tomador de decisiones de la mente que elige entre creer las mentiras del ego o la verdad del Espíritu Santo. Ese es el tú que ha elegido identificarse con la individualidad del ego. Por lo tanto, te identificas también con la culpabilidad del ego al obtener tu ser por destruir el Cielo. Esa culpa - como parte del plan del ego - se vuelve tan aterradora para nosotros que nuestra única esperanza de supervivencia es escapar negando su existencia en nuestras mentes y proyectándola, viéndola a nuestro alrededor, pero nunca dentro. Este, entonces, es el punto de Jesús: el miedo de la mente dicta al cuerpo lo que éste debe sentir.

🔹📘(5:3-6:1-2) No necesita complicadas estructuras que lo defiendan, ni medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te preocupes por él en absoluto. Si defiendes su vida, le haces regalos para embellecerlo o construyes murallas para su protección, estarás declarando que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es corruptible, que se está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes que protegerlo con tu propia vida.

¿No es este cuadro aterrador? ¿Cómo puedes estar en paz con semejante concepto de tu hogar?

El punto de afirmaciones como estas no es incurrir en la culpa porque te gusta tener un hogar al que poder regresar por la noche: cuatro paredes y una cama cómoda, ropa de abrigo en el invierno, y la medicina cuando estás enfermo. Jesús simplemente está señalando que, a largo plazo, tales comodidades no te traerán la paz de Dios o la felicidad que perdura por siempre. De hecho, nada de lo que hagas en este mundo - absolutamente nada - te traerá paz o felicidad, por más santa que parezca. Sólo un cambio de mentalidad nos ofrece esto.

Para decir esto de otra manera, todos caminan por aquí con terror, pero tratan de ocultarlo. Por lo tanto, Jesús nos ayuda a comprender - ante todo - que de hecho estamos aterrorizados. Él nos muestra la fuente del terror, porque si no conocemos su origen en la mente, no podemos hacer nada acerca de eso. Si pensamos que el miedo está justificado, proveniente de elementos o personas hostiles, nos esforzaremos solamente por conseguir protección externa - como individuos o miembros de grupos sociales, religiosos y nacionales. Nuestra propia existencia como individuos y sociedades se basa en protegernos a nosotros mismos para que el miedo sea aliviado. Porque creemos que la amenaza es externa, creemos que la única forma de combatirlo es defenderse contra el peligro inminente; es decir, tener un plan para tratar con el destino que sentimos está a la vuelta de la esquina. Una vez más, Jesús no está diciendo que no debamos hacer cambios externos en nuestras vidas. Nos pide que seamos conscientes de que estas vidas se basan en un sistema defensivo de mentiras, construido para defenderse contra las mentiras.

Este pasaje también aborda otro elemento clave en el plan defensivo del ego: la identificación con el cuerpo como nuestro hogar. En otro pasaje Jesús se refiere al cuerpo como nuestro amado hijo:

     Así es como el cuerpo se convierte en una teoría de ti mismo, sin proveerte de nada que pueda probar que hay algo más allá de él, ni de ninguna posibilidad de escape a la vista….. El cuerpo crece y se marchita, florece y muere. Y tú no puedes concebirte a ti mismo aparte de él….. No obstante, tu deseo de ser especial susurra: “He aquí a mi amado hijo, en quien me complazco”. Así es como el “hijo” se convierte en el medio para apoyar el propósito de su “padre”….. Tal es la parodia que se hace de la creación de Dios. Pues de la misma manera en que haber creado a Su Hijo hizo feliz al Padre - además de dar testimonio de Su Amor y de compartir Su propósito - así el cuerpo da testimonio de la idea que lo concibió, y habla en favor de la realidad y verdad de ésta. (T-24.VII.10:1,3-4,6-7,9-10)

Una vez que se juzga que el cuerpo es nuestra identidad y nuestro hogar, inevitablemente buscamos protegerlo. Así vemos nuevamente la brillantez de la estrategia de salvación del ego: el Amor de Dios es defendido por nuestra culpa, defendida a su vez por nuestros cuerpos, que son defendidos por el mundo, al mismo tiempo que el cuerpo se defiende contra el mundo. Un plan defensivo, luego otro, luego otro, luego otro.

🔹(6:3-5) Sin embargo, ¿qué fue lo que dotó al cuerpo con el derecho de servirte de esta manera sino tus propias creencias? Fue tu mente la que le asignó al cuerpo todas las funciones que percibes en él, la que fijó su valor muy por encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente es. ¿Quién defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que es?

Antes de cancelar tus pólizas de seguro y tu cobertura médica, eliminar las cerraduras de tus puertas, etc., ten muy claro que conoces y experimentas tu cuerpo como “un pequeño montón de polvo y agua". Si realmente no crees que no es nada, no hagas nada diferente. Recuerda que todo lo que Jesús pide es que retrocedas con él y mires tu comportamiento. Si lo haces con él, el proceso de cambiar tu identidad será gradual, gentil y verdaderamente sanador. Por lo tanto, procura no cambiar tu comportamiento, sino elige cambiar el maestro con quien miras tu comportamiento y el de los demás (T-21.in.1:7). Esto es muy impor-tante. No puedo decirles cuántos estudiantes del Curso lo han hecho, por supuesto, debido a malentender lecciones como esta. La negación de la creencia en la separación y la culpa no es útil, porque uno nunca puede cambiar una creencia sin primero reconocer su presencia.

Por cierto, la referencia bíblica en este párrafo al cuerpo, de que no es más que "Un pequeño montón de polvo" no es en el único lugar en Un Curso de Milagros donde Jesús se burla de nuestra visión exaltada de nuestro "hogar". Además de varias referencias en el libro de ejercicios, que veremos más adelante (por ejemplo, L-pI.136.2:3; L-pI.186.7:4), leemos en el texto:

     Y para defender esa pequeña mota de polvo te ordena luchar contra todo el universo. (T-18.VIII.3:2)

     [El cuerpo] ocupa el lugar central de cada sueño en el que se narra la historia de cómo fue concebido por otros cuerpos, como vino al mundo externo al cuerpo, como vive por un corto tiempo hasta que muere, para luego convertirse en polvo junto con otros cuerpos que, al igual que él, también mueren. (T-27.VIII.1:3)

📘(7:1-2) El cuerpo no necesita ninguna defensa. No podemos hacer suficiente hincapié en esto.

Mientras creas que eres un cuerpo, su nada requerirá defensa, incluso aunque el problema real permanezca en la mente. Sin embargo, esto tampoco necesita defensa, porque la culpa y el miedo no son nada, tampoco, un hecho que solo necesitamos aceptar; no juzgar, resistir, o defendernos en su contra. Al hablar de la loca mentalidad-errada del ego y la razón de la mentalidad-correcta del Espíritu Santo, Jesús explica cómo simplemente dejamos ir el sistema de pensamiento loco al elegir la cordura.

     No puedes abandonar la demencia trasladándote a otro lugar. La abandonas simplemente aceptando la razón en el lugar que antes ocupaba la locura. (T-21.VI.3:7-8)

Este es también el significado de la siguiente declaración del texto, en el contexto de nuestro escape del sufrimiento:

     Ahora se te está mostrando que sí puedes escapar. Lo único que necesitas hacer es ver el problema tal como es, y no de la manera en que lo has urdido. (T-27.VII.2:1-2)

El problema que hemos "urdido" es el cuerpo, la defensa contra la culpa en nuestras mentes. El problema "tal como es" es la creencia en la culpa ilusoria y la necesidad de tener un problema externo como protección. Es por esto que el verdadero significado del perdón reside en mirar con Jesús como el sistema de pensa-miento del ego se manifiesta en el mundo, reconociendo esta manifestación como una proyección de la culpa de la mente que nunca ha abandonado su fuente. Así Jesús dice al final de la tercera lección del Espíritu Santo "mantente alerta solo en favor de Dios y de Su Reino” (T-6.V-C). Esto no es una defensa sino una vigilancia; tomando conciencia del ego para que podamos volver a la conciencia del Reino.

🔹(7:3-5) El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole funciones que están fuera de su alcance y elevadas metas que no puede alcanzar. Tales intentos ridículos, aunque celosamente atesorados, son la fuente de los múltiples y dementes ataques a que lo sometes. Pues el cuerpo parece frustrar tus esperanzas, tus valores y tus sueños, así como no satisfacer tus necesidades.

El foco de nuestra atención es el cuerpo, que inevitablemente nos fallará. Puede no parecer esto cuando somos jóvenes, pero a medida que crecemos en la mediana edad, comenzamos a deteriorarnos hasta nuestra muerte. El enfoque, sin embargo, no debe estar en un cuerpo fuerte y sano, sino en el perdón en la mente. Cuando miramos con delicadeza el pecado, la culpa y el odio de la mente, y dejamos que el amor de Jesús se convierta en nuestra identidad, la paz impregnará nuestra experiencia aquí, independientemente del cuerpo. En otras palabras, la atención cambia de las preocupaciones corporales a la mente, donde aprendemos a distinguir entre sus dos sistemas de pensamiento.

Aprendemos que cuando elegimos contra el amor de Jesús y en favor del ego, sufriremos, estaremos molestos y miserables, enojados y ansiosos, y no podremos dormir ni comer bien. Elegir a Jesús en cambio conduce a una paz que permanece, a pesar de lo que parece estarle pasando al cuerpo - el nuestro o el de cualquier otra persona. Cambiar el enfoque del cuerpo a la mente se traduce en cambiar el propósito al que sirve el cuerpo: de la culpa del ego al perdón de Espíritu Santo. El siguiente pasaje resume este cambio de propósito, mostrando cómo nuestros cuerpos no son negados o ignorados, sino simplemente devueltos al Maestro correcto:

     Si usas el cuerpo para atacar, éste se convierte en algo perjudicial para ti. Si lo usas con el solo propósito de llegar hasta las mentes de aquellos que creen ser cuerpos para enseñarles a través del mismo cuerpo que eso no es verdad, entenderás el poder de la mente que reside en ti. Si usas el cuerpo con este fin, y solo con este fin, no lo podrás usar para atacar….. El Espíritu Santo no ve el cuerpo como lo ves tú porque que la única realidad de cualquier cosa es el servicio que le presta a Dios en favor de la función que Él le asigna….. El cuerpo es feo o hermoso, violento o apacible, perjudicial o útil, dependiendo del uso que se haga de él. (T-8.VII.3:1-3,6; 4:3)

📘(8:1) El “ser” que necesita protección no es real.

Esta declaración se aplica tanto a nivel corporal como mental. Ya que el ser de nuestra experiencia como cuerpo es una ilusión, no tiene que ser defendido. ¿Cómo puede la nada ser defendida? Sin embargo, el ser que experimentamos como cuerpo es simplemente una proyección del culpable y pecaminoso ser que hemos hecho realidad en nuestras mentes. Ese ser tampoco necesita protección; solo ser mirado con una visión y una sonrisa suaves mientras desaparece en la nada. El ego nos dice que este ser culpable necesita protección y defensa - del mundo y de los otros cuerpos. Por otra parte, es una parte intrínseca del plan del ego que una vez que fabricamos el ser físico, olvidamos que lo hemos hecho así, creyendo que nacemos en el cuerpo - no por nuestra propia elección - sin otro recurso que seguir el plan del ego. Así defendemos el cuerpo, sin darnos cuenta de que es una defensa contra la culpa de la mente, que no es más real que el cuerpo. La nada defendiendo nada. Es por eso que Jesús nos aconseja que no tenemos que hacer nada (T-18.VII): no hay un problema que necesite solución, no hay amenaza que requiera defensa. Solo necesitamos recordar que nos enfrentamos a nada defendiendo nada.

🔹(8:2-3) El cuerpo, que de por sí no tiene valor ni es merecedor de la más mínima defensa, solo requiere que se le perciba como algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil a través del cual la mente puede operar hasta que deje de tener utilidad. Pues ¿quién querría conservarlo una vez que deja de ser útil?

En otras palabras, me doy cuenta de que el cuerpo es un aula, en la que aprendo que no soy un cuerpo, y que la culpa que fabricó el cuerpo tampoco es real. El cuerpo se ve así fuera de mí, como un aula en la que mi mente cree que ha entrado. Mientras yo crea que estoy aquí, mi enfoque estará en el cuerpo; pero este enfoque puede ser guiado por un maestro diferente. El enfoque del ego es que permanezco enraizado aquí, protegiéndome de todos los demás cuerpos. El propósito de Jesús, sin embargo, es que veo el cuerpo como el vehículo en el que se me enseña que no soy eso en absoluto. Él me ayuda a darme cuenta de que elegí el cuerpo para representar el pecado y la culpa, que vino de mi decisión de protegerme del Amor de Dios. Cuando entiendo la dinámica de la mente, puedo hacer una elección significativa y diferente. 

Así, el cuerpo se vuelve significativo para mí, porque su propósito ha sido cambiado. Recuerda que el propósito lo es todo. Cuando entiendes el propósito, entiendes el significado. Jesús enseña que la única pregunta que debemos hacer es: “¿Para qué sirve?” (T-4.V.6:7-9; T-24.VII.6:1-3). El propósito del cuerpo desde el punto de vista del ego es ser una prisión de la que nadie escapará. Para el Espíritu Santo es un aula, y cuando aprendemos Sus lecciones, todos “escapamos”, simplemente al darnos cuenta de que nunca estuvimos en el cuerpo en primer lugar. Es por eso que Jesús describe este escape del cuerpo como una serena fusión en la mente:

     No hay violencia alguna en este escape. No se ataca al cuerpo, sino simplemente se le percibe correctamente. El cuerpo no pide limitarte, ya que ésa no es tu voluntad. En realidad, no se te “saca” de él, ya que no puede contenerte. Te diriges hacia donde realmente quieres estar, adquiriendo, no perdiendo, una sensación de Ser….. Ven a este lugar de refugio, donde puedes ser tú mismo en paz. No mediante la destrucción ni mediante un escape, sino simplemente mediante una serena fusión. (T-18.VI.13:1-5; 14:5-6)

📘(9:1) Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente.

Regresamos al punto central de la lección de que cuando defiendo el cuerpo, afirmo su debilidad y vulnerabilidad - que hay algo fuera de lo que necesito protección. Sin embargo, si veo a mi cuerpo como vulnerable al pecado externo, es solo porque primero hice el pecado real en mi mente, y llegué a la conclusión de que necesitaba protección contra él, que es la defensa del plan del ego la que me hace proyectar el pecado sobre ti, escapando así de su inevitable y punitivo efecto. Cuando pido la ayuda del Espíritu Santo para los problemas de aquí, estoy diciendo que hay un problema peor en mi mente que no quiero ver. Así Jesús nos enseña que hemos atacado nuestras mentes cuando defendemos el cuerpo - el pecado se ha hecho real y luego se ha hecho totalmente inaccesible a la corrección.

🔹(9:2) Pues habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las faltas y los defectos de los cuales crees que el cuerpo debe ser liberado.

He visto pecado y maldad, culpa y miedo en mi mente pero, proyectando esta oscuridad, creo que todo está a mi alrededor, un problema del cual mi cuerpo debe ser salvado. Es por eso que yo necesito un plan de defensa para protegerme de la amenaza externa, en lugar de abordar la pregunta real que permanece oculta: ¿por qué elegí la culpa del ego en primer lugar?

🔹(9:3-4) De este modo, no podrás ver a la mente como algo separado de las condiciones corpo-rales. Y descargarás sobre el cuerpo todo el dolor que procede de concebir a la mente como frágil, limitada y separada de las demás mentes y de su Fuente.

El pensamiento en mi mente de que estoy separado de Dios, y por lo tanto soy pecador, culpable, frágil y vulnerable, se proyecta y se ve en mi cuerpo que toma el lugar de mi mente, la cual ya no recuerdo. Todo lo que ahora veo y conozco está afuera. Por consiguiente, los pensamientos de mi mente son los mismos pensamientos en mi cerebro; excepto, que en lugar de existir dentro de mí, los veo venir de un mundo en el que nací. Este mundo se convierte en la realidad, un hecho que dice que estoy separado de todos los demás; un hecho que es una sombra del pensamiento que dice que me he separado de mi Fuente, y existo de forma independiente y libre. La culpa que dolorosamente sigue a este pensamiento pecaminoso se desplaza hacia el cuerpo, que "siente" el dolor, pero desconoce su origen. Es por eso que Jesús nos dice en un pasaje familiar que el cuerpo no es el problema:

     Atribuir la responsabilidad de lo que ves a aquello que no puede ver, y culparlo por los sonidos que te disgustan cuando no puede oír, es ciertamente una perspectiva absurda. El cuerpo no sufre el castigo que le impones porque no tiene sensaciones. Se comporta tal como tú deseas que lo haga, pero nunca toma decisiones. No nace ni muere. Lo único que puede hacer es vagar sin rumbo por el camino que se le haya indicado….. Lo envías a buscar separación y a que sea algo separado. Luego lo odias, no por lo que es, sino por el uso que has hecho de él….. Más el cuerpo ve y actúa por ti [el tomador de decisiones]….. Y es frágil e insignificante porque así lo deseas….. Lo odias, sin embargo, crees que es tu ser, el cual perderías sin él. (T-28.VI.2:1-5; 3:2-3,6,8; 4:2)

Este pasaje penetrante establece lo más claramente posible la locura de enfocar en el cuerpo - ya sea como una fuente de placer o dolor, como un objeto de reverencia o repugnancia - cuando el verdadero problema, y también la solución, es el poder del tomador de decisiones de la mente. La defensa solo se justifica cuando se utiliza como una vigilancia en contra de nuestra elección por el ego.

📘(10:1-3) Estos son los pensamientos que necesitan curación, y una vez que hayan sido corregidos y reemplazados por la verdad, el cuerpo gozara de perfecta salud. La verdad es la única defensa real del cuerpo. Sin embargo, ¿recurres a ella para defenderlo?

El problema, nuevamente, es que niegas la culpa de la mente, y la proyectas en el cuerpo, que luego parece enfermarse. Sin embargo, la enfermedad no es el síntoma, sino la culpa en la mente. Esto significa que si tu mente está sanada - es decir, que la culpa se ha ido - no estarás enfermo, independientemente de cómo se vea tu cuerpo. Así Jesús nos advierte:

     Nada es tan cegador como la percepción de la forma. Pues ver la forma significa que el entendimiento ha quedado velado. (T-22.III.6:7-8)

Percibir la forma del cuerpo no es ver por ti mismo, sino que ves lo que el ego te dice que veas, y esto es ceguera. Juzgar la enfermedad según los síntomas físicos es un ejemplo de no ver, porque la enfermedad es la creencia en la realidad de la culpa, junto con pensamientos concomitantes de debilidad y vulnerabilidad. Si tu mente está sana, el cuerpo debe estar "saludable", a pesar de las apariencias de lo contrario, porque el cuerpo no estaba enfermo en primer lugar. Simplemente obedecía los dictados de la mente. La confusión de la conexión causal entre la mente y el cuerpo es común entre los estudiantes del Curso. El lector puede recordar esta discusión al principio del texto:

     La enfermedad o “mentalidad-no-recta” es el resultado de una confusión de niveles, pues siempre comporta la creencia de que lo que está mal en un nivel puede afectar adversamente a otro. Nos hemos referido a los milagros como un medio de corregir la confusión de niveles, ya que todos los errores tienen que corregirse en el mismo nivel en que se originaron. Sólo la mente puede errar. El cuerpo solo puede actuar equivocadamente cuando está respondiendo a un pensamiento falso. (T-2.IV.2:2-5)

Este último punto del texto subraya este punto, aclarando nuevamente la confusión en la comprensión de que la mente es la fuente de la enfermedad. Como ya hemos visto en otro contexto, ¿cómo puede la nada - es decir, el cuerpo - estar enfermo? Aquí está el pasaje:

     De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella inventó. Más la mitad de la lección no es toda la lección. El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos. (T-28.II.11:4-7)

En resumen, el problema es tratar de corregir nuestro problema en el nivel del cuerpo, en lugar de dirigir nuestra atención a su fuente - la decisión en curso de la mente de identificarse con el ego. Esta decisión es la enfermedad, y cambiar la decisión es la sanación. En efecto, cambiar la decisión de la mente es la única defensa real del cuerpo.

🔹(10:4) El tipo de protección que le ofreces no lo beneficia en absoluto, sino que le añade más angustia a tu mente.

Cuanto más buscamos proteger el cuerpo, más reforzamos y escondemos la culpa en nuestras mentes. La culpa es la fuente de nuestra angustia; y, si pasa desapercibida, la angustia continuará. Recordemos esta línea:

     De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como respon-sables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas. (T-27.VII.7:4)

A menudo tenemos la ilusión de haber resuelto un problema externamente, pensando que todo es maravilloso: Dios está en Su Cielo y todo está bien con el mundo. Sin embargo, todo lo que ha ocurrido es que la culpa de la mente pasó desapercibida y, por lo tanto, se acumula y luego es proyectada. Entonces, nos enfrentamos a más y más problemas, ya sea en el cuerpo - el mío o los de otros - o en algo más.

🔹(10:5) Y no sólo no te curas, sino que eliminas toda esperanza de curación, pues no puedes ver dónde se deben depositar las esperanzas si es que éstas han de ser esperanzas fundadas.

Esta es una línea importante, a la que Jesús regresa al final de la lección. Cuando abordamos un problema externo - en nuestro mundo personal o en el mundo en general - no podemos curar nada. De hecho, hacemos todo lo contrario, destruyendo la verdadera esperanza: la parte tomadora de decisiones de nuestras mentes - la fuente del problema y su solución. Dado que el problema es que hayamos elegido contra el Amor de Dios, la esperanza reside únicamente en volver al tomador de decisiones y volver a elegir, diciendo: cometí un error al elegir el ego, un falso maestro que no habla de la verdad. El verdadero Maestro es el Espíritu Santo, y es Su mensaje de Expiación el que quiero escuchar.

En otras palabras, cuando nos centramos en el cuerpo como problema o como respuesta, negamos la mente, lo único que puede salvarnos; no Jesús, el Espíritu Santo, Dios, o Un Curso de Milagros - solo nosotros podemos salvarnos, cuando elegimos Su ayuda, la cual es impotente si elegimos contra ella. Por lo tanto, la conclusión es elegir un maestro diferente. El rol de Jesús es recordarnos este poder de nuestras mentes, como lo hizo con Helen al darle este consejo durante las primeras semanas de la escritura:

     De nada te serviría el que yo menospreciase el poder de tu pensamiento. Ello se opondría directa-mente al propósito de este curso. (T-2.VII.1:5-6)

La siguiente sección de la lección trata específicamente sobre la planificación, y permíteme reiterar que Jesús no quiere significar que debemos renunciar a la planificación para el futuro. Es obvio, por ejemplo, que nuestra Fundación no podría tener un programa de enseñanza si no planeáramos para el futuro. Él quiere significar que no hagas planes por tu cuenta. La importante sección "No tengo que hacer nada" mencionada anteriormente señala el mismo punto (T-18.VII) - Jesús no quiere significar literalmente esta afirmación. Helen estaba obviamente comprometida "haciendo" una gran cantidad de tareas cuando ella tomó notas de su curso. Una vez más, no debemos hacer nada por nuestra cuenta. Aún más específicamente, cuando planeamos o nos comportamos de alguna manera, es porque hemos definido el problema por nosotros mismos, y por lo tanto pensamos que conocemos la solución.

A menudo le pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a resolver un problema que hemos establecido primero como real. La razón por la que no debemos hacer nada es que no hay ningún problema que resolver. La solución que se requiere es sobre la creencia de que hay un problema del cual necesitamos salvarnos. El único problema es por qué elegiría a un maestro que nos diría eso. Por lo tanto, como la elección equivocada es el problema, la corrección es simplemente elegir al maestro correcto. Es por eso que Jesús nos insta a no hacer nada sin él, y el por qué "la mente que ha sanado no planifica ", ya que estaríamos planeando resolver un problema que no existe, una cortina de humo para ocultar el verdadero problema de haber elegido mal.

Para repetir de nuevo, Jesús no está diciendo que no debemos hacer cosas en el mundo. Una de las cosas más importantes que cualquier estudiante de Un Curso de Milagros necesita recordar es: ser normal. La Lección 155 dice que debes lucir como todos los demás, la única diferencia es que sonreirás más a menudo (L-pI.155.1:2-3). Comer, vestir, y tener planes de seguro como todos los demás - hacer lo que hacen los demás, pero diferente porque actúas con un maestro diferente, sonriendo con más frecuencia porque Jesús solo sonríe. El ego sonríe solo cuando quiere algo, lo que significa que su sonrisa refleja el asesinato. Recordemos esta fuerte declaración del texto:

     Lo que no es amor es asesinato. (T-23.IV.1:10)

📘(11:1-2) La mente que ha sanado no planifica. Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya.

Muchos estudiantes del Curso piensan que siguen este principio porque le piden todo a Jesús. Sin embargo, sin saberlo, caen en la trampa del ego porque le hacen su pregunta, y por lo tanto esperan recibir una respuesta sólo en sus términos. El hecho de pedir por cosas específicas - por ejemplo, curación física, un espacio de estacionamiento, dinero, una relación - limita la respuesta que reciben. Es la arrogancia de pensar que conocen el problema, y luego exigir que Jesús lo resuelva por ellos. Por eso nos advierte en contra de pedir por cosas específicas, como en este pasaje:

     El secreto de la verdadera oración es olvidarte de las cosas que crees que necesitas. Pedir algo específico es igual que ver el pecado primero y luego perdonarlo. Del mismo modo, al orar pasas por alto tus necesidades específicas tal como las ves, y las dejas en Manos de Dios. Ahí se convierten en los regalos que Le haces, pues Le dicen que no antepondrás otros dioses a Él, ni que quieres otro amor que el Suyo. ¿Cuál podría ser Su respuesta sino tu recuerdo de Él? ¿Puede esto cambiarse por un insignificante consejillo para un problema de apenas un instante de duración? La respuesta de Dios es para toda la eternidad. Sin embargo, todas las pequeñas respuestas están contenidas en ella. (S-1.I.4)

Pedirle ayuda específica a Jesús no es pecaminoso, pero sí limita su respuesta, como advirtió a Helen en este mensaje poco antes de que ella comenzara a escribir El Canto de la Oración. Repetimos su punto central aquí, que subraya lo que vendría en lo que es ahora el folleto:

     Cualquier pregunta específica implica un gran número de suposiciones las cuales limitan la respuesta inevitablemente. Una pregunta específica es realmente una decisión sobre la clase de respuesta que es aceptable. El propósito de las palabras es limitar, y al limitar, hace más manejable una vasta área de experiencia. Pero eso quiere decir manejable para ti. Para muchos aspectos de la vida en este mundo [hacer “más manejable”] es necesario. Pero no para pedir. Dios no utiliza palabras, y no contesta con palabras. Él solo puede “hablarle” al Cristo en ti Quien traduce Su Respuesta al lenguaje que tú puedas entender y aceptar….. Las respuestas no dependen de ti. Cualquier límite que le pongas a éstas interfiere con la audición. La Voz de Dios es inaudible y habla en silencio. Esto significa que tú no fraseas la pregunta y no restringes la respuesta [lo que significa que lo mejor para nosotros es no hacerlo]….. La única petición real es pedir la Respuesta de Dios. Ésta necesita la humildad de la confianza, no la arrogancia de la falsa certeza. (Ausencia de felicidad, pp.491-492,496)

Ésta, entonces, es la respuesta a por qué no deberíamos planear: no sabemos lo que necesitamos, por no hablar de lo que necesitamos planificar. Así, planificar-por-específicos es el mismo error que pedir-por-específicos. Nuestras energías y esfuerzos están mucho mejor dirigidas si pedimos ayuda para perdonar, porque eso y solo eso eliminará las barreras para escuchar la Voz del amor, Cuya sabiduría nos guía suavemente en nuestras palabras y acciones. La culpa es el problema, el perdón es la respuesta. Nunca debemos ser más específicos que eso.

🔹(11:3) Espera hasta que se le indica lo que tiene que hacer, y luego procede a hacerlo.

Esto supone que estamos eligiendo al Espíritu Santo como nuestro Maestro, lo que significa que Él es el Único que nos instruye sobre la naturaleza de nuestro problema. Al principio del libro de ejercicios, Jesús nos enseñó que nunca estamos disgustados por la razón que creemos (L-pI.5). En respuesta a lo que nosotros pensamos que es el problema, desarrollamos planes y defensas. Si somos "buenos" estudiantes del Curso, traemos al Espíritu Santo para que se convierta en parte de nuestro plan, para cuidar el malestar causado por lo que nosotros hemos decidido, y contra lo que hay que defenderse. Su verdadera enseñanza, sin embargo, es el perdón - el deshacimiento de nuestros impedimentos para escuchar. Una vez son deshechos, somos libres para que nos enseñen qué decir o que hacer. Nuestro enfoque, por lo tanto, es sólo en traer las tinieblas de nuestras ilusiones a la luz de Su verdad:

     Extender el perdón es la función el Espíritu Santo. Deja eso en Sus manos. Ocúpate únicamente de entregarle aquello que se puede extender. No guardes ningún secreto tenebroso que Él no pueda usar, antes bien, ofrécele los pequeños regalos que Él puede extender para siempre. Él aceptará cada uno de ellos y los convertirá en una fuerza potente en favor de la paz. El Espíritu Santo no dejará de bendecir ni uno solo de los regalos que le haces ni los limitará en forma alguna. (T-22.VI.9:2-7)

Aprender realmente de nuestro Maestro no es aprender lo que debemos hacer, sino aprender primero, cuál es nuestro problema y pedirle ayuda para ver la situación de manera diferente. Mirando a través de Sus ojos, nos damos cuenta de que la situación - problemas, resentimientos, dolor - es parte del plan del ego para confundirnos en cuanto a dónde está realmente el problema. Nuestros planes nos llevan aún más profundo en el mundo de los cuerpos; el plan del Espíritu Santo o de Jesús nos devuelve a la mente. Este proceso se resume sucintamente en el siguiente pasaje de uno de los primeros capítulos en el texto:

     Mi control puede hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si así lo decides, mi asesoramiento puede dirigir todo lo que sí lo es. Yo no puedo controlar el miedo, pero éste puede ser auto-controlado. Tu miedo me impide darte mi control. (T-2.VI.1:3-5)

Al darle a Jesús nuestro miedo, él puede controlarlo. Esto libera su amor para fluir a través de nuestras mentes, guiando gentilmente nuestros pensamientos, palabras y comportamiento.

🔹(11:4-5) La mente que ha sanado no planifica. Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. No depende de sí misma para nada, aunque confía en su capacidad para llevar a cabo los planes que se le asignan. Descansa serena en la certeza de que ningún obstáculo puede impedir su avance hacia el logro de cualquier objetivo que sirva al gran plan que se diseñó para el bien de todos.

Soy adecuado para cumplir los planes asignados a mi mente cuando dejo que el Espíritu Santo sea mi Maestro y mi guía. El “gran plan” es la Expiación, llevada a cabo por cada uno de los fragmentos aparentemente separados de la Filiación, practicando sus lecciones diarias de perdón, que consisten en elegir un diferente Maestro del perdón. En la Lección 134 vimos cómo el ego nos enseña a perdonar al hacer que el pecado sea real, y luego pasarlo por alto. La verdad del Maestro del perdón nos ayuda a comprender que el problema que requiere perdón está dentro de nuestras mentes, porque lo pusimos allí para mantener intacta nuestra existencia separada. Sé que soy adecuado para cumplir mi parte en este plan, porque tengo un Maestro Que me guiará a buscar la ayuda interna con el problema, en lugar de la externa. El Espíritu Santo es el gran principio de corrección - la Expiación - ya que Él deshace lo que nunca fue.



Libro "Viaje a través del Libro de Ejercicios de UCDM "   por el Dr. Kenneth Wapnick  TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DANIEL BEZVESELNY.














LECCIÓN 135

"Si me defiendo he sido atacado."

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Esta lección nos va va enseñar que toda defensa es un ataque. Es el resultado del miedo de que algo o alguien nos puede hacer daño. Por lo tanto, nos prepararnos para defendernos. 

Que es lo que se defiende de un ataque: el cuerpo y el pequeño "yo" psicológico que se identifica con el cuerpo, a quien el ego  considera su posesión más valiosa. Proteger el cuerpo se convierte en su principal propósito. Esto es lo que va a cuestionar la lección.

Todo miedo no es más que el miedo a la condena y al castigo, producto de la culpa originada en la creencia del pecado. Esa es causa de los pensamientos de ataque que justifican las defensas, que a la vez justifican nuevos juicios y ataques, en una espiral de pensamientos dementes, de los que es muy difícil escapar sin ayuda.  

La construcción de defensas le dan realidad a los pensamientos de ataque. El peligro que piensas no existe, sólo existe en la mente que las piensa.
Así que el miedo nos va a llevar a construir toda una industria de defensa y ataque, que se auto justifican a través  del miedo al otro: "Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos y su pesado armamento, sus definiciones legales y sus códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de amenaza."
El Curso hace una excelente descripción de la psicología del miedo: "Las defensas son atemorizantes. Surgen del miedo, el cual se intensifica con cada defensa adicional."  "Crees que te ofrecen seguridad. Sin embargo, lo que hacen es proclamar que el miedo es real y que el terror está justificado."

La lección nos pide que reflexionemos sobre los efectos que tiene en nuestras mentes esa espiral de miedo-defensa y ataque: "jamás te detienes a pensar qué es lo que estás defendiendo, cómo lo estás defendiendo y contra qué?" 

QUÉ ES LO QUE DEFIENDES?:

Lo que se pretende proteger es al cuerpo al que se considera vulnerable. Y al hacerlo, le damos realidad al ataque.  La creencia de que el cuerpo es débil y vulnerable nos lleva a protegerlo. Pero "Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le impones."

"El cuerpo no necesita ninguna defensa. No podemos hacer suficiente hincapié en esto."

"El "ser" que necesita protección no es real."

"Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente."

Nuestro Ser es inocente, inofensivo e invulnerable. El cuerpo es una imagen proyectada de la mente que lo fabricó, de por sí el cuerpo es neutro, obedece los mandatos de la mente, puede ser un instrumento de ataque, o instrumento de comunicación al servicio del perdón y la sanación. 

ENFERMEDAD:

La enfermedad no es más que la proyección de nuestros pensamiento de culpa, miedo y ataque sobre el cuerpo "Forzar al cuerpo a que se amolde a los planes que una mente no curada traza para salvarse a sí misma es lo que hace que el cuerpo enferme."

"todo ataque es un ataque contra uno mismo” (T.10.II.5:1).Por lo tanto, el ataque no es real, y lo que se  defiende tampoco es real. La salvación no se logra construyendo defensas frente a hipotéticos peligros que sólo existen en la mente que los imagina. 

SALUD:

"El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y elevadas metas que no puede alcanzar."

Cuando perdónanos nuestros pensamientos de culpa, miedo y ataque, el cuerpo se sana y puede ser un instrumento de comunicación al servicio del amor y el perdón. "Cuando se utiliza con este propósito, la salud está asegurada."

Tu no eres lo que piensas, tu mente elige que pensamiento sostiene o cuál no. Tú mente puede soltar los pensamientos de miedo y culpa. De eso se trata el perdón, de  reconocer la verdad que eres y disolver lo falso en ti.

QUE SON LOS PLANES?:

Los planes son "los medios a través de los cuales una mente atemorizada intenta hacerse cargo de su propia protección a costa de la verdad." Todo plan es un intento de controlar el  futuro, un futuro que será la continuidad de un pasado que revivimos con nuestros miedos al ataque. 

LOS PLANES SON DEFENSAS CONTRA LA VERDAD:

"Las defensas son los planes que emprendes para atacar la verdad."

"No obstante, rara vez se reconoce que hacer planes es en sí una defensa."

"La mente que se dedica a hacer planes para sí misma está tratando de controlar acontecimientos futuros."

"No cree que se le vaya a proveer de todo cuanto pueda necesitar, a menos que ella misma lo haga."

LOS PLANES SON DEFENSAS  QUE BUSCAN CONTROLAR EL FUTURO:

Así como la culpa se  relaciona con el pasado, el miedo lo está con el futuro. El miedo es el temor a perder algo o alguien que se considera valioso. 
"El tiempo se convierte en algo en lo que lo que se enfatiza es el futuro, el cual se debe controlar mediante el aprendizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y de las creencias que se abrigan."

"Dicha mente pasa por alto el presente, basándose en la idea de que el pasado le ha enseñado lo suficiente como para permitirle dirigir su futura trayectoria."

"Y no se da cuenta de que aquí y ahora se encuentra todo cuanto necesita para garantizar un futuro muy diferente del pasado, libre de la continuidad de las viejas ideas y de las creencias enfermizas."

Esa inseguridad es lo que motiva al ego a tratar de controlar el futuro, que no es más que un deseo de controlar la incertidumbre. Los planes  no son más que un intentos del ego de controlar el futuro. Tanto el pasado como el futuro, nos sustraen del presente, el único tiempo real, el único momento en que podemos formular un futuro de paz. 

LA SABIDURÍA DE NO PLANEAR:

"La mente que ha sanado no planifica."

"Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya."

"Espera hasta que se le indica lo que tiene que hacer, y luego procede a hacerlo."

"No depende de sí misma para nada, aunque confía en su capacidad para llevar a cabo los planes que se le asignan."

"Descansa serena en la certeza de que ningún obstáculo puede impedir su avance hacia el logro de cualquier objetivo que sirva al gran plan que se diseñó para el bien de todos."

"La mente que ha sanado se ha liberado de la creencia de que tiene que planear, si bien no puede saber cuál sería el mejor desenlace, los medios por los que éste se puede alcanzar, ni cómo reconocer el problema que el plan tiene como propósito solucionar."
La mente que ha sanado sólo confía en la sabiduría del momento presente, tiene la certeza que siempre se le guiara  por los caminos del amor y la paz. 

EL PLAN DIVINO:

"¿Qué no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir; es amorosamente planeado por Aquel cuyo único propósito es tu bien?"

QUE TU PRESENTE CONFIANZA DIRIJA EL FUTURO:

"Tu presente confianza en Él es la defensa que te promete un futuro tranquilo, sin ningún vestigio de sufrimiento y lleno de un júbilo que es cada vez mayor, a medida que esta vida se vuelve un instante santo, ubicado en el tiempo, pero reconociendo únicamente la inmortalidad."

"No permitas que ninguna defensa, excepto tu presente confianza, dirija el futuro, y esta vida se convertirá en un encuentro significativo con la verdad, la cual sólo tus defensas podrían ocultar."

No es necesario hacer planes ni defensas, Sin ellas  te conviertes en una luz, que guía tu vida y la de tus hermanos, no requieres planes que te protejan de nada ni de nadie. 

PRÁCTICA:

Aquiétate durante 15 minutos, en dos ocasiones  en el transcurso del día, preferiblemente una en la mañana y la  otra en la noche. Respira lenta y profundamente y mientras te vas relajando con la respiración, ve introduciendo en tu consciencia las siguientes palabras:

"Si me defiendo he sido atacado."
"Mas en mi indefensión seré fuerte."
"Y descubriré lo que mis defensas ocultan."

Y en la medida que estas palabras se asientan en tu consciencia, te relajas y te dejas ir de la mano de Quien te recordará que tu inocencia y tu indefensión son tu mejor defensa. 

Hoy "nos abstendremos de elaborar planes sin sentido y de albergar pensamientos que le impidan la entrada a la verdad en nuestras mentes."

 "Si tienes que hacer planes, ya se te dirá cuáles son."

"Puede que no sean los planes que tú creías necesarios, ni las respuestas a los problemas a los que creías enfrentarte."

"Pues no puedes ni concebir toda la felicidad que te llega sin que tú tengas que planear nada."

RESPUESTA A LA TENTACION:

Si a lo largo del día adviertes alguna situación en la que crees estar en peligro, y te pone a urdir planes para protegerte, dite a ti mismo:

"No me defenderé, pues el Hijo de Dios no necesita defensas contra la verdad de su realidad."

Si aprendemos que toda defensa es un ataque. Que las defensas surgen como resultado de un hipotético ataque que solo existe en nuestra mente.  Entonces podemos acudir a  la indefensión, basada en nuestra  inocencia que ha reestablecido el perdón. Esa la alternativa, y nada más lo es. 

El vivir en el momento presente nos lleva a no realizar planes de un futuro del cual hay que protegerse, y nos abre a la posibilidad que  Dios nos revele los planes para nosotros, indicándonos  que debemos hacer o decir en cada momento. Confiemos en el momento presente, de allí surge una sabiduría que no es de  este mundo que nos iluminará el camino y nos guiará dulcemente en medio de aparentes tempestades y peligros, que irán sanando en la medida que perdónanos todas las ilusiones que aparecen amenazarnos. El perdón tiene un efecto tranquilo y sosegado que llega tras toda tempestad. Nuestra mente ha recuperado la paz, el amor brilla en nuestro corazón, y con una dulce sonrisa contemplamos como todo temor ha desaparecido. 
Bendiciones 
💝🙏💝




 

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BENDICIONES!




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