LECCIÓN 52 (1er Repaso)

 


Lea aquí la Introducción al 1er Repaso


LECCIÓN 52 

El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

 

1. (6) Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.

 2La realidad no es nunca atemorizante. 3Es imposible que pudiese disgustarme. 4La realidad sólo brinda perfecta paz. 5Cuando estoy disgustado es porque he reemplazado- la realidad con ilusiones que yo mismo he fabricado. 6Las ilusiones me causan disgusto porque al haberles conferido realidad, veo la realidad como una ilusión. 7Nada en la creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión. 8Siempre estoy disgustado por nada.

 

2. (7) Sólo veo el pasado.

 2Cuando miro a mi alrededor, condeno el mundo que veo. 3A eso es a lo que yo llamo ver. 4Uso el pasado en contra de todo el mundo y de todas las cosas, convirtiéndolos así en mis enemigos. 5Cuando me haya perdonado a mí mismo y haya recordado Quién soy, bendeciré a todo el mundo y a todo cuanto vea. 6No habrá pasado, y, por lo tanto, tampoco enemigos. 7Y contemplaré con amor todo aquello que antes no podía ver.

 

3. (8) Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.

 2Veo únicamente mis propios pensamientos, y mi mente está absorbida con el pasado. 3¿Qué es lo que puedo ver, entonces, tal como es? 4Permítaseme recordar que me fijo en el pasado para prevenir que el presente alboree en mi mente. 5Permítaseme entender que estoy tratando de usar el tiempo en contra de Dios. 6Permítaseme aprender a dejar atrás el pasado, dándome cuenta de que al hacer eso no estoy renunciando a nada.

 

4. (9) No veo nada tal como es ahora.

 2Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada. 3Solamente puedo ver lo que está aquí ahora. 4La elección no es entre si ver el pasado o el presente; la elección es sencillamente entre ver o no ver. 5Lo que he elegido ver me ha costado la visión. 6Ahora quiero elegir de nuevo, para poder ver.

 

5. (10) Mis pensamientos no significan nada.

 2No tengo pensamientos privados. 3Sin embargo, es únicamente de. mis pensamientos privados de los que soy consciente. 4¿Qué significado pueden tener dichos pensamientos? 5No existen, de modo que no significan nada. 6No obstante, mi mente es parte de la creación y parte de su Creador. 7¿No sería acaso preferible que me uniese al pensamiento del universo en vez de oscurecer todo aquello que realmente me pertenece con mis míseros e insignificantes pensamientos "privados"?






AUDIOS de la Lección 52
de CELEBRANDO EL MILAGRO

Lectura de la Lección 52
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 52
a través de Martin Musarra


Lección 52
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


















LECCIÓN 52

 

El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

 

Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda

 

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

 

El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

 

Repaso de la lección 6:

 

(6) Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.

 

La realidad no es nunca atemorizante. Es imposible que pueda disgustarme. La realidad sólo brinda perfecta paz. Cuando estoy disgustado es porque la he reemplazado con ilusiones que yo mismo he fabricado. Las ilusiones me causan disgusto porque al haberles conferido realidad, veo la realidad como una ilusión. Nada en la Creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión. Siempre estoy disgustado por nada.

 

   Cuando, Jesús, habla de realidad habla de Dios y Dios no tiene porque atemorizar. Si sentimos temor es porque creemos en la separación y en el inevitable castigo de Dios por creer habernos separados de Él. Pero, por el principio de la Expiación, la separación de Dios nunca ocurrió y Dios creó al Espíritu Santo para que nos ayude a salir de dicha creencia. Si me disgusto es porque he escogido cambiar la realidad de Dios por las ilusiones del ego. Pero puedo dejar de sufrir y pedir la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús para que me ayuden a perdonar y poder ver así las cosas de otra manera:  con los ojos del amor y no del miedo.

 

Repaso de la lección 7:

 

 (7) Sólo veo el pasado.

 

Cuando miro a mi alrededor, condeno el mundo que veo. A eso es a lo que llamo ver. Uso el pasado en contra de todo el mundo y de todas las cosas, convirtiéndolos así en mis enemigos. Cuando me haya perdonado a mí mismo y haya recordado Quién soy, bendeciré a todo el mundo y a todo cuanto vea. No habrá pasado y, por lo tanto, tampoco enemigos. Y contemplaré con amor todo aquello que antes no podía ver.

 

Jesús, nos dice:

_“Cuando miro a mi alrededor, condeno al mundo que veo”_.

 

Sigo enredado en la creencia en la separación. Tengo tanta culpa que necesito proyectarla a mis hermanos y al mundo en forma de condena. Pero esta culpa, que no quiero soltar, la tengo que alimentar valiéndome del pasado para poder justificar el poder mantener el odio vigente y no perdonar. Pero, puedo cambiar de maestro y con el Espíritu Santo, perdonarme porque mi hermano no me ha hecho nada. El daño me lo he hecho yo con mis interpretaciones. Así, estoy en condiciones de recordar mi verdadera identidad como Hijo de Dios y bendecir a mis hermanos.

 

  Repaso de la lección 8:

 

 (8) Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.

 

Veo únicamente mis propios pensamientos, y mi mente está absorbida con el pasado. ¿Qué es, entonces, lo que puedo ver tal como es? Que recuerde que me fijo en el pasado para prevenir que el presente alboree en mi mente. Que entienda que estoy tratando de usar el tiempo en contra de Dios. Que aprenda a dejar atrás el pasado, dándome cuenta de que al hacer eso no estoy renunciando a nada.

 

   Jesús, nos dice:

     _“veo únicamente mis propios pensamientos”_. 

 

Es decir, realizo la proyección de ellos con los cuales justifico mi ser separado y me alejo del presente que es donde realmente puedo realizar cambios. Renunciando, de esa manera, a mi responsabilidad sobre mi vida. Todo lo que me pasa no tiene que ver conmigo. No me lo han hecho los demás. El ligarme al pasado me aleja del presente donde puedo realizar los cambios que necesito para recobrar mi verdadera identidad como Hijo de Dios y superar el conflicto con Dios.

 

Repaso de la lección 9:

 

 (9) No veo nada tal como es ahora.

Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada. Solamente puedo ver lo que está aquí ahora. La elección no es entre si ver el pasado o el presente; la elección es sencillamente entre ver o no ver. Lo que he elegido ver me ha costado la visión. Ahora quiero elegir de nuevo, para poder ver.

 

No veo nada tal como es ahora, nos dice Jesús. No lo veo porque estoy pegado de la culpa que me produce el pasado o anticipando el miedo que me produce el futuro esperando el supuesto castigo de Dios. El pasado me impide perdonar y ver los cambios que haya realizado mi hermano en el presente. Sólo quiero ver el conflicto, en él para justificar mi separación y mantener mi deseo de ser especial y diferente de él. Jesús, nos llama a ir más allá de la disyuntiva entre pasado o presente. La alternativa sería entre la de ver mediante la visión de Cristo o no ver con el ego. Me decido, ahora, a ver con Dios.

 

Repaso de la lección 10.

 

 (10) Mis pensamientos no significan nada.

 

No tengo pensamientos privados. Sin embargo, es únicamente de mis pensamientos privados de los que soy consciente. ¿Qué significado pueden tener dichos pensamientos? No existen, de modo que no significan nada. No obstante, mi mente es parte de la Creación y parte de Su Creador. ¿No sería acaso preferible que me uniera al pensamiento del universo en vez de obscurecer todo aquello que realmente me pertenece con mis míseros e insignificantes pensamientos “privados”?

 

_“No tengo pensamientos privados”_, dice Jesús. No los tengo porque somos una sola mente y mis pensamientos tienen influencia en ella. Los verdaderos cambios están en mi mente y los cambios en mi mente influyen en la Filiación. Los pensamientos que pienso con el ego no significan nada porque no los pienso con Dios sino con el ego. Mi mente es parte de la Mente de Dios. No está aislada. A todo momento puedo decidirme por los pensamientos reales o de Dios de tal manera que reciba unicidad, amor, verdad, paz, bondad. Esta es la manera de unirme al pensamiento del universo o de Dios y Su creación y de dejar lado los pensamientos privados del ego. 

 

Proceso de práctica de la lección


Objetivo


Hacer un repaso de las lecciones que buscan ayudarte a cambiar tu manera de percibir el mundo para que la quietud te acompañe y te cures de toda aflicción e inquietud. También, apuntan a que seas consciente de la cohesión del sistema de pensamiento del Espíritu Santo hacia el cual te están conduciendo.


Ejercicios


Realizar dos sesiones largas: una por la mañana y otra por la noche. Después se harán sesiones tan a menudo como puedas.


Comienza el día leyendo las cinco ideas, incluyendo los comentarios. De ahí en adelante no es necesario seguir un orden determinado al repasarlas, aunque se debe practicar con cada una de ellas por lo menos una vez. Dedica dos minutos o más a cada sesión de práctica, pensando en la idea y en los comentarios que le siguen después que los hayas leído.  Haz esto tan a menudo como te sea posible durante el día. Se sugiere que se haga cada hora al comienzo. Si una de las cinco ideas te atrae más que las otras, concéntrate en ella. Sin embargo, asegúrate de repasarlas todas una vez más al final del día.

 

No es necesario abarcar, ni literal ni concienzudamente, los comentarios que siguen a cada idea en las sesiones de práctica. Trata, más bien, de poner de relieve el punto central y de pensar en dicho comentario como parte de tu repaso de la idea en cuestión. Trata de traer ideas afines y trata de adentrarte en tu mente. Después de leer la idea y sus comentarios, los ejercicios deben hacerse, a ser posible, con los ojos cerrados y cuando estés solo en un lugar tranquilo.


Observaciones

 

Lee todas las lecciones de repaso con sus comentarios en la sesión de la mañana y en la de la noche.

En las sesiones cortas puedes escoger la lección que quieras.

Repasa cada lección por lo menos una vez.

Después puedes dedicarle más tiempo a la lección que quieras.

Estás entrenando tu mente para que no necesite un ambiente especial para las sesiones. A eso se llegará. 

 

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que seamos felices.


Muchas, muchísimas, bendiciones.

Jorge Luis Álvarez Castañeda


LECCIÓN 52 

Repaso I «El repaso de hoy abarca estas ideas:» 

"Como se discutió anteriormente, aquí encontramos el tejido continuo de temas de las primeras lecciones. En este conjunto Jesús introduce el perdón. 

(1:1) (6) «Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.» 

(1:2-8) «La realidad no es nunca atemorizante. Es imposible que pudiese disgustarme. La realidad sólo brinda perfecta paz. Cuando estoy disgustado es porque he reemplazado la realidad con ilusiones que yo mismo he fabricado. Las ilusiones me causan disgusto porque al haberles conferido realidad, veo la realidad como una ilusión. Nada en la creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión. Siempre estoy disgustado por nada.» 

Este es un ejemplo de por qué no podemos estudiar este curso, y mucho menos practicarlo, sin entender su metafísica subyacente. Ese no es necesariamente un requisito para aquellos que recién comienzan con Un Curso de Milagros, pero a medida que avanzamos, vemos cómo su metafísica subyacente está presente en todo momento. Por lo tanto, si el mundo ahí afuera proviene de nuestros pensamientos, los 

cuales no existen, el mundo tampoco debe existir. Por lo tanto, no tiene sentido estar disgustado por ello. 

La verdad es que tememos a la realidad porque representa el fin de nuestro sistema de pensamiento delirante de separación, que incluye la idea demente de que podemos y que, de hecho, existimos, aparte de Dios. Así, son nuestros egos los que temen la decisión en favor de la realidad. Es por eso que Jesús enseña en el texto que “no es de la crucifixión de lo que realmente tienes miedo. Lo que verdaderamente te aterra es la redención.” (T-13.III.1: 10-11). Sin embargo, el ego enseña que la realidad debe ser temida por lo que le hicimos; digamos que nos hemos separado de su amor, y por consiguiente lo hemos destruido. Por lo tanto merecemos ser castigados por nuestro pecado. No obstante, el principio de Expiación del Espíritu Santo es que nunca nos separamos de Dios, y por lo tanto no hay nada que temer. Nada ha sucedido - “no se perdió ni una sola nota del himno celestial.” (T-26.V.5: 4) - y sin la creencia en el pecado, no puede haber temor al castigo. El sistema de pensamiento del ego de pecado, culpa y miedo es toda una fabricación. La nada, por lo tanto, sólo puede llevarte a la nada, parafraseando el arrebato del Rey Lear de Shakespeare. 

(2:1) (7) «Sólo veo el pasado.» 

(2:2-4) «Cuando miro a mi alrededor, condeno el mundo que veo. A eso es a lo que yo llamo ver. Uso el pasado en contra de todo el mundo y de todas las cosas, convirtiéndolos así en mis enemigos.» 

Una vez más vemos que si entendiéramos la metafísica del Curso, nos daríamos cuenta rápidamente de por qué estas líneas son ciertas. Comenzamos nuestra existencia como individuos haciendo que Dios sea nuestro enemigo, y entonces, como el Hijo uno, hemos proyectado ese pensamiento, fabricando un mundo de billones y billones de fragmentos. Pero este pensamiento ontológico no nos ha abandonado, vino con nosotros, y existe en cada fragmento individual. Esta es la razón de que tanto en nuestra experiencia como en nuestro pensamiento prevalezca el principio de «uno o el otro»: para que yo pueda existir, alguien más tiene que ser asesinado. Hemos poblado a nuestro mundo con muchos compañeros de amor especial para que nuestra meta en última instancia no sea evidente. Sin embargo, mantenemos el pasado en contra de todos y de todo, haciéndolos nuestros enemigos. ¿Y qué es el pasado? Pecado. Pecamos en el pasado, lo hemos proyectado afuera y ahora lo vemos en todos los demás. Lo que 

nosotros pensamos que vemos, por lo tanto, un mundo de separación y pecado, no se encuentra realmente ahí, y por lo tanto esto no es «ver». Nuestra arrogancia en todo esto nos está mintiendo en el sentido de que nosotros realmente creemos que pensamos, vemos, escuchamos y, sobre todo, que entendemos. 

(2:5-7) «Cuando me haya perdonado a mí mismo y haya recordado Quién soy, bendeciré a todo el mundo y a todo cuanto vea. No habrá pasado, y, por lo tanto, tampoco enemigos. Y contemplaré con amor todo aquello que antes no podía ver.» 

No es solo que «bendeciré» a todos, es que «tengo» que bendecir a todos, porque si solamente existe la bendición de Dios dentro de mi mente, eso es todo lo que puedo ver. Nuevamente, si me doy cuenta de que soy un hijo de Dios, no estoy separado de Él. Por consiguiente, no hay pecado, y sin pecado no hay pasado. Obviamente, entonces, no hay nada que proyectar. Lo que permanecerá es la bendición del amor sobre todas las cosas, ya que nos hemos bendecido a nosotros mismos con el pensamiento del perdón. 

(3:1) (8) «Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.» 

(3:2-3) «Veo únicamente mis propios pensamientos, y mi mente está absorbida con el pasado. ¿Qué es lo que puedo ver, entonces, tal como es?» 

La visión es imposible mientras yo crea que estoy separado y que soy especial, mientras que yo piense que yo cuento, como importante, o como maravilloso, y así sucesivamente - el síndrome del «yo, del mí mismo». Todo ello no son sino diferentes maneras de afirmar de que yo existo y, más aún, de que exijo que se me trate con la dignidad que me merezco. No hace falta decir que, escondido detrás de todo esto, está mi deseo de que «no» me trates de esta forma digna, porque entonces mi ego está campando a sus anchas: ya me puedo justificar siendo la eterna víctima, y tú el eterno verdugo. He logrado, por lo tanto, mantener el pastel de la separación del ego, comérmelo y también de disfrutar cada pequeño bocado repleto de culpa. 

(3:4) «Permítaseme recordar que me fijo en el pasado para prevenir que el presente alboree en mi mente.» 

Si leemos esto con mucho cuidado podemos reconocer una clara declaración de propósito: "Permítaseme recordar que me fijo en el pasado para prevenir que el presente alboree en mi mente." Hay un propósito para que nos aferremos al pasado y a nuestros pensamientos de ataque. El propósito es impedir que el presente, que el instante santo y que el amor de Jesús "alboree en mi mente". En la presencia de su amor, ya no podemos existir como individuos especiales y llenos de odio. Ese es el miedo: perder nuestra identidad especial. 

(3:5-6) «Permítaseme entender que estoy tratando de usar el tiempo en contra de Dios. Permítaseme aprender a dejar atrás el pasado, dándome cuenta de que al hacer eso no estoy renunciando a nada.» 

Una vez más, vemos el propósito detrás de nuestro mundo de espacio y de tiempo. El ego usa su tiempo lineal - «pasado», «presente» y «futuro» - como una forma de reforzar su sistema de pensamiento subyacente de «pecado», «culpa» y «miedo». De esta manera es como la nada del ego está impidiendo que recordemos el Todo que es Dios. 

(4:1) (9) «No veo nada tal como es ahora.» 

(4:2-4) «Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada. Solamente puedo ver lo que está aquí ahora. La elección no es entre si ver el pasado o el presente; la elección es sencillamente entre ver o no ver.» 

No podemos ver el pasado, porque no hay pasado, no hubo pecado porque no hubo separación. Por lo tanto - lo que pensamos que vemos, que incluye lo que recuerdo que sucedió en el pasado y lo que sea que esté viendo ahora - es una proyección de nuestro pasado pecaminoso sobre otros. En consecuencia, lo que estamos viendo no se encuentra ahí en absoluto, y esto es lo que caracteriza nuestra demencia. 

(4:5) «Lo que he elegido ver me ha costado la visión.» 

¡Esta es precisamente la razón por la que he elegido ver lo que veo! La visión de Cristo ve a la Filiación como una, en la que no hay personas especiales e importantes. Somos todos lo mismo. Esta «igualdad» de propósitos refleja la «Igualdad» del Hijo uno de Dios. La percepción se originó en la necesidad de defendernos en contra del conocimiento, que se recuerda mediante la visión de Cristo. 

(4:6) «Ahora quiero elegir de nuevo, para poder ver.» 

Ten en cuenta el énfasis recurrente que se hace acerca del poder de elegir en nuestras mentes. Aunque todavía no estemos dispuestos de llevar a cabo esta elección - debido a que la visión es todavía demasiado atemorizante - pero podemos al menos llegar a reconocer la posibilidad de esa elección y perdonarnos a nosotros mismos por no estar todavía dispuestos a tomarla. 

(5:1)) (10) «Mis pensamientos no significan nada.» 

(5:2-5) «No tengo pensamientos privados. Sin embargo, es únicamente de mis pensamientos privados de los que soy consciente. ¿Qué significado pueden tener dichos pensamientos? No existen, de modo que no significan nada.» 

Mis pensamientos no significan nada porque son "mis" pensamientos. Se basan en la separación y la exclusividad, y por lo tanto se basan en el opuesto exacto de la Unicidad del Cielo, nuestra realidad «no específica» y, por lo tanto, «no privada». 

(5:6-7) «No obstante, mi mente es parte de la creación y parte de su Creador. ¿No sería acaso preferible que me uniese al pensamiento del universo en vez de obscurecer todo aquello que realmente me pertenece con mis míseros e insignificantes pensamientos "privados"?» 

Es importante destacar que Jesús dice "todo aquello que realmente me pertenece", no lo que yo «pienso» que es mío, que no son sino algunas migajas de especialismo. Lo que es «realmente» mío son los dones del Cielo: amor, vida eterna, verdadera libertad y perfecta unicidad. 

Obviamente, Jesús no tiene en mucha estima nuestra individualidad, y él nos implora que tampoco la valoremos demasiado. El problema es que la valoramos mucho más de lo que jamás pensamos que lo haríamos. A medida que trabajamos seriamente con Un Curso de Milagros, se vuelve más y más claro cuánto valoramos nuestra individualidad, qué tanto estamos teniendo serios problemas con la autoridad y cuánto no permitimos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer a menos que sea lo que creemos que es verdad. Necesitamos llegar a ser conscientes de nuestra arrogancia sin condenarnos; 

para poder llegar a ser conscientes de que, sí, este es el origen de mis pensamientos y todo esto es un error tonto. 

Se vuelve evidente a medida que uno lee Un Curso de Milagros, y no sólo aquí en las lecciones, de que Jesús está persistentemente y de manera consistente en presentarnos la verdad y en no juzgarnos por nuestras ilusiones. Es cierto que en algunas ocasiones él hace bromas acerca de esto, pero su actitud nunca es de castigo. Él simplemente dice: "Por favor, reconoce que estás equivocado y que yo tengo razón. Mientras continúes pensando de manera diferente, no serás feliz. No soy yo quien te castigará; «tú» te vas a castigar. Espero pacientemente por ti, pero ¿por qué razón quisieras demorar tu felicidad? ". Como nos pregunta dos veces más adelante en el libro de ejercicios: "¿Por qué esperar al Cielo?”(W-pI.13 1.6: 1; W-pI.188.1: 1)" 

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez. 

LECCIÓN 52


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


Estas lecciones de repaso, de la 6 a la 10, están centradas en la forma que percibimos al mundo, las causas del disgusto, la ira y el miedo, la irrealidad de nuestros pensamientos actuales y nuestra relación con el tiempo. 


"1. (6) Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí."


"La realidad no es nunca atemorizante.  Es imposible que pueda disgustarme. La realidad sólo brinda perfecta paz."  Recordemos que la realidad es Dios, el amor, y nunca es atemorizante. Siempre que sienta miedo, es que estoy por fuera de la realidad, estoy en el ego, pues la realidad solo brinda paz. 


"Cuando estoy disgustado es porque la he reemplazado con ilusiones que yo mismo he fabricado." Cuando reemplazo la realidad por ilusiones, me disgusto, pues lo que me encuentro son frustraciones, conflictos y sufrimientos. Estoy disgustado con lo que he inventado, con ilusiones que no son reales,  estoy disgustado por algo que no existe, que no está ahí. "Las ilusiones me causan disgusto porque al haberles conferido realidad, veo la realidad como una ilusión." Primero proyecto mis pensamientos de culpa y miedo y luego me asusto y disgusto por la percepción que recibo de retorno. La  realidad, (Dios o el amor) no son atemorizantes, pero si percibo miedo o disgusto, tengo que tomar consciencia  que "he reemplazado la realidad con ilusiones que yo mismo he fabricado" en otras palabras he elegido al ego como mi maestro, por lo tanto, me he disgustado por lo que no existe, si quiero recuperar mi paz, debo elegir el amor, debo pedir la guía y la compañía del Espíritu Santo, y llegar a la conclusión que "Nada en la Creación de Dios se ve afectado en modo alguno por mi confusión.  Siempre estoy disgustado por nada."


"2.    (7) Sólo veo el pasado." 


"Cuando miro a mi alrededor, condeno el mundo que veo. A eso es a lo que llamo ver. Uso el pasado en contra de todo el mundo y de todas las cosas, convirtiéndolos así en mis enemigos." Cuando miro fuera de mi, emito juicios, me digo que eso que veo es bonito o feo, es bueno o malo, me sirve o no me sirve, me burlo o me pongo furioso, etc. Siempre estoy interpretando y reaccionando a lo que veo fuera de mi. Cuando juzgo condeno, y toda condena es un ataque. A eso es a lo que llamó ver en este mundo. 


Cuando vivimos desde el ego, todo lo percibimos desde el pasado. El pasado es ese banco de memoria de mis culpas, miedos y resentimientos, es el lente con el que observo el presente, por lo cual, el único tiempo real, el presente, el ahora queda velado por el pasado. Esto produce una distorsión en mi percepción, pues creo estar viendo el presente, pero lo que realmente sucede es que mis juicios traen el pasado al presente, por lo que "Solo veo el pasado" El Curso nos enseña que toda sanación es una sanación del pasado, "Cuando me haya perdonado a mí mismo y haya recordado Quién soy, bendeciré a todo el mundo y a todo cuanto vea. No habrá pasado, y, por lo tanto, tampoco enemigos. Y contemplaré con amor todo aquello que antes no podía ver." Cuando perdono el pasado,  el presente se me revela, y libero el futuro de ser una réplica del pasado, es lo que el Curso llama colapsar el tiempo, de tal manera  que "contemplaré con amor todo aquello que antes no podía ver."


"3.    (8) Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado." 


"¿Qué es, entonces, lo que puedo ver tal como es?" El pasado y el futuro son sólo trucos de nuestra mente errada para evadir el único tiempo real, el presente, el ahora. Nuestro pasado no es más que una carga de culpa, carencias, y conflictos, que proyectamos sobre nuestros hermanos como juicio, condena y ataque, y nuestro futuro no es más que el miedo a la venganza, al ataque o el castigo. Es una recreación permanente  del pecado original (pasado), culpa (presente), miedo-castigo (futuro). El tiempo lineal no es mas que el mecanismo mental de nuestro ego para tratar de liberarse de la culpa a través de la proyección y evadir el hipotético castigo en un futuro lo mas lejano posible. Por lo que "Veo únicamente mis propios pensamientos, y mi mente está absorbida con el pasado."  el Curso nos dice que eso no es ver, que lo que hemos hecho ha sido substituir la visión espiritual por la visión de los ojos, y de esa manera evadir el amor que somos.


"Permítaseme entender que estoy tratando de usar el tiempo en contra de Dios." este es el tema de fondo. El pasado y el futuro no son mas que un intento fútil de negar al amor, de negar a Dios.  De ahí que la sanación pasa por reconocer este truco del ego "Permítaseme recordar que me fijo en el pasado para prevenir que el presente alboree en mi mente." una vez que identificamos el origen de nuestro conflicto, lo perdonamos, sanando nuestra mente. "Permítaseme aprender a dejar atrás el pasado, dándome cuenta de que al hacer eso no estoy renunciando a nada." solo el perdón, logra sanar mi mente de la esclavitud del pasado y de la incertidumbre del futuro, permitiéndome contemplar un presente de amor y paz.


"4.    (9) No veo nada tal como es ahora."


"Si no veo nada tal como es ahora, ciertamente se puede decir que no veo nada. Solamente puedo ver lo que está aquí ahora." Si solo veo el pasado, no veo nada tal como es ahora. Lo que está aquí ahora es el presente. Como resultado de ver solo el pasado, no veo realmente nada, pues el pasado no existe. "No veo nada tal como es ahora." y eso es no ver. Pues solo vemos culpa, miedo, ataques y carencias. El amor ha desaparecido, ha sido ocultado. Pero la realidad es que "Solamente puedo ver lo que está aquí ahora." pero el ahora está nublado por el pasado. De ahí que tenemos que decidir. "La elección no es entre si ver el pasado o el presente; la elección es sencillamente entre ver o no ver." la elección es entre ver con los ojos del cuerpo o ver con los "ojos" del corazón, con la visión de Cristo. La elección es seguir viendo un mundo de culpa, miedos y ataques, o contemplar un mundo perdonado con amor, paz y gratitud. En eso consiste nuestro libre albedrío, todos los días debemos elegir entre el amor y el miedo. Por eso concluyo y decido "Lo que he elegido ver me ha costado la visión. Ahora quiero elegir de nuevo, para poder ver." elijo el amor, pues es lo único real en mi, cuando elijo el amor, elijo el presente, el ahora, el instante santo, la ventana que me conecta con la eternidad, el camino que me conduce nuevamente a Dios. 


"5.    (10) Mis pensamientos no significan nada."


Esta lección viene encadenada con las anteriores, sólo veo el pasado, mi mente está absorbida con pensamientos del pasado, y por lo tanto, no veo el presente. Así que lo que pensaba que pensaba, no es real, es ilusorio, son                "pensamientos (que) no significan nada." pero en esta lección se introduce un nuevo concepto, que puede ser inquietante para nuestro ego "No tengo pensamientos privados." pues hasta ahora de lo único que creíamos estar seguros era de nuestros pensamientos privados!! Es como si me desnudarán de un solo jalón de ropas. "Sin embargo, es únicamente de mis pensamientos privados de los que soy consciente." O sea, solo soy consciente de los pensamientos de separación del ego, y no de los de unidad del amor. 


Mi mente es parte de la mente del Hijo de Dios, que sueña que se ha separado del Padre. Mi ego individual es parte del gran ego colectivo, de ahí que comparta creencias colectivas con mis hermanos, las podemos llamar nación, cultura, sociedad, etc. 

Nuestro ego sólo es consciente de nuestros pensamientos privados, pues nos asumimos como cuerpos y mentes separadas. Luego Jesús nos pregunta "¿Qué significado pueden tener dichos pensamientos?" Y nos contesta: "No existen, de modo que no significan nada." todo lo que pensemos con nuestro ego, no es real, son pensamientos ilusorios. Lo único real son mis pensamientos amorosos. 


"No obstante, mi mente es parte de la creación y parte de su Creador." Mi mente es parte de la Mente de Dios, ninguna idea abandona su Fuente, así que puedo negar a Dios pero no puedo cambiar mi naturaleza. Mi mente es parte de la Mente universal que ha creado todo con Amor y que sólo piensa desde y para el Amor. De ahí que  "¿No sería acaso preferible que me uniese al pensamiento del universo en vez de oscurecer todo aquello que realmente me pertenece con mis míseros e insignificantes pensamientos "privados"?" siempre será preferible volver a reconectar mi mente con la Mente del Amor, la paz y la dicha que conservar los míseros pensamientos de carencias, culpa, miedo, ataques y sufrimientos de mi ego. Elijo el amor en lugar del miedo, elijo la realidad de lo que soy, pienso desde el amor, actúo desde el amor y me expreso desde el amor, pues eso es lo que Soy. 


PRACTICA:


“Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí”


“Sólo veo el pasado”


“Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado”


“No veo nada tal como es ahora”


“Mis pensamientos no significan nada”


Las instrucciones para la práctica de las lecciones de repaso son sencillas, pero deben hacerse con diligencia.  


"Comienza el día leyendo las cinco ideas, incluyendo los comentarios. De ahí en adelante no es necesario seguir un orden determinado al repasarlas, aunque se debe practicar con cada una de ellas por lo menos una vez. Dedica dos minutos o más a cada sesión de práctica, pensando en la idea y en los comentarios que le siguen después que los hayas leído. Haz esto tan a menudo como te sea posible durante el día. Si una de las cinco ideas te atrae más que las otras, concéntrate en ella. Sin embargo, asegúrate de repasarlas todas una vez más al final del día."


La idea es interiorizar cada una de las lecciones, identificar cómo se relacionan, ver su lógica secuencial y la coherencia de su metodología y del sistema de pensamiento que nos propone. 


Así que lee detenidamente cada lección, el comentario que la acompaña y practica cada una por lo menos durante 2 minutos. Y recuérdalas y úsalas durante el día. Notarás que hay una mayor comprensión y entendimiento de las lecciones. Cada vez adquieren más sentido para ti a medida que las prácticas. 


Bendiciones 


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BENDICIONES!








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