LECCIÓN 228 Dios no me he condenado. Por lo tanto, yo tampoco me he de condenar.



Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 228

Dios no me he condenado. Por lo tanto, yo tampoco me he de condenar.


1. Mi Padre conoce mi santidad. 2¿Debo acaso negar Su conocimiento y creer en lo que Su conocimiento hace que sea imposible? 3¿Y debo aceptar como verdadero lo que Él proclama que es falso? 4¿O debo más bien aceptar Su Palabra de lo que soy, toda vez que Él es mi Creador y el que conoce la verdadera condición de Su Hijo?,

2. Padre, estaba equivocado con respecto a mí mismo porque no reconocía la Fuente de mi procedencia. 2No me he separado de ella para adentrarme en un cuerpo y morir. 3Mi santidad sigue siendo parte de mí, tal como yo soy parte de Ti. 4Mis errores acerca de mí mismo son sueños. 5Hoy los abandono. 6Y ahora estoy listo para recibir únicamente Tu Palabra acerca de lo que realmente soy.







AUDIOS de la Lección 228
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 228
A través de Mariano Noé.


Ocurrir de la Lección 228
a través de Martin Musarra


Lección 228
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda



LECTURA DE LA LECCIÓN 228



LECCIÓN 228

COMENTADA POR JORGE LUIS ALVAREZ CASTAÑEDA


OCURRIR DE LA LECCIÓN 228


LECCIÓN DAVID HOFFMEISTER

LECCIÓN KENNETH WAPNICK


P.1¿Qué es el perdón?
































LECCIÓN 228

Dios no me ha condenado. Por lo tanto, yo tampoco me he de condenar.


Comentada por:

Jorge Luis Álvarez Castañeda


*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*


Jesús, en la lección 228 *Dios no me ha condenado. Por lo tanto, yo tampoco me he de condenar*, nos plantea que la idea que Dios tiene de mí es diferente de la mía. Para Dios soy Su Hijo, con todas sus cualidades:

  _”Mi Padre conoce mi santidad”_, nos dice Jesús. 


Pero, yo prefiero creer que no es así para mantener mi identificación con el ego. Niego mi verdadera naturaleza de amor, que proviene de mi Fuente (Dios). En todas las mentes que se creen separadas está el recuerdo de Dios, está la Palabra de Dios. Pero, a su vez, están los pensamientos descabellados y conflictivos del ego. Cómo mantener una mente dividida es intolerable, proyecto afuera, al mundo, a mis hermanos, el odio que se encuentra en mi mente, proyecto todo lo que no deseo.


 Este es un mundo aparte de Dios. Pero, esto me genera culpa, lo cual me lleva a que me condene a mí mismo. Y, así, caigo en un ciclo continuo de conflicto-culpa- condena-conflicto que no parece tener fin. Entro en conflicto con el mundo pues creo que el mundo es mi enemigo cuando lo que he hecho es proyectar afuera el odio que tengo adentro. Es, en mi mente, donde tengo que sanar ese odio, que me lleva a la continua condena de mí mismo y, para ello, me valgo del perdón y del Espíritu Santo y de Jesús. El mundo, mis hermanos, no me han hecho nada. Son mis interpretaciones las que tengo que corregir para así reconocer que

_”Mi santidad sigue siendo parte de mí, tal como yo soy parte de Ti”_.


Pero, este mundo que veo no es el mundo de Dios, no es el mundo real como nos explica Jesús en el capítulo 12 sección III:


_”Si sólo los pensamientos amorosos del Hijo de Dios constituyen la realidad del mundo, el mundo real tiene que estar en su mente”_. T-12. III. 7: 1


A ese mundo real puedo acercarme en el instante santo para adquirir la visión de Cristo que me permita bendecir en vez de condenar, unir en vez de separar, amar en vez de odiar. 


*Con relación al tema del perdón*


Jesús nos dice en el tema especial *1. ¿Qué es el perdón?*:


_”El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y sencillamente no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga”_. 


El perdón no entra en conflicto, en condenas, en exclusión, en separación. Acepta que no tiene que cambiar este mundo. El mundo es como es. No está en su mano cambiarlo. Lo que si puede es cambiar la manera como lo ve. Si acepto que el perdón _observa, espera y no juzga_ no entro en conflicto, ni tampoco condeno ni me condeno. Si no juzgo no hay lugar al conflicto, pues, Jesús nos ha enseñado que la ira proviene de los juicios. Los juicios sostienen, justifican la separación, el conflicto y la condena. Con el perdón acepto que mi hermano y yo somos tal como Dios nos creó y me decido por la paz. Recordemos lo que nos decía Jesús en la lección 198:


_”Sólo mi propia condenación me hace daño. Sólo mi propio perdón me puede liberar”_.


*Proceso de práctica de la lección*


1. _Tener momentos con Dios por la mañana y por noche_


Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz. 


Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.


En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.


Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:


_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)



  


2. _Recordatorios cada hora_. 


Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora.   

Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser o 2 o tres minutos con los ojos cerrados.


Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 


3. _Recordatorios frecuentes de la lección entre horas_.


 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios.


4. _Respuesta a la tentación_.


Repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.



Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.


Muchas, muchísimas, bendiciones.

Jorge Luis Álvarez Castañeda










LECCIÓN 228

 Dios no me ha condenado. Por lo tanto yo no me he de condenar.

Kenneth Wapnick



Como soy parte de Dios y de Su Amor, si no hay condenación en Él, ¿cómo podría haberla en mí? Si tengo pensamientos de condenación hacia otro, puede ser sólo porque me condené a mí mismo primero, lo que significa 

que el amor ya no está en mi conciencia. Por lo tanto, al atacar a otra persona, afirmo que el odio, y no el Amor de Dios, descansa en mí. En vez de aceptar la responsabilidad de la decisión de mi mente por el odio, lo proyecté y vi mi odiado pecado en ti, justificando así mis juicios. 

(1:1-3) Mi Padre conoce mi santidad. ¿Debo negar Su conocimiento, y creer en lo que Su conocimiento hace imposible? ¿Aceptaré como verdadero lo que Él proclama como falso? 

Volvemos al tema del bien o del mal. Nos alegramos de estar equivocados, lo que nos permite dejar de intentar demostrar que estamos en lo cierto a costa de Dios. 

(1:4) ¿O debo tomar Su Palabra por lo que soy, puesto que Él es mi Creador, y Aquel que conoce la verdadera condición de Su Hijo? 

Cuando te encuentres teniendo pensamientos de separación, quejas y cosas especiales, retrocede un momento y date cuenta de que si estos pensamientos son ciertos, Dios no lo es. Si este pensamiento que usted sostiene es cierto acerca de su pareja especial de amor u odio, o de cualquier otra persona, todo acerca de Dios está mal. De hecho, no puede haber Dios, porque no hay amor ni unidad. Por lo tanto, esfuércense por llevar la oscuridad de su sistema de pensamiento de separación a la luz de la verdad que Jesús les ofrece. Esto es lo que significa estar vigilante, y por eso debes estar atento a tus pensamientos, viéndolos como fragmentos oscuros del pensamiento subyacente que dice que la vida eterna de Dios es una mentira porque Él está muerto, como lo es Su Amor. En cambio, el odio, la especialidad y tu necesidad son reales, y por lo tanto crees que la locura es verdadera. 

(2:1-2) Padre, me equivoqué en mí mismo, porque no me di cuenta de la Fuente de la que provengo. No he dejado que la Fuente entre en un cuerpo y muera. 

Observe la frecuencia con la que aparece este tema. Jesús quiere que reconozca cuán equivocada estoy, y cuánta razón ha tenido desde el principio. La fuente de la cual erróneamente pienso que vengo es mi ego: un yo separado, individualizado que ha olvidado su Fuente. Sin embargo, las ideas no dejan su fuente: la idea de que es el Hijo de Dios -mi Yo- nunca ha dejado a su Creador. Así que simplemente soñé que era un cuerpo, que nació y que un día morirá. En realidad, soy un pensamiento de Dios que permanece para siempre en su mente, más allá del nacimiento y la muerte: 

... Los pensamientos no nacen y no pueden morir. Comparten los atributos de su creador, ni tienen una vida separada de la suya. Los pensamientos que usted piensa están en su mente, así como usted está en la mente que pensó en usted (T-30.III.6:5-7). 

(2:3-6) Mi santidad sigue siendo una parte de mí, como yo soy parte de ti. Y mis errores sobre mí mismo son sueños. Los dejé ir hoy. Y estoy listo para recibir Tu Palabra solo por lo que realmente soy. 

Esto refleja el principio de la expiación, que me recuerda que nunca dejé a Dios ni a Su Amor. Las pesadillas se han ido, porque las he liberado, dejando mi mente libre para escuchar la Palabra de Dios que me dice que soy Su Hijo.



*LECCIÓN 228*

 

*"Dios no me ha condenado. Por lo tanto, yo tampoco me he de condenar."*


Comentada por:

Oscar Gómez Díez 


Recordemos que Dios nunca nos ha juzgado, en consecuencia, nunca nos condenaría. Su Amor no tiene opuestos, por lo tanto, está ausente de todo juicio. ¿Si Dios nunca me ha condenado, porque habría yo de condenarme.? Más sin embargo, en este mundo la culpa parece determinar mi vida, culpo a Dios o a mis hermanos de mis desgracias, y me culpo a mi mismo. Hoy me libero de toda culpa, hoy reconozco mi verdadera identidad como el santo Hijo de Dios. 

 

*"Mi Padre conoce mi santidad. ¿Debo acaso negar Su conocimiento y creer en lo que Su conocimiento hace que sea imposible?"* Dios sabe perfectamente quienes somos: Su santo e impecable Hijo, y Él sabe que nuestra condición es inmutable, y por lo tanto, es imposible que cambie. Solo nosotros en ilusorios sueños de separación creemos lo contrario. 

Dios goza del conocimiento de la totalidad y solo ve la verdad que Él encarna. Cuando elegí escuchar la voz del ego negué Su Conocimiento creyendo que soy mortal, pecaminoso y culpable. 


*"¿Y debo aceptar como verdadero lo que Él proclama que es falso?"* Si Dios nos dice que somos Su inocente Hijo, ¿debo creerle a Él o al ego? . La elección es mía. *"¿O debo más bien aceptar Su Palabra de lo que soy, toda vez que Él es mi Creador y el que conoce la verdadera condición de Su Hijo?,"* Solo escuchando la Voz que habla por Dios, restableceremos la verdad que somos: Amor e inocencia. 


*ORACIÓN DEL DÍA:*


*"Padre, estaba equivocado con respecto a mí mismo porque no reconocía la Fuente de mi procedencia. No me he separado de ella para adentrarme en un cuerpo y morir. Mi santidad sigue siendo parte de mí, tal como yo soy parte de Ti. Mis errores acerca de mí mismo son sueños. Hoy los abandono. Y ahora estoy listo para recibir únicamente Tu Palabra acerca de lo que realmente soy."*


 *PRACTICA:*


Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:


*"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo."* (L- 221.2:1-6)


No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.  





Repasamos el
Capitulo 22



















CELEBRANDO EL MILAGRO 

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BENDICIONES! 



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