LECCIÓN 229 El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy.


Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM


LECCIÓN 229

El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy.


1. Busco mi verdadera Identidad, y la encuentro en estas palabras: "Soy Amor, pues el Amor fue lo que me creó". 2Ahora no necesito buscar más. 3El Amor ha prevalecido. 4Ha esperado tan quedamente mi regreso a casa, que ya no me volveré a apartar de la santa faz de Cristo. 5Y lo que contemple dará testimonio de la verdad de la Identidad que procuré perder, pero que mi Padre conservó a salvo para mí.

2. Padre, te doy gracias por lo que soy, por haber conservado mi Identidad inalterada e impecable en medio de todos los pensamientos de pecado que mi alocada mente inventó. 2Y te doy gracias también por haberme salvado de ellos. 3Amén.





AUDIOS de la Lección 229
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 229
A través de Mariano Noé.


Ocurrir de la Lección 229
a través de Martin Musarra


Lección 229
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda




































LECCIÓN 229

El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy.

Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

Jesús, en esta lección vuelve sobre el tema de nuestra verdadera identidad. Nos ha enseñado, reiteradas veces, que somos tal como Dios nos creó. Ahora, nos habla del Amor, que es la naturaleza de Dios y, por lo tanto, la nuestra. Necesitamos que nos decidamos, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, a ver la naturaleza amorosa en nuestra mente, de tal manera, que podamos extenderla afuera, a nuestros hermanos. 

Jesús, nos aclara sobre el poder de decisión del que siempre disponemos en el capítulo 12 sección VII:
_”El poder de decidir es la única libertad que te queda como prisionero de este mundo. Puedes decidir ver el mundo correctamente. Lo que hiciste de él no es su realidad, pues su realidad es sólo la que tú le confieres. No puedes realmente darle a nada ni a nadie nada que no sea amor, ni tampoco puedes recibir de ellos nada que no sea amor. Si crees que has recibido cualquier otra cosa, es porque miraste dentro de ti y creíste haber visto la capacidad de poder dar otra cosa. Fue únicamente esa decisión la que determinó lo que encontraste, pues dispuso lo que tenías que buscar”_. T-12. VII. 9:1-6

La única respuesta a la relación con los hermanos será amor pues veremos en ellos la faz de Cristo, veremos en ellos paz en lugar de conflicto, unidad en lugar de separación. Y esto permitirá la aplicación de los milagros o la corrección de la manera como veo a mis hermanos, en todas las situaciones que se me presenten. No veremos en los hermanos a enemigos sino a salvadores que nos están recordando la necesidad de no olvidar nuestra verdadera identidad de Hijos de Dios y que, siempre
 _”Soy tal como Dios me creó”_.
 
En nuestra mente siempre ha estado el recuerdo de Dios y de que fuimos creados por el Amor.

Hoy, se trata de reafirmar ese recuerdo, de agradecerle a Dios por ello. La mejor manera de reafirmarlo en nosotros es dando amor: que hoy tratemos a nuestros hermanos con amor, que a toda persona que llegue a nuestra mente la bendigamos con amor, que perdonemos y de esa manera le agradecemos a Dios y nos agradecemos a nosotros mismos porque los pensamientos amorosos sean los que nos guíen.

Con relación al tema del perdón

Nos dice Jesús en el tema especial 1. *¿Qué es el perdón?*:

_”El que no perdona se ve obligado a juzgar, pues tiene que justificar el no haber perdonado”_.
 
Sabemos que los juicios contribuyen a la separación y al ataque. Esto significa que estoy negando que
El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy.

Sigo dominado por el ego que busca que me sienta culpable, que me dice que he traicionado a Dios y merezco, por lo tanto, lo peor. De esta situación no puedo salir solo. Necesito la guía de Jesús y del Espíritu Santo para que me ayuden a perdonar de tal manera que sane mi mente y pueda recordar que soy Amor y no miedo.


Proceso de práctica de la lección

1. Tener momentos con Dios por la mañana y por noche

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)


  

2. Recordatorios cada hora. 

Cada hora recordaremos a Dios. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser o 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios.

4. Respuesta a la tentación.

Repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda














Kenneth Wapnick 

El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy.

Lección 229

"Las siguientes dos lecciones vuelven al tema de buscar y encontrar. Es importante que entendamos lo que deseamos encontrar, ya que determina lo que buscamos. Si queremos pruebas de que existimos como entidades separadas, las buscaremos. Si queremos encontrar que estábamos equivocados acerca de Dios y de Su Hijo, buscaremos experiencias y situaciones para demostrar cuán equivocados estábamos. Por lo tanto, primero decidimos lo que queremos enc~ontrar - intereses separados o compartidos - y luego elegimos el medio para llevarlo a cabo - ataque o perdón.

(1) «Busco mi verdadera Identidad, y la encuentro en estas palabras: "Soy Amor, pues el Amor fue lo que me creó". Ahora no necesito buscar más. El Amor ha prevalecido. Ha esperado tan quedamente mi regreso a casa, que ya no me volveré a apartar de la santa faz de Cristo. Y lo que contemple dará testimonio de la verdad de la Identidad que procuré perder, pero que mi Padre conservó a salvo para mí.» 

El recuerdo de mi Identidad como Cristo es silencioso en mi mente. No me persigue ni me grita, como lo hace mi yo falsamente creado y separado. Este recuerdo no llama literalmente, porque el Llamado del Espíritu Santo no es activo, siendo sólo la queda y simple presencia de la verdad en nuestras mentes. Así, preguntamos a la Voz, y escuchamos y vemos:

“ "¿Cuál es el significado de lo que contemplo?" Entonces se le da la respuesta. Y la puerta se abre para que la faz de Cristo refulja sobre aquel que con inocencia pide ver más allá del velo de las viejas ideas y de los conceptos ancestrales que por tanto tiempo abrigó contra la visión de Cristo en ti.” (T-31.VII.13:5-7)

Lo que vemos en nuestros hermanos es la inocente faz de Cristo, porque hemos escuchado el Llamado del Espíritu Santo de que nuestros compañeros de amor u odio especial expresan el Amor de Dios o Lo piden. En ese Llamado la Filiación está unida, porque compartimos juntos las mismas mentes erradas y correctas, y el poder del tomador de decisiones para elegir entre ambas. Así somos liberados para despertar del sueño de separación y recordar nuestra Identidad como la creación única del Amor.

(2) «Padre, te doy gracias por lo que soy, por haber conservado mi Identidad inalterada e impecable en medio de todos los pensamientos de pecado que mi alocada mente inventó. Y te doy gracias también por haberme salvado de ellos. Amén.»

En otras palabras, estaba equivocado. Mi mente alocada e imprudente, la fuente de mi aparente vida en la tierra, no tuvo ningún efecto sobre mi verdadera vida en el Cielo. A través de Su promesa de creación, Dios ha mantenido Su Palabra de que nuestra Identidad como Su Hijo permanecería por siempre inalterada e impecable, eterna y libre, como recordamos de esta conocida declaración del texto:

“Ésta es la promesa del Dios viviente: que Su Hijo viva, que toda criatura viviente forme parte de él y que nada más viva. Aquello a lo que tú has dado "vida" no está vivo, y sólo simboliza tu deseo de vivir separado de la vida, de estar vivo en la muerte, y de percibir a ésta como si fuese la vida, y al vivir, como la muerte... En la inmortalidad no hay cambios…” (T-29.1I.6:1-2; 7:4)"

Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.

















LECCIÓN 229
 
El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy.

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Cuando ocurrió la separación se nos originó  un problema de identidad. Olvidamos que somos los inocentes Hijos de Dios,  espíritus eternos,  invulnerables e inmortales, para convertirnos en seres vulnerables, pecaminosos, mortales, que sufren, se degradan y mueren. La salvación pasa por reconocer nuestra verdadera identidad: que somos Hijos del Amor, y que nuestra única realidad es Amor. 
 
"Busco mi verdadera Identidad, y la encuentro en estas palabras: "Soy Amor, pues el Amor fue lo que me creó". afirmar que soy Hijo del Amor, es reconocer nuestra verdadera identidad, a la vez que, negar la falsa identidad  que el ego nos había vendido. 

"Ahora no necesito buscar más." cuando el Amor se reconoce a Sí Mismo, ya no hay nada más que buscar, pues no hay nada más allá del Amor. El Amor  lo es todo y lo abarca todo, es la única realidad y la única verdad. 

En ese momento podemos decir que "El Amor ha prevalecido." así como la oscuridad desaparece ante la presencia de la luz, el miedo desaparece ante la presencia del Amor. 

Dios y el Amor son lo mismo. La condición natural del Amor es la eternidad no el tiempo, por eso el Amor "Ha esperado tan quedamente mi regreso a casa, que ya no me volveré a apartar de la santa faz de Cristo." el Amor no tiene afán, no sufre de miedo ni de ansiedad, por eso nos espera tranquilamente a que despertemos del sueño de separación, y en la medida que nos integremos en la silenciosa quietud del Amor, contemplaremos el mundo desde la visión de Cristo, la visión del Amor y el perdón. 

"Y lo que contemple dará testimonio de la verdad de la Identidad que procuré perder, pero que mi Padre conservó a salvo para mí."

ORACIÓN DEL DÍA:

"Padre, te doy gracias por lo que soy, por haber conservado mi Identidad inalterada e impecable en medio de todos los pensamientos de pecado que mi alocada mente inventó. Y te doy gracias también por haberme salvado de ellos. Amén."

PRACTICA:

Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras   memorizarlas mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad. 







Repasamos el
Capitulo 22



















CELEBRANDO EL MILAGRO 

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BENDICIONES! 



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