LECCIÓN 230
Ahora buscaré y hallaré la Paz de Dios.
1. Fui creado en la paz. 2 Y en la paz permanezco. 3 No me ha sido dado poder cambiar mi Ser. 4 ¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme me dio la paz para siempre! 5 Ahora sólo pido ser lo que soy.6 ¿Y podría negárseme eso cuando es eternamente verdad?
2. Padre, busco la paz que me diste al crearme. 2 Lo que se me dio entonces tiene que encontrarse aquí ahora, pues mi creación tuvo lugar fuera del tiempo y aún sigue siendo inmune a todo cambio. 3 La paz en la que Tu Hijo nació en Tu Mente aún resplandece allí sin haber cambiado. 4 Soy tal como Tú me creaste. 5 Sólo necesito invocarte para hallar la paz que me diste. 6 Es Tu Voluntad la que se la dio a Tu Hijo.
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de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 230
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Lección 230
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 230
Ahora buscaré y hallaré la Paz de Dios.
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Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
No es casualidad que Jesús, termine este primer tema especial dedicado al perdón con el pensamiento de la lección 230 Ahora buscaré y hallaré la Paz de Dios. Y es que de esto se trata Un curso de milagros: de encontrar la paz. A diferencia del ego que busca y busca y no encuentra, Jesús, nos asegura que sí buscamos con la Ayuda del Espíritu Santo hallaremos la Paz de Dios.
Para ello disponemos de la guía del Espíritu Santo y de Jesús y del perdón para sanar nuestra mente de todos los resentimientos y pensamientos no amorosos.
Jesús nos dice:
_”Fui creado en la paz. Y en la paz permanezco. No me ha sido posible cambiar mi Ser”_.
Fui creado en el Amor. En la paz y no en el conflicto del ego. Fui creado en el Amor, como vimos en la lección anterior. Fui creado como una extensión de la Mente Una de Dios. Fui creado en la Paz de Dios y en la paz permanezco. Recordemos que la Paz de Dios no es la paz de este mundo de conflicto y de especialismo, como nos dice Jesús en la pregunta 20 del Manual para el maestro:
_”La Paz de Dios se conoce al principio sólo por una cosa: desde cualquier punto de vista es una experiencia radicalmente distinta de cualquier experiencia previa. No trae a la mente nada que haya sucedido antes. No evoca nada que se pueda asociar con el pasado. Es algo completamente nuevo”_. M.20.2:2-5
Podemos encontrar la Paz de Dios mediante el perdón y para conservarla debemos no caer en la tentación de sentir ira. De esa manera, nos acercamos al instante santo donde nos sentimos unidos a Dios y a nuestros hermanos, donde trascendemos el cuerpo y reconocemos que somos espíritu.
Nos dice Jesús:
¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme me dio la paz para siempre!
Siempre he contado con la paz. Se trata de recordar mi verdadera identidad como Hijo de Dios, que no cambia con el tiempo, que es eterna, que es impecable.
Siempre hemos tenido el recuerdo de Dios como nos dice Jesús:
_”La paz en la que Tu Hijo nació en Tu Mente aún resplandece allí sin haber cambiado. Soy tal como Tú me creaste”_.
Jesús, nos reitera la importancia de invocar el Nombre de Dios, que es nuestra verdadera identidad, que reemplaza las oraciones como quiere, Jesús, que aprendamos en esta segunda parte del libro de ejercicios:
_”Sólo necesito invocarte para hallar la paz que me diste. Es Tu Voluntad la que se la dio a Tu Hijo”_.
Con relación al tema del perdón
Jesús nos dice en el tema especial 1.* ¿Qué es el perdón?*:
_”No hagas nada, pues, y deja que el perdón te muestre lo que debes hacer por medio de Aquel que es Tu Guía, Tu Salvador y Protector, Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás”_.
Que maravillosa guía nos da Jesús con esta enseñanza sobre como actuar en nuestras vidas. Ante cualquier situación que demande tomar una decisión primero perdonamos con la Ayuda del Espíritu Santo cualquier pensamiento no amoroso que nos esté quitando la paz y, sobre esa base, sabremos que hacer. Si no estamos en paz es porque no hemos perdonado y las decisiones que tomemos no podrán ser sino conflictivas. Será el perdón lo que nos trazará el camino.
Continúa Jesús:
_”Él ya te ha perdonado, pues ésa es la función que Dios le encomendó. Ahora tú debes compartir Su función y perdonar a aquel que Él ha salvado, cuya inocencia Él ve y a quien honra como el Hijo de Dios”_.
Jesús, nos llama a no hacer nada. Nada con el ego, nada con los pensamientos de ataque y los resentimientos y hacerlo, sí, todo con el Espíritu Santo, nuestro Guía. De tal manera, que sanemos nuestra mente para poder perdonar al hermano de quien nos hemos separado por nuestras interpretaciones basadas en el ego. Con el perdón podremos tener la paz que nos permita mantenernos tranquilos ante cualquier falta de amor proveniente de un hermano y nos reafirmemos en nuestra decisión de decir: Ahora buscaré y hallaré la Paz de Dios.
Proceso de práctica de la lección
1. Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)
2. Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser o 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios.
4. Respuesta a la tentación.
Repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Kenneth Wapnick
Lección 230
Ahora buscaré y hallaré la paz de Dios
"Hemos aprendido a través de las lecciones en la Parte I, y nuestro estudio del texto, cuán equivocados hemos estado en buscar la felicidad y la verdad donde nunca las encontraríamos. Ahora nos damos cuenta que sólo están en la mente recta, que es lo único que queremos.
(1) «Fui creado en la paz. Y en la paz permanezco. No me ha sido dado poder cambiar mi Ser. ¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme me dio la paz para siempre! Ahora sólo pido ser lo que soy. ¿Y podría negárseme eso cuando es eternamente verdad?»
Cambiar mi Ser nunca fue una opción o posibilidad. En mis sueños, tal vez, pero me ha sido dado ser parte de Dios, y ¿cómo podría una parte de la Totalidad perfecta estar separada de Sí Misma? ¿cómo podría el pecado afectar la verdad de mi realidad? y ¿cómo podría el Espíritu Santo «no» recordarme el perdón de mi pecaminosidad percibida?
“Ahora Él puede recordarle al mundo lo que es la impecabilidad: la única condición -inalterada e inalterable- de todo cuanto Dios creó. El Espíritu Santo puede ahora proclamar la Palabra de Dios a oídos atentos y llevar la visión de Cristo a ojos que ven. Ahora Él es libre de enseñarles a todas las mentes lo que ellas en realidad son para que gustosamente le sean devueltas a Él. Y ahora en Su visión y en la Palabra de Dios, se perdona y se pasa por alto completamente la culpabilidad.” (M-18.2:4-7)
(2:1-4) «Padre, busco la paz que Tú me diste al crearme. Lo que se me dio entonces tiene que encontrarse aquí ahora, pues mi creación fue algo aparte del tiempo y aún sigue siendo inmune a todo cambio. La paz en la que Tu Hijo nació en Tu Mente aún resplandece allí sin haber cambiado. Soy tal como Tú me creaste.»
Mi Identidad está fuera del tiempo y del espacio y, por lo tanto, no está enraizada en el mundo o en el cuerpo. Este tema central del libro de ejercicios, de hecho, del Curso mismo, me recuerda que la verdad de Quién soy es inmutable y permanece dentro de mi mente. Todo lo que necesito hacer es reclamarla a través del milagro:
“La realidad es inmutable. Los milagros no hacen sino mostrar que lo que tú has interpuesto entre la realidad y tu conciencia es ilusorio y que no es en modo alguno una interferencia. ...Precisamente porque la realidad es inmutable, existe en ella un milagro que sana todas las cosas cambiantes y te las ofrece para que las veas en una forma que te brinda felicidad y que está libre de temor. Se te concederá poder ver a tu hermano de esta manera...El Cristo en él es perfecto...Y cuando Él se te haya aparecido, tendrás la certeza de que eres como Él, pues Él es lo inmutable en tu hermano y en ti.” (T-30.VIII.4:1-2; 5:1-2, 5, 9).
(2:5-6) «Sólo necesito invocarte para hallar la paz que Tú me diste. Es Tu Voluntad la que se la dio a Tu Hijo.»
La respuesta de Dios a nuestro llamado se escucha en la relación especial, porque cuando perdonamos a nuestros compañeros especiales la tenebrosa culpabilidad que proyectamos sobre ellos, recordamos la luz que nos une como uno solo. Como Jesús cierra el anexo de Psicoterapia:
“Recuerda el plan de Dios para restaurar la dicha y la paz. Y no olvides qué simples son los caminos de Dios:
Estabas perdido en la oscuridad del mundo hasta que pediste luz. Y entonces Dios envió a Su Hijo para dártela.” (P-3.III.8:10-13)
En esta luz del perdón hemos hallado la paz que buscábamos, porque hemos recordado que nuestra voluntad y la de Dios son una sola."
Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
Traducción : Alfonso Martinez,
LECCIÓN 230
"Ahora buscaré y hallaré la paz de Dios."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
El título de la idea de hoy parece contradecir los párrafos siguientes de la lección. Esto es propio de los dos niveles en que se despliegan las enseñanzas del Curso, veamos:
"Fui creado en la paz. Y en la paz permanezco. No me ha sido dado poder cambiar mi Ser." esta es una afirmación del primer nivel del Curso, del nivel más metafísico, el que describe a Dios o el estado del Cielo. La paz es nuestra condición natural como Hijos de Dios, ha existido desde antes de la separación y existirá cuando el mundo desaparezca. Por lo tanto no cambia. "No me ha sido dado poder cambiar mi Ser" si la paz es inmutable, siempre existe, siempre dispondremos de ella, entonces no hay que buscarla ni hallarla, como nos lo dice la idea de la lección del día: "Ahora buscaré y hallaré la paz de Dios."
Esta aparente contradicción se explica, por el segundo nivel del Curso, más próximo a nuestra experiencia en este mundo, que tiene un sentido pedagógico, sin este segundo nivel nos sería muy difícil comprender a Dios y el estado del Cielo, pues creímos haber olvidado nuestro origen, por lo que creemos que necesitamos buscar y hallar la paz. El olvido lo percibimos como una perdida, un tesoro extraviado que debemos buscar y hallar. Cuando realmente lo único que tenemos que hacer es remover todos los obstáculos que nos impiden experimentar el amor y la paz que somos. Y eso lo logramos a través del perdón.
Pero igualmente desde la perspectiva del segundo nivel la frase "buscaré y hallaré la paz de Dios." nos da una sensación de seguridad y certeza de que el desenlace será inevitable. La palabra de inicio "Ahora" nos señala que a Dios lo encontraremos solo en el ahora, en el presente, en el instante santo, fuera del tiempo, nunca lo encontraremos en el pasado ni en el futuro. Dios está más allá del tiempo ilusorio, está en la eternidad, la única realidad que existe y que no está sujeta a cambios, a procesos de degradación o muerte, como creemos que nos sucede en este mundo.
"¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme me dio la paz para siempre!" Este es un párrafo de primer nivel, Dios: "me dio la paz para siempre!" por lo tanto, sigo conservando la paz, pues no puedo cambiar mi naturaleza divina, por lo que no hay que buscar lo que ya poseo por siempre, solo basta reconocerlo y aceptarlo.
Las dos siguientes oraciones parten del segundo nivel hacia el primer nivel, "Ahora sólo pido ser lo que soy." proclamar lo que soy, solo eso se requiere para que la verdad se restablezca y me reconozca como el perfecto Hijo de Dios.
"¿Y podría negárseme eso cuando es eternamente verdad?" la verdad la podemos negar, de hecho nuestra experiencia en este mundo es una negación de la verdad, pero lo que no podemos hacer es cambiar o alterar la verdad. Pero cuando proclamamos o pedimos la verdad no se nos negará, pues de hecho nos pertenece, es nuestra herencia natural como Hijos de Dios.
LA ORACIÓN DEL DIA:
"Padre, busco la paz que Tú me diste al crearme. Lo que se me dio entonces tiene que encontrarse aquí ahora, pues mi creación fue algo aparte del tiempo y aún sigue siendo inmune a todo cambio. La paz en la que Tu Hijo nació en Tu Mente aún resplandece allí sin haber cambiado. Soy tal como Tú me creaste. Sólo necesito invocarte para hallar la paz que Tú me diste. Es Tu Voluntad la que se la dio a Tu Hijo."
La oración del día inicia con una afirmación del segundo nivel "Padre, busco la paz" y luego la enlaza con afirmaciones del primer nivel "la paz que Tú me diste al crearme." Las frases siguientes van reiterando la verdad de nuestro origen, hasta llegar quizás a la más contundente afirmación: "Sólo necesito invocarte para hallar la paz que Tú me diste." no necesitamos hacer nada más, solo invocar a nuestro Creador, para que la verdad de la paz y el amor refulja en nuestras mentes y corazones.
PRACTICA:
Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
Texto sugerido
Capitulo 23 Introducción
CELEBRANDO EL MILAGRO
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