Lección 241 En este instante santo llega la salvación.






 LECCIÓN 241

En este instante santo llega la salvación.


1. ¡Qué alegría tan grande la de hoy! 2Éste es un día de una cele­bración especial. 3Pues este día le ofrece al mundo de tinieblas el instante que se fijó para su liberación. 4Ha llegado el día en que todos los pesares se dejan atrás y el dolor desaparece. 5La gloria de la salvación alborea hoy sobre un mundo que ha sido libe­rado. 6Éste es un tiempo de esperanza para millones de seres. 7Ahora ellos se unirán conforme tú los perdones a todos. 8Pues hoy tú me perdonarás a mí.                        .

2. Ahora nos hemos perdonado los unos a los otros, y así podemos por fin regresar a Ti. 2Padre, Tu Hijo, que en realidad jamás se ausentó, retorna al Cielo y a su hogar. 3iQué contentos estamos de que se nos haya restituido la cordura y de poder recordar que todos somos uno!




AUDIOS de la Lección 241
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 241
A través de Mariano Noé.


Ocurrir de la Lección 241
a través de Martin Musarra


Lección 241 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda





























LECCIÓN 241

En este instante santo llega la salvación.


Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Con la lección 241 En este instante santo llega la salvación se da inicio al tercer tema especial de la Segunda parte del libro de ejercicios. Recordemos que el primer tema especial fue ¿Qué es el perdón?, el segundo ¿Qué es la salvación? y el tercer es ¿Qué es el mundo? Podemos encontrar una relación entre los tres temas que llevamos hasta ahora. El perdón es la principal herramienta que tenemos para salvarnos del mundo interior que hemos fabricado. Esta es una muestra de la coherencia del pensamiento de Jesús. Paso a paso nos va dando los elementos que necesitamos para deshacer nuestra creencia en el sistema de pensamiento del ego.
.  
La lección 241 En este instante santo llega la salvación es una lección muy bella y sanadora pues apunta a que hagamos de nuestra vida un permanente instante santo. 

Jesús nos dice:

_”¡Qué alegría tan grande la de hoy! Este es un día de una celebración especial. Pues este día le ofrece al mundo de tinieblas el instante que se fijó para su liberación”_. 

Nos podemos liberar del miedo como veíamos en la lección de ayer. Ya no hay nada que temer. Sabemos que tenemos la ayuda de Jesús y del Espíritu Santo cuando lo deseemos y que contamos con el perdón para dejar las creencias del ego que nos llevan a desconocer nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios. Contamos con el instante santo: con esos momentos en los cuales nos olvidamos del pasado, de los juicios, de las preocupaciones por el cuerpo, de los resentimientos, de nuestra historia de sufrimiento y dolor, de la culpa y el miedo, de todo lo que hemos aprendido y con las manos vacías vamos al encuentro con Dios. Esas experiencias sanadoras de nuestra mente son maravillosas. Ya veíamos en el anterior tema de la salvación que Jesús nos decía de entrar diariamente al interior de nuestra mente:

_” a un altar al santo Nombre de Dios donde Su Palabra está escrita, con las ofrendas de tu perdón depositadas ante él, y tras ellas, no mucho más allá, el recuerdo de Dios”_. L.pII.2. 3:4

La ofrenda que le llevamos a Dios en esos instantes santos son las “azucenas del perdón”. Vale decir, que, en esos encuentros con Dios, deberíamos llegar con nuestras mentes limpias de rencores y resentimientos con nuestros hermanos,  con nosotros mismos o con Dios. Esa es la ofrenda que espera Dios. Ya Jesús nos ha enseñado que no podemos ir a Dios sin nuestros hermanos. 

Por eso nos dice Jesús:

_”La gloria de la salvación alborea hoy sobre un mundo que ha sido liberado. Este es un tiempo de esperanza para millones de seres. Ahora ellos se unirán conforme tú los perdonas a todos. Pues hoy tú me perdonarás a mí”_.
 
He liberado el mundo que tengo en mi interior. Ese es el mundo a liberar con el perdón. Jesús, nos dice que lo perdonemos. Es decir, que perdonemos las proyecciones de culpa y miedo que hemos descargado sobre Él. Jesús, no nos ha hecho nada. Son nuestras interpretaciones sobre Él las que tenemos que perdonar.

La grandeza del instante santo es lo que permite decir con Jesús en la oración de la lección:

”Ahora nos hemos perdonado los unos a los otros, y así podemos por fin regresar a Ti. Padre, Tu Hijo que en realidad nunca se ausentó, retorna al Cielo y a su hogar. ¡Que contentos estamos de que se nos haya restituido la cordura y de poder recordar que todos somos uno!”

Con relación al tema del mundo

Jesús nos dice en el tema especial 3. *¿Qué es el mundo?*:

_”El mundo es una percepción falsa. Nació del error y no ha abandonado su fuente”_.

Recordemos la relación entre proyección y percepción. Lo que veo en mi interior es lo que proyecto, lo que percibo, afuera. Percibo falsamente porque tengo pensamientos falsos originados en la creencia de la separación de Dios lo cual se traduce en pensamientos de pecado, culpa y miedo que es lo que creo ver afuera. El mundo externo a mí que creo ver se relaciona con los pensamientos de conflicto que dominan mi mente. Si aplicamos la lección de hoy puedo, mediante el perdón, sanar mi mente en el instante santo y, en consecuencia, ese mundo de conflicto que creo ver, lo veré con la visión de Cristo: veré un mundo perdonado, de paz y de amor y contribuiré, de esa manera, a La salvación. 

Proceso de práctica de la lección


Tener momentos con Dios por la mañana y por noche

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.


Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)

Recordatorios cada hora. 

Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora

Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos  a Dios.

Respuesta a la tentación.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda



Kenneth Wapnick 

”En este instante santo llega la salvación.”

Lección 241

"(1:1-5) «¡Qué alegría tan grande la de hoy! Éste es un día de una celebración especial. Pues este día le ofrece al mundo de tinieblas el instante que se fijó para su liberación. Ha llegado el día en que todos los pesares se dejan atrás y el dolor desaparece. La gloria de la salvación alborea hoy sobre un mundo que ha sido liberado.»

El perdón es la clave para este dejar atrás, porque solo él deshace la culpa que es la fuente de todo pesar. Sus oscurecidas nubes, llenas de lágrimas de dolor, se desvanecen suavemente cuando la calidez de la luz del instante santo irradia sobre ellas, así como el cálido sol de la mañana disuelve la neblina temprana que arroja un manto al alborear de un nuevo día.

(1:6-8) «Éste es un tiempo de esperanza para millones de seres. Ahora ellos se unirán conforme tú los perdones a todos. Pues hoy tú me perdonarás a mí.» 

La verdadera esperanza se halla, no en el mundo de las nubes oscurecidas, sino en el poder de la mente para elegir la luz. Sólo esto puede deshacer la culpa que es la fuente de todo dolor y tristeza.

Estas nubes, sembradas por nuestra creencia en la separación, desaparecen suavemente cuando son llevadas al pensamiento de unidad. Sin embargo, este pensamiento debe realmente abrazar a «todas» las cosas vivientes, de lo contrario, los lugares de oscuridad llenos de culpa seguirán arrojando sus sombras malignas sobre el mundo y excluyendo a la Filiación del legítimo lugar que le corresponde en la unicidad del Cielo. Más aún, este abrazo  todo-inclusivo debe incluir a Jesús también, porque ¿cómo puede ser él excluido de la Filiación, y sin embargo ser salvos? Recuerda su súplica a nosotros en el siguiente texto:

“Perdóname por todos los pecados que crees que el Hijo de Dios cometió. Y a la luz de tu perdón él recordará quién es y se olvidará de lo que nunca fue.” (T-19.IV-B.6:2-3)
 
Al perdonar a Jesús por lo que nunca hizo, nos perdonamos a nosotros mismos también. El pecado de la separación no tuvo ningún efecto sobre la unidad de la luz de la creación. En esta declaración del libro de ejercicios, por lo tanto, Jesús nos dice que en el instante santo el Hijo de Dios es uno, lo cual significa que perdonamos a todos por lo que ellos nunca han hecho, reconociendo que la paz interior es impermeable a cualquier influencia externa. Por consiguiente, todos compartimos la misma necesidad y propósito de recordar el feliz hecho del perdón, a medida que la luz de la eternidad, reflejada en este instante de salvación, desvanece gentilmente el pensamiento de separación que nunca ocurrió.

(2) «Ahora nos hemos perdonado los unos a los otros, y así podemos por fin regresar a Ti. Padre, Tu Hijo, que en realidad jamás se ausentó, retorna al Cielo y a su hogar. ¡Qué contentos estamos de que se nos haya restituido la cordura y de poder recordar que todos somos uno!»

Cuando nos hemos alejado del sistema de pensamiento de separación, todas las diferencias entre nosotros desaparecen a medida que nuestros intereses aparentemente separados se unen y se convierten en uno solo. En este instante santo Jesús deja de ser nuestro maestro, ya que su amor y el nuestro son el mismo. Y en ese amor la Filiación está unida como una sola, «sin excepción». Una vez más, somos llevados a esta comprensión final mediante la aceptación de la unidad de propósito que el perdón restaura en la mente de la Filiación que duerme. Así dejamos el infierno del ego y volvemos al Cielo que nunca dejamos, como se nos recuerda gratamente en la visión final de Jesús del despertar de los Hijos Dios, quienes han elegido de nuevo:

“El himno de la salvación resonará a través del mundo con cada elección que cada uno de ellos haga. Pues compartimos un mismo propósito, y el fin del infierno está cerca...Y según cada uno de ellos elija unirse a mí, el himno de gratitud que se extiende desde la tierra hasta el Cielo se convertirá, de unas cuantas notas sueltas, en un coro todo-abarcador, que brota de un mundo redimido del infierno y que te da las gracias a Ti.” (T-31.VIII.10:7-8; 11:5)."


Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.







LECCIÓN 241
 
"En este instante santo llega la salvación."

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

La idea de hoy es el anuncio de una gran noticia: la llegada de la salvación. Lo que tanto hemos buscado y trabajado a través del perdón y la oración, se nos anuncia su jubilosa llegada: "¡Qué alegría tan grande la de hoy! Éste es un día de una celebración especial."

La lección parece situarnos en un hipotético futuro, "Pues este día le ofrece al mundo de tinieblas el instante que se fijó para su liberación." pareciera que desde el futuro se nos anuncia el fin de las tinieblas del mundo. Pero dicho anuncio sólo es el resultado de nuestra percepción lineal del tiempo. El instante santo que nos anuncia el fin del mundo y la hora de la salvación, es un estado de no tiempo, un instante de conexión con la eternidad. Allí no existe el tiempo con su pasado y su futuro. El anuncio de la llegada de la salvación nos llega desde la intemporalidad, y desde esa certeza nos anuncia que "Ha llegado el día en que todos los pesares se dejan atrás y el dolor desaparece."

Y nos garantiza que  "La gloria de la salvación alborea hoy sobre un mundo que ha sido liberado."

"Éste es un tiempo de esperanza para millones de seres." estos millones de seres se unirán a la salvación en la medida que que los perdone "Ahora ellos se unirán conforme tú los perdones a todos."

Y la última y quizás más sorprendente oración de esta lección: que hoy elijo perdonar a Jesús: "Pues hoy tú me perdonarás a mí."  no porque crea que Jesús sea responsable de mis desgracias en este mundo, sino porque el representa la inocencia de esos millones de seres que yo creo que debo perdonar. Al perdonar a Jesús perdono a todos mis hermanos por lo que nunca me han hecho, pues ningún hermano me ha hecho nada, el único sujeto de perdón soy yo mismo, por mis ilusiones y pensamientos  de ataque contra mi mismo y contra mis hermanos. Al perdonar a Jesús me uno con Él y con todos mis hermanos, pues la salvación es equivalente a la unicidad de toda la Filiación con nuestro Padre. 

ORACIÓN DEL DÍA:

"Ahora nos hemos perdonado los unos a los otros, y así podemos por fin regresar a Ti. Padre, Tu Hijo, que en realidad jamás se ausentó, retorna al Cielo y a su hogar. iQué contentos estamos de que se nos haya restituido la cordura y de poder recordar que todos somos uno!"

PRACTICA:

Repasa el tema especial de esta sección, titulado "¿Qué es el mundo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras   memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.  



TEXTO








CELEBRANDO EL MILAGRO 

CELEBRA LA CORRECCIÓN QUE OCURRE AHORA 

BENDICIONES!










Share:

Facebook comments: