Mi papel en el plan de Dios para la salvación es esencial.
1. Del mismo modo en que el Hijo de Dios completa a su Padre, así también tu papel en el plan de tu Padre completa dicho plan. 2 La salvación tiene que invertir la descabellada creencia en pensamientos y cuerpos separados, que viven vidas separadas y siguen caminos diferentes. 3 Cuando mentes separadas comparten una sola función, se unen en un único propósito, pues cada una de ellas es igualmente esencial para todas las demás.
2. La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad. 2 ¿Por qué habrías de querer ir en contra de Su Voluntad? 3 El papel que ha reservado para ti en el desarrollo de Su plan se te da para que puedas ser restituido a lo que Él dispone. 4 Este papel es tan esencial para Su plan como para tu felicidad. 5 Tu dicha tiene que ser total para que aquellos a los que Él te envía puedan entender Su plan. 6 Ellos verán su función en tu luminoso semblante y oirán a Dios llamándoles en tu risa feliz.
3. Eres ciertamente esencial en el plan de Dios. 2 Sin tu dicha, la Suya no es total. 3 Sin tu sonrisa, el mundo no se puede salvar. 4 Mientras la tristeza se abata sobre ti, la luz que el Propio Dios designó como el medio para salvar al mundo se atenúa y pierde su fulgor, y nadie ríe porque toda risa no es sino el eco de la tuya.
4. Eres ciertamente esencial en el plan de Dios. 2 Del mismo modo en que tu luz aumenta el fulgor de todas las luces que brillan en el Cielo, así también tu dicha en la tierra exhorta a todas las mentes a abandonar sus pesares y a ocupar su puesto junto a ti en el plan de Dios. 3 Los mensajeros de Dios rebosan de dicha, y su júbilo sana todo pesar y desesperación. 4 Son la prueba de que lo que la Voluntad de Dios dispone es perfecta felicidad para todos los que aceptan los regalos de su Padre como propios.
5. Hoy no nos permitiremos estar tristes, 2 pues, en tal caso, no estaríamos asumiendo el papel que tan esencial es para el plan de Dios y para nuestra visión. 3 La tristeza es señal de que prefieres desempeñar otro papel en vez del que Dios te encomendó. 4 Y así, no le muestras al mundo cuán grande es la felicidad que Él dispone para ti y, por consiguiente, no reconoces que ya dispones de ella.
6. Hoy vamos a tratar de comprender que la dicha es nuestra función aquí. 2 Si estás triste, no sólo no estarás cumpliendo tu función, sino que estarás privándote a ti mismo, y al mundo entero, de ella. 3 Dios te pide que seas feliz para que el mundo pueda ver cuánto ama a Su Hijo y que Su Voluntad es que ningún pesar menoscabe su dicha, ni que ningún miedo lo acose y perturbe su paz. 4 Hoy eres el mensajero de Dios. 5 Brindas Su Felicidad a todo aquel que contemplas y Su Paz a todo aquel que al contemplarte ve Su mensaje en tu feliz semblante.
7. Hoy nos prepararemos para esto durante las sesiones de práctica de cinco minutos, dejando que la felicidad brote en nosotros tal como dispone la Voluntad de nuestro Padre y la nuestra. 2 Comienza los ejercicios con el pensamiento que la idea de hoy presenta. 3 Luego comprende que tu papel es ser feliz. 4 Esto es lo único que se te pide a ti o a cualquiera que desee ocupar el lugar que le corresponde entre los mensajeros de Dios. 5 Piensa en lo que esto significa. 6 Estabas ciertamente equivocado al creer que se te estaba exigiendo algún sacrificio. 7 De acuerdo con el plan de Dios tan sólo puedes recibir, y nunca perder nada, hacer sacrificio alguno o morir.
8. Tratemos ahora de encontrar esa dicha que nos demuestra a nosotros, así como a todo el mundo, lo que la Voluntad de Dios dispone para nosotros. 2 Tu función es encontrarla aquí, y encontrarla ahora. 3 Para eso viniste. 4 ¡Ojalá que hoy sea el día en que lo logres! 5 Busca en lo más profundo de ti, sin dejarte desanimar por pensamientos pueriles y metas absurdas que pasarás de largo según asciendes para encontrarte con el Cristo en ti.
9. Él estará allí. 2 Y tú puedes llegar hasta Él ahora. 3 ¿Qué otra cosa preferirías contemplar en lugar de Aquel que aguarda para que tú lo contemples? 4 ¿Qué pensamiento pueril podría detenerte? 5 ¿Qué meta absurda podría impedirte triunfar cuando es Dios Mismo Quien te llama?
10. Él estará allí. 2 Eres esencial en Su plan. 3 Hoy eres Su mensajero. 4 Y tienes que encontrar lo que Él quiere que des. 5 No te olvides de la idea de hoy entre las sesiones de práctica de cada hora. 6 Es tu Ser Quien te llama hoy. 7 Y es a Él a Quien respondes cada vez que te dices a ti mismo que eres esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo.
AUDIOS de la Lección 100
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 100
A través de Mariano Noé
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a través de Martin Musarra
Lección 100 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 100
Mi papel en el plan de Dios para la salvación es esencial.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*
Ésta es una lección muy feliz. Destaca que la Voluntad de Dios para mí es felicidad, dicha, tranquilidad y que yo, con mi ejemplo, de vivir con felicidad y paz, puedo contribuir al plan de Dios para la salvación.
Jesús, en la lección 125, nos explica que es el Plan de Dios:
_”Ningún otro remedio puede salvarlo pues el Plan de Dios es simplemente éste: el Hijo de Dios es libre de salvarse a sí mismo, y se le ha dado la Palabra de Dios para que sea su Guía, y esté por siempre a su lado y en su mente, a fin de conducirlo con certeza a casa de Su Padre por su propia voluntad, la cual es eternamente tan libre como la de Dios”_. (L-125.2:2)
Podemos tomar la decisión de salvarnos a nosotros mismos siguiendo al Espíritu Santo como nuestro maestro que nos llama a escuchar la Palabra de Dios y no la del ego para que hagamos la Voluntad de Dios: ser felices. Nadie nos va a salvar. De hecho, ya nuestro Padre nos ha dado Su Palabra de que ya hemos sido salvados porque, por el principio de la Expiación, la separación de Dios nunca ocurrió. Pero, como creemos que si fue cierto, necesitamos tomar la decisión de salvarnos haciendo la Voluntad de Dios y participando en el Plan de Dios para la salvación.
Jesús nos dice en la lección:
_”Del mismo modo en que el Hijo de Dios completa a su Padre, así también tu papel en el plan de tu Padre completa dicho plan. La salvación tiene que invertir la descabellada creencia en pensamientos y cuerpos separados, que viven vidas separadas y siguen caminos diferentes. Cuando mentes separadas comparten una sola función, se unen en un único propósito, pues cada una de ellas es igualmente esencial para todas las demás”_.
Mi papel en el plan de Dios es hacer Su Voluntad y
¬“la Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad”_.
Que maravilla, que descanso produce esta afirmación de Jesús. No tenemos que hacer ningún sacrificio, ni sufrir para tener derecho a la felicidad. Lo único que tenemos que hacer es reconocer que ya disponemos de ella, pero, que la nube de resentimientos no nos permite ver la luz que somos como Hijos de Dios la cual alimenta nuestra felicidad. Hoy, se trata, con la ayuda del Espíritu Santo, de encontrar esa fuente de la felicidad en nuestra mente. Jesús, nos llama a reconocer la importancia de nuestro papel en el plan de Dios y cómo podemos decidirnos a estar unidos a otras mentes en el propósito de la salvación.
Nos dice Jesús:
_”La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad. ¿Por qué habrías de querer ir en contra de Su Voluntad? El papel que ha reservado para ti en el desarrollo de Su plan se te da para que puedas ser restituido a lo que Él dispone. Este papel es tan esencial para Su plan como para tu felicidad. Tu dicha tiene que ser total para que aquellos a los que Él te envía puedan entender Su plan. Ellos verán su función en tu luminoso semblante y oirán a Dios llamándoles en tu risa feliz”_.
Aquí, Jesús, nos llama a enseñar con el ejemplo. Si somos ejemplo de dicha, de paz, de felicidad podrán entender nuestros hermanos que proviene del hecho de que estamos haciendo la Voluntad de Dios. Que bellas palabras las de Jesús:
_”Ellos verán su función en tu radiante faz, y en tu risa feliz oirán a Dios llamándolos”_.
Jesús nos dice:
_“Tu dicha en la tierra exhorta a todas las mentes a abandonar sus pesares y a ocupar su puesto junto a ti en el plan de Dios”_.
Aquí, Jesús, reitera lo que nos ha enseñado. Se trata, también, de enseñar con el ejemplo. Si nos encontramos un hermano que se siente triste, solo, desvalorizado, rechazado y él ve que lo miramos como lo miraría Jesús con la alegría de reconocer en él la grandeza de un Hijo de Dios, seguramente, que él se reconocerá así.
Jesús, nos dice:
_”Hoy no nos permitiremos estar tristes, pues, en tal caso, no estaríamos asumiendo el papel que tan esencial es para el plan de Dios y para nuestra visión. La tristeza es señal de que prefieres desempeñar otro papel en vez del que Dios te encomendó. Y así, no le muestras al mundo cuán grande es la felicidad que Él dispone para ti y, por consiguiente, no reconoces que ya dispones de ella”_.
Jesús, nos llama a no dejarnos abatir por la tristeza. La tristeza hace relación a esperar que las cosas nos resulten como queramos; a sentirnos menos, a no creer en nosotros mismos; a no reconocer nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios y tampoco reconocerla en nuestros hermanos; a preocuparnos por nuestras relaciones especiales, etc. Si estoy triste es porque he decidido hacer algo distinto a lo que quiere Dios para mí: la perfecta felicidad. Necesito pedirle ayuda al Espíritu Santo y a Jesús, para que me ayuden a perdonar la interpretación con el ego que me produce la tristeza.
Jesús nos dice:
_“Tu papel es ser feliz. Esto es lo único que se te pide a ti o a cualquiera que desee ocupar el lugar que le corresponde entre los mensajeros de Dios”_.
Para que podamos ser felices necesitamos perdonar, siempre con la ayuda del Espíritu Santo. Todos podemos ser mensajeros de Dios. ¿Quién es un mensajero? El que lleva un mensaje. Todos podemos
*RECIBIR* el mensaje de Dios. Lo acepto y lo aplico a mi propia vida. Acepto la Expiación para mí mismo, es decir, le entrego al Espíritu Santo mis errores para que los corrija, elimine la culpa y reconozca mi inocencia. Pero no me puedo quedar con el mensaje:
*DOY* el mensaje a todos los que el Espíritu Santo me envíe. Puede ser con palabras, acciones, o simplemente con la actitud de compasión que expreso al reconocer la grandeza de mi hermano como Hijo de Dios. Y luego, de haber dado el mensaje, lo
*RECONOZCO*, lo integro, lo hago mío, en mi corazón.
Jesús, como nos ha venido enseñando nos llama a ir al interior de nuestra mente para encontrar la dicha:
_”Tratemos ahora de encontrar esa dicha que nos demuestra a nosotros, así como a todo el mundo, lo que la Voluntad de Dios dispone para nosotros. Tu función es encontrarla aquí, y encontrarla ahora. Para eso viniste. ¡Ojalá que hoy sea el día en que lo logres! Busca en lo más profundo de ti, sin dejarte desanimar por pensamientos pueriles y metas absurdas que pasarás de largo según asciendes para encontrarte con el Cristo en ti”_.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección, como se nos propone, siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos, hoy, con mayor razón, de reír.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Kenneth Wapnick
“Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.”
*Lección 100*
Estas próximas seis lecciones, 100 a 105, enseñan que la Voluntad de Dios para nosotros es felicidad, paz y dicha, no sufrimiento. Esta es la corrección obvia para la creencia comunmente abrigada, no solo en los círculos religiosos, de que la Voluntad de Dios (o de la naturaleza) es que suframos y nos sacrifiquemos, y que la felicidad no se puede encontrar sin ello.
(1:1) «Del mismo modo en que el Hijo de Dios completa a su Padre, así también tu papel en el plan de tu Padre completa dicho plan.»
Esto no significa que hasta que yo perdone, todos sufren. Significa que en el instante en que permito que mi mente se cure de la creencia en la separación – la aceptación de la Expiación para mí mismo (“el plan de tu Padre”) – la Filiación como un todo se sana, ya que es una sola.
(1:2) «La salvación tiene que invertir la descabellada creencia en pensamientos y cuerpos separados, que viven vidas separadas y recorren caminos separados.»
Jesús está hablando aquí de deshacer todo el sistema de pensamiento de separación, en toda su miríada de formas y tamaños. A pesar de sus diferencias en la forma, todos los pensamientos y cuerpos comparten una característica sobresaliente: son igualmente ilusorios. En ninguna parte está esto mejor expresado que en este pasaje sobre las insensatas sustituciones de especialismo con las que tan fervientemente nos identificamos y creemos que es la realidad:
“Tus míseras e insensatas substituciones, trastocadas por la locura y formando torbellinos que se mueven sin rumbo cual plumas arrastradas por el viento, son insubstanciales. Se funden, se juntan y se separan, de acuerdo con patrones cambiantes que no tienen sentido y que no tienen que ser juzgados en absoluto. No tiene objeto juzgarlos individualmente. Las insignificantes diferencias que en lo relativo a la forma parece haber entre ellas no son diferencias reales en absoluto. Ninguna de tus substituciones tiene importancia. Eso es lo único que tienen en común, nada más. Sin embargo, ¿ qué otra cosa es necesaria para hacer que todas sean lo mismo?” (T-18.I.7:6-12)
Al ver nuestras relaciones ilusorias como lo que son, reconociendo su igualdad fundamental, somos gentilmente “guiados en nuestros primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación nos hizo descender.” (T-28.III.1:2)
“El Espíritu Santo te lleva dulcemente de la mano, y desanda contigo el camino recorrido en el absurdo viaje que emprendiste fuera de ti mismo, conduciéndote con gran amor de vuelta a la verdad y a la seguridad de tu interior. Él lleva ante la verdad todas tus dementes proyecciones y todas tus descabelladas substituciones, las cuales ubicaste fuera de ti. Así es como Él invierte el curso de la demencia y te devuelve a la razón.” (T-18.I.8:3-5)
La siguiente línea amplifica este proceso de inversión:
(1:3) «Cuando mentes separadas comparten una sola función, se unen en un solo propósito, pues cada una de ellas es igualmente esencial para todas las demás.»
Lo que nos permite ascender por la escalera que la separación nos hizo descender es ver el «único» propósito que nos une aquí. Así es la verdad de la unicidad del Hijo de Dios reflejada dentro del mundo separado de la ilusión. Pedir la ayuda de Jesús para que podamos ver a través de sus ojos nos permite pasar por alto – mirar más allá – las distinciones superficiales que nos separarían del propósito que nos hace uno.
(2:1-4) «La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad. ¿Por qué habrías de querer ir en contra de Su Voluntad? El papel que Él ha reservado para ti en el desarrollo de Su plan se te da para que puedas ser restituido a lo que Él dispone. Este papel es tan esencial para Su plan como para tu felicidad.»
Todos sabemos la respuesta a la pregunta en la segunda oración. Si queremos ser verdaderamente felices, no tendremos problemas – sin pasado, especialismo o resentimientos. Sin ellos, no sabremos quiénes somos. Como resultado, sacrificamos gustosamente nuestra verdadera felicidad para poder mantener nuestro pequeño ser intacto. Eso explica por qué, a medida que pasamos cada día, no siempre estamos felices. La infelicidad es una decisión que dice que preferimos ser infelices y permanecer aquí, en lugar de felices y desaparecer en el Corazón de Dios. Por lo tanto, nos resistimos firmemente a cumplir con nuestra parte de perdonar nuestras relaciones especiales. El ego nos dice que si retenemos nuestros resentimientos, conservaremos nuestra identidad separada, cumpliendo así su voluntad en lugar de la de Dios. Por lo tanto, seguimos teniendo la razón, ¡pero ciertamente no estamos felices!
(2:5-6) «Tu dicha tiene que ser total para que aquellos a los que Él te envía puedan entender Su plan. Ellos verán su función en tu radiante faz, y en tu risa feliz oirán a Dios llamándoles.»
Recuerda que el lenguaje de Un Curso de Milagros es que Dios o el Espíritu Santo “nos envía” a las personas. En verdad, Ellos no nos envían a ninguna parte, porque no hay nadie a quien enviar. Jesús, por lo tanto, usa términos metafóricamente para comunicarse con nosotros en el nivel de nuestra propia experiencia. El cristianismo ha usado este lenguaje durante siglos, aunque los términos se entendían literalmente. Los evangelios declaran explícitamente, y deben ser tomados literalmente, que Dios envía a las personas entre sí, y Jesús exhorta específicamente a sus discípulos a que salgan y les enseñen a los incrédulos (por ejemplo, Mateo 28:19). En su curso, Jesús usa un lenguaje idéntico, pero con un significado decididamente diferente del cristiano tradicional. Nuestras vidas son guiones que «nosotros» – los tomadores de decisiones en nuestras mentes – hemos escrito. El Espíritu Santo provee su respuesta de perdón por cada problema de culpa y ataque que hemos cometido. Así es, una vez que hemos elegido experimentar las relaciones a través de Sus ojos en lugar de los nuestros, que cada persona con la que nos encontramos es “enviada” a nosotros, porque cada persona nos ofrece otra oportunidad para perdonar. Por lo tanto, cada encuentro se convierte en uno santo, porque en cada uno se encuentra el dulce recordatorio de Jesús de que, debido a que él siempre está con nosotros, también lo está el «único» Hijo de Dios:
“Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se trata de un encuentro santo. Tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como lo trates, así te tratarás a ti mismo. Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo. Nunca te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti mismo o bien te pierdes a ti mismo. Cada vez que dos Hijos de Dios se encuentran, se les proporciona una nueva oportunidad para salvarse. No dejes de darle la salvación a nadie, para que así la puedas recibir tú. Yo estoy siempre contigo, en memoria «tuya».” (T-8.III.4)
Al aprender esta gozosa lección, nos unimos a la “risa feliz” de Jesús: la sonrisa gentil que surge de la dicha de la mente que dice que nuestros pecados han sido perdonados. Esa es la única dicha verdadera posible dentro de nuestros sueños terrenales de dolor y sufrimiento. Huelga decir que Jesús no se está refiriendo a una risa física, aunque la idea de la risa se puede reflejar en un rostro dichoso y feliz.
(3:1-2) «Eres ciertamente esencial en el plan de Dios. Sin tu dicha, la Suya no es total.»
Es imposible que la dicha de Dios sea incompleta. Estamos de nuevo en la tierra de la metáfora, simbolizando el amor y la dicha del Cielo, transmitidos en formas que podemos aceptar y comprender. No permitas que el lenguaje de la dualidad comprometa la no dualidad de la verdad perfecta de Dios: La Unicidad y la Totalidad de Dios nunca pueden ser separadas e incompletas.
(3:3-4) «Sin tu sonrisa, el mundo no se puede salvar. Mientras la tristeza se abata sobre ti, la luz que el Propio Dios designó como el medio para salvar al mundo se atenúa y pierde su fulgor, y nadie ríe porque toda risa no es sino el eco de la tuya.»
Aquí la sonrisa tiene que ver con deshacer la miseria de creer que estás separado de Dios y, por lo tanto, mereces ser castigado. Jesús está describiendo la dicha de saber que has sido perdonado. Sin importar lo que creas haber hecho a otros, a ti mismo o a Dios, no ha tenido ningún efecto sobre la realidad. La fuente de la culpa es la creencia de que nuestro “pecado” ha afectado la realidad. Toda tristeza proviene de creer esta ilusión; toda dicha de aceptar su irrealidad. Además, este pasaje resalta para nosotros nuevamente la naturaleza todo-inclusiva de la salvación: un Hijo es todos los Hijos; una sonrisa es todas las sonrisas; una luz es todas luces – la verdad de la Unicidad es absoluta y universal.
(4) «Eres ciertamente esencial en el plan de Dios. Del mismo modo en que tu luz aumenta el fulgor de todas las luces que brillan en el Cielo, así también tu dicha en la tierra exhorta a todas las mentes a abandonar sus pesares y a ocupar su puesto junto a ti en el plan de Dios. Los mensajeros de Dios rebosan de dicha, y su júbilo sana todo pesar y desesperación. Ellos son la prueba de que lo que la Voluntad de Dios dispone para todos los que aceptan los regalos de su Padre como propios es perfecta felicidad.»
El tema de la unicidad regresa, y nunca con demasiada frecuencia, porque necesitamos recordatorios constantes para ayudarnos a desaprender nuestra creencia firmemente arraigada en la realidad de la separación y los intereses separados. La aceptación de estos recordatorios es la fuente de nuestra dicha: estábamos equivocados y Jesús está en lo cierto. Además, nuestra aceptación es la de todos, incluso si esa elección permanece inconsciente. Así nos convertimos en los mensajeros dichosos de Dios, llamando a todas las mentes a recordar que hay otra opción. Nuestro llamado no es mediante palabras, sino mediante la paz, la dicha y la felicidad que se extienden desde nuestras mentes a todas las mentes. Nuestro ejemplo enseña que la Expiación es verdadera, y el mito del pecado, la culpa y el temor del ego es una mentira:
Dios no está enojado; Su Amor permanece sin cambios por toda la eternidad.
(5:1-2) «Hoy no permitiremos que la tristeza se abata sobre nosotros. Pues en tal caso, no estaríamos asumiendo el papel que tan esencial es para el plan de Dios y para nuestra visión.»
Esto no significa que debas poner una cara feliz, ni que debas dejar de sentirte triste. Sin embargo, cuando te sientas triste, debes saber que proviene del pensamiento de tristeza de tu mente, nacido de haber elegido al ego sobre Dios. Luego pídele a Jesús que te ayude a cambiar de mentalidad para que puedas tomar parte en el plan de Dios para salvar a Su Hijo del sufrimiento y el dolor. Su llamado a nosotros es constante; recuerda este ejemplo cerca del final del texto:
“Elige de nuevo si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo, o si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos allí.” (T-31.VIII.1:5; italics omitted)
Nuestra decisión de estar tristes es la decisión de mantenernos a nosotros mismos y a la Filiación al margen de la salvación y en el infierno. Por lo tanto, negamos la visión que encuentra dicha en la sonrisa gentil, que suavemente sonríe ante el pensamiento de que el Hijo de Dios alguna vez podría estar triste.
Para enfatizar este punto, Jesús no está diciendo que literalmente deberíamos sonreír todo el día. Por el contrario, nos está enseñando a ser conscientes de la tristeza que viene cuando no sonreímos. De esa manera nos hacemos libres para pedir ayuda al Pensamiento de la felicidad en nuestras mentes.
(5:3-5) «La tristeza es señal de que prefieres desempeñar otro papel en lugar del que Dios te ha encomendado. Y así, no le muestras al mundo cuán grande es la felicidad que Él dispone para ti, y, por consiguiente, no reconoces que ya dispones de ella.»
El papel del ego es demostrar que Dios está equivocado. El papel del Espíritu Santo es demostrar que Él está en lo cierto. La tristeza demuestra que nuestro ego ha ganado; felicidad que él ha perdido. Al negar a nuestros hermanos los frutos de nuestra felicidad, negamos los mismos frutos para nosotros mismos.
(6:1-2) «Hoy trataremos de comprender que la dicha es nuestra función aquí. Si te dejas abatir por la tristeza, no sólo no estarás cumpliendo tu función, sino que estarás privándote a ti mismo de dicha y al mundo también.»
Si identificas tu papel con el perdón, cuando estás triste sabes que es porque te aferras a un resentimiento, creyendo que es la salvación. Por lo tanto, estás diciéndole a Jesús que él está equivocado y que tú tienes la razón. Aquí se aplica una paráfrasis de la Lección 5: nunca estoy triste por la razón que creo. Mi tristeza nunca proviene de circunstancias que van más allá de mí – ya sea en mi cuerpo o en el de otro – sino por la decisión de mi mente de atacar en lugar de perdonar, seguir al ego en lugar del Espíritu Santo. Es por eso que la salvación es simple. Como ya hemos visto: un sólo problema, una sola solución.
(6:3-5) «Dios te pide que seas feliz para que el mundo pueda ver cuánto ama Él a Su Hijo y que Su Voluntad es que ningún pesar menoscabe su dicha ni que ningún miedo lo acose y perturbe su paz. Tú eres hoy el mensajero de Dios. Brindas Su felicidad a todo aquel que contemplas y Su paz a todo aquel que al contemplarte ve Su mensaje en tu feliz semblante.»
Una y otra vez Jesús nos recuerda estos pensamientos felices, reflejando su deseo de que aprendamos sus felices lecciones de perdón. Este aprendizaje es realmente desaprender la historia del ego de la ira interminable de Dios y el deseo de que suframos por nuestros pecados. A medida que reemplazamos la pesadilla de tristeza y dolor del ego con los felices sueños de paz y dicha del Espíritu Santo, nuestra elección hace eco en todo el mundo que el ego maldijo, pero que ahora es bendecido a través de nuestro feliz semblante. Al aceptar el mensaje feliz de Dios para nosotros, nos convertimos en Su mensajero para el mundo de la tristeza.
(7) «Hoy nos prepararemos para esto durante las sesiones de práctica de cinco minutos, dejando que la felicidad brote en nosotros tal como dispone la Voluntad de nuestro Padre y la nuestra. Comienza los ejercicios con el pensamiento que la idea de hoy presenta. Luego comprende que tu papel es ser feliz. Esto es lo único que se te pide a ti o a cualquiera que desee ocupar el lugar que le corresponde entre los mensajeros de Dios. Piensa en lo que esto significa. Estabas ciertamente equivocado al creer que se te estaba exigiendo algún sacrificio. De acuerdo con el plan de Dios tan solo puedes recibir, sin jamás perder nada, hacer sacrificio alguno o morir.»
Este tema será reiterado en las lecciones venideras: El ego nos enseña que el sacrificio es pedido de nosotros por un Dios que dice que podemos ser felices sólo a través de un trato con Él que resulta en nuestro dolor, sufrimiento y pérdida. En nuestra vida cotidiana, este trato ontológico emerge en el fragmento sombrío que dice que no puedo ser feliz a menos que te dé algo que deseas, porque si no lo hago, no me darás lo que quiero. Para el ego, por lo tanto, el sacrificio es el medio para encontrar la felicidad a través del principio de la relación especial de «dar para obtener». La salvación, sin embargo, enseña que dar y recibir son lo mismo, el proceso de amor en el que nadie pierde y todos ganan. Volveremos a este tema feliz en lecciones posteriores.
(8:1-3) «Tratemos ahora de encontrar esa dicha que nos demuestra a nosotros, así como a todo el mundo, lo que la Voluntad de Dios dispone para nosotros. Tu función es encontrarla aquí, y encontrarla ahora. Para eso viniste.»
El ego nos hizo venir a este mundo para demostrar que tenemos razón, y que somos víctimas inocentes de un pecado que no es el nuestro. Sin embargo, al pedir ayuda a Jesús, nos damos cuenta de que hay otro propósito para estar aquí: aprender la lección de que no somos víctimas, y tampoco lo es nadie más. Así, Jesús quiere que «busquemos» lo que realmente deseamos «encontrar»: la dicha que proviene de dejar de lado nuestra creencia en intereses separados; la dicha que proviene del perdón.
(8:4-5) «¡Ojalá que hoy sea el día en que lo logres! Busca en lo profundo de tu ser, sin dejarte desanimar por los pensamientos pueriles y metas absurdas que pasas de largo a medida que asciendes para encontrarte con el Cristo en ti.»
Jesús te tiene yendo y viniendo. Por un lado, él te está pidiendo que busques hacia «abajo» en tu mente; por otro lado, él te está pidiendo que «asciendas» hacia el Cristo en ti. Esto ilustra cómo a Jesús no le importan las «formas» de sus símbolos, ya que solo su «contenido» es lo que importa. Su énfasis aquí es que mires profundamente dentro de ti – con honestidad – lo que tu ego está haciendo, y a medida que las nieblas de la culpa desaparezcan de tu mente, el recuerdo de tu Identidad como Cristo asciende en tu conciencia.
(9:1-3) «Él estará allí. Y tú puedes llegar a Él ahora. ¿Qué otra cosa preferirías contemplar en lugar de Aquel que aguarda para que tú lo contemples?»
Jesús nos está pidiendo que sopesemos nuestras sustituciones de especialismo contra el Amor de Cristo. Él no necesariamente nos está pidiendo que elijamos ese Amor, sino simplemente que comparemos los dos regalos: el especialismo del ego que resulta en sufrimiento, culpa y dolor; con el amor de Jesús que resulta en felicidad, paz y dicha. Cuando se ve esto claramente, la elección no puede ser difícil de hacer, y es por eso que el ego busca ocultar la simplicidad de la elección detrás de sus oscuras nubes de complejidad.
(9:4-5) «¿Qué pensamiento pueril podría detenerte? ¿Qué meta absurda podría impedirte triunfar cuando es Dios Mismo Quien te llama?»
La naturaleza insignificante del ego se yuxtapone continuamente en Un Curso de Milagros con la poderosa fortaleza de la mente para elegir responder al llamado de la Expiación de Dios. ¿Qué poder tiene la ilusión sobre la verdad o el miedo sobre el amor? Como dice el adorable poema de Helen “Bright Stranger”, en el contexto de nuestros intentos de mantener el amor de Jesús de nosotros:
“Traté de dejarlo fuera.
Con cerraduras y llaves que simplemente se cayeron
Antes de Su venida. No pude escapar
De la dulzura con la que Él me miró.”
(Los Regalos de Dios, p. 43)
La aparente fortaleza del ego proviene de nuestra creencia en él, nacida del deseo de estar separados de nuestra Fuente. La verdadera fortaleza, sin embargo, reside en el poder de decisión. Una vez que nuestras mentes están convencidas de la elección equivocada, la “fortaleza” del ego se desvanece en su propia nada cuando nos unimos con la verdad de Dios Mismo. La fortaleza gentil del amor siempre prevalece sobre la debilidad del miedo.
(10) «Él estará allí. Eres esencial en Su plan. Hoy eres Su mensajero. Y tienes que encontrar lo que Él quiere que des. No te olvides de la idea de hoy entre las sesiones de práctica de cada hora. Es tu Ser Quien te llama hoy. Y es a Él a Quien respondes cada vez que te dices a ti mismo que eres esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo.»
Dios estará allí porque Dios siempre ha estado allí: en el Cielo, y como un recuerdo en nuestras mentes dormidas. Le dejamos en nuestro sueño, pero ahora elegimos despertar y regresar, y ya no elegimos ser un extraño para nuestro Ser. El perdón es el medio designado para este regreso, ya que deshace el error que nunca se cometió, devolviéndonos al Ser que nunca abandonamos. ¿Por qué no elegiríamos escuchar Su Llamado? ¿Por qué no elegiríamos recordar nuestro Ser? ¿Por qué no asumiríamos nuestro papel en el plan de salvación de Dios?”
Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick
LECCIÓN 100
Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Esta lección como las siguientes se van a ocupar de un tema central en el Curso, que en cierta manera refleja el resultado de nuestro trabajo de perdón y sanación: la Felicidad. *"La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad."*
Esta es una afirmación contundente y esperanzadora para quienes hemos iniciado este proceso de sanación y perdón. *"¿Por qué habrías de querer ir en contra de Su Voluntad?"* aquí nos está recordando que la felicidad es una elección, lo mismo que la tristeza o el sufrimiento. Quienes elegimos el amor y el perdón, estamos eligiendo la felicidad. Pero para llegar a experimentar la felicidad debemos primero invertir nuestro sistema de pensamiento: *"La salvación tiene que invertir la descabellada creencia en pensamientos y cuerpos separados, que viven vidas separadas y recorren caminos separados."* para lograr la felicidad debemos trascender nuestra creencia en la separación.
*EL AMOR SE COMPLETA A SÍ MISMO:*
*"Cuando mentes separadas comparten una sola función, se unen en un solo propósito, pues cada una de ellas es igualmente esencial para todas las demás."* en la medida que perdonamos y sanamos nuestras relaciones especiales y las transformamos en relaciones santas, nos vamos uniendo en un solo propósito de amor y unidad.
En la medida que profundizamos nuestra función de perdonar, cada vez nos haremos más conscientes de nuestra unidad *"pues cada una de ellas es igualmente esencial para todas las demás."* Lo que es válido respecto a mis hermanos, lo es también respecto a Dios. *"Del mismo modo en que el Hijo de Dios completa a su Padre, así también tu papel en el plan de tu Padre completa dicho plan."* de ahí que *"Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial."* pues el Amor se completa a Sí Mismo, esa es la razón por la cual el Amor no se olvida de nadie. *"Este papel es tan esencial para Su plan como para tu felicidad."*
La lección argumenta la importancia de nuestra felicidad en el Plan de Dios para nuestra salvación:
*"Eres ciertamente esencial en el plan de Dios."*
*"Sin tu dicha, la Suya no es total."*
*"Sin tu sonrisa, el mundo no se puede salvar."*
Y nos recuerda que si elegimos la tristeza y el sufrimiento, nos convertimos en mensajeros del ego, condición que no contribuye a la sanación de nuestros hermanos, pues ellos son un reflejo de mi propia sanación: *"Mientras la tristeza se abata sobre ti, la luz que el Propio Dios designó como el medio para salvar al mundo se atenúa y pierde su fulgor, y nadie ríe porque toda risa no es sino el eco de la tuya."*
Jesús nos recuerda que nuestra función es ser lo contrario de la tristeza, ser los mensajeros del amor, la paz y la felicidad: *"Del mismo modo en que tu luz aumenta el fulgor de todas las luces que brillan en el Cielo, así también tu dicha en la tierra exhorta a todas las mentes a abandonar sus pesares y a ocupar su puesto junto a ti en el plan de Dios."*
Nuestro papel en el plan de Dios para la salvación consiste es enseñar con nuestro ejemplo que la sanación es posible, y nuestra felicidad es nuestro mejor testimonio: *"Los mensajeros de Dios rebosan de dicha, y su júbilo sana todo pesar y desesperación."*
Cuando nos dejamos arrastrar por la tristeza es una señal que nos hemos dejado arrastrar por los pensamientos de separación del ego: *"La tristeza es señal de que prefieres desempeñar otro papel en lugar del que Dios te ha encomendado."* Si desempeñas el papel del ego, *"no le muestras al mundo cuán grande es la felicidad que Él dispone para ti, y, por consiguiente, no reconoces que ya dispones de ella."* Siempre estamos eligiendo entre el miedo y el amor, entre la felicidad y la tristeza, y hoy vamos a elegir a favor de la dicha, abandonando todo pensamiento de tristeza y de derrota. Tenemos derecho a la felicidad y vamos tras ella.
*PROPÓSITO:*
El propósito de la lección es que nos convirtamos en los mensajeros del Plan de Dios para la salvación, mi felicidad tiene que irradiar necesariamente sobre todos mis hermanos. *"Hoy trataremos de comprender que la dicha es nuestra función aquí."*
*"Si te dejas abatir por la tristeza, no sólo no estarás cumpliendo tu función, sino que estarás privándote a ti mismo de dicha y al mundo también."*
*PRÁCTICA:*
Aquiétate durante los primeros 5 minutos de cada hora y repite para tus adentros la idea de hoy:
*"Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial."*
Luego sumérgete en el silencio de tu paz interior, con la certeza que *”tu papel es ser feliz."* Debes buscar la felicidad que ya está dentro de ti y dejar que ella brote como una fuente de luz y alegría.
*"Tu función es encontrarla aquí, y encontrarla ahora. Para eso viniste. ¡Ojalá que hoy sea el día en que lo logres!"*
Así que sumérgete en tu interior, con la convicción que has perdonado lo que te impedía experimentar la felicidad, y confía que esta brotara desde tu corazón al corazón de todos tus hermanos, toda la Filiación espera gozosa el fulgor de tu felicidad.
PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:
Mantén presente durante todo el día que tu propósito es ser feliz, y que de esa manera estás contribuyendo a realizar el plan de Dios para la salvación, y repite con la mayor frecuencia posible cada hora, la idea del día:
"Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial."
Mi papel es ser feliz, mi papel es encontrar el Cristo en mi, que es la fuente de toda dicha.
*"Busca en lo profundo de tu ser, sin dejarte desanimar por los pensamientos pueriles y metas absurdas que pasas de largo a medida que asciendes para encontrarte con el Cristo en ti."*
*"Es tu Ser Quien te llama hoy. Y es a Él a Quien respondes cada vez que te dices a ti mismo que eres esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo."*
La maravilla de esta lección es que nos plantea que podemos ser felices aquí y ahora, que no tenemos que esperar a llegar al Cielo para ser felices, y mientras tanto tener una vida de tristeza y sufrimiento. Si nos comprometemos a perdonar todos nuestros pensamientos de culpa, miedo, ataque y sufrimiento, lo único que va quedando es el amor que somos, y con él florecerá uno de sus principales atributos: nuestra felicidad.
TEXTO
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