1. La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de desvanecer la creencia de que tus pensamientos no tienen ningún efecto. 2Todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos. 3En esto no hay excepciones. 4Los pensamientos no son ni grandes ni pequeños, ni poderosos ni débiles. 5Son simplemente verdaderos o falsos. 6Aquellos que son verdaderos crean a su semejanza. 7Aquellos que son falsos fabrican a la suya.
2. No hay concepto más auto-contradictorio que el de "pensamientos fútiles" 2Difícilmente se puede calificar de fútil a lo que da origen a la percepción de todo un mundo. 3Cada pensamiento que tienes contribuye a la verdad o a la ilusión: o bien extiende la verdad o bien multiplica las ilusiones. 4Ciertamente puedes multiplicar lo que no es nada, pero no por ello lo estarás extendiendo.
3. Además de reconocer que los pensamientos no son nunca fútiles, la salvación requiere que también reconozcas que cada pensamiento que tienes acarrea paz o guerra, amor o miedo. 2Un resultado neutral es imposible porque es imposible que haya pensamientos neutros. 3Hay tal tentación de descartar los pensamientos atemorizantes por considerárseles irrelevantes, triviales e inmerecedores de que uno se ocupe de ellos, que es esencial que los reconozcas a todos como igualmente destructivos, aunque también como igualmente irreales. 4Practicaremos con esta idea de muchas formas antes de que realmente la llegues a entender.
4. Al aplicar la idea de hoy, escudriña tu mente con los ojos cerrados durante un minuto más o menos, esforzándote al máximo por no pasar por alto ningún pensamiento "insignificante" que tienda a eludir tu búsqueda. 2Esto te resultará bastante difícil hasta que te acostumbres a ello. 3Descubrirás que todavía te resulta difícil no hacer distinciones artificiales. 4Cualquier pensamiento que se te ocurra, independientemente de las cualidades que le asignes, es un sujeto adecuado para aplicarle la idea de hoy.
5. Durante las sesiones de práctica, repite primero la idea para tus adentros, y luego, a medida que cada pensamiento cruce tu mente, manténlo en tu conciencia mientras te dices a ti mismo:
2Este pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro.
3Ese pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro.
4Como de costumbre, usa la idea de hoy cada vez que notes algún pensamiento en particular que te produzca desasosiego. 5Sugerimos a este fin la siguiente variación de la idea:
6Este pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro porque no tengo pensamientos neutros.
Se recomiendan cuatro o cinco sesiones de práctica en caso de que te resulten relativamente fáciles. 'De experimentar tensión, tres serán suficientes. 3La duración del ejercicio debe reducirse asimismo si experimentas cualquier sensación de incomodidad.
AUDIOS de la Lección 16
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 16
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.
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a través de Martin Musarra
Lección 16
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Lección 16
No tengo pensamientos neutros.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
El poder de los pensamientos es inmenso. Tan inmenso que, el pensamiento de separación de Dios que se produjo en el Hijo de Dios, dio origen al mundo y al cuerpo, como vimos en anteriores lecciones. Por eso, nos dice Jesús, que los pensamientos que tenemos no son neutros y siempre tienen influencia en nosotros y en nuestros hermanos. Sus enseñanzas, en este Curso, buscan que nos decidamos por el Espíritu Santo como maestro para que podamos sanar nuestra mente de la culpa y el miedo que nos ha mantenido separados de Dios y de nuestros hermanos.
Nos dice, Jesús, en la lección:
_”La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de desvanecer la creencia de que tus pensamientos no tienen ningún efecto. Todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos. En esto no hay excepciones. Los pensamientos no son ni grandes ni pequeños, ni poderosos, ni débiles. Son simplemente verdaderos o falsos. Aquellos que son verdaderos crean a su semejanza. Aquellos que son falsos fabrican a la suya”_.
Esta lección es muy importante. Jesús quiere que nos responsabilicemos de nuestros pensamientos porque todo lo que vemos es el resultado de ellos.
Esto lo aclara cuando nos dice la introducción del capítulo 21:
_”Tal como el hombre piense así percibirá. No trates por lo tanto de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de parecer acerca de él. La percepción es un resultado, no una causa”_. (T-21. int. 1:6-8)
No se trata de que nuestras parejas, padres, hermanos, jefes, etc., cambien. Se trata de que cambiemos los pensamientos que tenemos acerca de ellos, los que determinan la manera de relacionarme con ellos. Si, en algún momento, un hermano no me responde como considero la pregunta que debo hacerme es cual maestro está guiando mis pensamientos en la comunicación con mi hermano: ¿el ego o el Espíritu Santo? ¿el miedo o el amor?
Jesús, nos dice que los pensamientos son simplemente verdaderos o falsos. Los pensamientos verdaderos crean a Su semejanza, son los Pensamientos de Dios, son los que nos unen con nuestros hermanos desde el Espíritu Santo. Los pensamientos falsos son los del ego que fabrican separación, culpa, miedo, resentimiento, conflicto, muerte, etc.
Continúa Jesús en la lección:
_”No hay concepto más contradictorio en sí mismo que el de “pensamientos fútiles”. Difícilmente se puede calificar de fútil a lo que da origen a la percepción de todo un mundo. Cada pensamiento que tienes contribuye a la verdad o a la ilusión: o bien extiende la verdad o bien multiplica las ilusiones. Ciertamente puedes multiplicar lo que no es nada, pero no por ello lo estarás extendiendo”_.
Los pensamientos no son fútiles. Tienen poder. No pueden ser fútiles cuando con el pensamiento de separación, la mente colectiva que creyó separarse de la Mente Uno de Dios, creó este mundo. Se trata de ser conscientes de que con nuestros pensamientos contribuimos a la verdad de Dios o la ilusión del ego.
También, nos dice Jesús, que cada pensamiento o bien extiende la verdad o bien multiplica las ilusiones. La mente expresa sus pensamientos hacia afuera (aunque sin abandonar la mente) buscando causar efectos de acuerdo al maestro que elija. En el Cielo, la Mente Uno de Dios se extendió a Sí Misma, extendió Su Amor, Su Voluntad para crear a Su Hijo, el Cristo. En el mundo del ego, si la mente elige al Espíritu Santo extiende paz, amor, perdón, sanación, a sus hermanos y percibe a todas las mentes unidas. Elige la verdad. Si elige al ego, proyecta separación, conflicto, resentimiento. Elige las ilusiones.
Continúa Jesús:
_”Además de reconocer que los pensamientos no son nunca fútiles, la salvación requiere que también reconozcas que cada pensamiento que tienes acarrea paz o guerra, amor o miedo. Un resultado neutral es imposible porque es imposible que haya pensamientos neutros. Hay tal tentación de descartar los pensamientos atemorizantes por considerárselos irrelevantes, triviales y no merecedores de que uno se ocupe de ellos, que es esencial que los reconozcas a todos como igualmente destructivos aunque también como igualmente irreales. Practicaremos con esta idea de muchas formas antes de que realmente la llegues a entender”_.
A todo momento estamos eligiendo con que maestro miramos lo que nos sucede. Y, según elijamos al Espíritu Santo o al ego, tendremos paz o guerra, amor o miedo, unidad o separación, inocencia o culpabilidad, estaremos centrados en el presente o en el pasado y el futuro, etc. Jesús, nos llama a no descartar el miedo y decir que no es importante.
Necesitamos mirarlo de frente, no esconderlo, no negarlo, no huir de él dedicándonos a otras actividades para no verlo. Si el miedo aparece en nuestras vidas es importante que lo miremos con el Espíritu Santo y con Jesús. No estamos solos. Y si en el momento no queremos verlo, no nos juzguemos por ello. Ya llegará el momento en que podamos hacerlo. Lo mismo se puede decir de los pensamientos de ira. La ira se produce cuando a alguien le atribuimos una función y no la desempeña como queremos. En la ira, también, se presenta la proyección de la culpa y el miedo. Podríamos decir que es un miedo disfrazado. El miedo y la ira son ocasiones para perdonar, siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús.
Continúa Jesús:
_”Al aplicar la idea de hoy, escudriña tu mente con los ojos cerrados durante un minuto mas o menos, esforzándote al máximo por no pasar por alto ningún pensamiento “insignificante” que tienda eludir tu búsqueda. Esto te resultará bastante difícil hasta que te acostumbres a ello. Descubrirás que todavía te resulta difícil no hacer distinciones artificiales. Cualquier pensamiento que se te ocurra, independientemente de las cualidades que le asignes, es un sujeto adecuado para aplicarle la idea de hoy”_.
Jesús, viene enseñándonos la importancia de ir siempre a nuestra mente, de buscar en ella los pensamientos que nos causan malestar. Ese malestar no viene de afuera, viene de los pensamientos que tengamos de acuerdo al maestro que nos esté guiando en ese momento. Podemos, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, permitir la corrección de nuestra mente y permitir que el milagro corrija todos los problemas que, aparentemente, tenemos. Todos los problemas que creemos tener tienen algo en común: la creencia en la separación de Dios.
Finalmente nos dice Jesús:
”Durante las sesiones de práctica, repite primero la idea para tus adentros, y luego, a medida que cada pensamiento cruce tu mente, mantenlo en tu conciencia mientras te dices a ti mismo:
Este pensamiento acerca de______no es un pensamiento neutro.
Ese pensamiento acerca de______no es un pensamiento neutro.
_”Como de costumbre usa la idea de hoy cada vez que notes algún pensamiento en particular que te produzca desasosiego. Sugerimos a este fin la siguiente variación de la idea:
Este pensamiento acerca de_____ no es un pensamiento neutro porque no tengo pensamientos neutros.
_”Se recomiendan cuatro o cinco sesiones de práctica en caso de que te resulten relativamente fáciles. De experimentar tensión, tres serán suficientes. La duración del ejercicio debe reducirse asimismo si experimentas cualquier sensación de incomodidad”_.
Jesús, nos está enseñando que, ante cualquier problema que se nos presente, en vez de juzgar y buscar la causa afuera, vayamos a nuestra mente y busquemos los pensamientos que estoy proyectando. Y cuando los encuentre los perdono con Dios.
Proceso de práctica de la lección.
Objetivo
Aprender que todos los pensamientos tienen efectos. No son neutros. Pueden producir paz o conflicto, amor o miedo.
Ejercicio
Realizarlo 4 o 5 veces. Tres si hay tensión.
Cierra los ojos y repite la idea lentamente.
Luego, busca en tu mente los pensamientos que se presenten sin hacer distinciones entre ellos. No dejar de lado ningún pensamiento que te parezca “insignificante”. A medida que cada pensamiento cruce por tu mente di:
Este pensamiento acerca de___no es un pensamiento neutro.
Respuesta a la tentación
Cuando un pensamiento te quite la paz aplica la idea así:
Este pensamiento acerca de___no es un pensamiento neutro porque no tengo pensamientos neutros.
Se trata de ir sanando todas las situaciones que nos quiten la paz y que nos puedan producir miedo.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír, pues la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda.
Lección 16.
NO TENGO PENSAMIENTOS NEUTROS.
Kenneth Wapnick
"Esta idea es un intento de corregir la creencia errónea de que nuestros pensamientos no tienen poder. En un nivel, es cierto que no tienen ningún poder, porque no pueden cambiar el Cielo ni pueden destruir a Dios. Sin embargo, dentro del sueño, que es de lo que Jesús está hablando aquí, nuestros pensamientos tienen un poder tremendo. Solo imagina lo que nuestros pensamientos son capaces de hacer: literalmente fabricar un universo físico y un yo físico y psicológico que mora en él; este yo entonces realmente cree que existe en el universo. Ese es el punto de Jesús en la primera sección del Capítulo 31, “La simplicidad de la salvación”, cuando nos exhorta a no subestimar el poder de nuestra capacidad de aprendizaje. Aunque ese fue un mensaje originalmente dirigido a Helen Schucman, en respuesta a sus constantes quejas, Jesús nos dice a cada uno de nosotros: “No me digas que no puedes aprender este curso. No me digas que tu mente y tus pensamientos no tienen poder. Mira lo que tu aprendizaje «es» capaz de hacer”. Aquí están «sus» palabras muy claras:
“Lo que te has enseñado a ti mismo constituye una hazaña de aprendizaje tan gigantesca que es ciertamente increíble. Pero lo lograste porque ése era tu deseo, y no te detuviste a considerar si iba a ser difícil de aprender o tan complejo que no se pudiese entender. 3. Nadie que entienda lo que tú has aprendido, con cuánto esmero lo aprendiste, y los sacrificios que llevaste a cabo para practicar y repetir las lecciones una y otra vez, en toda forma concebible, podría jamás dudar del poder de tu capacidad para aprender. No hay un poder más grande en todo el mundo. El mundo se construyó mediante él, y aún ahora no depende de nada más. Las lecciones que te enseñaste a ti mismo las aprendiste con tanto esmero y se encuentran tan arraigadas en ti que se alzan como pesadas cortinas para nublar lo simple y lo obvio. No digas que no puedes aprender. Pues tu capacidad para aprender es tan grande que te ha enseñado cosas tan difíciles como que tu voluntad no es tu voluntad, que tus pensamientos no te pertenecen, e incluso, que no eres quien eres. ¿Quién podría afirmar que lecciones como éstas son fáciles de aprender? Sin embargo, tú has aprendido eso y más. Por muy difícil que haya sido, has seguido dando cada paso sin quejarte, hasta construir un mundo de tu agrado. Y cada una de las lecciones que configuran al mundo procede del primer logro
de tu aprendizaje, el cual fue de tal enormidad que, ante su magnitud, la Voz del Espíritu Santo parece débil e inaudible.
El mundo comenzó con una extraña lección, lo suficientemente poderosa como para dejar a Dios relegado al olvido y a Su Hijo convertido en un extraño ante sus propios ojos, exiliado del hogar donde Dios Mismo lo había ubicado. Tú que te has enseñado a ti mismo que el Hijo de Dios es culpable, ¡no digas que no puedes aprender las sencillas lecciones que la salvación te enseña!” (T-31.I.2:7-4:6)
Estas son palabras muy fuertes, pero sobre su verdad se erige Un Curso de Milagros. En todo el texto, así como en el corazón de estas lecciones, está el énfasis primordial de Jesús en el poder de nuestras mentes para elegir en contra de Dios, y este hecho es el que únicamente contiene la promesa de la salvación. La mente que albergaba el pensamiento de separación es el «único» poder en el universo que puede salvarse a sí mismo. Y sin embargo, ha sido este poder el que el ego, aparentemente y con éxito, ha sofocado y silenciado mediante su plan de fabricar un mundo y un cuerpo, haciendo que el Hijo de Dios no pueda percibirse como una mente. El propósito de Jesús en Un Curso de Milagros es simple: restaurar a nuestra conciencia el poder de nuestras mentes, para que finalmente podamos reconocer nuestro error, dónde ha sido cometido, y entonces «elegir de nuevo» en contra de él.
Por lo tanto, esta lección nos recuerda que nuestros pensamientos son tremendamente poderosos. De hecho, ese es el problema. Creemos - dentro del sueño - que estos pensamientos también han destruido a Dios, al Cielo y al Espíritu Santo. Le dimos a esta creencia tal poder - el poder de la culpa - que tuvimos que negar los pensamientos, proyectarlos y fabricar un mundo, todo como una defensa contra lo que el ego nos dijo: el tremendo poder de nuestras mentes destruyó el Cielo. Es por eso que la culpa es un concepto tan central en Un Curso de Milagros, porque nos dice que hemos cometido el pecado innombrable: destruir a Dios y Su Amor. Antes de que podamos entender que estos pensamientos son literalmente nada y no han tenido ningún efecto, primero debemos ponernos en contacto con el poder que estos pensamientos tienen en nuestros sueños. Ese es el propósito de esta lección.
(1:1-2) «La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de desvanecer la creencia de que tus pensamientos no tienen ningún efecto. Todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos.»
Deberías subrayar con varios colores ¡"Todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos."! Esta importante frase debe entenderse en dos niveles, ya que significa todo lo que ves en términos de la «forma», pero también en términos de la «interpretación». Ambos son el "resultado de tus pensamientos". Por lo tanto, en un nivel, ya que creemos que nos separamos de Dios, vemos todo tipo de cosas separadas: personas, sillas, lápices, relojes, paredes, etc. Los vemos como objetos separados porque son el resultado directo, o la sombra, de nuestros pensamientos de separación.
En otro nivel y aún más importante, para los propósitos de Un Curso de Milagros y las lecciones del libro de ejercicios específicamente, entendemos que no es sólo lo «que» vemos, sino «cómo» lo vemos. Jesús deja muy claro en el texto y en el manual que la percepción es interpretación (por ejemplo, T-3.III.2:3; T-11.VI.2:5-6; T-21.in.1-2; M-8.1-4; M-17.4:1-2). No podemos separar nuestra percepción de la "realidad objetiva" de nuestra interpretación de ella, porque son una y la misma. Nuevamente, no es sólo lo «que» vemos, sino «cómo» lo vemos.
Como lo explica Jesús en muchos otros lugares, especialmente en el texto, cuando partimos de pensamientos de culpa y la culpa está arraigada en nuestra creencia de que traicionamos al Cielo y saboteamos el plan de creación de Dios, y por lo tanto exigimos castigo - esos son los pensamientos con cuales miraremos fuera, la lente a través de la cual miramos todo. Por lo tanto, no solo veremos un mundo separado, sino un mundo separado que nos castigará y traicionará; un mundo en el que no hay esperanza sino sólo la desesperación de una muerte segura. Así leemos, por ejemplo:
“El mundo que ves es el resultado inevitable de la lección que enseña que el Hijo de Dios es culpable. Es un mundo de terror y desesperación. En él no hay la más mínima esperanza de hallar felicidad. Ningún plan que puedas idear para tu seguridad tendrá jamás éxito. No puedes buscar dicha en él y esperar encontrarla. Mas éste no es el único resultado que se puede derivar de lo que has aprendido.” (T-31.I.7:4-8)
Además, a medida que observemos nuestras percepciones y nos encontremos enojados, ansiosos o deprimidos, la causa siempre será una interpretación de algo que creemos que es externo a nosotros. La interpretación seguirá directamente de nuestros pensamientos secretos, y si nos acusamos de traicionar a Dios, que es el pecado secreto «de todos», tenemos entonces que ver de manera inevitable la traición a nuestro alrededor.
(1:3-7) «En esto no hay excepciones. Los pensamientos no son ni grandes ni pequeños, ni poderosos ni débiles. Son simplemente verdaderos o falsos. Aquellos que son verdaderos crean a su semejanza. Aquellos que son falsos fabrican a la suya.»
Los pensamientos verdaderos que "crean a su semejanza" son los Pensamientos de Dios - verdad, amor, espíritu, etc. - que constituyen el Cielo. Los pensamientos falsos del ego son de separación - culpa, traición, asesinato, muerte, sufrimiento, etc. - y también fabricarán a su propia semejanza. Si estos son nuestros pensamientos, entonces percibiremos un mundo en el que todas estas cosas suceden - a «nosotros».
A medida que avancemos en estas lecciones iniciales, será cada vez más claro que Jesús está tratando de establecer para nosotros la conexión causal entre nuestros pensamientos y lo que percibimos: nuestros pensamientos determinan el mundo que vemos; en última instancia, entonces, nuestras mentes son la «causa» y el mundo el «efecto».
(2:1) «No hay concepto más auto-contradictorio que el de "pensamientos fútiles".»
Nuestros pensamientos no pueden ser "fútiles", tal como se nos dice en las expresiones populares, porque tienen el poder o bien de crear la realidad, que es nuestra función en el Cielo, o de fabricar ilusiones, al menos en nuestros sueños. Inherente al poder de fabricar ilusiones está el poder de olvidar que las fabricamos - el poder de la negación. Cuando olvidamos que las fabricamos, creemos que lo que percibimos fuera es un hecho. Por eso nunca aceptaremos que alguien nos diga que lo que percibimos «no» es lo que percibimos. Estamos muy seguros de tener razón con respecto a lo que percibimos en el mundo porque estamos muy seguros de que existimos. Dado que el mundo proviene de ese pensamiento de existencia separada, tenemos la misma certeza de que el mundo existe de la manera en que lo inventamos y de la forma en que lo vemos. En consecuencia, no estaríamos en absoluto inclinados a cuestionar nuestras percepciones de nosotros mismos y del mundo.
(2:2-4) «Difícilmente se puede calificar de fútil a lo que da origen a la percepción de todo un mundo. Cada pensamiento que tienes contribuye a la verdad o a la ilusión: o bien extiende la verdad o bien multiplica las ilusiones. Ciertamente puedes multiplicar lo que no es nada, pero no por ello lo estarás extendiendo.»
Lo interesante aquí es que Jesús dice específicamente la «percepción» de un mundo. Él está haciendo la distinción de que los pensamientos no dan lugar a un mundo, sino a la «percepción» de un mundo. No siempre hace tales distinciones, pero lo hace aquí. Esencialmente está diciendo que no hay ningún mundo ahí afuera.
Somos libres dentro de nuestro sueño de ver lo que queramos ver, tantas veces como queramos verlo. Pero eso no lo hace real. La «extensión» es un término en Un Curso de Milagros que casi siempre está asociado con el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo no puede extender la nada. En nuestra locura, sin embargo, creemos que sí podemos y que multiplicamos las ilusiones de igual forma. Sin embargo, ellas siguen siendo la nada. Una vez cero es lo mismo que mil veces cero.
(3:1-2) «Además de reconocer que los pensamientos no son nunca fútiles, la salvación requiere que también reconozcas que cada pensamiento que tienes acarrea paz o guerra, amor o miedo. Un resultado neutral es imposible porque es imposible que haya pensamientos neutros.»
En la próxima lección, Jesús desarrollará esto aún más al decir que lo que vemos afuera no es neutral porque lo que pensamos dentro tampoco es neutral. De este modo, Jesús nos dice que lo importante para la salvación es reconocer el poder de nuestros pensamientos - sólo dentro de nuestro sueño, por supuesto - y que sólo hay dos pensamientos en la mente dividida: el del ego, que conduce a la guerra o al miedo, y el del Espíritu Santo, que lleva a la paz o al amor. Por lo tanto, Jesús nos dice primero que nuestros pensamientos no son fútiles ni son neutros. Luego dice que sólo hay dos pensamientos. Eso lo hace muy simple, porque nuestras percepciones e interpretaciones pueden llegar a ser bastante complicadas. Por ejemplo, creemos, como veremos más adelante, que hay gradaciones de ira, como "una leve punzada de molestia" o una "intensa furia" (W-pI.21.2: 5). En verdad son lo mismo, porque provienen de un pensamiento de separación. Esto es lo que hace que todo sea tan simple; no fácil, sino simple porque todo se reconoce como lo mismo.
(3:3-4) «Hay tal tentación de descartar los pensamientos atemorizantes por considerárseles irrelevantes, triviales e inmerecedores de que uno se ocupe de ellos, que es esencial que los reconozcas a todos como igualmente destructivos, aunque también como igualmente irreales. Practicaremos con esta idea de muchas formas antes de que realmente la llegues a entender.»
Esto parece estar dirigido especialmente a los "santurrones" quienes dicen que Dios y el amor son la verdad, y todo lo demás es trivial y carece de importancia, no vale la pena molestarse acerca de todo esto porque es una ilusión. Desde el punto de vista del Cielo, este es realmente el caso, pero en este mundo «no» es así, y es por eso que Jesús dice que hay una gran "tentación en descartar los pensamientos atemorizantes por considerárseles irrelevantes". Procuramos tratarlos como poco importantes, diciéndonos a nosotros mismos que, ya que Un Curso de Milagros enseña que estos pensamientos no son reales, no tenemos que prestarles atención. Luego los cubrimos con una sonrisa santurrona y sólo vemos amor y peticiones de amor, en donde todos llegarán a casa como un coro feliz que canta un himno de alegría, y así sucesivamente, «hasta la saciedad». Sin embargo, no somos conscientes de que hemos descartado el pensamiento de que hemos destruido el Cielo. Dentro de nuestro propio estado mental ilusorio, este pensamiento es difícilmente algo trivial y carente de importancia, así que no nos conviene pasarlo por alto en forma de negación si es que en verdad tenemos la determinación de soltarlo.
Es por eso que Jesús dice "es esencial que los reconozcas a todos como igualmente destructivos, aunque también como igualmente irreales". Antes de que puedas verlos como igualmente irreales, primero debes darte cuenta de su naturaleza destructiva. En el texto, Jesús dice que “lo que no es amor es asesinato” (T-23.IV.1: 10), y que el amor sin ambivalencia es imposible en este mundo (T-4.III.4: 6). Si sumas dos más dos, obtienes cuatro: si el amor no es posible en este mundo, y si lo que no es amor es asesinato, entonces todos los pensamientos en este mundo son de asesinato e igualmente destructivos, ya sea un leve punzada de molestia o un pensamiento de absoluta furia que dice: "Quiero destruirte". Claramente, sólo estamos hablando de lo que sucede en la mente errada, pero dentro de esta mente errada todos nuestros pensamientos son "igualmente destructivos" - no hay una jerarquía de ilusiones, como ya hemos observado.
Este párrafo es extremadamente importante. Debes leerlo muy cuidadosamente y ver cómo, aunque puede que no te consideres a ti mismo un santurrón, es muy tentador caer en la trampa de restar importancia a tus pensamientos de ego. Jesús ciertamente no nos está diciendo que nos obsesionemos acerca del ego o que sus pensamientos se conviertan en algo importante; después de todo, «son» inherentemente irreales. Pero no puede decirse suficientes veces que antes de que puedas descartar verdaderamente estos pensamientos como irreales, primero tienes que mirarlos por lo que son. Este punto se enfatiza fuertemente y con frecuencia en el texto donde, por ejemplo, Jesús dice:
“Nadie puede escapar de las ilusiones a menos que las examine, pues no examinarlas es la manera de protegerlas. No hay necesidad de sentirse amedrentado por ellas, pues no son peligrosas. Estamos listos para examinar más detenidamente el sistema de pensamiento del ego porque juntos disponemos de la lámpara que lo desvanecerá...debemos primero examinarla (“dinámica” del ego) para poder así ver más allá de ella, ya que le has otorgado realidad. Juntos desvaneceremos calmadamente este error, y después miraremos más allá de él hacia la verdad.” (T-11.V.1:1-3,5-6)
El siguiente párrafo trata sobre la búsqueda mental, un tema central en todo Un Curso de Milagros. Este término aparece en las instrucciones de Jesús para nosotros en casi todas estas primeras lecciones, en las que acentúa la importancia de mirar dentro de nuestras mentes a nuestros pensamientos. Nuevamente, si no somos conscientes de lo que se encuentra ahí, ¿cómo podemos entonces llevárselo a Jesús para pedir su ayuda y su corrección?
(4) «Al aplicar la idea de hoy, escudriña tu mente con los ojos cerrados durante un minuto más o menos, esforzándote al máximo por no pasar por alto ningún pensamiento "insignificante" que tienda a eludir tu búsqueda. Esto te resultará bastante difícil hasta que te acostumbres a ello. Descubrirás que todavía te resulta difícil no hacer distinciones artificiales. Cualquier pensamiento que se te ocurra, independientemente de las cualidades que le asignes, es un sujeto adecuado para aplicarle la idea de hoy.»
Este es otro ejemplo de cómo Jesús nos enseña que no existen grados de dificultad en los milagros. Un milagro deshace los problemas independientemente de su forma, porque todos son lo mismo. Debemos darnos cuenta de que incluso nuestros pensamientos aparentemente sin importancia ocultan la enormidad del sistema de pensamiento del ego, al igual que los llamados pensamientos importantes. Un ejemplo de "distinciones artificiales" sería por ejemplo decidir que una cosa es más importante que otra; o que esta pequeña molestia no es tan importante, pero este resentimiento que abrigo en contra de esta persona sí lo es.
Los últimos dos párrafos de esta lección repiten las mismas instrucciones amables que hemos visto en las lecciones hasta el momento, lo que indica una vez más la necesidad que tenemos de aplicar la idea del día en cada instante que experimentemos algún tipo de molestia:
(5-6) «Durante las sesiones de práctica, repite primero la idea para tus adentros, y luego, a medida que cada pensamiento cruce tu mente, mantéenlo en tu conciencia mientras te dices a ti mismo:
Este pensamiento acerca de _______ no es un pensamiento neutro. Ese pensamiento acerca de _______ no es un pensamiento neutro.
Como de costumbre, usa la idea de hoy cada vez que notes algún pensamiento en particular que te produzca desasosiego. Sugerimos a este fin la siguiente variación de la idea:
Este pensamiento acerca de _______ no es un pensamiento neutro porque no tengo pensamientos neutros. Se recomiendan cuatro o cinco sesiones de práctica en caso de que te resulten relativamente fáciles. De experimentar tensión, tres serán suficientes. La duración del ejercicio debe reducirse asimismo si experimentas cualquier sensación de incomodidad.»
Estamos siendo de esta forma entrenados amorosa y gentilmente en el proceso sanador de mirar a nuestros pensamientos, estamos especialmente aprendiendo a volvernos conscientes de aquellos pensamientos que producen desasosiego. Lo más probable es que no nos permitamos a nosotros mismos sentir el desasosiego y mucho menos reconocer la culpa en nuestras mentes como la fuente de este."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.
LECCIÓN 16
"No tengo pensamientos neutros."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Somos lo que pensamos. Nuestra mente y los pensamientos que emitimos son la causa del mundo que vemos, de lo que sentimos y experimentamos. Cada pensamiento que tenemos tiene una consecuencia de la cual apenas empezaremos a ser conscientes. De eso se trata este entrenamiento mental.
Hasta ahora creíamos que muchos pensamientos nuestros nos gobernaban como un conductor ciego que nos lleva a ninguna parte, o como si fuéramos marionetas de un destino ineluctable. Este Curso nos va a enseñar que nosotros podemos ser los conductores de nuestra mente y de nuestro destino.
"La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de desvanecer la creencia de que tus pensamientos no tienen ningún efecto." No hay un solo pensamiento nuestro que no tenga una consecuencia en nuestras vidas. Pues estamos sujetos a la ley de causa y efecto, siendo siempre nuestra mente la causa. Por eso es que "Todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos. En esto no hay excepciones."
Así que debemos primero clarificar la naturaleza y la dinámica de nuestros pensamientos: "Los pensamientos no son ni grandes ni pequeños, ni poderosos ni débiles. Son simplemente verdaderos o falsos." Esta clasificación que hace el Curso es sencilla y radical a la vez, no hay términos medios. O tenemos pensamientos verdaderos o tenemos pensamientos falsos, no hay términos medios, no hay escala de grises, y esto es importante que lo tengamos en cuenta a lo largo de nuestros estudios de Un Curso de Milagros, la Verdad es Verdad y punto, todo lo demás es falso, este será el método que nos permitirá reconocer nuestra Realidad inmortal.
El Curso va introduciendo conceptos que es importante que aprendamos para que vayamos comprendiendo su marco de referencia conceptual: "Aquellos que son verdaderos crean a su semejanza. Aquellos que son falsos fabrican a la suya." La Verdad crea, el ego fabrica, cuando vayamos a leer algún pasaje del Curso el término crear o creación de aplica solo al ámbito de Dios o del Amor. Cuando se habla de fabricar pensamientos se aplica al ego. La Verdad crea a su semejanza, Dios nos creó a Su semejanza, esto es como espíritu inmortal. Lo que es falso fabrica a su semejanza, genera un mundo ilusorio, un mundo falso, un mundo irreal. Nuestra práctica consiste en aprender a discernir entre lo que es verdadero y lo que es falso, entre lo que es amoroso y lo que no lo es, y todo aquello que no sea verdadero ni amoroso, lo deshacemos a través del perdón, para que lo que sea verdadero y amoroso ocupen toda nuestra mente, ese es el propósito de Un Curso de Milagros, y eso no lo haremos solos, lo haremos con la compañía y la guía de Jesús y del Espíritu Santo, a quienes invitaremos a que hagan parte de nuestras vidas en todo momento, circunstancia y lugar.
LO FALSO DA LUGAR A LA PERCEPCIÓN:
Vivimos en el mundo de la percepción, o mejor dicho, creemos vivir en el mundo de la percepción, y estamos dotados de un cuerpo y de unos órganos de percepción que parecen dar testimonio de la realidad de este mundo, de ahí nuestra dificultad para reconocer la Verdad, y de ahí la importancia de aprender a diferenciar lo falso de lo verdadero, de ahí la importancia de comprender los conceptos que el Curso nos va enseñando lección tras lección. "No hay concepto más contradictorio en sí mismo que el de “pensamientos fútiles” Difícilmente se puede calificar de fútil a lo que da origen a la percepción de todo un mundo." No hay pensamientos fútiles, todo pensamiento por ingenuo que nos parezca obedece a un sistema de pensamiento: o al sistema de pensamiento del Amor, que el Curso llamara el sistema de pensamiento del Espíritu Santo, o el sistema de pensamiento falso e ilusorio, que denominaremos como el sistema de pensamiento del ego, no hay términos medios, no hay pensamientos neutros ni fútiles, todos tienen consecuencias, de ahí que se nos diga que difícilmente se puede calificar de fútiles aquellos pensamientos que dieron lugar a la percepción, que dieron lugar a este mundo de conflictos y sufrimientos.
"Cada pensamiento que tienes contribuye a la verdad o a la ilusión: o bien extiende la verdad o bien multiplica las ilusiones. Ciertamente puedes multiplicar lo que no es nada, pero no por ello lo estarás extendiendo." Cada pensamiento que tengamos afirma la verdad o le da "realidad" a este mundo ilusorio. En este último párrafo se introduce otro concepto, que debes tener en cuenta: extender. El Amor se extiende, se expande siempre, y lo hace uniendo e integrando a toda la Creación. El ego divide, separa, y parece multiplicarlo todo en fragmentos.
"Además de reconocer que los pensamientos no son nunca fútiles, la salvación requiere que también reconozcas que cada pensamiento que tienes acarrea paz o guerra, amor o miedo." Jesús nos reitera que tengamos siempre presente que cada pensamiento que alberguemos tiene sus consecuencias, de ahí la importancia de vigilar nuestros pensamientos, de ahí la importancia de perdonar todo pensamiento falso, esa es la única posibilidad de sanarnos, de salvarnos.
"Un resultado neutral es imposible porque es imposible que haya pensamientos neutros. Hay tal tentación de descartar los pensamientos atemorizantes considerándolos irrelevantes, triviales y no merecedores de que uno se ocupe de ellos, que es esencial que los reconozcas a todos como igualmente destructivos, aunque también como igualmente irreales." Aquí se nos está pidiendo que aprendamos a discernir siempre entre lo falso y lo verdadero. De ello dependen los resultados en nuestras vidas: o tenemos resultados de amor, paz, dicha y plenitud, o tendremos resultados de separación, conflicto, ataque, miedo y dolor. No hay resultados neutros. Nuestra mente utiliza como mecanismo de defensa, evadir el sufrimiento, trivializándolos, considerándolos irrelevantes, pero todos ellos son destructivos y dañinos, así que debemos a aprender a reconocer esos pensamientos falsos, traerlos a nuestra consciencia y someterlos a la luz de la verdad, esto es perdonarlos.
Jesús parte del presupuesto que en estas primeras lecciones no lograremos dimensionar la profundidad metafísica de lo que nos está diciendo hoy, de ahí que nos diga: "Practicaremos con esta idea de muchas formas antes de que realmente la llegues a entender." Nuestras resistencias a aceptar este nuevo sistema de pensamiento basado en el Amor serán múltiples, pero cada día, tras cada ejercicio y tras cada estudio y reflexión, vamos incorporando en nuestra consciencia estas enseñanzas, tengamonos paciencia que el final será seguro y dichoso.
PRÁCTICA:
Cuatro o cinco sesiones de práctica de un minuto cada una. Si sientes incomodidad puedes reducirla un poco.
Como pueden notar en estas primeras lecciones Jesús es muy cuidadoso y delicado con nuestras resistencias, y procura llevarnos muy suavemente en nuestro aprendizaje.
"Al aplicar la idea de hoy, escudriña tu mente con los ojos cerrados durante un minuto más o menos, esforzándote al máximo por no pasar por alto ningún pensamiento “insignificante” que tienda a eludir tu búsqueda. Esto te resultará bastante difícil hasta que te acostumbres a ello. Descubrirás que todavía te resulta difícil no hacer distinciones artificiales. Cualquier pensamiento que se te ocurra, independientemente de las cualidades que le asignes, es un sujeto adecuado para aplicarle la idea de hoy. Durante las sesiones de práctica, repite primero la idea para tus adentros, y luego, a medida que cada pensamiento cruce tu mente, mantenlo en tu conciencia mientras te dices a ti mismo:"
" Este pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro."
"Ese pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro."
RESPUESTA A SITUACIONES QUE TE PERTURBEN:
"Como de costumbre, usa la idea de hoy cada vez que notes algún pensamiento en particular que te produzca desasosiego. Sugerimos a este fin la siguiente variación de la idea:"
"Este pensamiento acerca de _____ no es un pensamiento neutro porque no tengo pensamientos neutros."
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