LECCIÓN 245 Tu paz está conmigo, Padre. Estoy a salvo.




Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 245

Tu paz está conmigo, Padre. Estoy a salvo.

 1. Tu paz me rodea, Padre. 2Dondequiera que voy, Tu paz me acompaña 3y derrama su luz sobre todo aquel con quien me encuentro. 4Se la llevo al que se encuentra desolado, al que se siente solo y al que tiene miedo. 5Se la ofrezco a los que sufren, a los que se lamentan de una pérdida, así como a los que creen ser infelices y haber perdido toda esperanza. 6Envía¬melos, Padre. 7Permíteme ser el portador de Tu paz. 8Pues quiero salvar a Tu Hijo, tal como dispone Tu Voluntad, para poder llegar a reconocer mi Ser.

2. Y así caminamos en paz, 2transmitiendo al mundo entero el mensaje que hemos recibido. 3Y de esta manera oímos por fin la Voz que habla por Dios, la cual nos habla según nosotros predi¬camos la Palabra de Dios, Cuyo Amor reconocemos, puesto que compartimos con todos la Palabra que Él nos dio.





AUDIOS de la Lección 245
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 245
A través de Mariano Noé.


Ocurrir de la Lección 245
a través de Martin Musarra


Lección 245 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda








































LECCIÓN 245

Tu Paz está conmigo, Padre. Estoy a salvo.


Comentada por: 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


La lección 245 Tu paz está conmigo, Padre. Estoy a salvo está relacionada con la lección de ayer: No estoy en peligro en ningún lugar del mundo, y también, con la lección 243 Hoy no juzgaré nada de lo que ocurra. Si no hago juicios me mantengo en paz y, de esa manera, no hay nada que temer.

  Con esta convicción empiezo el día. Nada, por lo tanto, me puede hacer perder la paz sino mis propios pensamientos: yo soy el único que decido creerle al ego y no al Espíritu Santo que me asegura que mi Padre siempre me protege. Que estoy a salvo. 

Jesús nos dice en la lección:

_”Tu paz me rodea, Padre. Dondequiera que voy, Tu paz me acompaña y derrama Su luz sobre todo aquel con quien me encuentro”_. 

Vamos a aplicar lo aprendido con el fin de adquirir y fortalecer una percepción verdadera: ver en nuestro hermano santidad, inocencia, paz, amor, amabilidad, perdón, pues nuestro hermano es tal como Dios lo creó. Así como vea a mi hermano, así me veré a mí mismo.

 Esta lección es otra lección de confianza en Dios. La paz es el termómetro, el indicador, que me dice si estoy confiando en Dios, si estoy siguiendo el sistema de pensamiento del Espíritu Santo, o no. Si no estoy en paz es porque le estoy haciendo caso al ego. Jesús, es muy práctico. Ya nos ha dado las herramientas para salir de esta situación. Si estamos sintiendo que no tenemos paz lo primero que tenemos que hacer es recuperar la paz: pedimos ayuda al Espíritu Santo y a Jesús para poder perdonar. 

Continúa Jesús hablándonos de la paz: 

_”Se la llevo al que está desolado, al que se siente solo y al que tiene miedo. Se la ofrezco a los que sufren, a los que se lamentan de una pérdida, así como a los que creen ser infelices y haber perdido toda esperanza”_.
 
La paz debe ser la guía para el trato con los demás. La pregunta a hacer es: ¿Estoy dando paz o la estoy quitando? No necesitamos irnos a ningún sitio para obtener paz, aunque lo podemos hacer. Porque la paz proviene es de nuestro interior. Nuestra vida cotidiana es el escenario perfecto para ejercer nuestro derecho a la paz. Se trata, en últimas, en estos encuentros con nuestros hermanos, en seguir a Jesús tal como lo indica en el capítulo 6 en la sección Vb:

_”Lo que tienes que reconocer es que cuando no compartes un sistema de pensamiento, lo debilitas. Los que creen en él perciben eso como un ataque”_.   T-6. VB. 1:7-8 
  
No fortalecemos al ego y así lo debilitamos.

Dice Jesús: 
”Envíamelos, Padre.” 

No hay encuentros casuales con nuestros hermanos. Qué maravilla saber que esa persona con la que me relaciono ha venido a enseñarme y a darme la oportunidad de ayudarme, ayudando. Recordemos la enseñanza de Jesús: Dar es lo mismo que recibir.

_”Que sea el portador de Tu paz, pues quiero salvar a Tu Hijo, tal como dispone Tu Voluntad para poder llegar a reconocer mi Ser”_, nos dice Jesús en la lección: 

Puedo ser el mensajero o ministro de Dios tal como lo vimos en la lección 154 Me cuento entre los ministros de Dios. Recordemos lo que nos decía en esa lección. Recibimos una llamada de Dios. Aceptamos recibir Su Palabra, el mensaje de Dios. Le damos este mensaje a nuestros hermanos y después lo reconocemos, lo integramos, lo hacemos parte de nosotros. Si no damos, no podemos recibir el mensaje de nuestro Padre. En cuatro palabras sería: Aceptar-Recibir-Dar-integrar. 

Recordemos que no nos podemos salvar solos, no podemos llegar a Dios solos. Necesitamos ir con nuestros hermanos.

Continúa Jesús:

_”Y así caminamos en paz, transmitiendo al mundo entero el mensaje que hemos recibido. Y de esta manera oímos por fin la Voz que habla por Dios, la cual nos habla según nosotros predicamos la Palabra de Dios, Cuyo Amor reconocemos, puesto que compartimos con todos la Palabra que Él nos dio”_.

Aceptamos ser sus mensajeros y llevamos ese mensaje, con nuestro ejemplo, al expresar el júbilo de estar con Dios. No necesitamos, necesariamente, decir nada. Nuestro ejemplo basta, nuestra presencia basta. Desde la paz de nuestra mente les hablamos a nuestros hermanos, sin palabras. 

Con relación al tema del mundo

Jesús nos dice en el tema especial 3. ¿Qué es el mundo?:
_”Ahora es posible cometer errores porque se ha perdido la certeza. Y para substituirla nacieron los mecanismos de la ilusión, que ahora van en pos de lo que se les ha encomendado buscar”_. 

Se ha perdido la certeza porque hemos dejado la Certeza de Dios, del Conocimiento, y hemos caído en el reino de la percepción, de la subjetividad, de las comparaciones e interpretaciones individuales que sustentan la separación. Los sentidos que utilizamos en la percepción nos engañan porque se adaptan a lo que queremos ver y oír. 

Proceso de práctica de la lección


Tener momentos con Dios por la mañana y por noche

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)

Recordatorios cada hora. 

Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora.

Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos  a Dios.

Respuesta a la tentación.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda





 








LECCIÓN 245
 
"Tu paz está conmigo, Padre. Estoy a salvo."

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

ORACIÓN DEL DIA:
 
"Tu paz me rodea, Padre. Dondequiera que voy, Tu paz me acompaña y derrama su luz sobre todo aquel con quien me encuentro. Se la llevo al que se encuentra desolado, al que se siente solo y al que tiene miedo. Se la ofrezco a los que sufren, a los que se lamentan de una pérdida, así como a los que creen ser infelices y haber perdido toda esperanza. Envíamelos, Padre. Permíteme ser el portador de Tu paz. Pues quiero salvar a Tu Hijo, tal como dispone Tu Voluntad, para poder llegar a reconocer mi Ser."

Esta hermosa oración sobre la paz está formulada desde el primer nivel del Curso de Milagros, el nivel más metafísico. La oración parte del presupuesto que la paz es un atributo de Dios, una de las principales características del estado del Cielo, un estado de amor, armonía y plenitud, que excluye de forma absoluta el miedo, el conflicto, el ataque o cualquier pensamiento de peligro o temor. Esa es la paz de Dios, o como la define la Biblia:  "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."* (Filipenses 4:7) Reina-Valera 1960

La paz de Dios no tiene nada que ver con la definición de paz de este mundo:

1."Situación o estado en que no hay guerra ni luchas entre dos o más partes enfrentadas." "tiempo de paz"
2. "Acuerdo para poner fin a una guerra." firmar la paz"

Para el mundo la paz es ausencia de conflicto. Es el resultado de dos posibilidades:
1. un acuerdo entre enemigos, una tregua, una guerra fría, que puede desencadenar en nueva guerra, 
2. La derrota militar de uno de los enemigos, la claudicación del derrotado. Eso no es paz, es una ausencia temporal del conflicto. La causa del conflicto no ha desaparecido, pues no hemos sanado en nuestras mentes la creencia en enemigos y ataques. 
 Contrariamente, la paz de Dios es el goce de un estado de total amor, armonía, felicidad, abundancia, plenitud y perfección, entre otros atributos de Dios. Al ser creados a semejanza de Dios gozamos de Sus Mismos atributos, de ahí que la paz de Dios es también nuestra.  Y por eso podemos proclamar con absoluta confianza que 
 "Tu paz está conmigo, Padre. Estoy a salvo."

La paz de Dios se manifiesta igual que la presencia de Dios, "Tu paz me rodea, Padre. Dondequiera que voy, Tu paz me acompaña"

Y si recibo la paz  como una bendición de nuestro Padre, entonces procedemos aplicar el principio de dar y recibir: "y derrama su luz sobre todo aquel con quien me encuentro." Y elijo extender el amor en forma de paz, y  "Se la llevo al que se encuentra desolado, al que se siente solo y al que tiene miedo."
Al ser la paz un atributo del Amor, su naturaleza es extenderse, no es posible aprisionar o condicionar la paz, y se la ofrecemos generosamente a todos nuestros hermanos, pues el Amor es todo abarcante y no excluye a nadie. 

"Se la ofrezco a los que sufren, a los que se lamentan de una pérdida, así como a los que creen ser infelices y haber perdido toda esperanza."

Cuando recibo el Amor y la paz de Dios decido compartirla, como un servicio de amor a todo hermano que crea necesitarla, "Envíamelos, Padre. Permíteme ser el portador de Tu paz." o como diría San Francisco de Asís, en su hermosa oración por la paz: "Señor hazme un instrumento de tu paz" 

La salvación de mi hermano es mi salvación "Pues quiero salvar a Tu Hijo, tal como dispone Tu Voluntad, para poder llegar a reconocer mi Ser."

Vivimos en un mundo de opuestos, conflictos, guerras, carencias y lucha por recursos que creemos escasos. La paz se nos convierte en un anhelo, así que  la buscamos, y Jesús nos dice que “Para tener paz, enseña paz para así aprender lo que es” (T-6.V-B) todos queremos la paz pero no sabemos cómo encontrarla, de ahí que debemos ofrecerla para poder saber lo que es, y eso lo logramos perdonando, dejando de ver a nuestros  hermanos como enemigos, renunciando a atacar o agredir, reconociendo la perfecta igualdad e inocencia de todos mis hermanos. Cuando todo miedo desaparece, lo único que queda es el amor, la paz de Dios. 

Aprendo que es la paz enseñándola. "Y así caminamos en paz, transmitiendo al mundo entero el mensaje que hemos recibido."

Cuando elegimos sólo escuchar al Espíritu Santo nos convertimos en mensajeros del amor y la paz de Dios.  "Y de esta manera oímos por fin la Voz que habla por Dios, la cual nos habla según nosotros predicamos la Palabra de Dios, Cuyo Amor reconocemos, puesto que compartimos con todos la Palabra que Él nos dio."

PRACTICA:

Repasa el tema especial de esta sección, titulado "¿Qué es el mundo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras  memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.  



TEXTO
















CELEBRANDO EL MILAGRO 

CELEBRA LA CORRECCIÓN QUE OCURRE AHORA 

BENDICIONES!










Share:

Facebook comments: