Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
1. Hoy es un día de una consagración especial. 2 Hoy vamos a adoptar una postura firme en favor de un solo bando. 3 Nos vamos a poner de parte de la verdad y a abandonar las ilusiones. 4 No vacilaremos entre una cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. 5 Hoy nos vamos a consagrar a la verdad, así como a la salvación tal como Dios la planeó. 6 No vamos a alegar que es otra cosa 7 ni a buscarla donde no está. 8 La aceptaremos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó.
2. ¡Qué dicha tener certeza! 2 Hoy dejamos a un lado todas nuestras dudas y nos afianzamos en nuestra postura, seguros de nuestro propósito y agradecidos de que la duda haya desaparecido y la certeza haya llegado. 3 Tenemos una importante función que desempeñar y se nos ha provisto de todo cuanto podamos necesitar para alcanzar la meta. 4 Ni una sola equivocación se interpone en nuestro camino. 5 Hemos sido absueltos de todo error. 6 Hemos quedado limpios de todos nuestros pecados al habernos dado cuenta de que no eran sino errores.
3. Los que están libres de culpa no tienen miedo, pues están a salvo y reconocen su seguridad. 2 No recurren a la magia ni ingenian posibles escapatorias de amenazas imaginarias desprovistas de realidad. 3 Descansan en la serena certeza de que llevarán a cabo lo que se les encomiende hacer. 4 No ponen en duda su capacidad porque saben que cumplirán debidamente su función en el momento y lugar perfectos. 5 Ellos adoptaron la postura que nosotros vamos a adoptar hoy a fin de que pudiésemos compartir su certeza y aumentarla mediante nuestra aceptación de ella.
4. Todos aquellos que adoptaron la postura que hoy vamos a adoptar nosotros estarán a nuestro lado y nos transmitirán gustosamente todo cuanto aprendieron, así como todos sus logros. 2 Los que todavía no están seguros también se unirán a nosotros y, al compartir nuestra certeza, la reforzarán todavía más. 3 Y los que aún no han nacido, oirán la llamada que nosotros hemos oído y la contestarán cuando hayan venido a elegir de nuevo. 4 Hoy no elegimos sólo para nosotros.
5. ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio? 2 ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de reconocer cuál es tu función especial aquí? 3 ¿Qué son cinco minutos si a cambio de ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable? 4 Has hecho miles de tratos en los que siempre saliste perdiendo.
6. He aquí una oferta que garantiza tu total liberación de cualquier clase de dolor y una dicha que no es de este mundo. 2 Puedes intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior y certeza de propósito, con la promesa de que triunfarás. 3 Y puesto que el tiempo no tiene significado, se te está dando todo a cambio de nada. 4 He aquí un trato en el que no puedes perder. 5 Y lo que ganas es en verdad ilimitado.
7. Ofrécele hoy tu modesta dádiva de cinco minutos cada hora. 2 Él impartirá a las palabras que utilices al practicar con la idea de hoy la profunda convicción y firmeza de las que tú careces. 3 Sus palabras se unirán a las tuyas y harán de cada repetición de la idea de hoy una absoluta consagración, hecha con fe tan perfecta y segura como la que Él tiene en ti. 4 Su confianza en ti impartirá luz a todas las palabras que pronuncies, e irás más allá de su sonido a lo que verdaderamente significan. 5 Hoy practicas con Él cuando dices:
6 Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
9. Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto. 2 Te ayudará a entender tu función especial. 3 Allanará el camino que te conduce a la felicidad, y la paz y la confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus palabras. 4 Responderá con toda Su Fe, Dicha y Certeza que lo que dices es verdad. 5 Y entonces gozarás de la misma convicción de que goza Aquel que conoce tu función en la tierra así como en el Cielo. 6 Estará contigo durante cada sesión de práctica que compartas con Él e intercambiará cada instante de tiempo que le ofrezcas por intemporalidad y paz.
10. Pasa la hora preparándote felizmente para los próximos cinco minutos que vas a volver a pasar con Él. 2 Repite la idea de hoy mientras esperas la llegada de ese feliz momento. 3 Repítela a menudo, y no te olvides de que cada vez que lo haces preparas a tu mente para el feliz momento que se acerca.
11. Y cuando la hora haya transcurrido y Él esté ahí una vez más para pasar otro rato contigo, siéntete agradecido y deja a un lado toda tarea mundana, pensamiento insignificante o idea restrictiva, y pasa un feliz rato en Su Compañía otra vez. 2 Dile una vez más que aceptas el papel que Él quiere que asumas y que te ayudará a desempeñar, y Él hará que estés seguro de que deseas tomar esa decisión, la cual Él ya ha tomado contigo y tú con Él.
AUDIOS de la Lección 98
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 98
A través de Mariano Noé
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a través de Martin Musarra
Lección 98 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 98
Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*
Jesús, nos dice que tenemos que consagrarnos a la verdad y a la salvación pues esta es la Voluntad de Dios. Tenemos una función que es la del perdón. Pero, a su vez, tenemos funciones que asumimos por el deseo de ser especial, lo que se llama el especialismo y con las cuales nos movemos en este mundo: familia, profesión, cultura, etc. Estas funciones se enmarcan dentro de la separación. Pero el Espíritu Santo, si se lo solicitamos, puede transformar esas relaciones y ponerlas al servicio del perdón.
Jesús , nos dice en la lección:
_”Hoy es un día de una consagración especial. Hoy vamos a adoptar una postura firme en favor de un solo bando. Nos vamos a poner de parte de la verdad y a abandonar las ilusiones. No vacilaremos entre una cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. Hoy nos vamos a consagrar a la verdad, así como a la salvación tal como Dios la planeó. No vamos a alegar que es otra cosa ni a buscarla donde no está. La aceptaremos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó”_.
Jesús, nos llama a dejar de lado las dudas. Estas no se justifican porque si reconozco mi verdadera identidad como Hijo de Dios y que soy Espíritu, se acaban las dudas que me genera el ego. No se justifica seguir de lado de las ilusiones del ego que me conducen al especialismo y la separación. No se justifica seguir viendo a mi hermano como un enemigo pues, cuando lo contemplo como el Hijo de Dios que es, el sistema de pensamiento del ego se debilita. Si tomamos la decisión de ponernos de manera decidida a favor de Dios y a dejar de lado las vacilaciones esto nos permitirá decir:
_“¡Que dicha tener certeza!”_
Sobre la importancia de dejar de lado las dudas Jesús nos dice en el capítulo 6 en la sección V c:
_”Sólo tu conciencia necesita protección, puesto que el estado de ser no puede ser atacado. No obstante no podrás tener una auténtica sensación de que existes mientras sigas teniendo dudas con respecto a lo que eres. Por eso es por lo que es esencial que te mantengas alerta. No permitas que entre en tu mente ninguna duda acerca de tu existencia o, de lo contrario, no podrás saber con certeza lo que eres. La certeza es el regalo que Dios te hace. La verdad no requiere vigilancia pero las ilusiones sí”_. (T-6. Vc. 8:4-😎
Tenemos que estar alerta de las ilusiones que nos llevan a la duda y a perder la certeza que nos da el sabernos Hijos de Dios y que somos Espíritu. Si cometemos errores pedimos la corrección del Espíritu Santo y de Jesús. Dejamos la creencia en el pecado que implica castigo. Dios no castiga. La aceptación del plan de Dios para la salvación, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús y mediante el perdón y la aceptación de la Expiación para nosotros mismos, nos libera de la culpa. Dejamos así, de lado, las soluciones externas a la sanación de la mente o magia.
Jesús nos dice:
_”¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio? ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de reconocer cuál es tu función especial aquí? ¿Qué son cinco minutos si a cambio de ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable? Has hecho miles de tratos en los que siempre saliste perdiendo”_.
Con relación a la función especial. Esto nos pone de nuevo en contacto con uno de los temas importantes en el mensaje de Jesús: la relación entre forma y contenido. Recordemos que el contenido hace relación a Dios, a la verdad, al Espíritu Santo como maestro, a su tema central como nos dice, Jesús, en la pregunta 1 del Manual para el maestro:
“El Hijo de Dios es inocente, y en su inocencia radica su salvación.” (M.1.3:5).
Las formas son las miles de situaciones, papeles, profesiones, con las cuales se vive en este mundo de la separación. Estas funciones se relacionan todas con lo que Jesús llama el deseo de ser especial o especialismo: mi profesión, mis gustos, mi familia, mis amistades, etc., que, en últimas, buscan mantener el contenido de la separación.
Esto nos lo explica Jesús en el capítulo 25 apartado VI, y nos propone cambiarle de contenido:
_“Esta es la percepción benévola que el Espíritu Santo tiene del deseo de ser especial: valerse de lo que tu hiciste para sanar en vez de para hacer daño. Él le asigna a cada cual una función especial en la salvación que sólo él puede desempeñar, un papel exclusivamente para él”_. (T-25. VI.4:1-3)
_“Cada cual *tiene* un papel especial en el tiempo, pues eso fue lo que eligió, y al elegirlo hizo que fuese así para él. No se le negó su deseo, sino que se modificó la forma del mismo, de manera que redundara en beneficio de su hermano y de él, y se convirtiera de ese modo en un medio para salvar en vez de para llevar a la perdición”_. (T-25.VI.5: 10-11)
Desde cualquier situación social, profesional, laboral, personal en que nos encontremos podemos trabajar por la verdad y valernos del perdón para sanar nuestra mente. Jesús, no nos plantea que dejemos de lado nuestras profesiones, nuestras familias, amistades, etc. Nos pide que se las entreguemos al Espíritu Santo para que las ponga al servicio de la verdad mediante el perdón. ¿Y de que verdad se trata? De que fuimos creados por Dios y no fabricados por el ego de tal manera que podamos decir:
_Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación_.
Sobre la importancia de confiar al entregarle al Espíritu Santo los periodos de cinco minutos y los beneficios que nos trae nos asegura Jesús:
_”Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto. Te ayudará a entender tu función especial. Allanará el camino que te conduce a la felicidad, y la paz y la confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus palabras. Responderá con toda Su Fe, Dicha y Certeza que lo que dices es verdad. Y entonces gozarás de la misma convicción de que goza Aquel que conoce tu función en la tierra así como en el Cielo. Estará contigo durante cada sesión de práctica que compartas con Él e intercambiará cada instante de tiempo que le ofrezcas por intemporalidad y paz”_.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior. Hagamos la lección, como se nos propone, siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús, sin olvidarnos de reír, porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Lección 98 comentada por Ken Wapnick
( Lección 98: “Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.” )
“En mis comentarios introductorios a la Lección 91, dije que las siguientes veinte lecciones contrastaban directa o indirectamente el Ser con el ser. Las últimas siete han enfatizado esta distinción y nos han instado a elegir el espíritu como nuestra identidad en lugar del cuerpo. Estas dos lecciones siguientes presentan un tema subsidiario: nuestra función especial de perdón. Este es el puente que nos permite cambiar de nuestra identidad como un ser del ego al glorioso Ser de Cristo.
(1:1) «Hoy es un día de una consagración especial.»
A medida que los estudiantes trabajan con Un curso de milagros, es importante que entiendan que Jesús no siempre reserva la palabra «especial» para el ego. Los estudiantes a veces evitan la palabra como lo harían con la plaga, debido a sus connotaciones de escasez, culpa y asesinato. Sin embargo, hay muchos lugares donde Jesús usa «especial» de manera positiva, al decirnos que no es la palabra en sí lo que es terrible, sino su sistema de pensamiento subyacente; el «contenido», no la «forma». Por lo tanto, hoy es especial debido a su lugar en el plan de estudios que nos ayudará a deshacer nuestra creencia en el especialismo y recordar Quién somos como el Hijo de Dios.
(1:2-3) «Hoy vamos a adoptar una postura firme en favor de un solo bando. Nos vamos a poner de parte de la verdad y a abandonar las ilusiones.»
Esto es difícil porque nuestra elección en favor de la verdad en lugar de la ilusión es una elección contra nuestro ser. Por lo tanto, necesitamos un puente para aliviar nuestro miedo. Este puente es nuestra función de perdón – nuestro papel en el plan de Dios para la salvación.
(1:4-6) «No vacilaremos entre una cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. Hoy nos vamos a consagrar a la verdad, y a la salvación tal como Dios la planeó. No vamos a alegar que es otra cosa ni a buscarla donde no está.»
En otras palabras, no vamos a alegar que la salvación es el especialismo; que es lo que «nosotros» pensamos que es, en lugar de aceptar lo que realmente es – deshacer la culpa a través del perdón. Por lo tanto, Jesús nos insta a hacer la única elección que nos hará felices.
(1:7-8) «La aceptaremos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó.»
Ese papel no tiene nada que ver con el comportamiento, ni con ser el santo mensajero de Dios que habla Sus palabras, literalmente.El papel “que Dios nos asignó” es el perdón, una actividad exclusivamente de la mente, ya que «el sueño no abandona su fuente». Por lo tanto, la salvación se encuentra en la mente y no puede encontrarse donde no está; es decir, en el mundo o el cuerpo.
(2:1) «¡Qué dicha tener certeza!»
Para que seamos felices, debemos darnos cuenta de que lo que pensábamos era cierto estaba equivocado: “¿Preferirías tener razón a ser feliz?” (T-29.VII.1: 9). Ser feliz significa estar verdaderamente seguro, identificarse con la certeza del Espíritu Santo, no la arrogancia del ego al creer que tiene la razón.
(2:2-3) «Hoy dejamos de lado todas nuestras dudas y nos afianzamos en nuestra postura, seguros de nuestro propósito y agradecidos de que la duda haya desaparecido y la certeza haya llegado. Tenemos una importante función que desempeñar y se nos ha provisto de todo cuanto podamos necesitar para alcanzar la meta.»
Nuestra “importante función” es perdonar, y “todo cuanto podamos necesitar para alcanzar la meta” es el salón de clases de odio que hemos fabricado – el ancestral guión del especialismo – que todavía está presente para nosotros como un salón de clases de perdón, con un nuevo maestro. La presencia de Jesús en nuestras mentes garantiza que cuando elijamos, aprenderemos las lecciones que su salón ofrece.
Por favor, ten en cuenta que Jesús no nos envía lecciones, ni es el autor de nuestro guión. Él es su corrección, sin la cual es imposible perdonar nuestro especialismo. Esto no es algo que podamos hacer por nuestra cuenta. Por eso es tan importante prestar cuidadosa atención a nuestro mundo – personal y colectivo – ya que estas son nuestras aulas de aprendizaje. Recuerda, prestar atención significa reconocer que el mundo es un lugar miserable y doloroso. Puesto que no es nuestro hogar, y la felicidad se encuentra solo cuando estamos en casa con Dios, no estar con Él, por definición, significa que no seremos felices. Reconocer nuestra infelicidad nos impulsa a clamar por ayuda:
Debe haber otra manera y otro maestro dentro de nuestras mentes que pueda utilizar este salón de clases no para castigar o aprisionar, sino para liberar.
Para resumir, cuando Jesús dice que tenemos “todo cuanto podamos necesitar” para alcanzar la meta de la verdad, él está hablando del aula de aprendizaje de nuestras vidas junto con su maestro del perdón.
(2:4-6) «Ni una sola equivocación se interpone en nuestro camino. Hemos sido absueltos de todo error. Hemos quedado limpios de todos nuestros pecados al habernos dado cuenta de que no eran sino errores.»
Sin embargo, no podemos darnos cuenta de que nuestros pecados fueron errores hasta que primero reconozcamos que los hemos llamado pecados, establecidos por nuestra culpabilidad. Solo entendiendo que la culpa sigue al utilizar todo y a todos como un substituto del Amor de Dios, estaremos motivados para pedir ayuda para ver nuestro pecado como el mero producto final de un pensamiento erróneo, el cual podemos cambiar con la ayuda de Jesús.
Jesús ahora vuelve a nuestra inocencia: el estado opuesto al pecado. Él se refiere a aquellos que han elegido el instante santo como su realidad dentro del sueño, y también lo son en el mundo real:
(3:1) «Los que están libres de culpa no tienen miedo, pues están a salvo y reconocen su seguridad.»
La razón por la cual los culpables tienen miedo es que la culpa exige castigo y, por lo tanto, siempre temeremos el castigo que creemos que se avecina. Sin embargo, si no hay culpa no puede haber proyección, lo que significa que ya no creeremos que el pecador está afuera, preparado para atacarnos. Por lo tanto, no hay ningún miedo y somos libres para reconocer nuestra seguridad.
(3:2-5) «No recurren a la magia, ni ingenian posibles escapatorias de amenazas imaginarias y desprovistas de realidad. Descansan en la serena certeza de que llevarán a cabo lo que se les encomiende hacer. No ponen en duda su propia capacidad porque saben que cumplirán debidamente su función en el momento y lugar perfectos. Ellos adoptaron la postura que nosotros vamos a adoptar hoy [es decir, ”Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.”], a fin de que pudiésemos compartir su certeza y aumentarla mediante nuestra aceptación.»
Los que no tienen culpa han aceptado la Expiación para sí mismos, y no tienen necesidad de buscar sustitutos del Amor de Dios, porque se dan cuenta de que «son» ese Amor. Jesús usa el término «magia» aquí para denotar nuestros sustitutos especiales. La tranquila certeza de los inocentes abraza los pensamientos amorosos en la mente de la Filiación, cuya fortaleza siempre está presente en nuestras mentes – independientemente del símbolo con el que elijamos identificarla – esperando nuestra decisión de abrazarla. La decisión de aceptar esa presencia amorosa y sus frutos de perdón solo viene cuando dejamos de invertir en tener la razón y ser especiales.
(4) «Todos aquellos que adoptaron la postura que hoy vamos a adoptar estarán a nuestro lado y nos transmitirán gustosamente todo cuanto aprendieron, así como todos sus logros. Los que todavía no están seguros también se unirán a nosotros y, al compartir nuestra certeza, la reforzarán todavía más. Y los que aún no han nacido, oirán la llamada que nosotros hemos oído, y la contestarán cuando hayan venido a elegir de nuevo. Hoy no elegimos sólo para nosotros.»
Esto refleja el importante tema de la unidad de la Filiación, que se encuentra no solo en el Cielo, como Cristo, sino en el mundo fragmentado de miles de millones de partes separadas. Esta idea crucial nunca se puede entender desde nuestro punto de vista: individualidad, separación y diferencias. Desde esta perspectiva, mi salvación no significa que seas salvo, o que estés condenado por haber sido condenado. La verdad, sin embargo, es que como un único Hijo, somos salvos y condenados «juntos». Por lo tanto, lo que veo en ti solo puede ser lo que veo en mí mismo. Si trato de crucificarte para escapar de mi culpa, también me estoy crucificando. “No puede ser sino a mí mismo a quien crucifico”, nos dice una lección posterior (W-pI.196). Por otro lado, si te veo absuelto del pecado porque no eres responsable de mi pérdida de paz, también me absuelvo. Ten en cuenta que esta unidad trasciende las aparentes limitaciones del tiempo y el espacio. Por lo tanto, esta unidad se extiende a lo largo de lo que consideramos la historia del cosmos – una historia que abarca muchos miles de millones de años y un número casi infinito de millas.
Este párrafo, dicho sea de paso, es uno de los muchos pasajes de Un Curso de Milagros que sugieren fuertemente la reencarnación. Jesús aborda específicamente este tema en el manual para los maestros (M-24), donde afirma que creer en ello es irrelevante para que uno aprenda su plan de estudios de perdón:
“Lo cierto es, sin embargo, que tanto los que creen en la reencarnación como los que no, pueden encontrar el camino que conduce a la salvación. Por lo tanto, no puede considerarse que sea una idea esencial en el programa de estudios…Para nuestros propósitos, no sería útil adoptar una postura definitiva al respecto.” (M-24.2:5-6;3:1)
La declaración de Jesús tiene mucho sentido cuando uno considera que una sola o muchas vidas corporales no hacen ninguna diferencia – una ilusión sigue siendo una ilusión: “Fuera del Cielo no hay vida.” (T-23.II.19:1). La salvación puede ser aceptada en la única parte del tiempo que refleja la realidad: el instante santo.
(5) «¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio? ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de reconocer cuál es tu función especial aquí? ¿Qué son cinco minutos si a cambio de ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable? Has hecho por lo menos mil tratos en los que saliste perdiendo.»
Esto es lo que Jesús nos pide en casi todas las páginas de Un Curso de Milagros (ver, por ejemplo, T-20.VII.1: 7-8): “Te estoy pidiendo que renuncies a tan poco, y a cambio te estoy ofreciendo tanto. ¿Por qué no lo haces?” No es porque seamos estúpidos; quizás locos, pero no estúpidos. Nos damos cuenta de que si le damos a Jesús cinco minutos de cada hora, la próxima vez va a querer diez, y luego quince; y antes de que te des cuenta, va a exigir una hora completa de sesenta minutos. Luego protestamos: “¿Qué hay de «mí»? ¿Qué hay de mis necesidades personales y de mí? ¿No cuento para nada?” Y Jesús gentilmente sacude la cabeza y dice: “No, porque tu individualidad es una ilusión”. Sin embargo, él no exige que la abandonemos, pero sí nos pide que consideremos el hecho de que la razón por la que valoramos tanto nuestra identidad individual es por lo que ni siquiera le daremos cinco minutos por cada hora. Esto no pretende inducir a la culpa, sin duda, sino un simple reconocimiento de nuestro miedo al amor y la verdad, aferrándonos al especialismo en su lugar. Aprender sobre este miedo es información útil cuando buscamos desempeñar nuestra función especial. Por cierto, este término refleja la sección importante “Tu función especial” (T-25.VI), que describe nuestra función no en términos de forma o comportamiento, sino el cambio de mentalidad provocado por nuestra decisión de perdonar.
La idea de “mil tratos en los que saliste perdiendo” se expresa a lo largo de Un Curso de Milagros en discusiones sobre las relaciones especiales. Jesús nos dice:
“Examina honestamente los tratos que has hecho en los que has salido perdiendo, todas las veces que tu especialismo te ha fallado, a pesar de tu certeza de que esta vez sería diferente. ¿Eso no te dice que deberías ‘renunciar ahora a ser tu propio maestro’ (T-12.V.8:3) y dejarme enseñarte en su lugar? “
Si examinamos honestamente los terribles errores que hemos cometido en nuestras vidas, descubriríamos este pensamiento subyacente: “Puedo hacer un trato con Dios y ganar. Puedo hacer un trato con esta persona y ganar”. Jesús suavemente nos recuerda que esta no es la verdad. Si uno gana y otro pierde, la esencia de cualquier trato, ambos pierden. La unidad de la Filiación nunca puede verse comprometida.
(6:1) «He aquí una oferta que garantiza tu total liberación de cualquier clase de dolor y una dicha que no es de este mundo.»
El problema es que todos respondemos: ¿quién sería sin mi dolor, sin las alegrías del especialismo que están dirigidas a un objeto, sustancia o persona? ¿Dónde estaría si no tuviera mi dosis diaria, cualquiera que sea su forma? El problema es que gustosamente nos aferraríamos a estas formas porque, como Jesús nos dice en el texto, no conocemos la diferencia entre el dolor y la dicha (T-7.X). Pensamos que el mundo nos da dicha, pero de hecho ofrece dolor; y lo que realmente nos da dicha – aceptar la Expiación – el ego nos dice que es doloroso.
(6:2-5) «Puedes intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior y certeza de propósito, con la promesa de que triunfarás. Y puesto que el tiempo no tiene significado, se te está dando todo a cambio de nada. He aquí un trato en el que no puedes perder. Y lo que ganas es en verdad ilimitado.»
Los estudiantes pueden creer que estas son las palabras de Jesús, sin embargo, hay una parte de ellos que no las cree. Por lo tanto, permítete experimentar que Jesús te está diciendo esto, y escucha lo que dices – es importante que te permitas «escuchar» tus palabras – “No te creo. No estoy dispuesto a dejar de lado mi especialismo – mis resentimientos, mis adicciones, mi yo – porque hay una parte de mí que no cree que será mejor que tome tu mano y acepte lo que dices “.
Aunque los estudiantes le dicen estas palabras a Jesús, por lo general no son conscientes de haberlas dicho, y mucho menos de tener tales pensamientos. Sin embargo, si te «escuchas» a ti mismo decir estas palabras y entiendes el miedo que las causó, no habrá culpabilidad, la cual prospera al permanecer oculta. La culpabilidad evita la conciencia a través de la represión, y luego se protege a sí misma a través de la proyección, que es cuando infliges sufrimiento a otra persona o a ti mismo. Al leer estas palabras, por ejemplo: “Puedes intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior y certeza de propósito, con la promesa de que triunfarás.” – escucha tu pequeña voz decirle a Jesús: “¿Eso es cierto? No confío en tu promesa de que seré feliz sin mi especialismo.” Este pensamiento de resistencia es la fuente principal de todo dolor.
De nuevo, necesitas, con toda honestidad, permitirte ser lo suficientemente libre como para decirle: “No te creo”. Si puedes hablar así, no habrá culpabilidad, y el día en que puedas aceptar verdaderamente sus palabras llegará más pronto, mientras saludas felizmente este pasaje del texto:
“Aquí [en el mundo] el Hijo de Dios no pide mucho, sino demasiado poco, pues está dispuesto a sacrificar la identidad que comparte con todo, a cambio de su propio miserable tesoro. Mas no puede hacer esto sin experimentar una sensación de desolación, de pérdida y de soledad. Éste es el tesoro tras el que ha ido en pos. Y sólo puede tener miedo de ello. ¿Es acaso el miedo un tesoro? ¿Puede ser la incertidumbre tu deseo? ¿O es simplemente que te has equivocado con respecto a lo que es tu voluntad y a lo que realmente eres?” (T-26.VII.11:7-14)
(7:1) «Ofrécele hoy tu modesta dádiva de cinco minutos cada hora.»
Eso es todo lo que Jesús pide. Él no está pidiendo la hora completa. De hecho, si todo lo que le dieras fueran tres minutos, sería suficiente. Trata de ser consciente de resistirte a pensar en él cada hora, y no compres un reloj con alarma para recordarlo. Tales buenas intenciones pierden el punto. Jesús quiere que tú «quieras» pensar en él y que te perdones por no haberlo hecho. Si tienes un reloj así, por ejemplo, simplemente estás intercambiando forma por contenido y nunca aprenderás la lección de perdón. La idea no es que pases cinco minutos cada hora pensando en Dios, como si hubiera algún valor mágico o salvífico en estos pensamientos. Más bien, es que aprendes a perdonarte a ti mismo por «no» querer pensar en él. Recuerda nuestra discusión de esta idea de la Lección 95.
(7:2-6) «Él impartirá a las palabras que utilices al practicar con la idea de hoy la profunda convicción y firmeza de las que tú careces. Sus palabras se unirán a las tuyas y harán de cada repetición de la idea de hoy una absoluta consagración, hecha con fe tan perfecta y segura como la que Él tiene en ti. La confianza que Él tiene en ti impartirá luz a todas las palabras que pronuncies, e irás más allá de su sonido a lo que verdaderamente significan. Hoy practicas con Él mientras dices:
Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación. »
Vemos a Jesús una vez más pidiendo nuestra poca buena disposición, ya que él sabe que carecemos de la certeza de que es la función del Espíritu Santo proveer. La disposición a recordar nuestras sesiones de práctica fortalece nuestra certeza debilitada por el miedo. Además, a medida que nuestra convicción se fortalece y la resolución de perdonar aumenta – nuestro papel en el plan de Dios – podemos progresivamente ir más allá de la «forma» de las palabras – “ir más allá de su sonido” – a su «contenido» – “lo que verdaderamente significan”. Así llegamos más profundamente en la mente, donde el ego ha mantenido la verdad fuera de nuestro recuerdo.
(8) «En cada uno de los períodos de cinco minutos que pases con Él, Él aceptará tus palabras y te las devolverá radiantes de una fe y confianza tan grandes e inquebrantables que iluminarán el mundo con esperanza y felicidad. No dejes pasar ni una sola oportunidad de ser el feliz receptor de Sus regalos, para que a tu vez puedas dárselos hoy al mundo.»
Esto es similar a lo que vimos al final de la Lección 97. Cuando elegimos aceptar las palabras de Jesús y liberar nuestros egos, recibimos regalos más grandes de los que hubiéramos creído posible. Son regalos que no son solo para nosotros, sino para toda la Filiación, sin excepción. Debido a los ricos tesoros que tales regalos ofrecen, nuestro maestro nos exhorta a practicar tan fielmente como podamos.
(9:1) «Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto.»
En el texto, Jesús nos dice que nuestra responsabilidad es elegir el milagro y no preocuparnos por ninguno de sus efectos. Para volver a visitar ese pasaje importante:
“La extensión de la santidad no es algo que te deba preocupar, pues no comprendes la naturaleza de los milagros. Tampoco eres tú el que los obra. Esto lo demuestra el hecho de que los milagros se extienden más allá de los límites que tú percibes. ¿Por qué preocuparte por cómo se va a extender el milagro a toda la Filiación cuando no entiendes lo que es el milagro?” (T-16.II.1:3-6)
Nuestra responsabilidad es dejar ir los obstáculos a nuestro perdón, no extenderlo. Si creemos que nuestra función es extender el perdón, permitimos que el ego se interponga nuevamente y nos guía a creer que nuestra función es perdonar a otro y predicar este santo evangelio al mundo. Una vez que decimos que es nuestra función en el sentido de comportamiento o forma, estamos adoptando el punto de vista del ego.
La función de mentalidad correcta de la mente dividida es dejar ir el ego, «y eso es todo». Al identificarnos con el amor de Jesús en nuestras mentes, hemos cumplido nuestra única responsabilidad. Esto permite que su amor se extienda a lo largo de la Filiación porque ese amor ya está en la Filiación. De hecho, ese amor «es» la Filiación. Por lo tanto, todo lo que necesitamos hacer es liberar el problema de nuestra creencia de que estamos separados del amor. Esa es la simplicidad de la salvación (T-31.I).
(9:2-4) «Él te ayudará a entender tu función especial. Él allanará el camino que te conduce a la felicidad, y la paz y la confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus palabras. Él responderá con toda Su fe, dicha y certeza que lo que dices es verdad.»
Jesús continuamente nos recuerda los felices efectos de haber elegido al Espíritu Santo como nuestro Maestro. Nuestra poca buena disposición, expresando la decisión de ser felices en lugar de tener la razón, asegura que seremos felices. Las palabras de aceptación de nuestro papel en el plan de Dios para la salvación – por ambivalente que esa aceptación sea – es todo lo que se necesita para que nuestro Maestro refuerce nuestro deseo de felicidad y paz y las hagamos nuestras. Así llegamos a comprender la importancia para nosotros de nuestra función especial.
(9:5-6) «Y entonces gozarás de la misma convicción de que goza Aquel que conoce tu función en la tierra así como en el Cielo. Él estará contigo durante cada sesión de práctica que compartas con Él, e intercambiará cada instante de tiempo que le ofrezcas por intemporalidad y paz.»
En la siguiente lección, veremos más específicamente la función del Espíritu Santo como un “puente”. En este pasaje, se lo describe como sabiendo que nuestra función aquí es perdonar y en el Cielo es crear. Esto no debe tomarse literalmente, sino para recordarnos que mientras creamos que estamos en este sueño, nuestra función es el perdón, logrado al pedir ayuda al Espíritu Santo.
Al mismo tiempo que pedimos Su ayuda para perdonar, nos permitimos estar en contacto con Su pensamiento que contiene el recuerdo de Quién somos como Cristo; el pensamiento que sirve como el puente que nos despierta del sueño, ya que nos recuerda que hay una realidad más allá del sueño – la realidad de nuestro Ser.
(10) «Pasa la hora preparándote felizmente para los próximos cinco minutos que vas a volver a pasar con Él. Repite la idea de hoy mientras esperas la llegada de ese feliz momento. Repítela a menudo, y no te olvides de que cada vez que lo haces, preparas a tu mente para el feliz momento que se acerca.»
Jesús no quiere que subestimemos el efecto de incluso un sola sesión de cinco minutos que le demos. Al igual que el dinero en el banco, crecerá, con cada sesión construyendo una base sólida sobre la que descansen los próximos cinco minutos, y los siguientes descansarán sobre los que les precedieron. Esto es similar al pasaje en el texto donde Jesús describe el proceso de Expiación como una fuerte cadena eslabonada (T-1.III.9: 2). En este caso, la cadena eslabonada es nuestro viaje personal que se fortalece con cada sesión de práctica.
(11:1) «Y cuando la hora haya transcurrido y Él esté ahí una vez más para pasar otro rato contigo, siéntete agradecido y deja a un lado toda tarea mundana, pensamiento insignificante o idea restrictiva, y pasa un feliz rato en Su compañía otra vez.»
Jesús habla aquí en el contexto del libro de ejercicios, que proporciona ejercicios estructurados que nos ayudan a dedicar un poco de tiempo durante el día en el cual desviamos nuestra atención del mundo – nuestras tareas mundanas y pensamientos e ideas restrictivas – y solo pensamos en Dios. Huelga decir que la atención exclusiva a lo mundano refleja la decisión de nuestro tomador de deciciones de identificarse con la pequeñez limitada del ego, en lugar de las ideas felices e ilimitadas del Espíritu Santo. Sin embargo, estos ejercicios eventualmente nos llevarán a pasar el día prestando atención a las tareas mundanas, al mismo tiempo que recordamos que hay un amor más allá del sueño. Por lo tanto, podemos mantener el contacto con ese amor al mismo tiempo que nuestros cuerpos realizan sus ajetreadas actividades. El objetivo final de nuestro estudio y práctica es que estas enseñanzas y lecciones se vuelvan tan integradas que nuestro día exprese que «nosotros» somos el puente entre la tierra y el Cielo. Tal es la visión – retener ese centro tranquilo centro interior, todo el tiempo, mientras estamos activos en el mundo cotidiano, eso cierra “No tengo que hacer nada”:
“Mas este lugar de reposo al que siempre puedes volver siempre estará ahí. Y serás más consciente de este tranquilo centro de la tormenta, que de toda su rugiente actividad. Este tranquilo centro, en el que no haces nada, permanecerá contigo, brindándote descanso en medio del ajetreo de cualquier actividad a la que se te envíe. Pues desde este centro se te enseñará a utilizar el cuerpo impecablemente.” (T-18.VII.8: 1-4)
Sin embargo, hasta que podamos identificarnos con ese tranquilo centro de amor, es importante que tomemos un tiempo específico de cada hora – o lo que sea que la lección nos pida – para pensar en el Espíritu Santo. Necesitamos ser conscientes de la división de mentalidad errónea y mentalidad recta de nuestra mente, no solo de la porción del ego de la mente. Hay una parte de nosotros que de hecho se ve atrapada por el especialismo, pero también hay una parte que puede estar tranquila y en silencio.
(11:2) «Dile una vez más que aceptas el papel que Él quiere que asumas y que te ayudará a desempeñar, y Él hará que estés seguro de que deseas tomar esa decisión, la cual Él ya ha tomado contigo y tú con Él.»
Esta no es una elección que el Espíritu Santo hace por nosotros, ni es una decisión que tomamos por nuestra cuenta. Es una elección que hacemos «con» Él. Por lo tanto, debemos recordar que lo que da significado a nuestras vidas cotidianas no es el cumplimiento de nuestras necesidades especiales, ni la destrucción de nuestros enemigos; el significado radica en ver todas las cosas – “buenas” y “malas” – como salones de clases en los que aprendemos de nuestro nuevo Maestro cómo perdonar. Cuanto más aprendemos, mayor es la dicha que inevitablemente surge cuando dejamos ir nuestra culpa. Eso es lo que refuerza nuestros “pequeños” esfuerzos.”
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 98
"Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Esta lección hace referencia a mi papel, relacionado con la aceptación, la certeza y la confianza de mi única función en este mundo: la salvación entendida como aceptar la Expiación para mí mismo, corregir el error de sentirme separado de mi Fuente, siendo perdonar mi única función en este mundo.
Para una mejor comprensión nos podemos preguntar ¿cuál es el plan de Dios para la salvación? Y ¿cuál es el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.?
La lección no la contesta directamente, pues se supone que ya lo sabemos a estas alturas del estudio y la práctica. Pero recordémoslas para un mejor entendimiento del ejercicio que vamos a realizar.
El plan de Dios para la salvación es la Expiación, la corrección del error original de la separación, que está a cargo del Espíritu Santo. Mi papel es aceptar la Expiación para mí mismo, y mi única función en este mundo es perdonar, y solo perdonar, no tengo ninguna otra función y creer que pueda tener otras me alejará del papel que Dios me dio y me colocaría en la orbita del ego.
La salvación solo requiere de nuestra voluntad, de nuestro libre albedrio, consistente en elegir siempre a favor del amor, la paz y el perdón, de elegir siempre a favor de Dios y Su Reino. *"Hoy vamos a adoptar una postura firme en favor de un solo bando."* aquí el texto se acerca a nuestra percepción de lucha y combate de este mundo, pero en realidad sólo el ego lucha consigo mismo, la verdad no libra ninguna lucha para demostrarse a sí misma lo que es, pues simplemente ES.
*"Nos vamos a poner de parte de la verdad y a abandonar las ilusiones."*
*"No vacilaremos entre una cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios."* elegir a Dios, elegir el amor y el perdón implica negar al error, negar al ego y sus manifestaciones no amorosas.
*ACEPTACIÓN:*
Elegir el amor implica aceptar la función que Dios me dio: *No vamos a alegar que es otra cosa ni a buscarla donde no está. La aceptaremos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó."* la aceptación no implica ningún esfuerzo, ni ninguna lucha, sólo el reconocimiento de la realidad del amor, y la convicción que no existe otra realidad distinta.
*CERTEZA:*
El ego siempre nos pone a dudar, pues la incertidumbre es una de sus características, contrariamente, el espíritu goza de certeza, goza del conocimiento todo abarcante del Padre. La mente que está al servicio del espíritu goza de certeza y carece de dudas: *¡Qué dicha tener certeza! Hoy dejamos de lado todas nuestras dudas y nos afianzamos en nuestra postura, seguros de nuestro propósito y agradecidos de que la duda haya desaparecido y la certeza haya llegado."*
La duda y las incertidumbres disparan el miedo en nuestras mentes, y tras el miedo subyace la culpa, pero *"Los que están libres de culpa no tienen miedo, pues están a salvo y reconocen su seguridad."* la culpa la sanamos a través del perdón, y de esta manera recuperamos nuestra seguridad y confianza. Tras el perdón podemos decir que *"Hemos sido absueltos de todo error. Hemos quedado limpios de todos nuestros pecados al habernos dado cuenta de que no eran sino errores."*
En la medida que acepte de forma total el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación, con certeza y sin ninguna duda, esta tiene un impacto no sólo en mi, sino también en aquellos hermanos que aún dudan: *"Los que todavía no están seguros también se unirán a nosotros y, al compartir nuestra certeza, la reforzarán todavía más."* por eso nos dice *"Hoy no elegimos sólo para nosotros."* elijo no sólo por mí salvación sino que mi elección influye en todas las demás mentes de mis hermanos, y esta decisión a favor del amor trasciende nuestro concepto del tiempo: *"Y los que aún no han nacido, oirán la llamada que nosotros hemos oído, y la contestarán cuando hayan venido a elegir de nuevo."* este párrafo nos plantea algo que cuestiona nuestra percepción lineal del tiempo, pues nos dice que nuestra voluntad de perdonar será escuchada incluso por los que *"aún no han nacido,"* pero las implicaciones van mucho más allá, pues nos dice que esos que aún no ha nacido han *"venido a elegir de nuevo."* esta afirmación introduce el tema de la reencarnación, un tema polémico incluso para quienes estudiamos el Curso de Milagros. Desde el punto de vista metafísico el Curso considera que la reencarnación es un imposible. Pero desde nuestra perspectiva mundana, que percibimos el tiempo de forma lineal, creemos que la reencarnación puede ser real. De ahí que el Curso se desarrolle en dos niveles, un nivel metafísico que nos habla de Dios, Su Hijo y Sus atributos, y un segundo nivel, que busca hacerse comprensible para nosotros en este mundo, de lo contrario, lo que el Curso denomina "Conocimiento" que es la visión de la totalidad, que es la manera que se auto conoce la verdad divina, no sería comprensible para nosotros. No podemos comprender la eternidad desde la perspectiva del tiempo.
*METODOLOGÍA DE LA PRÁCTICA Y EL TIEMPO:*
Desde la lección 93, se nos propone hacer un tipo de práctica nueva. Dedicar 5 minutos cada hora. Esto requiere mucho compromiso y planeación de nuestro tiempo de práctica. La lección 95, le dedica una importante exposición sobre una práctica estructurada, que requiere disciplina y compromiso. En esta lección se reitera con nuevas formulaciones sobre el tiempo y el uso del mismo.
Quiero resaltar varios párrafos relacionados con el tiempo que le dedicamos a la práctica, donde se nos pide poner el tiempo al servicio de la salvación, y se nos plantea que consideremos el tiempo invertido como un intercambio por el todo (el amor, la paz y la eternidad) a cambio de nada (el ego, el conflicto y el tiempo) como este tema es muy importante no sólo para esta y las siguientes lecciones, las quiero destacar:
*"¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio?"*
*"¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de reconocer cuál es tu función especial aquí?"*
*"¿Qué son cinco minutos si a cambio de ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable"*
*" Has hecho por lo menos mil tratos en los que saliste perdiendo."*
*"He aquí una oferta que garantiza tu total liberación de cualquier clase de dolor y una dicha que no es de este mundo."*
*"Puedes intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior y certeza de propósito, con la promesa de que triunfarás."*
*"Y puesto que el tiempo no tiene significado, se te está dando todo a cambio de nada. He aquí un trato en el que no puedes perder. Y lo que ganas es en verdad ilimitado."*
*"Ofrécele hoy tu modesta dádiva de cinco minutos cada hora. Él impartirá a las palabras que utilices al practicar con la idea de hoy la profunda convicción y firmeza de las que tú careces."*
Este es el uso apropiado del tiempo que el Curso nos propone, utilizarlo productivamente para nuestra sanación, para perdonarnos, para recordar a Dios.
*PRÁCTICA:*
Aquiétate durante los primeros 5 minutos de cada hora, y práctica con la certeza que tienes a Dios o al Espíritu Santo acompañándote, mientras te dices:
*"Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación."*
*"En cada uno de los períodos de cinco minutos que pases con Él, Él aceptará tus palabras y te las devolverá radiantes de una fe y confianza tan grandes e inquebrantables que iluminarán el mundo con esperanza y felicidad."*
*"No dejes pasar ni una sola oportunidad de ser el feliz receptor de Sus regalos, para que a tu vez puedas dárselos hoy al mundo."*
*"Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto."*
*"Él te ayudará a entender tu función especial."*
Practica con plena aceptación, fe, confianza, y recibirás a cambio paz, sanación y felicidad.
*PRÁCTICAS CORTAS Y FRECUENTES:*
*"Repítela a menudo, y no te olvides de que cada vez que lo haces, preparas a tu mente para el feliz momento que se acerca."*
Practica con la fe, la confianza y la certeza que Dios y el Espíritu Santo están a tu lado, disfruta este momento feliz, deja un lado todo pensamiento insignificante, o idea restrictiva, y confía que una luz que no es de este mundo te guiará amorosamente de camino de regreso al Padre.
TEXTO
CELEBRANDO EL MILAGRO
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