LECCIÓN 223 Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya.



Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM


LECCIÓN 223

Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya.

1. Estaba equivocado al pensar que vivía separado de Dios, que era una entidad aparte que se movía por su cuenta, desvinculada y encasillada en un cuerpo. 2 Ahora sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de Él. 3 Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo ninguno que no sea de Él.

2. Padre nuestro, que contemplemos la faz de Cristo en lugar de nuestros errores. 2 Pues nosotros que somos Tu santo Hijo somos incapaces de pecar. 3 Queremos contemplar nuestra inocencia, pues la culpa proclama que no somos Tu Hijo. 4 Y no queremos seguir relegándote al olvido, 5 ya que nos sentimos solos aquí y anhelamos estar en el Cielo, que es nuestro hogar. 6 Queremos regresar hoy. 7 Nuestro Nombre es el Tuyo y damos fe de que somos Tu Hijo.






AUDIOS de la Lección 223
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 223
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 223
a través de Martin Musarra


Lección 223
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda



































LECCIÓN 223

Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya.

Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda

*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*

Con la lección 223 *Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya*, Jesús, pone fin a las incoherencias en mí vida. Si acepto este pensamiento mis pensamientos, sentimientos, acciones estarán guiados por la aceptación de la Paz y del Amor de Dios lo cual se manifestará en la manera como vea y me relacione con mis hermanos, pues los veré con la visión de Cristo. Con la visión de Cristo o percepción verdadera veré, únicamente, inocencia y santidad, no veré pecados a castigar sino errores a corregir con el Espíritu Santo, veré únicamente inocencia y santidad, ni ningún vestigio de culpa, perdono todo lo que veo y lo bendigo con milagros.

  Por eso dice Jesús, 
_”Ahora sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de Él”_.

  Y gozo, por lo tanto, de la maravilla de la certeza de la integración que da el saber que
 
_”Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo ningún pensamiento que no sea de Él”_. 

Reconozco mi Identidad como el Hijo de Dios que soy:

_”Nuestro Nombre es el Tuyo y damos fe de que somos Tu Hijo”_.

*Con relación al tema del perdón*.

Jesús nos dice en el tema especial 1 ¿Qué es el perdón?:

_”El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Sencillamente ve que no se cometió pecado alguno. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados. ¿Qué es el pecado sino una falsa idea acerca del Hijo de Dios?”_. 

El pecado o creencia en la realidad de la separación de Dios, nunca sucedió. Nunca me he separado de Dios. Es una ilusión. Es la ilusión central del ego de la cual se desprenden la culpa y el miedo. Como el ego cree que el pecado es imperdonable, este pecado exige castigo. Para el Espíritu Santo no existen pecados sino errores que se corrigen mediante el perdón y la Expiación. Si estoy convencido de mi verdadera identidad como Hijo de Dios no hay ninguna cabida para la creencia en el pecado. Convicción que nace de creer de corazón que *Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya*.

*Proceso de práctica de la lección*.

1. _Tener momentos con Dios por la mañana y por noche_

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.

 Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.


Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como nos lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)


2. _Recordatorios cada hora_. 

Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser o 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

3. _Recordatorios frecuentes de la lección entre horas_.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios.

4. _Respuesta a la tentación_.

Repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

 
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda











LECCIÓN 223

Dios es mi vida. No tengo otra vida que la suya.
Kenneth Wapnick

Esto continúa el tema de la unidad. Yo vivo en Dios y Él en mí; no en el cuerpo, sino en el espíritu que Él creó como uno con Él. 
(1:1) Me equivoqué cuando pensé que vivía separado de Dios, una entidad separada que se movía aisladamente, sin ataduras y alojada dentro de un cuerpo. 
A lo largo de la primera parte del libro de trabajo, aprendí mi error. Creía que era un cuerpo, un yo de mente equivocada, pero ahora elijo felizmente al espíritu como mi Ser: 
... escoge el espíritu, y todo el cielo se inclina para tocar tus ojos y bendecir tu santa vista, para que no veas más el mundo de la carne sino para sanar, consolar y bendecir (T-31.VI.1:8). 
(1:2-3) Ahora sé que mi vida es de Dios, no tengo otro hogar, y no existo aparte de Él. Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo más que los que son de Él. 
Esto no significa que no tenga otros pensamientos, sino que ya no reconozco mis pensamientos egoístas como verdaderos, intentando justificarlos o santificarlos. Por lo tanto, estos pensamientos pierden su poder, que se mantuvo en su lugar sólo por mi creencia en ellos. Cuando esa creencia es retirada y colocada en el pensamiento correcto de Expiación, el ego gradualmente desaparece de nuevo en su propia nada. 
(2:1) Padre nuestro, veamos el rostro de Cristo en vez de nuestros errores. 
Este es otro reconocimiento de que estamos equivocados, y esta declaración presupone nuestro reconocimiento y -la clave para la gratitud genuina- la alegría de ver el rostro luminoso de Cristo: 
... Así es el concepto de sí mismo, pues nada se interpone entre su vista y lo que mira, para juzgar lo que ve. Y en esta sola visión ve el rostro de Cristo, y entiende que mira a todos mientras contempla a éste. Porque hay luz donde antes había tinieblas, y ahora el velo se ha levantado de su vista (T-31.VII.8.5-7). 
(2:2-4) Porque nosotros, que somos tu santo Hijo, estamos sin pecado. Queremos ver nuestra impecabilidad, porque la culpabilidad proclama que no somos tu Hijo. Y no te olvidaremos por más tiempo. 
Nuestro deseo de Dios es ahora tan fuerte que eclipsa toda atracción a la culpa; la unidad ha disuelto la separación, porque el amor sigue siendo nuestra única realidad: 
... Lo que Dios no te ha dado no tiene poder sobre ti, y la atracción del amor por el amor sigue siendo irresistible. Porque la función del amor es unir todas las cosas consigo mismo, y mantener todas las cosas unidas extendiendo su integridad (T-12.VIII.7:10-11). 
(2:5-7) Estamos solos aquí, y anhelamos el cielo, donde estamos en casa. Hoy volveríamos. Nuestro Nombre es Tuyo, y reconocemos que somos Tu Hijo. 
Qué gozosa es nuestra decisión, porque ya no sufrimos más un estado aparte de Dios! Nuestro anhelo por el Cielo ha abierto nuestros ojos, cerrados durante mucho tiempo en sueños febriles de soledad. Así estamos en casa, donde Dios quiere que estemos (T-31.VIII.12:8).




















LECCIÓN 223
 
"Dios es mi vida. No tengo otra vida que la Suya."

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Cuando decimos que "Dios es mi vida." el Curso no se está refiriendo a una vida biológica de cuerpos separados como la que creemos  percibir en este mundo. Dios cómo Fuente de vida es amorfo y crea a Su semejanza como Mente, como Espíritu, y ésa es la vida que somos. "No tengo otra vida que la Suya."  es  otra manera de decir que no soy un cuerpo biológico que cree moverse en este mundo. Tengo una sola vida eterna e infinita, y es la vida que  tengo con Dios. 

"Estaba equivocado cuando pensaba que vivía separado de Dios, que era una entidad aparte que se movía por su cuenta, desvinculada y encasillada en un cuerpo." Si este mundo es el resultado de la creencia en la separación, el reconocimiento de nuestra unidad indisoluble con Dios, pone fin a la separación y a este mundo ilusorio. 

Cuando ya no me identifico con un cuerpo, y reconozco que soy una mente libre e inmortal, concluyo que "sé que mi vida es la de Dios, que no tengo otro hogar y que no existo aparte de Él."

Solo perdonando restablecemos nuestra total unicidad con Dios, en ese instante constatamos que "Él no tiene Pensamientos que no sean parte de mí, y yo no tengo ningún pensamiento que no sea de Él."

ORACIÓN DEL DIA:

"Padre nuestro, permítenos contemplar la faz de Cristo en lugar de nuestros errores. Pues nosotros que somos Tu santo Hijo somos incapaces de pecar. Queremos contemplar nuestra inocencia, pues la culpabilidad proclama que no somos Tu Hijo. Y no queremos seguir relegándote al olvido, pues nos sentimos solos aquí y anhelamos estar en el Cielo, que es nuestro hogar. Queremos regresar hoy. Nuestro Nombre es el Tuyo, y reconocemos que somos Tu Hijo."

PRACTICA:

Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea del día y la oración, y si logras   memorizarlas mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.  











Capitulo 22.III



















CELEBRANDO EL MILAGRO 

CELEBRA LA CORRECCIÓN QUE OCURRE AHORA 

BENDICIONES! 











Share:

Facebook comments: