LECCIÓN 247 Sin el perdón aún estaría ciego.




Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 247

Sin el perdón aún estaría ciego.


1. El pecado es el símbolo del ataque. 2Si lo veo en alguna parte, sufriré. 3Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcan­zar la visión de Cristo. 4Permítaseme aceptar que lo que Su visión me muestra es la simple verdad y sanaré completamente. 5Ven hermano, déjame contemplarte. 6Tu hermosura es el reflejo de la mía. 7Tu impecabilidad, la mía propia. 8Has sido perdonado, y yo junto contigo.

2. Así es como quiero vera todo el mundo hoy. 2Mis hermanos son Tus Hijos. 3Tu Paternidad los creó y me los confió como parte de Ti, así como de mi propio Ser. 4Hoy Te honro a través de ellos, y así espero en este día poder reconocer mi Ser.




AUDIOS de la Lección 247
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 247
A través de Mariano Noé.


Ocurrir de la Lección 247
a través de Martin Musarra


Lección 247 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda







































LECCIÓN 247

Sin el perdón aún estaría ciego.


Comentada por: 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


¡Que la paz sea con nosotros hoy!


Podemos decir que la lección 247 Sin en el perdón aún estaría ciego es la salida para la lección de ayer. Ayer, Jesús, hablaba de superar el odio para poder cumplir el mandato de Dios de que Amar a mi Padre es amar a Su Hijo. Bueno, hoy Jesús nos dice que el perdón es la salida. La imagen de ceguera atribuida a la falta de perdón es muy clara. Sin el perdón vamos sin rumbo, tropezando y dando tumbos. Presos de los resentimientos y del odio, del pasado que no queremos soltar y de todas las situaciones de conflicto y de malestar que atribuimos a causas externas a nosotros y, en las cuales, creemos que estamos eximidos de responsabilidad respecto a lo que nos sucede.

 Jesús, nos dice en la lección:

  _”El pecado es el símbolo del ataque. Si lo veo en alguna parte, sufriré”_. 
 
Recordemos que el pecado es la creencia en la realidad de la separación de Dios que, a juicio del ego, Dios nunca nos va a perdonar, lo que se traduce en culpa y miedo, vale decir, en sufrimiento. 

Jesús, nos ofrece la salida del perdón:

_”El perdón, pues,  es el único medio por el que puedo alcanzar la visión de Cristo. Que acepte que lo que Su visión me muestra es la simple verdad y sanaré completamente”_.

Recordemos que la visión de Cristo es la percepción de Cristo o del Espíritu Santo que trasciende el cuerpo, que mira más allá de él hacia nuestra verdadera identidad: somos Espíritu, no un cuerpo. Con la visión de Cristo utilizamos el perdón para ver la impecabilidad que nos caracteriza y ver el mundo real. Con la visión de Cristo no hay juicios de separación. El cuerpo se utiliza para perdonar y como medio de comunicación a diferencia del ego que lo utiliza para el ataque y mantener el deseo de ser especial o especialismo.

 Continúa Jesús:
  _”Que  acepte que lo que Su visión me muestra es la simple verdad y sanaré completamente. Ven hermano, déjame contemplarte. Tu hermosura es el reflejo de la mía. Tu impecabilidad la mía propia”_. 

La visión de Cristo me permite ver a mi hermano en su verdadera dimensión, como el Hijo de Dios que es. Reconozco que he estado equivocado en la manera como lo percibo.

 Jesús nos lo aclara en el capítulo 17 sección VII:

_”Considera, no obstante, lo que sigue a continuación, y descubre la causa de tu falta de fe: crees que la razón por la que tienes algo contra tu hermano es por lo que él te hizo a ti. Mas por lo que realmente lo culpas es por lo que tú le hiciste a él. No le guardas rencor por su pasado sino por el tuyo. Y no tienes fe en él debido a lo que tú fuiste. Tú eres, sin embargo, tan inocente de ello como lo es él”_. T-17. VII. 8: 1-5

  Aquí menciona Jesús la palabra fe. Vale la pena hablar de ella. La fe es aquello donde ponemos toda nuestra confianza, es aquello a lo que le creemos por encima de las circunstancias que se presenten. La fe siempre nos acompaña. Bien sea que la tengamos puesta en el ego o en el Espíritu Santo. Somos libres de escoger en quien la depositamos. Así que, hoy, se trata de poner la fe en el perdón, que es la llave de la felicidad, como nos ha enseñado Jesús. Y, más aún, de poner la fe en este maravilloso regalo que Jesús nos ha hecho con este Curso. Creamos en él y en la herramienta que nos ha dado para dejar de sufrir: el perdón. Cojamos como hábito que el tiempo que cada hora utilizamos para recordar a Dios, como estamos haciendo en esta segunda parte de las lecciones, también lo utilicemos para perdonar los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en la hora, de tal manera, que la hora que empezamos esté limpia de pensamientos no amorosos y podamos consagrarla a Dios.
 
Quedémonos con esta oración y tratemos de integrarla en nuestra vida:

_”Así es como quiero ver a todo el mundo hoy. Mis hermanos son tus Hijos. Tu paternidad los creó y me los confío como parte de Ti, así como de mi propio Ser. Hoy Te honro a través de ellos, y así espero en este día poder reconocer mi Ser”_.

Con relación al tema del mundo

Nos dice Jesús en el tema especial 3. ¿Qué es el mundo?:

_”Del mismo modo que el propósito de la vista fue alejarte de la verdad, puede así mismo tener otro propósito. Todo sonido se convierte en la llamada de Dios, y Aquel a quien Dios designó como el Salvador del mundo puede conferirle a toda percepción un nuevo propósito”_. 

El papel del Espíritu Santo es utilizar el cuerpo, sus sentidos y la percepción como medio de comunicación al servicio del plan de Dios para la salvación. Los sentidos al servicio del ego nos dan cuenta de separación y de argumentos que la sustenten. Con el Espíritu Santo, con la visión de Cristo, no se verá separación sino unidad. Y si a la visión de Cristo le sumamos el perdón, como vimos en la lección de hoy, no veremos sino la impecabilidad de nuestros hermanos que es la misma nuestra, no veremos sino al Hijo de Dios en nuestros hermanos y dejaremos de verlos como enemigos para convertirlos en nuestros salvadores.

Proceso de práctica de la lección


Tener momentos con Dios por la mañana y por noche

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. . Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)

Recordatorios cada hora. 

Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos  a Dios.

Respuesta a la tentación.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda













Kenneth Wapnick

LECCIÓN 247: 

”Sin perdón seguiré ciego.”
 
Mientras el odio o el juicio estén en mi corazón, no veré. La visión de Cristo ha sido velada y estoy ciego a la verdad. 
(1:1-2) El pecado es el símbolo del ataque. Contémplalo en cualquier parte, y sufriré. 
Aquí el yo se refiere a nosotros y no a Jesús. Si veo pecado en alguna parte, sufriré. Si te ataco, sólo me excluyo a mí mismo del Reino. 
(1:3-4) Porque el perdón es el único medio por el cual la visión de Cristo viene a mí. Permítanme aceptar lo que Su vista me muestra como la simple verdad, y estoy completamente sanado. 
Me ruego a mí mismo que elija los ojos de Jesús para ver. No niego mi vista, que me estés atacando a mí o a otros, o que tu cuerpo se esté consumiendo con una enfermedad. Sin embargo, a través del perdón doy una interpretación diferente a lo que he visto: ... por tu propio perdón eres libre de ver. Sin embargo, lo que ves es sólo lo que has hecho, con la bendición de tu perdón (T-17.II.3:5-6). 
Me doy cuenta de que tu ataque o enfermedad es un sueño que he elegido, junto contigo. En mi sano juicio, ya no lo apoyo, lo que le recuerda que usted puede hacer la misma elección por la libertad que yo tengo. Así somos sanados juntos y como uno solo. 
(1:5-8) Hermano, ven y déjame verte. Su encanto refleja el mío. Tu impecabilidad es mía. Tú estás perdonado, y yo estoy contigo. 
De nuevo, esta es nuestra oración para nosotros mismos, para que veamos a la gente de manera diferente. Nuestra responsabilidad es ser conscientes de nuestro odio y cólera, pidiendo la ayuda de Jesús para mirarlos con su amor. Todo cambiará para nosotros, porque habremos visto a nuestro hermano como nosotros mismos. Del libro de Helen "A Brother's Prayer": 
¿Qué necesitamos hacer para que el perdón llegue? Nada. Sólo tenemos que darnos cuenta de que nosotros y todo el mundo juntos somos la suma de todas las promesas de salvación. Yo soy el que habla la Palabra de Dios, y ustedes conmigo. (Los dones de Dios, p. 63) 
(2) Así miraría yo a todos hoy. Mis hermanos son tus hijos. Tu Paternidad los creó, y me los dio todos como parte de Ti, y mi propio Ser también. Hoy te honro a través de ellos, y así espero que este día reconozca mi Ser. 
Una vez más, si realmente quiero despertar de este sueño de separación y regresar a casa, no puedo albergar pensamientos de ataque contra nadie. Si lo hago, ataco a Cristo y sigo crucificando al Hijo de Dios viéndolo en fragmentos en vez de en unidad. Esta es la manera perfecta de mantenerme dormido en los sueños del ego de pecado y especialidad, y aparte de mi Ser.













LECCIÓN 247
 Sin el perdón aún estaría ciego.

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

Sin el perdón vería solo con los ojos del cuerpo. Sin el perdón no vería el amor ni disfrutaría de la paz y la felicidad. Sin el perdón percibo un mundo falso que es lo mismo que decir que interpreto todo lo que vea desde el ego, desde la culpa, el miedo y el ataque. Sin el perdón pensaría que he pecado o que mis hermanos han pecado, y "El pecado es el símbolo del ataque." El pecado es la creencia que hemos atacado a Dios, que hemos destruido Su Reino y que hemos matado Su Hijo. Y ese ataque lo replicamos día a día contra nuestros hermanos. "Si lo veo en alguna parte, sufriré." si ataco a mis hermanos o si creo que ataco a Dios, lo único que  experimentaré es sufrimiento, carencias o resentimientos. 

LA VISIÓN ESPIRITUAL:

Pero hay otra manera de ver las cosas, el Curso la llama la percepción verdadera, que consiste en contemplar cada situación desde el perdón y el amor, "Pues el perdón es el único medio por el que puedo alcanzar la visión de Cristo." si perdono puedo  alcanzar la visión espiritual, la visión del amor. Todo lo veré desde la paz que el perdón me ofrece. 

Me gustaría resaltar que "el perdón es el único medio"  para alcanzar la visión espiritual, no hay otro medio, quiere decir que sí no sano los juicios, condenas y ataques que realicé en el pasado no lograré la visión espiritual, esto implica también no juzgar nada de lo que ocurra en cada momento presente, tenemos que erradicar todo juicio de nuestras vidas, esta es la esencia de las enseñanzas del Curso, y la que más nos cuesta, pues este mundo fue fabricado para juzgar, separar, condenar, y finalmente atacar de cualquier forma. 

La visión espiritual implica que contemplemos todo desde la inocencia del amor, en no juzgar nada de lo que ocurra, no acusar ni condenar a nadie, y ver a todo el mundo como mis hermanos, sin excepción alguna. 

"Permítaseme aceptar que lo que Su visión me muestra es la simple verdad y sanaré completamente." si elijo perdonar, aceptaré cada experiencia como una oportunidad para sanar mi mente y podré ver la verdad de lo que Soy. 

Si logro la visión de Cristo, puedo decir con la certeza del amor: "Ven hermano, déjame contemplarte. Tu hermosura es el reflejo de la mía. Tu impecabilidad, la mía propia. Has sido perdonado, y yo junto contigo." con la visión de Cristo lo único que veo es belleza, impecabilidad, inocencia, paz y amor. Con el perdón me siento parte de la unidad de la Creación. Todo eso y mucho más me ofrece el perdón. Ya no me moveré por el mundo como un ciego dando tumbos, estrellándome con cada conflicto que crea experimentar, por el contrario, el perdón me muestra un camino de luz y amor que me conduce de regreso a mi hogar eterno. 

ORACIÓN DEL DÍA:

"Así es como quiero ver a todo el mundo hoy. Mis hermanos son Tus Hijos. Tu Paternidad los creó y me los confió como parte de Ti, así como de mi propio Ser. Hoy Te honro a través de ellos, y así espero en este día poder reconocer mi Ser."

PRACTICA:

Repasa el tema especial de esta sección, titulado "¿Qué es el mundo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras   memorizarlas mucho mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.





TEXTO
















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