Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 249
El perdón pone fin a todo sufrimiento y a toda sensación de pérdida.
1. El perdón nos ofrece un cuadro de un mundo en el que ya no hay sufrimiento, es imposible perder y la ira no tiene sentido. 2El ataque ha desaparecido y a la locura le ha llegado su fin. 3¿Qué sufrimiento podría concebirse ahora? 4¿En qué pérdida se podría incurrir? 5El mundo se convierte en un remanso de dicha, abundancia, caridad y generosidad sin fin. 6Se asemeja tanto al Cielo ahora, que se transforma en un instante en la luz que refleja. 7Y así, la jornada que el Hijo de Dios emprendió ha culminado en la misma luz de la que él emanó.
2. Padre, queremos devolverte nuestras mentes. 2Las hemos traicionado, sumido en la amargura y atemorizado con pensamientos de violencia y muerte. 3Ahora queremos descansar nuevamente en Ti, tal como Tú nos creaste.
AUDIOS de la Lección 249
de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 249
A través de Mariano Noé.
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a través de Martin Musarra
Lección 249 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 249
El perdón pone fin a todo sufrimiento y a toda sensación de pérdida.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Esta lección continúa desarrollando el tema del perdón en relación al desconocimiento de nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios. No sabemos quiénes somos verdaderamente al identificarnos con el personaje, con el ser con minúscula, del ego. Hoy, Jesús, nos insiste, nuevamente, en la importancia del perdón para superar la manera como vemos el mundo y sanar nuestra mente.
Nos dice Jesús en la lección:
“El perdón nos ofrece un cuadro de un mundo donde ya no hay sufrimiento, es imposible perder y la ira no tiene ningún sentido. El ataque ha desaparecido y a la locura le ha llegado su fin. ¿Qué sufrimiento podría concebirse ahora? ¿En qué pérdida se podría incurrir? El mundo se convierte en un remanso de dicha, abundancia, caridad, y generosidad sin fin”_.
Esto es ver con la visión de Cristo. Ver un mundo perdonado, de paz y de amor. La visión de Cristo nos permite aproximarnos al mundo real. El mundo real es ese estado mental donde hemos cambiado nuestra percepción: ver a través del perdón, donde vemos más allá del cuerpo, vemos la naturaleza espiritual nuestra y de nuestros hermanos, vemos unidad en lugar de separación, vemos paz en lugar de ataque o ira en nuestros hermanos, peticiones de ayuda o de amor, no vemos culpa ni miedo, no hay juicios ni condenas.
Jesús, nos ha dicho que no hay que cambiar el mundo sino la manera como vemos el mundo. En lugar de ver el mundo del ego veremos el mundo real de Dios. No quiere decir esto, que no se puedan presentar ataques debido a las proyecciones de culpa y miedo de hermanos, como le pasó a Jesús. Sólo que se mirarán como peticiones de ayuda o de amor, como experiencias de perdón y no se perderá la paz.
Jesús nos dice en la oración:
_”Padre, queremos devolverte nuestras mentes. Las hemos traicionado, sumido en la amargura y atemorizado con pensamientos de violencia y de muerte”_.
Hemos sufrido porque hemos decidido hacerle caso al ego. Hemos querido que las cosas sean como nosotros queremos. Hemos caído en la violencia y en la muerte para defender nuestro deseo de ser especiales, de mantener la separación de nuestros pequeños mundos particulares y de relaciones especiales a costa de la exclusión de los demás hermanos. Todo esto acompañado de una carga inmensa de juicios, para justificar la separación. Pero tenemos salida, podemos decir de corazón con Jesús:
”Ahora queremos descansar nuevamente en Ti, tal como Tú nos creaste”_
Con relación al tema del mundo
Jesús nos dice en el tema especial 3. ¿Qué es el mundo?:
_”No nos quedemos satisfechos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. Y no intentemos cambiar nuestra función”_.
Nuestra función es perdonar. El perdón es la salida tal como vimos en la lección de hoy: El perdón pone fin a todo sufrimiento y a toda sensación de pérdida. Se trata de cambiar la visión del ego por la visión del Espíritu Santo: la percepción verdadera. Un curso de milagros es un curso para alcanzar la paz. Y la paz no la podemos adquirir si no perdonamos. Jesús nos llama al perdón total.
Jesús, en “El canto de la oración” nos enseña que hay dos tipos de perdón: El perdón-para-destruir o perdón del ego. Así nos dice en la sección 2 apartado I de El canto de la oración:
_”El perdón-para-destruir no pasará por alto ningún pecado, ningún crimen, ni ninguna traza de culpa que pueda buscar, encontrar y “amar”. Amado de su corazón es el error, y las faltas lucen enormes, y crecen y se agrandan ante su mirada. Selecciona cuidadosamente todas las cosas perversas y pasa por alto lo amoroso como si de una plaga se tratase: algo odioso teñido de peligro y de muerte… Aprende, entonces, que Dios te ha dado los medios a través de los cuales puedes retornar a Él en paz. No veas el error. No lo hagas real. Selecciona lo amoroso y perdona el pecado al elegir en su lugar la faz de Cristo.” (O. II. I. 2:2-4, 3: 3-4).
Este perdón del ego se manifiesta en expresiones como “perdono, pero no olvido” y “esto no lo perdona ni Dios”. También, en este razonamiento: “a pesar de la falta tan terrible que cometiste, yo que tengo buen corazón, que soy tan noble…te perdono.” O sea, el que perdona se coloca por encima de la persona a la que dice perdonar. Manteniendo, de esta manera, la separación y el especialismo. También, busca manipular al hermano y conseguir de él determinadas situaciones que lo favorezcan.
La alternativa al perdón del ego es el perdón- para- salvar. No está centrado en ver el error como en el caso del ego. Lo hace con la mediación del Espíritu Santo. Sólo hay que hacerse a un lado y dejar que Él haga su tarea. No nos corresponde interferir. Sólo confiar en Él.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios. . Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Kenneth Wapnick
LECCIÓN 249:
El perdón termina con todo sufrimiento y pérdida.
(1:1-4) El perdón pinta un cuadro de un mundo donde el sufrimiento ha terminado, la pérdida se vuelve imposible y la ira no tiene sentido. El ataque se ha ido, y la locura tiene un final. ¿Qué sufrimiento es ahora concebible? ¿Qué pérdida se puede sufrir?
Esto no significa que las figuras en el sueño no sufrirán dolor y pérdida, o se enojarán. Simplemente significa que ustedes, parados fuera del sueño, ya no lo verán como real. Tu mente ha cambiado, no el mundo. Cuando despiertas del sueño, se acabó. Si la gente todavía elige verse a sí misma como figuras de ensueño, sus cuerpos sufrirán dolor en su experiencia. Sin embargo, con Jesús en tu sano juicio fuera del sueño, reconoces que todo esto es ilusorio. Si todavía sientes dolor, no te castigues a ti mismo o pienses que has suspendido Un Curso de Milagros, o que te ha suspendido. Simplemente dilo con toda humildad: "Aún no estoy listo para soltar mi identificación corporal." ¿Cuál es la sorpresa? Lo sabías de todos modos, así que no tiene sentido fingir que estás más lejos de lo que estás.
Este curso está destinado a las personas que se encuentran en la parte inferior de la escalera, recién comenzando su viaje. Jesús nos muestra el final de la escalera y cómo alcanzar nuestra meta, pero también dice: "Déjame ayudarte donde crees que estás, pero no nos quedemos ahí. Toma mi mano y te ayudaré a crecer y a subir la escalera hasta tu casa".
(1:5) El mundo se convierte en un lugar de alegría, abundancia, caridad, ofrenda sin fin.
Esto no significa que de repente todo vaya a estar bien aquí. Sin embargo, desde fuera del sueño -"un lugar de alegría, abundancia, caridad, ofrendas interminables"- todo será diferente. (1:6-7) Ahora es tan parecido al Cielo que rápidamente se transforma en la luz que refleja. Así pues, el camino que el Hijo de Dios comenzó ha terminado en la luz de la que vino.
De este modo, el marco de la imagen desaparece y la imagen de la luz vuelve a disolverse en su fuente. "La Reflexión de la Santidad" expresa la misma idea inspiradora en estas líneas familiares:
... Aquellos que han aprendido a ofrecer sólo sanación, debido a la reflexión de la santidad en ellos, están listos al fin para el Cielo. Allí, la santidad no es un reflejo, sino la condición real de lo que se les ha reflejado aquí. Dios no es una imagen, y Sus creaciones, como parte de Él, lo mantienen en ellos en la verdad. No reflejan meramente la verdad, porque son la verdad (T-14.IX.8:4-7).
Ya no somos los reflejos de la luz, sino que nos hemos convertido en lo que habíamos reflejado. En otras palabras, no simbolizamos la luz porque hemos desaparecido en la misma luz.
(2) Padre, queremos regresar nuestras mentes a Ti. Los hemos traicionado, los hemos tenido en un torno de amargura y los hemos asustado con pensamientos de violencia y muerte. Ahora descansaríamos de nuevo en Ti, como Tú nos creaste.
Esto reconoce nuestro error al traicionar lo que somos como Hijo de Dios. Fuimos infieles a la verdad en nuestras mentes, y en su lugar sustituimos el vicio de la amargura por el hermoso refugio del Amor. Ahora elegimos de nuevo y nos damos cuenta felizmente de nuestro error, por el cual no se exige ninguna penalidad; sólo las recompensas del amor del Cielo son nuestras.
LECCIÓN 249
El perdón pone fin a todo sufrimiento y a toda sensación de pérdida.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Este es un ejercicio que nos ofrece una imagen esperanzadora si nos comprometemos a realizar las enseñanzas del Espíritu Santo para nuestra salvación, pues nos dibuja el panorama que podremos contemplar si hacemos bien nuestras prácticas de perdón. Ese estado de logro y júbilo el Curso lo denomina: el mundo real o el mundo perdonado, y nos sitúa en las puertas del Cielo, antes que Dios de el último paso y nos acoja en sus amorosos brazos.
Ayer practicábamos diferenciar nuestra mente falsa de la mente verdadera. La una cree sufrir, la otra sabe que si la habita el amor, el sufrimiento no es real y desaparece como todo pensamiento ilusorio, y eso lo logramos a través del perdón.
El sufrimiento es una de las características de la mente errada gobernada por el ego, y nos podemos liberar del sufrimiento a través del perdón. "El perdón nos ofrece un cuadro de un mundo en el que ya no hay sufrimiento, es imposible perder y la ira no tiene sentido." el perdón nos lleva de un mundo ilusorio de conflictos y sufrimientos al mundo perdonado, al mundo real que refleja la paz y el amor del Cielo que nos espera.
En el mundo real "El ataque ha desaparecido y a la locura le ha llegado su fin." es cuando el perdón ha cumplido su función. Este mundo de opuestos, conflictos, carencias, odios ataques y sufrimiento de toda índole, el Curso lo define como locura, como demencia. El perdón, al sanar nuestra mente y devolvernos la paz y el amor, nos conduce a la cordura que habíamos perdido tras la separación.
Una vez que hayamos completado nuestro trabajo de perdón, "¿Qué sufrimiento podría concebirse ahora? ¿En qué pérdida se podría incurrir?"
La lección nos sitúa en un estadio avanzado de nuestro trabajo interior, el llamado mundo real, o el mundo perdonado, y en ese nivel, "El mundo se convierte en un remanso de dicha, abundancia, caridad y generosidad sin fin."
El mundo real es lo más cercano al Cielo que podemos pensar, pues prácticamente ya no quedan rastros de dolor, sufrimiento o carencia, el Curso lo llama también el mundo feliz, que refleja la luz del Cielo antes que Dios de el último paso y nos reciba en sus amorosos brazos, "Se asemeja tanto al Cielo ahora, que se transforma en un instante en la luz que refleja."
Y como todo en el tiempo, tiene un principio y un fin, al llegar al mundo real, podemos decir que hemos terminado felizmente la jornada que habíamos emprendido, al regresar a la luz del Amor de la que siempre hemos hecho parte, que nos acoge sin juicios ni condenas, y que como la parábola del Hijo pródigo nuestro Padre nos acoge jubilosamente, hemos regresado a nuestra Fuente, "Y así, la jornada que el Hijo de Dios emprendió ha culminado en la misma luz de la que él emanó."
ORACIÓN DEL DIA:
"Padre, queremos devolverte nuestras mentes. Las hemos traicionado, sumido en la amargura y atemorizado con pensamientos de violencia y muerte. Ahora queremos descansar nuevamente en Ti, tal como Tú nos creaste."
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "¿Qué es el mundo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
TEXTO
CELEBRANDO EL MILAGRO
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