Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 250
Que no vea ninguna limitación en mí.
1. Permítaseme contemplar al Hijo de Dios hoy y ser un testigo de su gloria. 2Y que no trate de empañar la santa luz que mora en él y ver su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad; que no perciba en él las deficiencias con las que atacaría su soberanía.
2. Él es Tu Hijo, Padre mío. 2Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones. 3Él es lo que yo soy, y tal como lo vea a él, me veré a mí mismo. 4Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este mismo día pueda por fin identificarme con él.
AUDIOS de la Lección 250
de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 250
A través de Mariano Noé.
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a través de Martin Musarra
Lección 250 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 250
Que no vea ninguna limitación en mí.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
La lección 250 Que no vea ninguna limitación en mí es una excelente síntesis del perdón que hemos venido trabajando anteriormente. Si veo limitaciones en mí es porque estoy viendo con los ojos del ego: estoy viendo culpa, desvalorización, miedo, culpa, indignidad… me estoy viendo como el personaje fabricado por el ego, como el ser con minúscula. Si veo con el Espíritu Santo, no veo ninguna limitación en mí estoy viendo con la visión de Cristo, estoy reconociendo mi verdadera identidad como Hijo de Dios, como el Cristo, como el Ser que soy.
Jesús nos dice en la lección:
_”Que contemple hoy al Hijo de Dios y sea testigo de su gloria. Y que no trate de empañar la santa luz que mora en él y de ver su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad; que no perciba en él deficiencia alguna con las que atacaría su soberanía”_.
Si veo deficiencias en mi hermano, errores, violencia, engaño, desvalorización, conflicto, miedo, culpa, separación… no estoy viendo al Hijo de Dios, al Ser, al Cristo. Estoy viendo al personaje fabricado teniendo al ego como maestro.
Jesús nos da la solución:
_”El perdón como la respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición de ayuda.” (T-30. VI.2: 7)
Recordemos que con nuestros hermanos nos relacionamos únicamente de dos maneras: con expresiones de amor o de ayuda vale decir de reconocimiento, de comprensión, de unidad, de alegría o con peticiones de amor o de ayuda cuyas manifestaciones pueden ser por el ataque, la ira, el miedo, el resentimiento.
Y la oración es la expresión del milagro que se produce cuando cambio la manera de ver a mi hermano, es decir, cuando lo perdono, cuando lo veo como el Hijo de Dios que es:
”Él es Tu Hijo, Padre mío. Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones.”
Quiero contemplar su inocencia, su ingenuidad, su calidez que no está manchada por la culpa, el miedo, la manipulación, el conflicto producto de mis ilusiones y que proyecto en mi hermano.
_”Él es lo que yo soy, y tal como lo vea a él, me veré a mí mismo”_.
Esta es una enseñanza de Jesús que si la aplicamos fielmente, sanamos nuestra mente. Mi hermano siempre hace de espejo para yo mirarme internamente. Lo que me disguste de mi hermano tiene que ver conmigo. Y se constituye en una oportunidad para perdonar.
_”Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este mismo día pueda por fin identificarme con él”_.
Hoy quiero ver con la visión de Cristo a mi hermano. Ya lo he aplazado mucho. Necesito avanzar hacia el reconocimiento como Hijo de Dios. Pero este reconocimiento no será posible si no reconozco que mi hermano también es un Hijo de Dios como yo.
Les recomiendo esta oración para perdonar las relaciones. Si les llega un recuerdo de alguien que no han perdonado o no les gusta, hagan la oración. Si tienen que hablar con alguien que consideren les ha hecho daño, hagan la oración. Si ven un personaje en la televisión que no les gusta y que les genera toda clase de juicios, hagan la oración. En fin, en las múltiples situaciones en que nos relacionamos con nuestros hermanos y que creamos que nos pueden causar molestias. Es profundamente sanadora. Les recomiendo que se la aprendan y la practiquen:
”Él es Tu Hijo, Padre mío. Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones. Él es lo que yo soy, y tal como lo vea a él, me veré a mí mismo. Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este día pueda por fin identificarme con él.”
Con relación al tema del mundo
Jesús nos dice en el tema especial 3. ¿Qué es el mundo?:
”No nos quedemos tranquilos hasta que el mundo se haya unido a nuestra nueva percepción. No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. Y no intentemos cambiar nuestra función.”
Nuestra principal función en este mundo es el perdón. Un curso de milagros es un curso para aprender a perdonar. Ya hemos estudiado que existe el perdón del Espíritu Santo, el perdón para sanar que no ve el error en el hermano. Al que tenemos que perdonar totalmente como vimos en la lección de hoy. Si en nuestra mente hay situaciones que no hemos perdonado, que nos generan resistencia, hacerlo: pidamos ayuda, aquietémonos y confiemos en que se nos prestará la ayuda para hacerlo. Recuerden que nunca perdonamos solos como vimos en la lección 46 Dios es el Amor en el que perdono.
Jesús nos dice:
_”Tenemos que salvar el mundo. Pues nosotros que lo fabricamos tenemos que contemplarlo a través de los ojos de Cristo, de modo que aquello que se concibió para que muriese pueda ser restituido a la vida eterna”_.
La visión de Cristo nos permite sanar nuestra mente, llenarla de milagros y perdonar a nuestros hermanos, de tal manera, que reemplacemos este mundo de conflicto del ego por el mundo de paz y de amor del Espíritu Santo. La oración de la lección de hoy es una hermosa manera de hacerlo.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Kenneth Wapnick
”Que no vea ninguna limitación en mí.”
Lección 250
"Cuando elegimos el ego en lugar del Espíritu Santo, nos convertimos en un yo limitado, el pobre sustituto del ego para el Ser ilimitado que es la creación de lo Ilimitado y que nunca ha abandonado Su Fuente.
(1) «Permítaseme contemplar al Hijo de Dios hoy y ser un testigo de su gloria. Y que no trate de empañar la santa luz que mora en él y ver su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad; que no perciba en él las deficiencias con las que atacaría su soberanía.»
Que no vea ninguna carencia en mí mismo ni en nadie más. Si lo hago, ataco la soberanía, grandeza y abundancia del Hijo de Dios. Si quiero conocerme a mí mismo como ilimitado, debo ver a todos los demás como ilimitados. La elección es mía: la visión de la impecabilidad o el juicio de la culpa. Lo que elija ver refleja la elección de mi propia identidad:
“Al principio, la visión te llegará en forma de atisbos, pero eso bastará para mostrarte lo que se te concede a ti que ves a tu hermano libre de pecado. La verdad se restituye en ti al tú desearla, tal como la perdiste al desear otra cosa. Abre las puertas del santo lugar que cerraste al haber valorado esa "otra cosa", y lo que nunca estuvo perdido regresará calladamente. Ha sido salvaguardado para ti. La visión no sería necesaria si no se hubiese concebido la idea de juzgar. Desea ahora que ésta sea eliminada completamente y así se hará.” (T-20.VIII.1)
(2) «Él es Tu Hijo, Padre Mío. Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones. Él es lo que yo soy, y tal como lo vea a él, me veré a mí mismo. Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este mismo día pueda por fin identificarme con él.»
Todo lo que necesitas hacer para darte cuenta de cuál maestro has elegido es prestar atención a la manera en que percibes a alguien - cualquier persona. Si ves a esa persona como superior o inferior a ti, como merecedor de ataque, juicio, y crítica, o diferente de ti de alguna manera, esa percepción te dice que ya no deseas ver la ternura del Espíritu Santo. Prefieres en cambio justificar la crueldad de Dios por lo cruel que crees que fuiste con Él. Sin embargo, en lugar de reconocer ese “hecho”, ves a todos los demás como pecaminosos y merecedores de castigo. El punto fundamental es prestar cuidadosa atención a la manera en que percibes a los demás y al mundo, porque, una vez más, eso te dirá qué maestro has elegido. Por consiguiente, cuando te des cuenta de tu error, simplemente di: “Sí, he cometido un error y ahora puedo elegir correctamente.” Recordemos este pasaje del texto:
“La condenación es un juicio que emites acerca de ti mismo, y eso es lo que proyectas sobre el mundo. Si lo ves como algo condenado, lo único que verás es lo que tú has hecho para herir al Hijo de Dios. Si contemplas desastres y catástrofes, es que has tratado de crucificarlo. Si ves santidad y esperanza, es que te has unido a la Voluntad de Dios para liberarlo. Éstas son las únicas alternativas que tienes ante ti. Y lo que veas dará testimonio de tu elección y te permitirá reconocer cuál de ellas elegiste. El mundo que ves tan sólo te muestra cuánta dicha te has permitido ver en ti y aceptar como tuya.” (T-21.in.2:1-7)
Si no experimentamos la dicha que realmente buscamos, sabemos dónde encontrarla - en nuestro gentil hermano, quien refleja nuestro gentil Ser."
Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 250
"Que no vea ninguna limitación en mí."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Cuando nos separamos de nuestra Fuente, fabricamos un mundo de múltiples limitaciones, estamos limitados por el tiempo, por las distancias, por el cuerpo, por el dinero, por los recursos escasos, por la enfermedad y la muerte. La experiencias que creemos vivir en este mundo es todo lo contrario de nuestra realidad en el estado del Cielo, donde somos seres ilimitados, eternos, abundantes, que no conocen ninguna carencia, enfermedad o muerte. Esta lección nos sitúa desde la perspectiva de nuestra realidad como Hijos de Dios.
"Permítaseme contemplar al Hijo de Dios hoy y ser un testigo de su gloria." aquí estamos manifestando nuestro propósito de contemplar a nuestros hermanos desde la visión de Cristo, desde la visión del amor, desde la verdad que son. Y tal como los contemplo a ellos así me veré a mi mismo.
Si los veo como seres ilimitados, también me veré a sí mismo como un Ser ilimitado. Si veo un hermano como enfermo o carente, así me veré a sí mismo. La salvación es total o no lo es. Si veo limitación en mí o en algún hermano, es que estoy juzgando y me estoy auto limitando, la salvación es igual a libertad absoluta y perfecta igualdad.
"Y que no trate de empañar la santa luz que mora en él y ver su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad; que no perciba en él las deficiencias con las que atacaría su soberanía." nuestro propósito aquí es no volver a caer en la percepción, y verme, o ver mis hermanos como seres limitados, si los llego a ver así es por que los he juzgado, por lo que debo perdonarme para alcanzar nuevamente la visión de Cristo. Proponerme ver a mis hermanos tal como deseo verme a mi mismo: un ser impecable y amoroso, es el propósito que este Curso busca enseñarnos, para ello debemos excluir todo juicio o condena en nuestras relaciones.
ORACIÓN DEL DIA:
"Él es Tu Hijo, Padre mío. Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones. Él es lo que yo soy, y tal como lo vea a él, me veré a mí mismo. Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este mismo día pueda por fin identificarme con él."
Al orar nos estamos comunicando con Dios, estamos reconociendo Su Creación, y elegimos (ojo no pedimos, el Amor no pide nada, solo se da a sí mismo, y de esa misma manera recibe) contemplar a todos nuestros hermanos tal como son, las inocentes criaturas de Dios, libres e ilimitadas, tal como lo soy yo.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "¿Qué es el mundo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
TEXTO T.25
CELEBRANDO EL MILAGRO
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BENDICIONES!