Que no me olvide de mi propósito.
1. Si me olvido de mi objetivo no podré sino estar confundido e inseguro acerca de quién soy, y así, mis acciones no podrán sino ser conflictivas. 2Nadie puede estar al servicio de objetivos contradictorios, y servirlo bien. 3Tampoco puede desenvolverse sin que se abata sobre él una profunda angustia y depresión. 4Resolvamos hoy, por lo tanto, recordar lo que queremos realmente, para así unificar nuestros pensamientos y acciones de manera que tengan sentido y para llevar a cabo únicamente lo que Dios quiere que hagamos este día.
2. Padre, el perdón es el medio que Tú has elegido para nuestra salvación. 2No permitas que nos olvidemos hoy de que no tenemos otra voluntad que la Tuya. 3Y así, nuestro propósito tiene asimismo que ser el Tuyo si queremos alcanzar la paz que Tú has dispuesto para nosotros.
AUDIOS de la Lección 257
de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 257
A través de Blanca Nivia Morales Contreras
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a través de Martin Musarra
Lección 257 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 257
Que no me olvide de mi propósito.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
La lección 257 Que no me olvide de mi propósito es una continuación de la de ayer. Ayer, Jesús decía que Dios es mi único objetivo hoy y que el perdón era la manera de llegar a Dios. Hoy, nos insiste en no olvidar el perdón como nuestro propósito en este mundo. Todo lo que nos sucede en este mundo puede ser un aprendizaje del perdón. Un curso de milagros es un curso para aprender a perdonar porque es la manera de deshacer el sistema de pensamiento del ego.
Jesús nos dice:
_”Si me olvido de mi objetivo no podré sino estar confundido e inseguro acerca de qué soy, y por consiguiente mis acciones no podrán ser sino conflictivas. Nadie puede estar al servicio de objetivos contradictorios y servirlos bien”_.
Si tengo claro que mi objetivo es Dios, y me centro en dicho objetivo, seré coherente: todo lo que piense, sienta, diga y haga tendrá que ver con Dios. No habrá lugar a dudas e inseguridades. No vacilaré entre seguir al ego o a Dios. Si se presentan vacilaciones, por fortuna, tengo el perdón para corregir mis errores. Claro que haciendo lo que aprendimos en la lección 46 Dios es el Amor en el que perdono:
_”Dios es el Amor en el que te perdono”_.
_”Dios es el Amor en el que me perdono a mí mismo”_.
La enseñanza es que siempre tengo que perdonar con Dios, no con mis propias fuerzas como lo hace el perdón del ego que perdona pero no olvida.
Continúa Jesús en la lección:
_”Tampoco puede desenvolverse sin que se abata sobre él una profunda angustia y depresión”_.
La incoherencia, el no saber qué hacer produce angustia, depresión, miedo. La pregunta que debo hacerme es: ¿Esta decisión me produce paz o no? Si no me produce paz: pido ayuda, me aquieto, y perdono con Dios.
Jesús nos lo aclara en el capítulo 2 sección VI:
_”El miedo es siempre un signo de tensión que surge cuando hay conflicto entre lo que deseas y lo que haces… Siempre que tienes miedo es porque aún estás indeciso”_. T-2.VI.5: 1, 8
Si tenemos un sólo referente, un sólo objetivo en nuestras vidas, la angustia no nos domina. Y si aparece, se perdona. Y seguimos adelante confiados porque sabemos para dónde vamos: a Dios. La diferencia con el ego es que nos llama a seguir adelante sin saber para donde, sin tener claro el objetivo.
Por eso, nos enseña Jesús:
_”Resolvamos hoy, por lo tanto, recordar lo que realmente queremos para así poder unificar nuestros pensamientos y acciones de manera que tengan sentido y llevar únicamente lo que Dios quiere que hagamos este día”_.
Repitamos esta bella oración a lo largo del día:
_”Padre, el perdón es el medio que Tú elegiste para nuestra salvación. Que no olvidemos hoy que no tenemos otra voluntad que la Tuya. Por lo tanto, nuestro propósito tiene asimismo que ser el Tuyo si hemos de alcanzar la paz que dispusiste para nosotros”_.
Con relación al tema del pecado
Jesús nos dice en el tema especial 4. ¿Qué es el pecado?:
_”Sin embargo, lo que el pecado percibe no es más que un juego de niños. El Hijo de Dios puede jugar a haberse convertido en un cuerpo que es presa de la maldad y de la culpabilidad, con una corta vida que acaba en la muerte”_.
Jesús, compara todo lo que hace el ego con la creencia en el pecado, como un juego de niños. Los niños, en su lógica, inventan toda clase de juegos. Incluso, pueden jugar a que se separaron del padre. Pero, cuando salen del juego, saben que era sólo un juego: que nunca se separaron de su padre. Siguiendo con la metáfora, el caso es que la mente que se creyó separada del Padre, se tomó en serio el juego y lo dio por hecho. Y proyectó este mundo y el cuerpo. Escenarios de toda clase de sufrimientos y de conflictos. Pero esto se puede corregir si tenemos a Dios como objetivo y al perdón como nuestro propósito, como vimos en la lección de hoy.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más.
Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Kenneth Wapnick
”Que no me olvide de mi propósito.”
Lección 257
"Estas próximas cuatro lecciones comienzan con la frase: “Que no me olvide”, “Que recuerde”; importante porque nos dice que nuestro verdadero propósito de perdón descansa en la mente, donde está la verdad de Jesús. Elegimos olvidar porque queríamos recordar únicamente nuestra identidad individual. Estas lecciones nos ayudan a cambiar de mentalidad.
(1:1-2) «Si me olvido de mi objetivo no podré sino estar confundido e inseguro acerca de quién soy, y así, mis acciones no podrán sino ser conflictivas. Nadie puede estar al servicio de objetivos contradictorios, y servirlos bien.»
Eso es lo que la mayoría de las personas hacen, especialmente aquellas que están en un camino espiritual. Por un lado, tienen el objetivo de encontrar la verdad, Dios o Jesús. Por otro lado quieren mantener su existencia en el mundo. Por lo tanto, sus objetivos se vuelven intrínsecamente conflictivos o contradictorios. Específicamente, Jesús nos enseña que si el objetivo es Dios y no perdonamos - es decir, nos aferramos a los resentimientos y nos vemos como injustamente tratados - albergamos objetivos contradictorios: Dios «y» el ego. Por consiguiente, Jesús revela la locura de nuestras vidas - cómo nuestras mentes divididas se esfuerzan por mantener el pensamiento de mentalidad recta que realmente quiere volver a casa, y el pensamiento de mentalidad errada que quiere volver a casa a «nuestra» manera. Es por eso que Jesús es tan enfático que el camino de Dios es a través del perdón. Esto cura la división al ayudarnos a elegir el Primero, dejando ir al otro.
(1:3) «Tampoco puede desenvolverse sin que se abata sobre él una profunda angustia y depresión.»
“Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón.” (WpI.193.4:1). Cada vez que estamos angustiados es debido a que estamos aferrándonos a un resentimiento, porque nuestra tentación continua es culpar a alguien más. Incluso si nos miramos en el espejo y nos culpamos, todavía hay una cara detrás de la nuestra a la que consideramos responsable: padres, genes, karma, etc. Siempre buscamos culpar a algo o a alguien, en lugar de recordar que somos mentes que toman decisiones y que pueden elegir la paz en lugar del dolor, la dicha en lugar de la depresión.
(1:4) «Resolvamos hoy, por lo tanto, recordar lo que queremos realmente, para así unificar nuestros pensamientos y acciones de manera que tengan sentido y para llevar a cabo únicamente lo que Dios quiere que hagamos este día.»
Podemos decir que el propósito de Un Curso de Milagros es hacernos ver que nuestro día tiene un único propósito unificado: aprender a reconocer que nuestras vidas son aulas de perdón, con un Maestro que nos guía y nos instruye.
(2:1-2) «Padre, el perdón es el medio que Tú has elegido para nuestra salvación. No permitas que nos olvidemos hoy de que no tenemos otra voluntad que la Tuya.»
Cuando abrigamos un resentimiento decimos que tenemos una voluntad que está separada de la de nuestro Padre.
(2:3) «Y así, nuestro propósito tiene asimismo que ser el Tuyo si queremos alcanzar la paz que Tú has dispuesto para nosotros.»
Una vez más, a medida que transcurra tu día, mantén siempre muy presente en tu mente la necesidad de una actitud vigilante. Observar la rapidez con que te olvidas y te aferras a los resentimientos, la mezquindad, y los pensamientos de especialismo. Trata de recordar que no te harán feliz, porque tu propósito es recordar que la Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad (W-pI.101), y es la tuya también."
Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 257
"Que no me olvide de mi propósito."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Ayer practicábamos que "Dios es mi único objetivo hoy" que es lo mismo que decir que el Amor es mi único objetivo hoy. Y que la única manera de llegar a Dios es a través del perdón. El propósito del que no me puedo olvidar hoy es el perdón. Pues esa es mi única función en este mundo. No puedo llegar al Amor sin el perdón, el perdón es la única herramienta que deshace todos los pensamientos falsos de mi mente que me impiden experimentar el amor. El camino hacia Dios se llama perdón, no hay otro camino, y es un camino que cada cual debe recorrer, nadie lo podrá hacer por ti, pues la sanación de tu mente es una responsabilidad que no puedes delegar en nadie. Este Curso te enseña como hacerlo, la decisión de practicarlo y hacerlo realidad es sólo tuya.
"Si me olvido de mi objetivo no podré sino estar confundido e inseguro acerca de quién soy, y así, mis acciones no podrán sino ser conflictivas." cuando iniciamos nuestro recorrido espiritual, durante un tiempo vamos a oscilar entre los múltiples objetivos que el ego nos enseña, y el único propósito que el Espíritu Santo nos enseña. Esta lección nos recuerda que debemos elegir cada día a favor del amor y la paz, es la única manera de recuperar nuestra verdadera identidad como Hijos de Dios.
"Nadie puede estar al servicio de objetivos contradictorios, y servirlo bien." intentar conciliar los objetivos del ego con los del amor, solo nos producirá conflictos y sufrimientos, y nos hundiéremos en el pantano de nuestras propias contradicciones, y el resultado será angustia y depresión.
"Resolvamos hoy, por lo tanto, recordar lo que queremos realmente, para así unificar nuestros pensamientos y acciones de manera que tengan sentido y para llevar a cabo únicamente lo que Dios quiere que hagamos este día." hoy debemos tomar la decisión de unificar nuestra mente en un solo propósito, la de perdonar todo aquello que intenta ocultar el amor que somos, para lograrlo tomamos la decisión de poner nuestra voluntad al servicio de la Voluntad de Dios, y ponemos en manos del Espíritu Santo todos nuestros pensamientos, palabras y acciones. Declaremos que somos solo amor, y le pedimos al Espíritu Santo que decida por nosotros en todo momento, circunstancia y lugar, y confiaremos solo en Él, pues el Amor siempre nos llevará por el camino de la paz y la felicidad.
ORACIÓN DEL DIA:
"Padre, el perdón es el medio que Tú has elegido para nuestra salvación. No permitas que nos olvidemos hoy de que no tenemos otra voluntad que la Tuya. Y así, nuestro propósito tiene asimismo que ser el Tuyo si queremos alcanzar la paz que Tú has dispuesto para nosotros."
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "4. ¿Qué es el pecado?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
TEXTO T.25
CELEBRANDO EL MILAGRO
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