Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 262
1. Padre, sólo tienes un Hijo. 2 Y es a él a quien hoy deseo contemplar. 3 Él es Tu única Creación. 4 ¿Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? 5 ¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando uno solo basta? 6 Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. 7 Que no lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí. 8 Pues él es parte de mí así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. 9 Estamos eternamente unidos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios.
2. Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este día la verdad acerca de nosotros. 2 Queremos regresar a casa y descansar en la unidad. 3 Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte.
AUDIOS de la Lección 262
de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 262
A través de Blanca Nivia Morales Contreras
Ocurrir de la Lección 262
a través de Martin Musarra
Lección 262 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 262
No dejes que hoy perciba diferencias.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Jesús, en esta lección, insiste en la unidad que nos caracteriza como el Hijo de Dios que somos, contrario al ego que quiere que nos percibamos separados. Dios, no tiene sino un Hijo, Cristo, el Ser, que Él creó como una extensión de Su Pensamiento. Es la totalidad de la Filiación o la suma de todo lo que Dios creó. Todas las creaciones de Dios son Hijos suyos y hacen parte de la Filiación.
En todos esos billones de fragmentos de la mente que se creyó separada de la Mente Una de Dios, está Cristo, el recuerdo de Dios.
Jesús nos dice:
”Padre, sólo tienes un Hijo. Y es a él a quien hoy deseo contemplar. Él es Tu única creación. ¿Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? ¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando uno solo basta?”
Jesús, quiere que veamos unidad en nuestros hermanos, quiere que veamos en ellos el Cristo de su naturaleza espiritual y que, por lo tanto, miremos más allá del cuerpo donde el ego nos quiere centrar para justificar la separación. El ego, quiere que hagamos de nuestro deseo de ser especial el motor que alimenta nuestra separación: quiero tener mi mundo particular que es mejor de el de mis hermanos. Y, si, para mantener mi mundo, forjado en ilusiones, tengo que entrar en conflicto con mi hermano, lo haré.
Hoy, nos propone, Jesús, como en la lección 184, que trascendamos la separación del ego y que veamos al Hijo de Dios, al Cristo que hay en mi hermano.
_”Cuando recurres a un hermano es a su cuerpo a lo que te diriges. Su verdadera identidad queda oculta debido a lo que crees que él es. Su cuerpo responde al nombre con que lo llamas, pues su mente ha consentido en aceptar como propio el nombre que le das. Y de esta manera, su unidad queda doblemente negada, pues tú lo percibes como algo separado de ti y el acepta como propio ese nombre separado”_. L-184. 8: 4-7
Jesús nos insiste hoy:
_”Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. Que no lo vea como algo ajeno a Su Padre o a mí. Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. Estamos eternamente unidos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios”_.
El fundamento del ego es la división, pues esto garantiza la separación. La visión de Cristo, el ver a nuestros hermanos más allá del cuerpo, el ver su naturaleza espiritual, nos permite trascender la separación y división del ego. La verdad, acerca de nosotros, es que somos uno, en unión con nuestros hermanos y con Dios:
_”Queremos regresar a casa y descansar en la unidad. Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte”_.
Con relación al tema del cuerpo
Nos dice Jesús en el tema especial 5. ¿Qué es el cuerpo?:
”Cree vivir dentro de esa cerca, para morir a medida que esta se deteriora y desmorona. Pues cree estar a salvo del amor dentro de ella. Al identificarse con lo que considera es su seguridad, cree ser lo que esta es. ¿De qué otro modo, si no, podría estar seguro de que permanece dentro del cuerpo, y de que mantiene el amor afuera?”
Por el miedo a Dios, originado por la creencia en la separación, proyectamos el mundo y el cuerpo. El cuerpo aparece como una cerca que nos va a proteger del Amor de Dios. En nuestra demencia confundimos el Amor de Dios con el miedo a Dios. Hacemos todo lo posible por proteger al cuerpo de la muerte. Si pedimos ayuda del Espíritu Santo podremos superar el miedo a la muerte.
Jesús, nos llama a recordar el Cristo que somos, a reconocer nuestra verdadera identidad como espíritu, a no percibir diferencias con nuestros hermanos pues compartimos la misma Identidad, como vimos en la lección de hoy: No dejes que hoy perciba diferencias.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo.
También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
~ Viaje x Lecciones UCDM - Lección 262 - No dejes que hoy perciba diferencias. ~
"Esta importante lección destaca la unidad de nuestro Ser, que se recuerda negando el sistema de pensamiento del ego de las diferencias. Esto nos recuerda la enseñanza de Jesús de que todas las relaciones especiales dependen de la creencia de que somos diferentes de nuestros hermanos, estas diferencias garantizan nuestra salvación. Por lo tanto, creo que tu culpabilidad demuestra mi inocencia; lo que me falta tú me lo robaste, y por lo tanto debo acusarte del pecado de apoderarte de lo que por derecho me corresponde. Esta marcada diferencia entre nosotros justifica que te quite los medios para alcanzar la paz. Seguimos siendo diferentes, pero ahora tengo el especialismo que me faltaba, y tú no.
(1:1-3) «Padre, tienes un solo Hijo. Y es a él a quien hoy deseo contemplar. Él es Tu única creación.»
Dios tiene un único Hijo, no muchos. Por lo tanto, las diferencias aparentes que percibimos deben ser ilusorias. Aplicamos este hecho de unidad a medida que pasamos el día percibiendo intereses separados a todo nuestro alrededor, pero ahora permitiendo que Jesús los interprete para nosotros. Por consiguiente, consideramos las diferencias como un salón de clases en el que aprendemos que el Hijo de Dios no tiene sino un único interés, un sólo propósito y una sola meta.
(1:4-7) «¿Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? ¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando con uno solo basta? Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. No permitas que lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí.»
En la lección 184, Jesús habló de nuestra necesidad de dar nombres distintivos a las cosas en el mundo, lo cual da realidad a sus identidades separadas y dispares. Nuestros egos nos dicen que necesitamos una persona para una cosa, alguien más para otra, y aún otra persona para algo más - ejemplos de los miles de nombres que damos a las miles de formas. Necesitamos aprender el principio unificador de propósito que ve todo como uno solo. Al mismo tiempo que la percepción nos dice lo diferentes que somos, Jesús nos ofrece la visión para ver que el propósito de todas las relaciones es el mismo.
(1:8) «Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. Estamos eternamente unidos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios.»
Al llevar la ilusión de las diferencias entre nosotros al Espíritu Santo, aprendemos Su percepción verdadera del único propósito de perdón que refleja la Unicidad del Cielo - “una Unicidad unida cual una sola” (T-25.I.7: 1). Felizmente aceptamos la verdad de Su percepción y la falsedad de la nuestra.
(2) «Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este día la verdad acerca de nosotros mismos. Queremos regresar a nuestro hogar y descansar en la unidad. Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte.»
¡Qué maravilloso regalo nos aguarda cuando liberemos nuestros arrogantes designios en favor de la paz! ¡Y qué dicha viene cuando aceptamos la unidad de la creación de Dios - sin opuestos! Recordemos la simplicidad de la paz de Dios, que nos despierta al recuerdo de Su amorosa Unicidad:
“¿Qué es la paz de Dios? La paz de Dios no es más que esto: el simple entendimiento de que Su Voluntad no tiene ningún opuesto...Ahora la poderosa Voluntad de Dios Mismo es Su regalo para ti...La Voluntad de Dios es una y es lo único que existe. Ése es tu patrimonio. Todo el universo que se encuentra más allá del sol y las estrellas, así como de todos los pensamientos que puedas concebir, te pertenece... Alcanza Su paz, y Le recordarás.” (M-20.6:1-2, 6, 9-11, 13) "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 262
No dejes que hoy perciba diferencias.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
La separación se basa en las diferencias, en las relaciones especiales, únicas, exclusivas y excluyentes. La selección de amigos y enemigos, de amores y desamores, de socios y competidores. Diferencias de status social, de riqueza, de raza, de religión o de identidades políticas e ideológicas. Cada diferencia que establecemos afirma cada vez más la separación y nos hace creer que es real, con lo que se nos oculta la verdad de lo que somos. Miramos cuerpos y formas y terminamos identificándonos con ellas. Pareciera que fuésemos cuerpos compitiendo con otros cuerpos, esta es la base del conflicto, del ataque, de la pérdida de la paz; el miedo ha sustituido al amor, la separación parece ser real.
ORACIÓN DEL DIA"
"Padre, tienes un solo Hijo. Y es a él a quien hoy deseo contemplar. Él es Tu única creación. ¿ Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? ¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando con uno solo basta? Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. No permitas que lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí. Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. Estamos eternamente unidos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios."
Mientras perciba diferencias estaré en la separación, el ego gobierna mi mente. Cuando vea más allá de las formas y los cuerpos, empiezo a percibir la unidad, a contemplar la inocencia de mis hermanos, empiezo a percibir la paz que había negado. Este es el milagro del perdón. Es cuando reconocemos nuestra verdadera identidad como Hijo de Dios, todos somos uno, fuimos creados por el Amor que todo lo abarca, une e integra, nada está separado de Dios y todo está contenido en Él. Las diferencias desaparecen ante la luz de la Verdad, aceptarla, es permitir que el gozo de la paz inunde todo nuestro Ser.
La única manera de volver a Dios es restableciendo la unidad que la separación pareció fragmentar. Solo el perdón nos libera de la creencia en la separación. "Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este día la verdad acerca de nosotros mismos. Queremos regresar a nuestro hogar y descansar en la unidad. Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte." Cuando perdónanos todas nuestras culpas y miedos, cuando dejemos de proyectar juicios y condenas contra nuestros hermanos, cuando aprendamos a contemplarlos desde la inocencia que son, veremos como el Amor y la paz de Dios nos envuelve en el gozo infinito de sentirnos uno, la salvación se ha consumado en la Unidad de toda la Creación.
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "5. ¿Qué es el cuerpo?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.