LECCIÓN 285 Hoy mi santidad brilla clara y radiante.



Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 285

Hoy mi santidad brilla clara y radiante.

1. Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. ²Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pensamientos a los que va dirigido. ³Y en el instante en que acepte mi santidad, lo único que pediré serán cosas dichosas. ⁴Pues ¿qué utilidad tendría el dolor para mí; para qué iba a querer el sufrimiento, y de qué me servirían el pesar y la pérdida si la demencia se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?

2. Padre, mi santidad es la Tuya. ²Que me regocije en ella y que mediante el perdón recobre la cordura. ³Tu Hijo sigue siendo tal como Tú lo creaste. ⁴Mi santidad forma parte de mí y también de Ti. ⁵Pues ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?





AUDIOS de la Lección 285
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 285
A través de Mariano Noé 


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a través de Martin Musarra


Lección 285 comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda































LECCIÓN 285
Hoy mi santidad brilla clara y radiante


Comentada por: 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


*¡Que la paz sea con nosotros hoy!*

Esta lección es una continuación de la lección de ayer en la cual, he elegido cambiar los pensamientos que me causan dolor, y esto permite que mi santidad brille clara y radiante.

 Recordemos lo que es la santidad. La santidad es el estado de inocencia y pureza sin ninguna mancha de pecado, es decir, de ausencia de miedo y de culpa. Cualidad que procede de Dios y que comparte con todas Sus creaciones. Como Hijos de Dios compartimos su santidad. La santidad es el resultado de permitir que se nos libere de todos los efectos del pecado, de modo, que podamos reconocer la verdad, es decir, de que fuimos creados por Dios y no por el ego. Para esto necesitamos la guía de Jesús y del Espíritu Santo para que nos ayuden a perdonar y a purificar nuestra mente de todos los pensamientos de culpa y de ataque. La santidad debe incluir a todo el mundo. Necesito ver a mis hermanos con la visión de Cristo que sólo ve en nuestros hermanos paz, bondad, amor, santidad. 

Jesús, nos decía en la lección 58 *No hay nada que mi santidad no pueda hacer*:

_”El poder curativo de mi santidad es ilimitado porque su poder para salvar es ilimitado. ¿De qué me tengo que salvar, sino de las ilusiones? ¿Y que son las ilusiones sino falsas ideas acerca de mí?”_ L-58. 3. 2: 1- 4

En la lección de hoy, Jesús, nos dice:

_”Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pensamientos a los que va dirigido”_.

Me despierto lleno de júbilo porque tengo claro que mi objetivo es Dios y que me encamino a despertar de este sueño de conflicto y de culpa del ego, con la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, valiéndome del perdón. Ya no le hago caso más a los pensamientos del ego que me dicen que soy culpable, que no soy merecedor ni digno del Amor de Dios. Reconozco mi verdadera identidad como Hijo de Dios y por lo tanto, tengo santidad como Su Hijo. Por eso, tengo derecho a que me acontezcan cosas buenas, como dice Jesús:

_”Y en el instante en el que acepte mi santidad, lo único que pediré serán cosas dichosas. Pues, ¿qué utilidad tendría el dolor para mí; para que iba a querer el sufrimiento, y de que me servirían el pesar y la pérdida si la demencia se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?”_

Si en mis pensamientos acepto el sufrimiento es porque me siento culpable, indigno de amor y merecedor de castigo. Lo cual conlleva que me sienta separado de Dios y de mis hermanos.

La oración de la lección es una hermosa respuesta a los planes de separación del ego. Vale la pena recordarla frecuentemente a lo largo del día:

_Padre, mi santidad es la Tuya. Que me regocije en ella y que mediante el perdón recobre la cordura. Tu Hijo sigue siendo tal como Tú lo creaste. Mi santidad forma parte de mí y también de Ti. Pues, ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?_

*Con relación al tema del Espíritu Santo*

 Jesús, nos dice en el tema especial 7. ¿Qué es el Espíritu Santo?:

_“Y cuando esto se logre, el aprendizaje habrá alcanzado el único objetivo que siempre tuvo realmente. Pues el aprendizaje, tal como el Espíritu Santo lo utiliza a fin de alcanzar el resultado que Él percibe para él, se convierte en el medio que se transciende a sí mismo, de manera que pueda ser reemplazado por la Verdad Eterna”_.

Cuando, con la mediación del Espíritu Santo, se acaben los sueños el aprendizaje de dejar este mundo del ego y de recordar mi verdadera identidad como Hijo de Dios, me permitirá reconocer el valor de mi santidad de la que nos habla Jesús en la lección de hoy.

 Jesús en el capítulo 26 sección V nos dice:
_”Todo aprendizaje o bien es una ayuda para llegar a las puertas del Cielo o bien es un obstáculo. No hay nada entremedias. Hay sólo dos maestros y cada uno de ellos señala caminos diferentes”_. T-26. V. 1. 1: 5-7

El aprendizaje es de este mundo del ego. En el Cielo no hay nada que aprender pues se está en el Conocimiento pleno, perfecto. En este mundo del ego, que es el mundo de los cambios, es necesario el aprendizaje. De acuerdo al maestro que escojamos, al ego o al Espíritu Santo puede ser un obstáculo o una ayuda para la salvación.

*Proceso de práctica de la lección*


_Tener momentos con Dios por la mañana y por noche_

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.

Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.

Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. (L-71. 9:7-10)

_Recordatorios cada hora_. 

Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

_Recordatorios frecuentes de la lección entre horas_.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.

_Respuesta a la tentación_.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.










~ Viaje x Lecciones UCDM - Lección 285 - Hoy mi santidad brilla clara y radiante. ~

"Nuestra falta de santidad traída a la santidad de Cristo permite que la radiante luz de la verdad brille en nuestras mentes.

(1:1-3) "Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pensamientos a los que va dirigido. Y en el instante en que acepte mi santidad, lo único que pediré serán cosas dichosas." 

Deberíamos despertar todas las mañanas con alegría por las cosas felices que aprenderemos ese día - diferentes formas de perdón. El objetivo de Un Curso de Milagros es, por ende, enseñarnos que nuestra dicha diaria viene de saber que podemos dar unos pasos más hacia nuestro objetivo de despertar del sueño y volver a casa. Si esta es nuestra orientación, nada de lo que ocurra durante el día nos disuadirá de ser fieles a nuestra meta. Con alegre confianza comenzamos nuestro día porque “Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda”, independientemente de su forma aparente - feliz o infeliz (W-pI.193). Estamos así contentos porque podemos aprender una vez más la lección de que el mundo es un sueño y nuestro santo Ser descansa en nuestro interior, más allá de toda ilusión. Nuestra verdad compartida aquí refleja la verdad de nuestro estado unificado como Cristo. ¿Podría haber algo más gozoso?

(1:4) «Pues, ¿qué utilidad tendría el dolor para mí, para qué iba a querer el sufrimiento, y de qué me servirían el pesar y la pérdida si la demencia se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?»

Jesús subraya la naturaleza intencional de nuestro sufrimiento, pesar y pérdida en los términos que él utilizó en la lección anterior. Él nos informa que estos son deliberadamente elegidos para reforzar la aparente realidad de la separación y nuestro yo separado. Sin embargo, cuando elegimos la santidad de nuestro Ser en su lugar, y gozosamente anticipamos las lecciones que traerá este día, el dolor no tiene ningún uso ulterior; su propósito desapareció, reemplazado por el perdón del Espíritu Santo. Recuerda que la vida es nuestro sueño, y si estamos sufriendo, es para cumplir nuestro deseo de demostrar que la separación es real. 

La teoría de Freud sobre el cumplimiento de los deseos fue la clave su entendimiento de los sueños, y para Jesús, nuestras vidas también son un sueño que cumple un deseo; no el deseo que Freud identificó, sin duda, pero un deseo en todo caso -- preservar nuestra identidad como entidades separadas y luego responsabilizar a alguien más por ello. El dolor cumple de manera convincente con ese propósito, pues establece la realidad de nuestros yoes físicos y psicológicos, pero que alguien o algo externo a nosotros es la causa de nuestra angustia. Por lo tanto, necesitamos pasar nuestro día esforzándonos por identificar el propósito específico al que sirve nuestra infelicidad, necesitando mantenernos enfocados en que el dolor nunca es causado por nada fuera, sino sólo por la decisión de la mente de estar separada.

(2) «Padre, mi santidad es la Tuya. Permítaseme regocijarme en ella y recobrar la cordura mediante el perdón. Tu Hijo sigue siendo tal como Tú lo creaste. Mi santidad es parte de mí y también de Ti. Pues, ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?»

Así elegimos la luz de la santidad para que sea nuestra realidad en vez de la oscuridad del pecado, porque sólo deseamos contemplar la faz perdonada de Cristo y reconocer que su santidad es nuestra.

“Sólo eso [el verdadero perdón] puede brindar recuerdo de inmortalidad, la cual es el regalo de la santidad y del amor. El perdón tiene que ser concedido por una mente que entienda que debe pasar por alto todas las sombras sobre la santa faz de Cristo…” (S-3.I.3:2-3)"

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.










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*LECCIÓN 285*

*"Hoy mi santidad brilla clara y radiante."*

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

La idea de hoy nos plantea un auto reconocimiento que la mayoría de nosotros no nos lo creemos: *"mi santidad brilla clara y radiante."* Así que busquemos precisar que nos quiere decir el Curso con santidad. 

Se considera santidad la condición de estar libre de culpa y pecado. En nuestra cultura santo y santidad parecen similares, pero pueden tener diferencias. Santo es quien reúne las condiciones de santidad anteriormente descritas. Pero la condición de santo, también puede ser un reconocimiento, por lo regular después de muerto, que hace la iglesia católica, para lo cual hace un proceso que se llama canonización. 
También se utiliza como un reconocimiento de cargo o jerarquía religiosa, como Su Santidad el Papa en la iglesia católica, o Su Santidad el Dalai Lama en el budismo tibetano. 

En las culturas orientales se llama Santo a quien ha logrado la iluminación o estado de budeidad. 

En la Biblia se dice: *”sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»"* (1 Pedro 1:15-16), este es un llamado a que todo lo que hagamos sea tan impecable, tal como Dios lo es. Pero también está muy interiorizado la frase de la tradición católica que dice: *"Señor, No soy digno que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastará para salvarme."* (Mateo 8.5:11) o sea, nos consideramos indignos, pecadores en lugar de santos. 

El Curso parte de un presupuesto metafísico. Somos tal como Dios nos creó. Y esa condición nunca ha cambiado. Así creamos que estamos separados, y castigados por haber ofendido a Dios, y por lo tanto, somos pecadores, culpables y hemos perdido nuestra santidad. Pese a esas creencias, seguimos siendo tan santos e impecables como nuestro Padre, así en estos momentos creamos que no nos merecemos tal distinción. 
 
La lección empieza con una dimensión temporal *"Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios."*. Me despierto después de una noche de sueño en una mañana de sol radiante? O me despierto del sueño de separación? El Curso juega mucha veces con las palabras, creando este tipo de figuras, pero a la vez, siempre utiliza palabras como hoy, ahora, momento presente, que tienen como propósito situarnos en el único tiempo real: el presente, recordándonos que no existimos en el pasado, tampoco en el futuro, sólo en el ahora. 

Lo cierto es que el Curso siempre busca llevarnos de lo temporal a lo atemporal. Aquí nos está invitando a despertarnos cada mañana reconociendo nuestra santidad, que es una condición jubilosa y mantenerla así durante el día. Eso no quiere decir que quizás no vamos a tener experiencias que necesitemos perdonar, quiere decir que las abordamos con la alegría de que estamos cumpliendo nuestra única función en este mundo: perdonar, sanar nuestra mente. Cada situación que parece acontecernos será una oportunidad para perdonar. 

*"Hoy mi santidad brilla clara y radiante."* significa que me hago el propósito de levantarme cada mañana con la certeza que la luz del amor y el perdón me acompañarán durante todo el día, y eso y solo eso, lo extenderé a mis hermanos, y los contemplaré desde mi amor y desde mi paz. 

Al inicio del capitulo 30 del Texto, hay un epígrafe titulado *"Reglas para tomar decisiones"* que básicamente nos sugiere que visualicemos el día que deseamos, y después de imaginar con el mayor detalle posible el día que queremos tener, y reitera que te repitas a ti mismo: *"La clase de día que te gustaría tener, los sentimientos que deseas abrigar, las cosas que quieres que te sucedan así como lo que quieres experimentar, y di:"*

*"Si no tomo ninguna decisión por mi cuenta, esa es la clase de día que se concederá"* (T-30.I.4:1-2)

 En otras palabras, sino tomo decisiones con el ego, no juzgo y permito que el Espíritu Santo decida por mí, *"esa es la clase de día que se concederá"*

La lección de hoy es muy similar al ejercicio que se nos propone al inicio del capítulo 30 del texto. Decidir desde el momento en que me despierto cada mañana, reconocer mi santidad, y que esta brillará clara y radiante durante todo el día, ese es el día que deseo tener. Si nos lo proponemos lo vamos a lograr. Particularmente yo me acuesto repitiendo la lección del día y así me duermo, y me despierto repitiendo la lección del día, y les aseguro que el estado de bienestar y alegría se mantienen durante todo el día, y tengo una actitud más receptiva para contemplar mis errores y perdonarlos y evitar juzgar a mis hermanos, y si hago evidente algún juicio, no pasa nada, vuelvo a elegir de nuevo y procedo a perdonarlo, pues esa es mi única función en este mundo. 

*"Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pensamientos a los que va dirigido. Y en el instante en que acepte mi santidad, lo único que pediré serán cosas dichosas."* así como el sufrimiento es una decisión, errada pero una decisión, la felicidad también es una decisión, la de reconocer mi verdadera naturaleza, y es esta decisión la que finalmente me conducirá a despertar del sueño de separación. Así que la santidad es el resultado de aceptar mi condición como Hijo de Dios, y a partir de allí podré disfrutar del júbilo de reconocer mi origen y mi verdadera identidad. 
A partir de reconocer mi santidad, me puedo preguntar *"¿qué utilidad tendría el dolor para mí; para qué iba a querer el sufrimiento, y de qué me servirían el pesar y la pérdida si la demencia se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?"* el perdón me permite deshacer las falsas creencias acerca de sentirme pecador y culpable, y me ayuda a contemplarme como el santo Hijo de Dios. 
 
*ORACIÓN DEL DIA:*

*"Padre, mi santidad es la Tuya. Que me regocije en ella y que mediante el perdón recobre la cordura. Tu Hijo sigue siendo tal como Tú lo creaste. Mi santidad forma parte de mí y también de Ti. Pues ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?"*

*PRACTICA:*

Repasa el tema especial de esta sección, titulado *"7. ¿Qué es el Espíritu Santo?"* Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

*"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo."* (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad. 




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