Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 312
Veo todas las cosas como quiero que sean.
1.La percepción se deriva de los juicios. 2Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. 3Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver. 4Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar. 5¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu Santo como aquello que desea ver! 6No puede dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla.
2.Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. 2Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también.
AUDIOS de la Lección 312
de CELEBRANDO EL MILAGRO
Lectura de la Lección 312
A través de Blanca Nivia Morales Contreras
Ocurrir de la Lección 312
a través de Martin Musarra
Lección 312
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 312
Veo todas las cosas como quiero que sean.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Esta lección es la continuación de la de ayer y nos remite a la relación entre proyección y percepción. Recordemos que en la proyección vemos internamente, es decir, tenemos pensamientos y juicios cuya naturaleza se relaciona con el maestro que escojamos para que los oriente: el ego o el Espíritu Santo. De eso trató la lección de ayer: Juzgo todas las cosas como quiero que sean. Pero, esos juicios los proyecto afuera, de tal manera, que lo que vea afuera se corresponda con lo que veo adentro. De ahí, la lección de hoy: Veo todas las cosas como quiero que sean.
Jesús nos dice:
”La percepción se deriva de los juicios. Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver. Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar”.
Ya hemos hablado del papel del querer, del deseo, en su relación con la percepción. Partimos de un pensamiento, a ese pensamiento le damos una imagen, luego deseamos y queremos que se realice.
Esto lo aclara Jesús en el capítulo 25 sección I:
”La percepción es la elección de lo que quieres ser, del mundo en el que quieres vivir y del estado en el que crees que tu mente se encontrará contenta y satisfecha. La percepción elige donde crees que reside tu seguridad, de acuerdo con tu decisión. Te revela lo que eres tal como tú quieres ser. Y es siempre fiel a tú propósito, del que nunca se aparta, y no da el más mínimo testimonio de nada que no esté de acuerdo con el propósito de tu mente”. T-25. I.3: 1-4
Nos dice Jesús en la lección:
”¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu Santo ante aquello que desea ver! No puede dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla”.
De nuevo, Jesús, nos llama a decidirnos a aceptar la guía del Espíritu Santo. El propósito del Espíritu Santo es ayudarnos a despertar de este sueño de la separación y regresar a Dios. Pero, para ello, tenemos que tener claro nuestros objetivos en este mundo donde, aparentemente tenemos muchísimos objetivos. El Espíritu Santo, nos ayudará a centrarnos, a hacer conciencia que Dios es mí único objetivo hoy y que para llegar a él necesito perdonar, como vimos en la lección 256. Esta es la manera de contemplar el mundo real: de ver paz, amor, bondad, santidad, inocencia y un mundo perdonado. Este es el mundo que contemplamos con la visión de Cristo.
En la oración de la lección Jesús nos llama a que contemplemos el mundo libre de los juicios que hemos emitido sobre él. De nuevo, nos reitera que no se trata de cambiar el mundo sino la manera como vemos al mundo.
”Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede ser sino mi objetivo también”.
*Con relación al tema especial del Juicio Final.
Jesús, nos dice en el tema especial 10. ¿Qué es el Juicio Final?:
”Y éste es el juicio mediante el cual a la percepción le llega su fin. Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión”.
A la percepción le llega su fin cuando se acepta el juicio de que lo falso es falso y lo que es verdad nunca ha cambiado. Las ilusiones son lo falso y se contraponen a la verdad. Nos hemos equivocados al pensar que las ilusiones, lo falso, era la verdad. Pensábamos que el cuerpo, el pecado o separación, la culpa, el miedo, las relaciones especiales, los resentimientos, el conflicto eran reales y constituían la verdad para nosotros. Se nos había olvidado de que la verdad es Dios y que fuimos creados por Dios.
Al sanar la mente dejando los pensamientos de separación con mis hermanos y con Dios, mediante el perdón y la aceptación de la Expiación para nosotros mismos, extendemos dicha percepción y contemplamos un mundo perdonado, de dicha, amor y paz.
Proceso de práctica de la lección
1.Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
2.Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3.Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4.Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Kenneth Wapnick
”Veo todas las cosas como quiero que sean.”
Lección 312
"Puesto que juzgo todas las cosas como quiero que sean (Lección 311), veo todas las cosas como quiero que sean. Recuerda que «la proyección da lugar a la percepción» - lo que juzgo en mi mente lo proyecto, y eso es lo que percibo y hago real.
(1:1-2) «La percepción se deriva de los juicios. Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar.»
El juicio de separación ocurre en la mente, no en el cerebro. Proyectándolo para conservarlo, juzgamos los cuerpos que nos rodean: buenos o malos, víctimas o victimarios. Creemos que juzgamos a los demás, pero en realidad juzgamos un fragmento sombrío proyectado desde el pensamiento de juicio dentro. Jesús nos ayuda a entender esta dinámica y nuestra necesidad de ella, lo cual nos permite cambiar de mentalidad.
(1:3) «Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver.»
Hemos leído esto muchas veces antes. Los ojos del cuerpo no ven, sino que simplemente reportan lo que se les ha instruido buscar y encontrar. No pueden ver por sí mismos porque son nada, viendo nada. Así, dentro del sueño tenemos la ilusión de ver, pues nuestros órganos sensoriales perciben la ilusión proyectada de separación de la mente que fueron hechos para preservar y proteger.
(1:4-6) «Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar. ¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu Santo como aquello que desea ver! No puede dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla.»
Este principio funciona en ambos sentidos. Desde el punto de vista del ego, este es un ejemplo de lo que Jesús menciona en «El Canto de la Oración» como “perdón-para-destruir” (S-2.II). Hacemos real el pecado, y luego pretendemos perdonarlo. Esta es la pregunta que Jesús nos pregunta allí, tal como lo hace ahora: “¿Cómo puedes pasar por alto lo que has hecho real?” Hacerlo es pretender que lo que has visto no se encuentra ahí. Sin embargo, puesto que lo has visto, tu pretensión es meramente negación. Por lo tanto, nuevamente, el pecado que elegimos contemplar refleja el pecado en el que hemos elegido creer. Sin embargo, en la mente correcta, una vez que elegimos a Jesús como nuestro maestro, vemos a través de sus ojos de unidad, amor y perdón, y eso será lo que percibiremos como real en el mundo. Por lo tanto, ¿cómo podríamos pasarlo por alto, cuando lo hemos visto?
(2) «Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también.»
Así oriento mi día en torno a este nuevo propósito de aprender las lecciones del Espíritu Santo. Recordemos esta declaración del final del manual para los maestros:
“Prepárate para ello cada mañana; recuerda a Dios cuantas veces puedas a lo largo del día; pídele ayuda al Espíritu Santo siempre que te sea posible, y por la noche, dale las gracias por Sus consejos.” (M-29.5:9)
De esta manera, un día de libertad y paz está asegurado, pues he elegido su Voz para que sea mi Guía para la percepción."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 312
Veo todas las cosas como quiero que sean.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Esta lección es el anverso de la de ayer. "Juzgo todas las cosas como quiero que sean." (L 311) La diferencia está en que la lección de ayer se habla desde la proyección, la de hoy se plantea desde la percepción. Simplificando podemos decir que juzgar es proyectar y ver es percibir. Pero ambos están integrados dentro del sistema de pensamiento del ego. Cuando proyectamos nuestras culpas sobre el mundo, ya hemos decidido lo que queremos ver, esto es, lo que queremos percibir. La percepción es una interpretación, la proyección es un esfuerzo inútil y falso de liberarme de mis culpas y miedos. La proyección va primero por eso Jesús nos dice que "La percepción se deriva de los juicios." Cuando proyectamos un juicio es similar como cuando vamos al cine, vemos en la pantalla la película, que parece aparte y separada, pero esta se origina en el proyector que se encuentra detrás de nosotros. La causa está en el proyector, el efecto es la película que vemos en la pantalla. De manera similar es la dinámica proyección percepción en nuestra mente. La proyección se origina en nuestra mente, y la vemos en esa pantalla que llamamos mundo o nuestras relaciones. La percepción es la película que creemos vivir en este mundo, es la interpretación que hacemos de lo que creemos ver, la percepción parece validar lo que hemos proyectado, pero en vez de reconocer que es nuestro espejo, lo consideramos aparte y separado de nosotros, por eso lo interpretamos como un ataque o agresión que viene fuera de nosotros.
La relación tiempo y espacio, parece separar la causa y el efecto, y creemos que la causa de lo que nos acontece está en el mundo y no en nuestra mente. De ahí que nos consideremos injustamente tratados, nos consideramos víctimas del mundo, cuando sólo somos víctimas de nuestros propios pensamientos.
"Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar." Jesús nos dice que se nos concede todo lo que pedimos, ni más ni menos, pues tanto el deseo y el resultado están en nuestra mente, pero esto parece sucedernos de manera inconsciente. La llamada mente consciente es una fracción de nuestra mente. Pues hemos dividido nuestra mente, y lo que parece que vemos afuera no son más que las proyecciones de nuestro ego, y con ello ocultamos el amor que somos, la verdad de lo que somos.
La percepción no es más que nuestro mecanismo de auto engaño. Todos nuestros órganos de los sentidos, están diseñados para experimentar el mundo externo, el principal son los ojos. La percepción se apoya en estos órganos para dar realidad a lo que creemos nos sucede afuera, "Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver." nosotros creemos que vemos con los ojos, pero la realidad es que vemos con la mente, así como tampoco pensamos con el cerebro sino con la mente.
La dinámica proyección y percepción se circunscribe en la ley de causa y efecto, por lo tanto, "Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar." en esta frase aparece la voluntad de elegir, la voluntad de decidir. Veremos lo que hayamos elegido ver. Veremos lo que queremos ver, pues todo ello está en nuestra mente. Si reconocemos que la causa está en nuestra mente, nos podemos hacer responsables de nuestros pensamientos, y si elegimos al Espíritu Santo como nuestro guía, y perdonamos todo lo ilusorio y no amoroso, podremos percibir la verdad. Si elegimos al ego como nuestro maestro, percibiremos juicios, condenas, y ataques.
Sólo cuando cambiamos de maestro en nuestra mente, será posible pasar de la falsa percepción del ego, a la percepción verdadera del Espíritu Santo, ya no interpretaríamos desde el miedo sino desde el amor, "¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu Santo como aquello que desea ver!" Si elegimos ver solo amor, veremos amor, veremos la verdad que somos.
Cuando elegimos perdonar nuestras culpas y miedos, y nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, entonces sustituimos los ojos del cuerpo por la visión de Cristo, por la visión del amor, todo lo contemplaremos a través de los lentes del amor "No puede dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla."
Hoy elijo ver todas las cosas como quiero que sean, y hoy quiero verlas desde el amor y la paz, ese es mi único propósito hoy, pues he decidido unir mi voluntad a la Voluntad de Dios, y por lo tanto, solo contemplare lo que la Voluntad de mi Padre desee que vea hoy: la luz, la dicha y la paz que moran en mi.
ORACIÓN DEL DÍA:
"Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también."
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "10. ¿Qué es el Juicio Final?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.
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