Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 328
Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero.
1. Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios. 2Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios. 3No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. 4Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra voluntad que la Suya. 5Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra. 6Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.
2. No hay otra voluntad que la Tuya. 2Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. 3Tu Voluntad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. 4Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mí.
AUDIOS de la Lección 328
de CELEBRANDO EL MILAGROLectura de la Lección 328
A través de Mariano Noé
Ocurrir de la Lección 328
a través de Martin Musarra
Lección 328
comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 328
Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Esta es una lección que complementa la lección 324 No quiero ser un guía. Quiero ser simplemente un seguidor y la lección 326 He de ser por siempre un Efecto de Dios. En ellas, claramente, se identifica que Dios es el primero como la Causa y yo como el Efecto, pero en el Reino de Dios esta aparente contradicción desaparece y se funde la Causa con el Efecto. También, si la Voluntad de Dios es la mía se pierde la diferencia entre guía y seguidor. La lección sigue con el razonamiento de estas lecciones.
Nos dice Jesús en la lección:
”Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios. Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la Creación de Dios”.
En este mundo ser el primero implica considerarse el mejor, creerme con derecho a estar por encima de mis hermanos. Esto implica que mis hermanos pierdan porque lo que prevalece es la lógica de “o soy yo o es el otro”, es decir, alguien tiene que perder para que yo pueda ganar. Lo cual no es sino una ratificación de la causa de todos los problemas existentes en el mundo del ego: la separación. Necesito que alguien me autorice, es decir, que valgo, que puedo desempeñar determinadas funciones. Lo único que tengo por hacer es reconocer mi verdadera identidad como Hijo de Dios, mi Ser, el Cristo que soy. Lo cual implica la no separación de mis hermanos y de Dios.
Continúa Jesús:
”No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimiento, pérdidas y muerte”.
En el sistema de pensamiento del ego la enfermedad es una consecuencia de la separación, es una defensa contra la verdad, es decir, que, en algún momento, decidí percibir a Dios o un Hijo de Dios como un enemigo y decidí atacarlo bien sea en forma física o con mis pensamientos. Como dar es lo mismo que recibir, el ataque, que hago a mi hermano, me lo hago a mí mismo y lo recibo en mi cuerpo. También, recibo pérdidas pues el ego se basa en la carencia. Pero, el Hijo de Dios no es carente sino abundante: lo tiene todo. Por lo tanto, nunca puede perder nada.
Para el ego la muerte es su sueño principal. Es la demostración de que ha vencido a Dios porque no ha sido capaz de garantizar la vida de Su Hijo al éste morir. Para el Espíritu Santo, la muerte es el tranquilo abandono del cuerpo después de que ha cumplido su función como medio de comunicación y de enseñanza al servicio del plan de Dios para la salvación.
Continúa Jesús:
”Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra Voluntad que la Suya. Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra. Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad”.
La Voluntad de Dios únicamente es para mí perfecta felicidad, plenitud, júbilo. Esa es la Voluntad de Dios, que es la misma mía. Dios no se guarda nada para sí. Todo lo comparte con Su Hijo. Acudo a la Voluntad de Dios y, de esa manera, puedo escapar del sueño de la separación. No hay ninguna competencia entre el Padre y el Hijo. En el Cielo, en la Unidad, no hay diferencia de lugares que implican separación. Sólo hay Amor perfecto.
Jesús, en la oración de la lección nos dice que es imposible hacerle daño al Hijo de Dios. Recordemos la lección 198 Sólo mi propia condenación me hace daño y la lección 281 Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño.
Hagamos esta hermosa oración a lo largo del día:
”No hay otra voluntad que la Tuya. Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. Tu Voluntad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mí”.
Con relación al tema de la Creación.
Nos dice, Jesús, en el tema especial 11. ¿Qué es la Creación?:
”El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador”.
Nuestras mentes santas, nuestras mentes sanadas mediante la intervención del Espíritu Santo cuando pedimos su intervención y perdonamos, contienen el recuerdo de Dios. Dios, nos ha dado Su Palabra que ya hemos sido salvados, pues la separación nunca se dio. Pero no le creemos y preferimos seguir atados a la culpa del pasado, cuando seguimos al ego.
En el instante santo, estamos en un estado de unión con Dios y la Filiación, entramos al altar de nuestra mente al Nombre de Dios al cual llevamos las azucenas del perdón y, de esa manera, avanzamos hacia el recuerdo de Dios.
Proceso de práctica de la lección
1. Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
2. Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4. Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Kenneth Wapnick
«Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero.»
Lección 328
"Este pensamiento proviene de la famosa declaración bíblica de que el postrero será el primero y el primero será el postrero (Mateo 19:30; 20: 16a), y pertenece a la piedra angular del sistema de pensamiento del ego: «uno o el otro» - Dios es el segundo porque el ego es el primero. Esto obviamente significaría que Dios ya no es Dios, y por tanto ha sido destruido. Sin embargo, podemos reconocer nuestro error y darnos cuenta de que estamos mucho mejor en segundo lugar. Una vez que aceptamos esto - “Dios es la Causa y yo soy el Efecto” - estamos automáticamente en el primer lugar, porque «sólo hay un lugar». Así Jesús dice en el texto, refiriéndose a la Trinidad: Dios es el primero, pero no hay ningún segundo (T-14.IV.1: 7-8), porque sólo la perfecta Unicidad es real. En verdad, entonces, no hay un Padre, Hijo y Espíritu Santo en el Cielo - solo un Amor perfecto. Por otra parte, en el momento en que elegimos el segundo lugar - dejando ir al ego y eligiendo a Jesús como nuestro maestro - nos damos cuenta de que sólo existe la unidad de Padre e Hijo - ninguna competencia, ni campo de batalla, ni primero «y» segundo. Sólo Uno.
(1:1) «Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios.»
Si digo que soy el segundo, alguien más debe ser el primero. Por ejemplo, ningún equipo deportivo quiere terminar en segundo lugar, porque eso significaría que el otro equipo ganó - la percepción al revés del mundo. Para el Espíritu Santo, sin embargo, cuando eres el segundo, automáticamente te conviertes en el primero, porque, de nuevo, sólo hay uno. Así, cuando aprendes que Dios es tu Causa y no el ego, el recuerdo de Dios y Su Unicidad vuelve.
(1:2) «Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios.»
En forma de cápsula, de nuevo, vemos lo que le hemos hecho a Dios y lo que creemos que hemos hecho en el mundo, reflejando el principio del ego de «uno o el otro». Al esforzarnos por estar separados, estamos por nuestra cuenta - autónomos y libres, pero a un precio que Dios debe pagar con Su vida. Dado que este principio estableció nuestra identidad, lo llevamos a nuestro sueño. En consecuencia, necesitamos ser independientes de todos los demás - somos «nosotros o ellos». El ego así nos advierte que estemos en guardia, a fin de que los demás no recuperen lo que creemos que les quitamos. Esta es, pues, la esencia de las relaciones especiales de amor y odio: se percibe que los demás tienen lo que nos falta y queremos, y debemos obtenerlo de ellos, de lo contrario no podremos sobrevivir.
(1:3-6) «No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra voluntad que la Suya. Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra. Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.»
Jesús quiere que reconozcamos que estos son los efectos de elegir ser el número uno, los resultados infelices del especialismo que podría hacernos tener la razón, pero nunca felices (T-29.VII.1: 9). Cuando elegimos estar en segundo lugar, estamos en la Unicidad viviente de Dios, donde nuestra voluntad es una con la Suya. Para el ego esto significa que somos el segundo mejor, pero nuestras mentes correctas nos dicen que esto es el reflejo de la verdad.
(2) «No hay otra voluntad que la Tuya. Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. Tu Voluntad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mí.»
En otras palabras, inventamos el sueño de nuestras vidas, y estamos agradecidos de que no tuviera ningún efecto sobre la realidad."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 328
"Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero."
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
La idea de la lección de hoy parece a primera vista como un juego de palabras. Solo se nos hace comprensible, cuando la examinamos desde la metafísica del Curso.
Creemos que hay dos voluntades: la de Dios y la nuestra. El ego es una falsa idea de que me puedo independizar de Dios, y por lo tanto, puedo fabricar un mundo aparte de Dios, esta es la falsa voluntad del ego. Como el ego cree estar luchando contra millones de egos, se vuelve muy competitivo. La lógica del ego es que si él gana, alguien tiene que perder, el ego se autodefine como "yo contra los otros". Los procesos de colaboración en una sociedad determinada tienen que ver con la supervivencia de ese ego colectivo, que no excluye, sino más bien presupone la competencia dentro de ellos. El dicho popular "que gane el mejor" parece ser su lema.
"Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios." al pretender sustituir la Voluntad de Dios por una falsa voluntad, invertimos la realidad, todo lo vemos al revés, creemos que nosotros estamos primero y Dios de segundo. Restablecer la verdad, implica revertir lo que el ego había hecho, esto es, Dios va primero, pero ello no implica que nosotros pasemos a estar de segundos, pues la Creación no sabe de diferencias, jerarquías o competencias, el Padre y el Hijo son Uno, en tanto que el Hijo no es más que una extensión del Amor del Padre. De ahí que cuando "Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero." quiere decir que me hago a un lado para que el Espíritu Santo me dirija de regreso a Dios, si no interfiero con mi ego, si no hago juicios, y sólo escucho la Voz que habla por Dios, entonces al pasar a este aparente segundo lugar me lleva realmente a un primer lugar, al unir mi voluntad a la Voluntad de Dios.
"Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios." Creímos erróneamente que al separarnos de Dios y de nuestros hermanos alcanzaríamos la libertad y la autonomía. Pero las consecuencias de tal pretensión fue de culpa, miedo y dolor, "No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra voluntad que la Suya." Eso nunca fue la Voluntad de Dios, pero nosotros elegimos equivocadamente, ahora Jesús nos invita a elegir de nuevo, a elegir el amor y la unidad de toda la Creación.
"Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra. Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad." La única alternativa a todos nuestros problemas y conflictos originados por la separación es volver a unir nuestra voluntad a la de Dios, es volver a la unidad, y ser uno con nuestro Padre, esta es la única manera de volver a ser nuevamente primero, al disponer de todos los poderes y atributos que nuestro Padre nos dotó por siempre, y eso es posible sólo despertando definitivamente de este sueño de separación.
ORACIÓN DEL DIA:
"No hay otra voluntad que la Tuya. Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. Tu Voluntad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mí."
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "11. ¿Qué es la Creación?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.