LECCIÓN 352 Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.

       




Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM

LECCIÓN 352

Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.

1. El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. 2Ésta es la manera de llegar á Ti. 3Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. 4El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. 5Soy redimido cuando elijo seguir ese camino. 6Tú no me has dejado desamparado. 7Dentro de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. 8Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. 9Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti.






AUDIOS de la Lección 352
de CELEBRANDO EL MILAGRO


Lectura de la Lección 352
A través de Blanca Nivia Morales Contreras.


Ocurrir de la Lección 352
a través de Martin Musarra


Lección 352
comentada por 
Jorge Luis Álvarez Castañeda


























LECCIÓN 352

Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la Paz de Dios.

Comentada por: 
Jorge Luis Álvarez Castañeda

¡Que la paz sea con nosotros hoy!

Estas últimas lecciones son oraciones dirigidas a Dios para que nos ayude a regresar a casa rectificando nuestra mente que ha estado perdida al aceptar el sistema de pensamiento del ego. Buscan que nos reafirmemos en nuestra mente recta con la guía del Espíritu Santo y de Jesús. Los juicios son fundamentales para el ego. 

Jesús, afirma que todo el dolor del mundo proviene de los juicios. Los juicios sustentan la separación y la justifican. Detrás de todos los conflictos de este mundo se encuentran los juicios sustentándolos: la violencia de cualquier tipo, llámese política, religiosa, familiar, cultural, etc.; la discriminación contra la mujer, las minorías, los indígenas, los marginados sociales, los adictos, los homosexuales, etc.; las guerras; la manipulación de los medios de comunicación, etc. Hoy, Jesús, nos llama a dejar los juicios y abrirnos al amor mediante el perdón.

Jesús nos dice en la lección:

”El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. Ésta es la manera de llegar a Ti”.

Con el perdón vemos la impecabilidad del hermano. Es un Hijo de Dios, en su Ser es completamente inocente e impecable. Si mi hermano se equivoca no lo ha hecho su Ser, sino el personaje, el ser con minúscula que ha fabricado con el ego. Sus acciones y comportamientos no anulan lo que verdaderamente es. Jesús, nos llama a no ver el error de mi hermano, a saltar por encima de él y ver, únicamente, su condición como Hijo de Dios. A no juzgar. A Dios no puedo llegar solo. Necesito llegar con mi hermano y no lo puedo hacer sino mediante el perdón. El perdón de mi manera equivocada de ver, es decir, necesito, para eso, un milagro. 

Continúa Jesús:

”Los juicios me vendan los ojos y me ciegan”.

Los juicios me separan de mis hermanos y de Dios. No veo la unidad. No veo el bosque, sino la rama. Los juicios me ciegan ante el presente al que no le presto atención por estar centrado en los resentimientos del pasado y en mi deseo de no querer soltarlos.

Continúa Jesús:

”El amor que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que me has proporcionado un camino para volver a encontrar tu paz. Soy redimido cuando elijo seguir ese camino”.

Jesús, nos ha dicho que el milagro es un reflejo del Amor de Dios. Ahora, nos dice que el amor se refleja en forma de perdón. Necesito cambiar de la mente errada del ego a la mente recta del Espíritu Santo. Puedo encontrar el camino para regresar a Dios mediante el perdón y la guía del Espíritu Santo y de Jesús. De esa manera, soy redimido, ahora, en este instante, al corregir mi percepción equivocada se produce el milagro que me permite ver en mi hermano a mi salvador y no a mi enemigo. Se produce, de esa manera, el perdón. Por eso, Jesús nos dice que el perdón es la morada de los milagros. Ofrecer milagros es perdonar.

Continúa Jesús:

”No me has dejado desamparado. Dentro de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me lleva hasta Él”.

Dios, en el momento en que se dio el sueño de la separación, creó al Espíritu Santo para que nos ayude a despertar. El recuerdo de Dios siempre nos ha acompañado. Sólo se requiere nuestra pequeña dosis de buena voluntad, que es pedir la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús, lo que implica reconocer que estábamos equivocados al seguir al ego, para que la ayuda se nos dé. Siempre se nos responde. A veces, no queremos escuchar y por eso creemos que no ha habido respuesta. Siempre tenemos el recuerdo de Dios presente, pero oculto bajo capas y capas de resentimientos y conflictos.

Finalmente dice Jesús:

”Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en ella el recuerdo de Ti”.

Hoy, quiero oír al Espíritu Santo. Siempre está conmigo llamándome a perdonar, a elegir de nuevo, a confiar en Dios. 

Uno de los principales problemas que tengo con el sistema de pensamiento del ego es que no sé quién soy. Si amo mi propia Identidad como Hijo de Dios se acaban todos los problemas que creo tener en el mundo del ego. Se acaba la creencia en la separación y el deseo de ser especial. Me siento unido a Dios y a mis hermanos.


Con relación al tema de ¿que soy?.

Nos dice, Jesús, en el tema especial 14. ¿Qué soy?:

”La necesidad de usar palabras está casi llegando a su fin. Mas en los últimos días de este año que tú y yo juntos le ofrecimos a Dios, hemos descubierto que compartimos un solo propósito”. 

Las palabras son símbolos de símbolos que, como dice Jesús, en la lección 184 El Nombre de Dios es mi herencia, lo que hacen es separar y dividir. La herencia del mundo del ego es multitud de nombres con los cuales se pretende dar realidad a multitud de cosas separadas. La herencia de Dios es el Nombre de Dios, que es el mismo Nombre de Su Hijo, y que expresa la Unidad en Dios. El hacer a Dios como mi único objetivo y al perdón como mi único propósito, hace que continuamente esté atento a los juicios que fomentan la separación, y por eso es muy apropiada la lección de hoy:
 Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la Paz de Dios.
 
Proceso de práctica de la lección

1. Tener momentos con Dios por la mañana y por la noche

Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.  

Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.

Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús. 

Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.

En tu meditación intenta entrar en  contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.

Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.


Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:

”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)

2. Recordatorios cada hora. 

Cada hora recordaremos a Dios. Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.

Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios. 

3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.

 Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.

4. Respuesta a la tentación.

Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.

Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.

Muchas, muchísimas, bendiciones.



















Kenneth Wapnick 

«Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.»

Lección 352

"Mientras tengamos miedo de la paz de Dios - dentro de la cual nuestra individualidad, basada en el conflicto y la infelicidad, desaparecerá - elegiremos defender nuestro yo. Juzgar - percibir a alguien más como pecaminoso - es la manera perfecta del ego de llevar a cabo esta defensa.

(1:1) «El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga.» 

Se nos pide que reconozcamos primero cómo consideramos la pecaminosidad en los demás y en nosotros mismos, y que luego le pidamos ayuda a Jesús. Él reinterpreta nuestras percepciones para que nos demos cuenta de que actuar pecaminosamente proviene del miedo - “los que tienen miedo pueden ser crueles.” (T-3.I.4: 2) detrás de lo cual está la petición de amor que no creemos merecer. En esa comprensión se perdonan los pecados, porque se los mira de otra manera. La idea clave, como hemos visto a lo largo de nuestro viaje con el Libro de Ejercicios, es que cuando miremos con Jesús lo que está ocurriendo en el mundo y en nuestras relaciones, nos abstengamos de juzgar - el juicio es el problema; el perdón, la respuesta.

(1:2) «Ésta es la manera de llegar a Ti.» 

Es a través de nuestro perdón que volvemos a Dios. Recuerda que estas oraciones están dirigidas a Dios como la corrección para las oraciones de nuestro ego a sus dioses de juicio y castigo.

(1:3-4) «Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz.»

Una vez más, la manera de encontrar la paz de Dios, volver a casa, y recordar nuestra Identidad como Cristo es perdonar. Cuando nos aferramos a los resentimientos y negamos el perdón, es debido a que no queremos despertar del sueño, perder nuestro yo para encontrar nuestro Ser.

(1:5-6) «Soy redimido cuando elijo seguir ese camino. Tú no me has dejado desamparado.» 

Es nuestra decisión solo seguir su camino. En las últimas palabras del Libro de Ejercicios se nos recordará de este hermoso pensamiento: no nos hemos quedado sin consuelo.

(1:7) «Dentro de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él.» 

Como hemos visto en otras lecciones, el medio y el fin son uno. Así, tengo dentro de mí el fin o el objetivo, que es recordar Quién soy como Hijo de Dios. También tengo dentro de mí, a través del Espíritu Santo, el medio para recordar. Tanto el medio como el fin están presentes en mi mente, porque la Idea del Hijo de Dios nunca ha abandonado Su Fuente.

(1:8-9) «Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti.»

Esta es la idea central. No amamos nuestra propia Identidad como Cristo porque amamos más nuestra identidad individual. Crucial para nuestra práctica diaria, entonces, es la vigilancia de lo mucho que valoramos este yo especial y único. Incluso hasta llegaríamos a matar con el fin de preservarlo. Sin embargo, cuando finalmente nos damos cuenta de la pérdida para «nosotros», elegimos escuchar a la Voz de la cordura y regresar a nuestro verdadero amor - nuestro Ser y nuestro Dios."

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.

















LECCIÓN 352

"Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios."

Comentada por:
Oscar Gómez Díez 

El amor no juzga ni condena. Cuando  juzgamos nos alejamos del amor, y entramos en el terreno del ego, del ataque, de la separación y el conflicto. Las consecuencias son sufrimientos. Solo el Amor restablece nuestra paz y nuestra alegría, solo el amor nos conduce a la paz de Dios. 

ORACIÓN DEL DIA:

"El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. Ésta es la manera de llegar á Ti. Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. Soy redimido cuando elijo seguir ese camino. Tú no me has dejado desamparado. Dentro de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti."

Todo juicio es una distorsión de la realidad, que luego lo interpretamos como miedo o ataque, de ahí que los juicios nos impidan reconocer quienes somos realmente y quienes son nuestros hermanos, en vez de ello, veremos carencias, conflictos y enemigos. El amor y la paz han sido sustituidos por el juicio, la condena y el miedo. Solo el  perdón restablece la realidad inmortal en nuestras consciencias y nos devuelve la paz. 

El Texto nos dice que lo que se nos presenta como opuesto al amor es el miedo. En esta lección nos dice que "Los juicios son lo opuesto al amor." de tal manera que juicios y el miedo son equiparables. Solo podemos tener miedo de todo aquello que juzgamos. Si no hay juicio no hay miedo, y si hay amor perfecto no hay ni juicios ni miedo, y si creemos que tenemos miedo, es porque previamente hemos juzgado y debemos perdonar, para volver a la paz de Dios. 

Lo opuesto a los juicios es el perdón. El perdón trae a nuestra mente, los juicios que habíamos emitido, y los deshace. Perdonar tal como nos lo enseña Jesús en Un Curso de Milagros es no juzgar a nada ni a nadie, sólo contemplamos con amor toda situación y circunstancia, y lo que no sea amoroso se desvanecerá ante la presencia de la luz del amor. Si creemos tener dificultad con algún miedo o conflicto, le pedimos ayuda al Espíritu Santo para ver con amor cualquier situación que estemos experimentando. 

"quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti." recordemos que durante estas 10 lecciones (351-360) estamos repasando el tema especial No 14, ¿Qué soy? que nos recuerda nuestra verdadera identidad como el perfecto Hijo de Dios, pleno, íntegro, santo e invulnerable. Si amo mi verdadera identidad me olvido de las falsas identidades que me he inventado en este mundo, y el recuerdo de Dios en mi se hace presente en todo momento y lugar. 

PRACTICA:

Repasa el tema especial de esta sección, titulado "14. ¿Qué soy?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea  y la oración del día, y si logras   memorizarlas mucho mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:

"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)

No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.  











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