Aquí la Introducción a la segunda parte del Libro de Ejercicios de UCDM
LECCIÓN 221
Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten.
1. Padre, hoy vengo a Ti en busca de la paz que sólo Tú puedes dar. 2 Vengo en silencio. 3Y en la quietud de mi corazón -en lo más recóndito de mi mente- , espero y estoy a la escucha de Tu Voz. 4Padre mío, háblame hoy. 5Vengo a oír Tu Voz en silencio, con certeza y con amor, seguro de que oirás mi llamada y de que me responderás.
2. Y ahora aguardamos silenciosamente. 2Dios está aquí porque esperamos juntos. 3Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. 4Acepta mi confianza, pues es la tuya. 5Nuestras mentes están unidas. 6Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo.
LECCIÓN 221
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
SEGUNDA PARTE
Introducción
Llegamos a la segunda parte del libro de ejercicios. Es un mérito muy grande que vale la pena reconocer debido a lo que implicaba: cuestionar nuestra manera de ver el mundo como lo habíamos vivido, hasta ahora.
Recordemos lo que nos decía Jesús en la introducción al libro de ejercicios. Nos llamaba a leer también el texto para darle una base teórica a las lecciones.
Nos decía que:
”Una mente sin entrenar no puede lograr nada”. L. intr. 1: 3
Pues bien. Eso es lo que hemos venido haciendo: entrenar nuestra mente con el sistema de pensamiento del Espíritu Santo.
Nos decía Jesús:
”El libro de ejercicios está dividido en dos secciones principales. La primera está dedicada a anular la manera en que ahora ves, y la segunda a adquirir una percepción verdadera”. L. intr. 3: 1a -3
También nos decía Jesús:
”Si se ha logrado una percepción verdadera en conexión con una persona, situación o acontecimiento, la transferencia total a todo el mundo y a todas las cosas es inevitable. Por otra, parte una sola cosa que se excluya de la percepción verdadera imposibilita sus logros en cualquier otra parte”.(L-int. 5:2-3)
Este tema de la transferencia es muy importante. Hace relación al hecho de que, en mi percepción, no excluya a nada ni a nadie cuando aplique la lección, de tal manera, que lo aplicado a uno se aplique a todos. Así, cuando logre perdonar a un hermano completamente, los he perdonado a todos.
Recordemos lo que es la percepción verdadera: es ver a través de los ojos de Cristo que corrige, por medio del perdón, las percepciones falsas de separación; la percepción verdadera deshace las proyecciones de culpa y miedo y apunta a que contemplemos el mundo real en vez de este mundo de conflicto del ego. La percepción verdadera requiere la intervención de Jesús y el Espíritu Santo. Intervención que tenemos que pedir. Es “nuestra pequeña dosis de buena voluntad”, que nos pide Jesús.
Pues bien. Hemos avanzado hacia adquirir esa percepción verdadera en estas 220 lecciones que han pasado. Así: hemos comprendido que todo lo que nos pasa tiene que ver con los pensamientos que tenemos en nuestra mente; que en todo lo que vemos, vemos el pasado; que la manera como veo y pienso afecta a los demás; que puedo decidirme a ver las cosas de otra manera; que el mundo que veo, lo he inventado yo; que podría ver paz en lugar de conflicto; que Dios siempre está conmigo, es mi Fuente, mi fortaleza, es mi sustento, es mi Luz, es la mente con la que pienso, es el Amor en el que perdono, el Amor de Dios es mi sustento, y la Voz de Dios me habla durante todo el día; que el perdón es la llave de la felicidad; que tengo derecho a los milagros; que soy Espíritu; que soy tal como Dios me creó; que dar es lo mismo que recibir; que la enfermedad es una defensa contra la verdad; que la paz de Dios refulge en mí, ahora; que pongo el futuro en manos de Dios; que todo lo que hago, me lo hago a mí mismo; que no soy un cuerpo, que soy libre, etc.
Hay dos elementos que son constantes, que están implícitos, tanto en la primera como en la segunda parte de las lecciones. Uno es la referencia, a los intereses compartidos: en toda aplicación de las lecciones siempre está la presencia de los hermanos. Practicamos la lección para mejorar nuestra relación con ellos. No es para que se quede en nosotros, únicamente.
El otro elemento es la presencia del Espíritu Santo y de Jesús como nuestros Ayudantes, como nuestros guías para la realización de las lecciones. Con Su Ayuda, el objetivo está asegurado.
En la SEGUNDA PARTE Jesús nos dice que ahora no se van a necesitar tantas palabras. Se van a tomar como guías pues
”lo único que nos interesa es tener una experiencia directa con la verdad”.
ACERCA DE LA EXPERIENCIA
La experiencia, vale decir, lo que sentimos, evocamos, vivimos, es lo fundamental.
La experiencia, hace relación a Dios. No es algo que se aprende y, por lo tanto, no se puede dar como la visión. La visión, también llamada la visión de Cristo, procede de la mentalidad recta e implica la Guía del Espíritu Santo y de Jesús, al igual que el perdón y la aceptación de la Expiación para nosotros mismos, ve el mundo real, vale decir, un mundo perdonado, un mundo de amor y no de miedo, un mundo de unidad y no separación.
La experiencia se revela a sí misma en el momento señalado. La revelaciones, es decir, una relación directa con Dios, son inspiradas directamente por Jesús cuando los Hijos de Dios estén listos para hacerlo, inducen a la experiencia de la relación con Dios. Es el sentir esa experiencia con la verdad de sentirnos Hijos de Dios, de estar ligados a una realidad trascendente que va más allá de este cuerpo, que somos la Paz y el Amor de Dios, que gozamos de grandeza y perfección, etc.
Los ejercicios son sólo un preámbulo para que aguardemos la presencia de Dios. Buscan que nos acostumbremos a tener, diariamente, momentos con Dios, instantes santos, donde podamos reconocer la verdad que somos: no somos un ego, somos el Hijo de Dios.
Esta segunda parte tiene como propósito que continuemos aprendiendo a escuchar al Espíritu Santo que puede ayudarnos a que nos decidamos, de corazón, a convertir nuestras vidas en un instante santo permanente.
Esta segunda parte se propone que avancemos en el proceso de recordar a Dios. Jesús, nos dice que con sólo invocar a Dios toda tentación desaparece y, en lugar de oraciones, sólo necesitamos invocar Su Nombre. Jesús, está seguro que si seguimos este proceso de perdón y de aceptar la Expiación para nosotros mismos llegaremos a recordar a Dios. Para que Dios dé el último paso y nos conduzca al Cielo.
LECCIÓN 221
Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten.
Jesús, comienza esta segunda parte destacando la importancia de aquietar nuestra mente, es decir, de parar los juicios. Porque los juicios buscan separar, buscan atacar, buscan fomentar el miedo y no el amor. Si estoy en el miedo no puedo llegar a Dios, no puedo tener la paz
”que sólo Tú puedes dar”.
Se trata de confiar en Dios. De confiar de que siempre está con nosotros. Siempre me está hablando, por eso se trata de, en silencio, escucharlo. Se trata de experimentar la paz de Dios que es indescriptible. Para ello necesito perdonar todos los pensamientos de miedo y de ira que surjan que me alejan de la Paz de Dios. En este proceso no estamos solos. Tenemos el Espíritu Santo y a Jesús para que nos ayuden a escuchar a Dios. Y esta paz, este Amor que experimento, no es para quedarme con él. La paz que tengo dentro de mi mente la extiendo afuera, a mis hermanos. Y ya mi relación con ellos será desde el amor y no desde el conflicto.
Para ello tengo que venir en silencio porque me dispongo a escuchar a Dios. No puedo hacerlo si escucho el ruido del ego. Le pido a Dios que me hable y espero en silencio a que lo haga. Tengo como mi único objetivo a Dios y se han acabado las dudas y tengo absoluta certeza de que Dios me hablará, eso sí, si dejo de lado los pensamientos del ego y abro espacio, en mi mente, para los Pensamientos de Dios.
Con relación al tema del perdón
Nos dice Jesús en el tema especial 1 ¿Qué es el perdón?
"El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Sencillamente ve que no se cometió pecado alguno. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados”.
En realidad, lo que me hace perder la paz de mi mente y que impide que mis pensamientos se aquieten es mi falta de perdón. No estoy en paz, no por lo que, supuestamente, me ha hecho mi hermano sino por mis interpretaciones. Interpretaciones relacionadas con el maestro que escoja para ver la conducta de mi hermano. En realidad, mi hermano no cometió pecados que requieran ser castigados. Si veo pecados, es decir, ausencia de amor, es producto de mis proyecciones sobre él. El problema no es de mi hermano sino mío. Por eso, necesito perdonar, con la ayuda de Dios, para que pueda decir: Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten.
Proceso de práctica de la lección.
1. _Tener momentos con Dios por la mañana y por noche_
En los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser. Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como nos lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
2. Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser o 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. Recordatorios frecuentes entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios.
4. Respuesta a la tentación.
Repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Y sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Parte II LIBRO DE EJERCICIOS Lecciones 221 a 365
Introducción a la Parte II
KENNETH WAPNICK
Como preludio a nuestra discusión de la Parte II, volvemos a la Introducción del libro de trabajo:
El libro de trabajo está dividido en dos secciones principales, la primera que trata sobre la destrucción de la manera en que usted ve ahora, y la segunda sobre la adquisición de la percepción verdadera (W-in.3:1).
El propósito de la Parte I, por lo tanto, ha sido deshacer el sistema de pensamiento del ego. Hemos visto repetidamente que Jesús nos presenta las creencias erróneas y correctas de la mente, apelando a nosotros para que elijamos entre ellas. Habiendo consolidado todo lo que hemos aprendido hasta ahora -suficientemente escogiendo en contra de la especialidad del ego- las lecciones y resúmenes de la Parte II nos ayudan con el siguiente paso: adquirir la verdadera percepción. Una vez que el ego ha sido escogido en contra, escucharemos la voz de Jesús más frecuentemente y comenzaremos a ver más claramente.
(1:1) Las palabras significarán poco ahora.
Este tema nos es familiar por ahora -Jesús enfatizando cómo debemos practicar fielmente lo que él ha enseñado, aprendiendo a no depender de la forma, sino sólo de su contenido.
(1:2-5) Los usamos pero como guías de los que ahora no dependemos. Por ahora sólo buscamos la experiencia directa de la verdad. Las lecciones que quedan son sólo introducciones a los tiempos en los que dejamos el mundo del dolor y vamos a entrar en paz. Ahora comenzamos a alcanzar la meta que este curso ha establecido, y encontramos el fin hacia el cual nuestra práctica siempre estuvo orientada.
Jesús no espera que estemos a un paso del Cielo, porque ahora que hemos hecho el trabajo introductorio, comienza el verdadero viaje. De hecho, al final del libro de trabajo nos dice: "Este curso es un principio, no un fin" (W-ep.1:1). Así pues, nos invita a recordar que nuestra meta es "encontrar el fin hacia el que siempre se orientó nuestra práctica"; es esta meta la que da sentido a los ejercicios, reflejando el principio articulado en el pasaje siguiente:
En cualquier situación....lo primero que hay que considerar, muy sencillamente, es "¿Qué quiero que salga de esto? ¿Para qué sirve?" La clarificación de la meta pertenece al principio, porque es esto lo que determinará el resultado.... El valor de decidir de antemano lo que quieres que suceda es simplemente que percibirás la situación como un medio para hacer que suceda. Por lo tanto, harás todo lo posible para pasar por alto lo que interfiere con el logro de tu objetivo, y te concentrarás en todo lo que te ayude a alcanzarlo.... La situación ahora tiene sentido, pero sólo porque la meta lo ha hecho significativo (T-17.VI.2:1-3; 4:1-2,6).
Caminamos por la fina línea de prestar atención al ego, pero evitando la trampa de revolcarnos en su ingeniosa complejidad. Recuerda, Jesús advierte, nuestra meta es saltar a las aguas del ego y nadar al mundo real al otro lado, no estar tan encantados con su especialidad que terminamos buceando en la exploración de su tesoro enterrado. Por lo tanto, es importante ser conscientes del ego, pero no anteponer sus ídolos queridos a nuestro objetivo de paz, que lo logramos observando nuestras relaciones especiales para poder liberarnos de ellas, los medios que Jesús utiliza para llevarnos a casa.
(2:1-2) Ahora intentamos que el ejercicio sea simplemente un comienzo. Porque esperamos tranquilamente a nuestro Dios y Padre.
Jesús nos pide que estemos callados, incluso en medio de un día ajetreado. Como vimos en la Revista VI, ahora nos centramos en aprender a silenciar el chillido del ego en nuestras mentes. En este pasaje final del Cantar de los Cantares escucha a Dios nuestro Padre "hablarnos" del Amor que es recordado en la quietud de nuestras mentes tranquilas:
Venid a Mí, hijos Míos....sin pensamientos tan retorcidos en vuestros corazones.... Mis brazos están abiertos al Hijo que amo, que no entiende que está curado, y que sus oraciones nunca han cesado de cantar su gozosa gratitud al unísono con toda la creación, en la santidad del Amor. No te muevas ni un instante. Debajo de los sonidos de la dura y amarga lucha y derrota hay una Voz que te habla de Mí..... Regresa a Mí que nunca dejaste a Mi Hijo. Escucha, hija Mía, tu Padre te llama. No rehúses escuchar el Llamado al Amor (S-3.IV.6:1; 7:3-5; 8:5-7).
(2:3-7) Él mismo ha prometido dar el paso final. Y estamos seguros de que Sus promesas se cumplen. Hemos llegado lejos por el camino, y ahora lo esperamos. Continuaremos pasando tiempo con Él cada mañana y cada noche, mientras nos haga felices. No consideraremos el tiempo como una cuestión de duración ahora.
En el manual para maestros, Jesús habla de esta misma estructuración del tiempo, que depende más de nuestra necesidad que de cualquier ritual formal:
Este curso es siempre práctico. Puede ser que el maestro de Dios no esté en una situación que fomente el pensamiento tranquilo al despertar. Si esto es así, que recuerde que elige pasar tiempo con Dios tan pronto como sea posible, y que lo haga. La duración no es la principal preocupación. Uno puede fácilmente quedarse quieto una hora con los ojos cerrados y no lograr nada. Uno puede fácilmente dar a Dios sólo un instante, y en ese instante unirse con Él completamente.... Los mismos procedimientos deben ser seguidos en la noche... Si es posible... justo antes de ir a dormir es un tiempo deseable para dedicar a Dios. Pone tu mente en un patrón de descanso, y te orienta lejos del miedo (M-16.4:1-6; 5:1,6-7).
Es obvio que Jesús no está hablando de tiempo, sino de actitud. Es posible estar físicamente ocupado, pero con una mente tranquila. De hecho, esa es la meta, no que estemos físicamente callados las veinticuatro horas del día, sino que estemos mentalmente callados, aunque el cuerpo esté bastante activo. Jesús nos dice que el suyo es un curso práctico, y por eso no está sugiriendo que neguemos nuestras responsabilidades mundanas, sino que nos exhorta a recordar nuestra responsabilidad primaria: elegirlo a él en lugar del ego. Aprender a ser devotos de Jesús como nuestro maestro es lo que nos acelera en el "camino sin distancia" (T-8.VI.9:7), hasta que Dios se inclina y nos eleva hacia Él(-11.VIII.15:5).
(2:8-9) Usamos todo lo que necesitamos para el resultado que deseamos. Tampoco olvidaremos nuestro recuerdo de cada hora en el medio, llamando a Dios cuando lo necesitemos, ya que somos tentados a olvidar nuestra meta.
No debemos renunciar a nuestra práctica estructurada, porque todavía la necesitamos. Sin embargo, Jesús nos dice que nos volvamos cada vez menos dependientes de ella. Esto permite que nuestra necesidad se convierta en el determinante de pedir ayuda, y hemos sido entrenados para estar atentos a nuestras elecciones de ego para que podamos pedirle a Jesús que nos recuerde nuestra meta de regresar a casa.
(3) Continuaremos con un pensamiento central para todos los días venideros, y utilizaremos ese pensamiento para introducir nuestros tiempos de descanso y calmar nuestras mentes en necesidad. Sin embargo, no nos contentaremos con la simple práctica de los instantes santos restantes que
concluyen el año que hemos dado a Dios. Decimos unas simples palabras de bienvenida, y esperamos que nuestro Padre se revele, como Él ha prometido. Le hemos llamado, y ha prometido que su Hijo no permanecerá sin respuesta cuando llame su nombre.
Ya que Dios está presente en nuestras mentes a través de Su memoria -el Espíritu Santo-,"revelarse" a Sí Mismo significa simplemente que hemos removido las barreras a nuestra conciencia de Su Presencia, revirtiendo la decisión de la mente de no estar plenamente presente ante Él. Por lo tanto, nuestra práctica diaria no debe ser simplemente una cuestión de completar un ejercicio específico o lo que la lección nos instruye a hacer, sino que debe incluir una vigilancia continua para el ego.
(4:1) Ahora venimos a Él con Su Palabra en nuestras mentes y corazones, y esperamos que Él dé el paso hacia nosotros que nos ha dicho, a través de Su Voz, que no dejaría de dar cuando lo invitamos.
La frase clave es "cuando lo invitamos". Es nuestra elección invitar al Espíritu Santo. En el contexto de nuestro compartir su pensamiento de que dar y recibir es lo mismo, Jesús declara:
Esta es la invitación al Espíritu Santo. Ya he dicho que puedo alcanzar y traer al Espíritu Santo hacia ustedes, pero sólo puedo traerlo a ustedes por invitación de ustedes. El Espíritu Santo está en tu mente sana, como lo estaba en la mía. La Biblia dice: "Que la mente esté en vosotros lo que también estuvo en Cristo Jesús", y usa esto como una bendición. Es la bendición de la mentalidad milagrosa. Te pide que pienses como yo pensaba, uniéndote a mí en el pensamiento de Cristo (T-5.I.3).
(4:2) No ha dejado a su Hijo en toda su locura, ni ha traicionado su confianza en él.
El Amor de Dios está plenamente presente en nosotros, y por lo tanto nuestra confianza en Él está plenamente enraizada y no ha sido traicionada. Recuerda que el ego quiere que creamos que Dios y Jesús nos engañan, y este curso no es digno de confianza porque no funciona. Vuelva a leer este pasaje del texto sobre cómo nuestra especialidad nos lleva a pensar en Dios como un ego:
Tú que prefieres la separación[es decir, lo especial] a la cordura no puedes obtenerlo en tu sano juicio. Estabas en paz hasta que pediste un favor especial. Y Dios no lo dio porque la petición era ajena a Él, y no podrías pedirle esto a un Padre que verdaderamente amó a Su Hijo. Por eso hiciste de Él un padre sin amor, exigiéndole lo que sólo un padre así podría dar. Y la paz del Hijo de Dios se hizo añicos, porque ya no entendía a su Padre. Temía lo que había hecho, pero aún más temía a su verdadero Padre, habiendo atacado su propia igualdad gloriosa con Él (T-13.III.10).
El hecho es, sin embargo, que queremos sentirnos traicionados, como medio para ocultar la creencia de que somos los traidores pecaminosos. Ya que nuestro aparente pecado no tuvo efecto, no hay nada que ocultar o defender. Por lo tanto, Jesús nos recuerda que Dios no ha traicionado nuestra confianza, y sólo necesitamos recordar Su Amor fiel:
Él no ha dejado Sus pensamientos. Pero tú olvidaste Su presencia, y no recordaste Su amor.... Sin embargo, Él nunca ha dejado Sus pensamientos para morir, sin su fuente para siempre en ellos mismos.... Él no podía apartarse de ellos más de lo que ellos podían mantenerlo fuera. En unidad con Él moran, y en Su Unicidad Ambos se mantienen completos (T-31.IV.9:1-2,6; 10:2-3).
(4:3-6) ¿No le ha ganado su fidelidad la invitación que busca hacernos felices? Lo ofreceremos, y será aceptado. Así que nuestro tiempo con Él ahora será gastado. Decimos las palabras de invitación que Su Voz sugiere, y luego esperamos que Él venga a nosotros.
En esta introducción Jesús se equipara a sí mismo con el Espíritu Santo. Aunque estaba claro para Helen que era la voz de Jesús la que ella escuchaba, aquí nos dice que estas son las palabras del Espíritu Santo. Helen no estaba escuchando dos voces, sin embargo, porque sólo hay una: el Espíritu Santo, Jesús, la Voz, no son sino símbolos
diferentes del Amor no simbólico de Dios. En última instancia, por supuesto, si estas lecciones vienen de Jesús o del Espíritu Santo es irrelevante. Lo que importa es sólo su aplicación. Así pues, lo anterior constituye nuestra invitación al Espíritu Santo para que nos enseñe sus lecciones de perdón, el medio de recordar nuestra verdadera identidad en el Reino de Dios, junto con todos nuestros hermanos:
Buscad primero el Reino de los Cielos, porque allí es donde las leyes de Dios operan verdaderamente...... Pero sólo busca esto, porque no puedes encontrar nada más. No hay nada más.... El amor sólo necesita esta invitación. Viene libremente a toda la filiación, siendo lo que la filiación es. Al despertarte a ella, simplemente estás olvidando lo que no eres. Esto le permite recordar lo que es (T-7.IV.7:1-3,9-12).
(5:1-2) Ahora es el tiempo de la profecía cumplida. Ahora todas las promesas antiguas se mantienen y se cumplen plenamente.
El cumplimiento de la profecía se refiere a la antigua promesa hecha por Dios de que su Hijo será por siempre uno con él. A lo largo de Un Curso de Milagros, especialmente en el texto, Jesús habla de estas promesas, todas ellas relacionadas con nuestra unidad con Dios. Recuerden esta encantadora declaración:
... Dios cumple sus promesas; su Hijo cumple las suyas. En su creación dijo su Padre: "Vosotros sois amados de Mí y Yo de vosotros para siempre. Sed perfectos como Yo mismo, porque nunca podréis estar separados de Mí". Su Hijo no recuerda que contestó "Yo quiero", aunque en esa promesa nació (T-28.VI.6:3-6).
En el instante en que parecíamos separarnos de Dios y caer dormidos, la memoria de quiénes somos como Su Hijo se incrustó en nuestras mentes como el Espíritu Santo y Su Expiación, la promesa antigua de que lo que siempre ha sido, sigue siendo y siempre será. Nada de lo que creemos al contrario ha tenido ningún efecto en la verdad: nunca dejamos a Dios, y así permanecemos uno con nuestro Creador y Fuente. La profecía se ha cumplido.
(5:3) No queda tiempo para que el paso se separe de su cumplimiento.
El mundo casi infinito del tiempo y el espacio, que abarca miles de millones de años, no ha afectado a la realidad. En el instante santo atemporal y no espacial en que elegimos estar con Jesús, el tiempo es inexistente: sin pecado, culpabilidad y temor; sin pasado, presente y futuro. Sólo queda el recuerdo de Quiénes somos, que deshace el pensamiento de que alguna vez podríamos haber sido otra cosa. Aquí hay tres breves declaraciones que reflejan la verdad del tiempo y el espacio del instante santo:
... Hace tanto tiempo, durante un intervalo de tiempo tan pequeño, que no se perdió ni una sola nota del canto del cielo (T-26.V.5:4).
... El tiempo parece ir en una dirección, pero cuando llegues a su fin se enrollará como una alfombra larga extendida a lo largo del pasado detrás de ti, y desaparecerá (T-13.I.3:5).
... Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío, que no encierra nada, que no hace nada y que es tan insustancial como el lugar vacío entre las ondas que un barco ha hecho al pasar. Y cubierto tan rápido como el agua se apresura a cerrar el hueco, y como las olas al unirlo lo cubren. ¿Dónde está el hueco entre las olas cuando se han unido y han cubierto el espacio que parecía mantenerlas separadas durante un rato? (T-28.III.5:2-4)
(5:4-6) Porque ahora no podemos fallar. Siéntense en silencio y esperen a su Padre. Él ha querido venir a ti cuando has reconocido que es tu voluntad que Él lo haga.
Aquí se habla de Dios como si fuera una persona. Se trata simplemente de símbolos, pero como creemos que somos seres humanos, sólo podemos entender el lenguaje establecido en ese marco. La verdad, sin embargo, es que la Voluntad de Dios es la perfecta Unidad. Cuando elegimos entender que la separación no nos trajo paz y por eso ya no la queremos, hemos aceptado la Expiación y sabemos que la Voluntad de Dios es una con nosotros, y la nuestra con Él.
(5:7) Y nunca hubieras podido llegar tan lejos si no hubieras visto, aunque fuera tenuemente, que es tu voluntad.
La frase "aunque sea tenuemente" también se encuentra en el capítulo 2, donde Jesús habla de la inevitabilidad de que reconozcamos que debe haber otra manera:
... La tolerancia al dolor puede ser alta, pero no es ilimitada. Eventualmente todos comienzan a reconocer, aunque sea tenuemente, que debe haber una mejor manera (T-2.III.3:5-6).
Lo que nos permitió comenzar el viaje y llegar hasta aquí fue darnos cuenta de que estar separados de Dios y complacer nuestra particularidad no nos hacía felices. Por lo tanto, no podía reflejar nuestra voluntad.
(6:1-2) Estoy tan cerca de ti que no podemos fallar. Padre, te damos estos tiempos santos, en gratitud a Aquel que nos enseñó a dejar el mundo del dolor a cambio de su reemplazo, dado por Ti.
Este es uno de los pocos lugares en el libro de trabajo donde Jesús nos habla en primera persona. Note, también, que en algunos lugares en Un Curso de Milagros Jesús es nuestro maestro; en otros, como aquí, el Espíritu Santo tiene ese papel. Los Dos son intercambiables, porque no hay realmente dos "Personas" en nuestras mentes, como tampoco hay dos Voces. Recuerde que Jesús usa símbolos que nos hablan en cualquier nivel que podamos aceptar y entender.
(6:3) Ya no miramos hacia atrás.
Se trata de una referencia al conocido símbolo mitológico, que se encuentra, por ejemplo, en el relato bíblico de la esposa de Lot (Génesis 19:26) y en el mito de Orfeo y Eurídice. Aquí, mirar hacia atrás significa mirar al ego como nuestro maestro. Jesús señala nuestro error para que podamos mirar sólo en la dirección de la mente correcta, mirando al ego y diciendo que no:
No mires atrás excepto con honestidad. Y cuando un ídolo te tiente, piensa en esto:
Nunca hubo un tiempo en que un ídolo te trajera algo que no fuera el "regalo" de la culpa. No se compró ni uno solo, excepto a costa del dolor, ni lo pagasteis vosotros solos.
...Mira hacia adelante, entonces; en la confianza camina con un corazón feliz que late en la esperanza y no late en el miedo (T-30.V.10:1-4,8).
(6:4) Miramos hacia adelante y fijamos nuestra mirada en el final del viaje.
Tengan en mente la meta de despertar del sueño, no volverse más felices dentro de él. Elegir a Jesús como su maestro es el medio para despertar, porque él le ayudará a perdonar sus relaciones especiales. Como él pregunta en el texto, si quieres el fin de despertar del sueño del ego, ¿por qué no aceptas los medios de perdón ofrecidos para ayudarte a alcanzar tu meta? Además, explica, no es el perdón lo que es difícil o aterrador, sino la meta de Dios a la que te lleva. Como siempre, Jesús nos suplica que seamos honestos con nosotros mismos y con él:
... Reconoces que quieres la meta. ¿No estás dispuesto a aceptar los medios? Si no lo eres, admitamos que eres inconsistente[y no el Curso]. Un propósito se logra por medios, y si quieres un
propósito debes estar dispuesto a querer los medios también. ¿Cómo se puede ser sincero y decir: "Quiero esto por encima de todo y, sin embargo, no quiero aprender los medios para conseguirlo"?
Para alcanzar la meta, el Espíritu Santo pide muy poco. No pide más para dar los medios también. Los medios están en segundo lugar a la meta. Y cuando dudas, es porque el propósito te asusta, y no los medios. Recuerda esto, porque de lo contrario cometerás el error de creer que los medios son difíciles. Pero, ¿cómo pueden ser difíciles si sólo te las dan a ti? Garantizan el objetivo, y están perfectamente alineados con él. Antes de que los miremos un poco más de cerca, recuerde que si usted piensa que son imposibles, su falta de propósito ha sido sacudida. Porque si es posible alcanzar una meta, los medios para hacerlo también deben ser posibles (T-20.VII.2:3-7; 3).
(6:5) Acepta estos pequeños regalos de agradecimiento de nuestra parte, ya que a través de la visión de Cristo contemplamos un mundo más allá del que hicimos, y tomamos ese mundo para que sea el reemplazo completo de nuestro propio mundo.
Jesús nos dice que le está pidiendo a Dios que acepte nuestros pequeños regalos de agradecimiento, porque antes de trascender la percepción debemos mirar al mundo a través de la visión de Cristo -el mundo sanador del perdón- y luego aceptar el mundo real en lugar del nuestro. Este es el penúltimo paso antes de que Dios tome el último, y estamos en casa. El siguiente pasaje resume el papel que juega la sanación de la separación con nuestros hermanos en la memoria de nuestro Creador:
Resplandece en tus hermanos en memoria de tu Creador, porque lo recordarás a Él cuando llames a los testigos de Su creación. Aquellos a quienes sanáis dan testimonio de vuestra sanación, porque en su integridad veréis a los vuestros. Y a medida que sus himnos de alabanza y alegría se elevan a su Creador, Él le devolverá su agradecimiento en Su clara Respuesta a su llamado. Porque nunca puede ser que Su Hijo lo llamara y permaneciera sin respuesta. Su Llamado a ti no es más que tu llamado a Él. Y en Él eres respondido por su paz (T-13.VI.9).
(7:1-2) Y ahora esperamos en silencio, sin temor y seguros de tu venida. Hemos tratado de encontrar nuestro camino siguiendo la Guía que nos enviaste.
Y así encontramos la paz que realmente buscamos.
(7:3-4) Nosotros no conocíamos el camino, pero Tú no nos olvidaste. Y sabemos que no nos olvidarás ahora.
Encontramos aquí un eco de la hermosa segunda parte de la Lección 189. El ego quiere que creamos que si Dios no nos castiga, Él nos olvidará, lo que significa que permaneceremos abandonados y huérfanos. En nuestras mentes correctas, sin embargo, está el mensaje sanador de que Dios no podía ni dejarnos ir ni olvidarnos, porque somos uno con Él. Recuerda este pasaje en movimiento:
Eres completamente irremplazable en la Mente de Dios. Nadie más puede llenar tu parte en ella, y mientras dejas tu parte vacía, tu lugar eterno simplemente espera tu regreso. Dios, a través de Su Voz, te lo recuerda..... Tu valor está en la mente de Dios, y por lo tanto no sólo en la tuya (T-9.VIII.10:1-3,7).
(7:5-8) Te pedimos que tus antiguas promesas sean cumplidas, las cuales son tu voluntad de cumplir. Lo haremos contigo al pedirte esto. El Padre y el Hijo, cuya santa Voluntad creó todo lo que es, no pueden fallar en nada. En esta certeza, emprendemos estos últimos pasos hacia Ti, y descansamos en la confianza de Tu Amor, que no fallará al Hijo que te llama.
Estas promesas representan la verdad de que siempre hemos sido uno con nuestro Creador. El resultado es tan cierto como Él porque nuestra Unidad nunca ha cambiado:
... Un espacio donde Dios no está, una brecha entre el Padre y el Hijo no es la Voluntad de ninguno de los dos, que han prometido ser Uno. La promesa de Dios es una promesa a Sí mismo, y no hay nadie que pueda ser falso a lo que Él quiere como parte de lo que Él es. La promesa de que no hay espacio entre Él y lo que Él es no puede ser falsa. ¿Qué puede interponerse entre lo que debe ser Uno y en la Totalidad de Cuyo no puede haber ninguna brecha? (T-28.VII.1:5-8)
(8:1-2) Y así comenzamos la parte final de este año santo, que hemos pasado juntos en la búsqueda de la verdad y de Dios, que es su único Creador. Hemos encontrado el camino que Él escogió para nosotros, y hemos tomado la decisión de seguirlo como Él quiere que vayamos.
Jesús vuelve continuamente a la importancia de reconocer que, puesto que elegimos un camino equivocado, ahora podemos elegir el que nos llevará a casa. El primer párrafo del Epílogo a la clarificación de los términos expresa bellamente el fin del viaje, la meta cierta a la que el perdón y Jesús nos conducen suavemente:
No olvides que una vez que este viaje ha comenzado, el final es seguro. La duda a lo largo del camino vendrá y se irá y se irá para venir de nuevo. Sin embargo, el final es seguro. Nadie puede dejar de hacer lo que Dios le ha encomendado. Cuando lo olvides, recuerda que caminas con Él y con Su Palabra en tu corazón. ¿Quién podría desesperarse cuando una esperanza como ésta es suya? Las ilusiones de desesperación pueden parecer venir, pero aprendan a no ser engañados por ellos. Detrás de cada uno hay realidad y hay Dios. ¿Por qué esperaríais esto y lo cambiaríais por ilusiones, cuando Su Amor está sólo un instante más lejos en el camino donde todas las ilusiones terminan? El fin es seguro y garantizado por Dios. ¿Quién está ante una imagen sin vida cuando a un paso del Lugar Santísimo se abre una antigua puerta que lleva más allá del mundo? (C-ep.1)
(8:3-5) Su Mano nos ha levantado. Sus pensamientos han iluminado la oscuridad de nuestras mentes. Su Amor nos ha llamado incesantemente desde el principio de los tiempos.
Nunca hemos estado solos porque el Amor de Dios siempre ha estado con nosotros, apoyando nuestros esfuerzos, iluminando nuestras mentes y recordándonos a través de Su Voz que regresemos a casa.
(9:1-3) Teníamos el deseo de que Dios no tuviera al Hijo que se creó a sí mismo. Queríamos que Dios se cambiara a sí mismo, y que fuera lo que nosotros haríamos de él. Y creíamos que nuestros deseos locos eran la verdad.
Este es el núcleo del sistema de pensamiento del ego. Queremos que Dios le falle a Su Hijo, porque eso prueba que estamos en lo correcto y que no se puede confiar en Él. Podemos serlo, sin embargo, porque sólo nosotros sabemos lo que es mejor para nosotros. Es importante notar que no sólo queremos que Dios nos falle, sino que toda autoridad también lo haga. Queremos ser tratados injustamente por las autoridades -no estar ahí para nosotros, ni darnos el consuelo, el amor y la ayuda que necesitamos- porque eso prueba que nuestro juicio era correcto. Nuestro problema de autoridad cambia a Dios en la imagen que hicimos, en lugar de vernos a nosotros mismos a Su imagen. Estos dos pasajes expresan nuestro cambio del verdadero Dios de Amor a un Padre vengativo que castiga a Sus hijos pecadores:
... La expiación se convierte así en un mito, y la venganza, no el perdón, es la voluntad de Dios. De donde todo esto comienza, no hay ninguna ayuda que pueda tener éxito. Sólo la destrucción puede ser el resultado. Y Dios mismo parece estar de su lado, para vencer a su Hijo (T-23.II.8:2-5).
El pecado no es error, porque va más allá de la corrección que de la imposibilidad. Sin embargo, la creencia de que es real ha hecho que algunos errores parezcan haber pasado para siempre la
esperanza de curación, y las bases duraderas para el infierno. Si esto fuera así, el Cielo se opondría por su propio opuesto, tan real como él. Entonces la Voluntad de Dios sería dividida en dos, y toda la creación estaría sujeta a las leyes de dos poderes opuestos, hasta que Dios se vuelva impaciente, divida el mundo aparte, y relegue el ataque a Él mismo. Así ha perdido Su Mente, proclamando que el pecado le ha quitado Su realidad y ha traído Su Amor al fin a los talones de la venganza (T-26.VII.7:1-5).
Sin embargo, nada de esto es cierto, y nuestra elección de recordar la verdad del Amor de Dios aterroriza al ego y demanda nuestro odio incesante hacia Él:
... Ellos[los especiales] odian el llamado que los despertaría, y maldicen a Dios porque Él no hizo realidad su sueño (T-24.III.7:5).
(9:4) Ahora bien, nos alegramos de que todo esto se haya deshecho, y ya no creemos que las ilusiones sean ciertas.
Detrás de la alegría, por supuesto, está la gratitud. Tenemos que estar contentos y agradecidos de que se haya demostrado que estamos equivocados. Una vez que aceptamos ese feliz hecho, la interferencia con la verdad desaparece:
... No se puede hacer verdad la falsedad. Si estás dispuesto a aceptar lo que es verdad en todo lo que percibes, deja que sea verdad para ti. La Verdad vence a todo error... (T-3.II.6:2-4).
Y así, el pasaje anterior continúa:
Maldigan a Dios y mueran, pero no por Aquel que no hizo la muerte; sino sólo en el sueño.... Perdonen a su Padre que no fue Su Voluntad que ustedes fueran crucificados (T-24.III.7:6; 8:13).
(9:5-7) La memoria de Dios está resplandeciendo a través de los amplios horizontes de nuestras mentes. Un momento más y volverá a subir. Un momento más, y nosotros, que somos Hijos de Dios, estamos a salvo en casa, donde Él quiere que estemos.
El texto termina de manera similar:
... Porque hemos llegado a donde todos somos uno, y estamos en casa, donde Tú quieres que estemos (T-31.VIII.12:8).
(10:1-2) Ahora la necesidad de practicar está casi terminada. Porque en esta sección final, llegaremos a entender que sólo necesitamos llamar a Dios, y que todas las tentaciones desaparecen.
Jesús nuevamente asume que hemos aprendido sus lecciones, dándonos cuenta de que cuando somos tentados a sentirnos injustamente tratados o angustiados, todo lo que necesitamos hacer es invocar el Nombre de Dios y aceptar la Corrección de la mente. Las tentaciones del ego desaparecen y la paz es el resultado feliz.
(10:3-5) En vez de palabras, necesitamos sentir Su Amor. En vez de oraciones, sólo necesitamos llamar Su Nombre. En vez de juzgar, necesitamos estar quietos y dejar que todas las cosas sean sanadas.
Vamos a Jesús y el problema desaparece. No necesitamos decir oraciones especiales ni hacer nada en absoluto, excepto darnos cuenta de que estábamos equivocados. Sabemos dónde elegir la Respuesta, y cualesquiera que sean nuestras preocupaciones, habrán desaparecido en la quietud del instante santo.
(10:6-8) Aceptaremos la manera en que el plan de Dios terminará, como recibimos la manera en que comenzó. Ahora está completo. Este año nos ha traído a la eternidad.
Puede ser perturbador descubrir, después de haber completado el libro de trabajo, que todavía estamos muy lejos de la eternidad. Esta, entonces, es la charla de ánimo de Jesús para recordarnos nuestra meta. Si combinamos la afirmación "este año nos ha traído a la eternidad" con la siguiente que dice "este curso es un principio, no un fin", estaremos tentados a pensar que Jesús habla de ambos lados de su boca. Sus palabras no son contradictorias, sin embargo, cuando nos damos cuenta de su propósito, porque él nos enseña en diferentes niveles. Por un lado Jesús nos inspira a continuar nuestro viaje, y por otro nos da una visión del fin, la razón por la que nos embarcamos en el viaje en primer lugar.
Las frases 6 y 7 reflejan la visión final presentada al final del texto, donde Jesús dice que "el camino se cierra y termina en el lugar donde comenzó" (T-31.VIII.12:3). Comenzando con el tomador de decisiones de la mente escogiendo en contra de Dios y a favor del ego, el viaje termina cuando la mente se revierte a sí misma y escoge en contra del ego y a favor de Dios. Aquí está el hermoso cierre del Epílogo, del que acabamos de citar:
Salgamos a encontrarnos con el mundo recién nacido, sabiendo que Cristo ha renacido en él, y que la santidad de este renacimiento durará para siempre. Habíamos perdido nuestro camino, pero Él lo ha encontrado para nosotros. Vayamos y démosle la bienvenida a Aquel que regresa a nosotros para celebrar la salvación y el fin de todo lo que creíamos que habíamos hecho. La estrella de la mañana de este nuevo día mira a un mundo diferente donde Dios es bienvenido y Su Hijo con Él. Nosotros, los que lo completamos, le damos gracias a Él, como Él nos da gracias a nosotros. El Hijo está quieto, y en la quietud que Dios le ha dado entra en su casa y por fin está en paz (C-ep.5).
(11:1-2) Un uso más de las palabras que aún conservamos. De vez en cuando, las instrucciones sobre un tema de especial relevancia intercalarán nuestras lecciones diarias y los períodos de experiencia profunda y sin palabras que deben venir después.
"De vez en cuando" será cada diez lecciones: los catorce especiales y maravillosos resúmenes que son el corazón de la Parte II.
(11:3-5) Estos pensamientos especiales deben ser revisados cada día, y cada uno de ellos debe continuar hasta que se les dé el siguiente. Deben ser leídos y pensados poco a poco, antes de uno de los instantes santos y benditos del día. Ahora damos la primera de estas instrucciones.
Estas instrucciones son revisiones inspiradoras del sistema de pensamiento del Curso, y deben ser leídas cuidadosamente y con mucho cuidado. A estos pensamientos especiales traemos gustosamente las interferencias a nuestra paz que surgen diariamente, como lo hacemos con cada una de las meditaciones del día.
Cada una de estas lecciones, excepto al final de la Parte II, consta de dos partes. Una consiste en una oración dirigida a Dios como Padre, y siempre está escrita en cursiva. El otro consiste en un mensaje o enseñanza, y es frecuentemente en primera persona, lo que nos recuerda que nuestro maestro es Jesús. Hay algunas raras excepciones en las que el yo es nosotros mismos, y encontramos que a veces la oración es lo primero, y otras veces el mensaje.
Otro punto familiar merece ser repetido en la medida en que estas oraciones se dirigen a Dios como Padre. Puedes recordar que en la Lección 183 Jesús dice que Dios no escucha nuestras pequeñas oraciones, y a través de Un Curso de Milagros enseña que Dios (o el espíritu) no sabe acerca de nuestro ser separado y cambiante. Por ejemplo:
... Nada puede llegar al espíritu desde el ego, y nada puede llegar al ego desde el espíritu... Son fundamentalmente irreconciliables, porque el espíritu no puede percibir y el ego no puede conocer. Por lo tanto, no están en comunicación y nunca pueden estar en comunicación (T-4.I.2:6,11-12).
... El Espíritu en su conocimiento no es consciente del ego. No la ataca; simplemente no puede concebirla en absoluto (T-4.II.8:6-7).
Nada que Dios no sepa que no existe. Y lo que Él sabe que existe para siempre, inmutablemente (T-30.III.6:1-2).
Hablando en el manual sobre el papel de las palabras en la sanación, Jesús declara explícitamente que Dios no entiende las palabras, que fueron hechas para mantenernos separados de Él (M-21.1:7). Sin embargo, aquí en la Parte II tenemos una oración tras otra, una más hermosa que la anterior, cada una de las cuales está dirigida a Dios. Sin embargo, no debemos tomarlos como que literalmente estamos orando a Dios nuestra Fuente, y que Él escucha nuestras palabras. Estas oraciones son para nosotros. En otras palabras, Jesús nos está haciendo experimentar nuestra gratitud a Dios, cuánto lo amamos verdaderamente, y cuán equivocados hemos estado en nuestras elecciones contra Él y Su Amor. Las oraciones a Dios como Padre deben ser vistas como simbólicas, y es esencial entender la diferencia entre símbolo y fuente.
En la literatura abundan los pasajes expresados en forma simbólica. Está el bello discurso de Portia en El Mercader de Venecia, "La cualidad de la misericordia no es forzada, sino que cae como una suave lluvia del cielo" (IV,i), una línea que veremos citada más adelante en la Parte II. Shakespeare no está diciendo que la misericordia es lluvia, y obviamente no está diciendo que se debe usar un paraguas en presencia de alguien que está siendo amable y misericordioso. En las famosas palabras de Macbeth al final de la obra, "Out, out brief candle" (V,v), el rey caído no está hablando de velas, sino del final de su vida. Una vez más, no confundir el símbolo con lo que representa.
Por lo tanto, al llamar a Dios "Padre", Jesús no está diciendo que Dios es una persona que escucha nuestras oraciones y las responde. Todo en Un Curso de Milagros habla en contra de eso. Estos no son más que símbolos que nos encuentran donde creemos que estamos, porque es claramente útil pensar en Dios como un Padre amoroso, la corrección correcta de la percepción errónea del ego de que Dios es odioso. Antes de que podamos darnos cuenta de que Dios no es un padre en absoluto, no es un miembro del homo sapiens, y no tiene un cuerpo, primero tenemos que deshacer el sistema de pensamiento erróneo del ego de pecado y castigo.
Finalmente, un tema básico que se encuentra explícitamente en muchas lecciones, e implícitamente en todas ellas, es que nos hemos equivocado: "Hijo de Dios, no has pecado, sino que has estado muy equivocado" (T-10.V.6:1). La Parte II asume que hemos aprendido lo que Jesús nos enseñó en la Parte I, reconociendo que tenemos mentes correctas y equivocadas, y que hemos hecho la elección correcta. En nuestras mentes correctas, nos damos cuenta de que nuestras elecciones para el ego fueron simplemente intentos equivocados de mantener nuestra especialidad y probar que estábamos en lo correcto y que todos los demás estaban equivocados; que nuestra felicidad viene a expensas de la de otro. Me referiré continuamente a este pensamiento crucial mientras leemos la Parte II.
LECCIÓN 221
Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten
Kenneth wapnick
Encontramos de nuevo una referencia al primer versículo del Salmo 46: "Estad quietos y sabed que yo soy Dios".
(1) Padre, vengo a Ti hoy para buscar la paz que sólo Tú puedes dar. Vengo en silencio. En la quietud de mi corazón, en lo más profundo de mi mente, espero y escucho Tu Voz. Padre mío, háblame hoy. Vengo a escuchar Tu Voz en silencio y con certeza y amor, seguro que Tú escucharás mi llamado y me responderás.
No puedo acercarme a Dios con ruido en mi mente, o si está llena de pequeñas oraciones pidiendo pequeñas cosas; es decir, cosas específicas en este mundo; ni puedo acercarme a Él pensando que conozco el camino. Yo vengo sólo en silencio, cuando he vaciado mi corazón (es decir, mi mente) de todos los pensamientos del ego. En ese silencio, Dios -a través de Su Voz- me hablará. Su respuesta a nuestro llamado viene en las formas de nuestras relaciones especiales; las oportunidades de elegir de nuevo sobre nuestro hermano, y por lo tanto sobre nosotros mismos.
(2:1-2) Ahora esperamos en silencio. Dios está aquí, porque esperamos juntos.
Llegamos a Dios a través de nuestra relación con Jesús, quien representa la parte de nuestra mente que ha aceptado la verdad de la expiación; no hemos abandonado nuestra Fuente. Unirse a él es, pues, unirse a la filiación, porque la mente del Hijo de Dios es una:
... Nuestra función es trabajar juntos, porque aparte de los demás no podemos funcionar en absoluto. Todo el poder del Hijo de Dios reside en todos nosotros, pero no sólo en ninguno de nosotros (T-8.VI.8:4-5).
(2:3-5) Estoy seguro de que Él les hablará y ustedes escucharán. Acepta mi confianza, porque es tuya. Nuestras mentes están unidas.
Ya hemos visto muchas veces, y también en el texto, que somos como Jesús y que él es como nosotros. La única diferencia es que no conocemos esta igualdad, que él nos enseñará:
Mi mente siempre será como la tuya, porque fuimos creados como iguales. Fue sólo mi decisión la que me dio todo el poder en el Cielo y en la tierra. Mi único regalo para ti es ayudarte a tomar la misma decisión (T-5.II.9:1-3).
Así que necesitamos a Jesús como hermano mayor, para que podamos aprender de él que la impecabilidad que percibimos en él hace eco de la impecabilidad en nosotros mismos.
(2:6) Esperamos con un solo propósito: escuchar la respuesta de nuestro Padre a nuestro llamado, dejar que nuestros pensamientos se queden quietos y encontrar Su paz, escucharle hablarnos de lo que somos, y revelarse a Su Hijo.
Ahora sólo tenemos una meta, un propósito, una intención: regresar a casa con Jesús, cuya paciencia con nosotros será recompensada:
... Nunca te abandonaré más de lo que Dios lo hará, pero debo esperar tanto tiempo como tú elijas abandonarte a ti mismo. Porque espero en el amor y no en la impaciencia, seguramente me lo pedirás de verdad. Vendré en respuesta a un solo llamado inequívoco (T-4.III.7:8-10).
Nuestro silencio refleja nuestra "llamada inequívoca" y nos permite escuchar la respuesta de Dios de unidad con Él: "una unidad unida como uno" (T-25.I.7:1).
LECCIÓN 221
SEGUNDA PARTE Libro de Ejercicios. UCDM
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
*Introducción*
Iniciamos la segunda parte del Libro de Ejercicios, y tal como explica la introducción *"El libro de ejercicios está dividido en dos secciones principales. La primera está dedicada a anular la manera en la que ahora ves, y la segunda, a adquirir una percepción verdadera"* (L-pI. Int.3:1) La primera parte va de la lección 1 hasta la 220, que es la que acabamos de terminar. La segunda parte va de la lección 221 hasta la 365. Esta es la parte que iniciamos hoy, cuyo objetivo es *"adquirir una percepción verdadera,"* (L-pI. Int.5:1) pasar del mundo ilusorio al mundo real.
La práctica y la dinámica de las lecciones cambian de manera significativa, tanto en cantidad como en calidad. Ya no tendremos lecciones extensas de 2 o 3 páginas, sino de media página en promedio. La teoría, la argumentación y el discernimiento tan presentes en la primera parte ceden ahora terreno, *"Las palabras apenas significarán nada ahora. Las utilizaremos únicamente como guías de las que no hemos de depender. Pues lo único que nos interesa ahora es tener una experiencia directa de la verdad."* (2da parte, int. 1:1-3) Las palabras que son símbolos que utilizamos para representar lo que creemos es la realidad, las hemos utilizado en las lecciones anteriores para invalidar el sistema de pensamiento del ego y para afirmar el sistema de pensamiento del Espíritu Santo. En esta segunda parte, las palabras pasan a un segundo plano frente a una práctica, cuyos énfasis están en la meditación, la oración y el silencio. Aprenderemos a ponernos más receptivos para escuchar la Voz que habla por Dios guiándonos en cada momento, diciéndonos que debemos hacer o decir.
*"Las lecciones que aún nos quedan por hacer no son más que introducciones a los períodos en que abandonamos el mundo del dolor y nos adentramos en la paz."* (2da parte, int. 1:4) el propósito es aguardar *"con serena expectación a nuestro Dios y Padre."* el objetivo es aprender a sentir o escuchar la Voz de Dios.
*TIEMPOS DE PRÁCTICA:*
Se nos plantea conservar y profundizar el esquema de tiempo de las prácticas que veníamos haciendo. Esto es meditaciones en la mañana y en la noche de media hora o más, recordatorios de unos minutos cada hora, y respuestas a las tentaciones con la idea o la oración del día. Un mayor tiempo de dedicación a Dios y a nosotros mismos, mientras nos sintamos felices, lo que se pretende es disfrutar las prácticas sin estar midiendo el tiempo, sin fijarnos en el reloj. *"Dedicaremos tanto tiempo como sea necesario a fin de lograr el objetivo que perseguimos."* (2da parte, int. 2:8). *"y recurriremos a Dios siempre que nos sintamos tentados de olvidarnos de nuestro objetivo."* (2da parte, int. 2:9). A la vez que perdonamos cada situación conflictiva que intente perturbar nuestra paz.
*METODOLOGÍA:*
*"seguiremos utilizando un pensamiento central para introducir nuestros períodos de descanso y para calmar nuestras mentes, según lo dicte la necesidad."* (2da parte, int. 3:1).
*"Diremos más bien algunas palabras sencillas a modo de bienvenida, y luego esperaremos que nuestro Padre Se revele a Sí Mismo, tal como ha prometido que lo hará. Lo hemos invocado y Él ha prometido que Su Hijo recibirá respuesta siempre que invoque Su Nombre."* (2da parte, int. 3:3-4).
*EL ÚLTIMO PASO:*
Se nos ha dicho a lo largo de Un Curso de Milagros que a la medida que avancemos en nuestras prácticas de perdón aprenderemos a contemplar todo con la visión de Cristo, la visión del amor, transitando del mundo ilusorio al mundo real, hasta situarnos en las puertas del Cielo. Allí Dios dará el último paso y nos recogerá en Sus brazos.
*"Ahora venimos a Él teniendo únicamente Su Palabra en nuestras mentes y en nuestros corazones, y esperamos a que Él dé el paso hacia nosotros que nos ha dicho, a través de Su Voz, que no dejaría de dar una vez que lo invitásemos."* (2da parte, int. 4:1).
*"Expresaremos las palabras de invitación que Su Voz sugiere y luego esperaremos a que Él venga a nosotros."* (2da parte, int. 4:6).
*LA PROMESA:*
El cumplimiento de esta promesa requiere que nosotros hayamos aceptado la Voluntad de Dios y sólo Su Voluntad. En ese momento no hacemos nada más que invocar Su Presencia *"Siéntate en silencio y aguarda a tu Padre. Él ha dispuesto que vendrá una vez que hayas reconocido que tu voluntad es que Él venga. Y tú nunca habrías podido llegar tan lejos si no hubieses reconocido, por muy vagamente que fuese, que ésa es tu voluntad."* (2da parte, int. 5:5-7).
*LA ORACIÓN:*
*UN CANTO DE AMOR Y GRATITUD:*
La única manera de acercarnos a Dios es con amor y gratitud, esa es la oración, la única forma de comunicación en el Cielo. Una característica que va a diferenciar esta segunda parte de la primera, es que vamos a encontrar en la mayoría de las lecciones diarias una pequeña oración con la que nos comunicaremos con Dios, hagámoslas de todo corazón, pues de todo corazón es como nos comunicamos con Dios.
Padre mío, *"Acepta de nuestra parte estas humildes ofrendas de gratitud, mientras contemplamos, a través de la visión de Cristo, un mundo que está más allá del que nosotros construimos y que aceptamos como sustituto total del nuestro."*
*EL CAMINO DEL SILENCIO:*
*"Y ahora aguardamos en silencio, sin miedo y seguros de Tu llegada."* Lo único que tenemos que hacer en esta etapa es invocar a Dios, darle gracias por su Amor y bondad y aquietar la mente, y esperar en silencio Su respuesta.
Nosotros elegimos recordar a Dios, y El siempre nos ha contestado pues, *"Su Amor nos ha llamado incesantemente desde los orígenes del tiempo."*
*EL FIN DE LAS PRÁCTICAS:*
*"A la necesidad de practicar casi le ha llegado su fin."* (2da parte, int. 10:1).Como todo aprendizaje en este mundo tiene un principio y un fin, el objetivo de los ejercicios diarios es que incorporemos lo aprendido de forma automática en nuestra consciencia, como sucede después de aprender a conducir un auto, que no nos detenemos a pensar si cambiamos de velocidades, giramos, retrocedemos, avanzamos, etc. Simplemente lo hacemos. *"Pues en esta última etapa llegaremos a entender, que sólo con invocar a Dios, toda tentación desaparece, En lugar de palabras, sólo necesitamos sentir Su Amor. En lugar de oraciones, sólo necesitamos invocar Su Nombre. Y en lugar de juzgar, sólo necesitarnos aquietarnos y dejar que todas las cosas sean sanadas."*. (2da parte. Int.10:2-5)
*LOS TEMAS ESPECIALES:"*
Si en la primera parte se explicaban la base conceptual de la lección del día, en esta segunda parte ya no será así, y ésa es una de las razones que sean más cortas, en lugar de ello, se introducen unos temas especiales de una página de extensión, que se intercalarán cada 10 lecciones, *"Estos temas especiales deberán repasarse cada día hasta que se te ofrezca el siguiente. Debes leerlos lentamente y reflexionar sobre ellos por un rato antes de cada uno de esos santos y benditos instantes del día."* (2da parte. Int.11:3-4)
El primer tema especial lleva el título de *"¿Que es el perdón?"* Se sugiere leerlo y meditarlo cada día, antes de la práctica diaria.
*LECCIÓN 221*
*"Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten."*
De ahora en adelante el esquema de las lecciones es el siguiente. Primero viene la idea del día como en la primera parte. Luego viene una oración ya sea al principio o al final de la lección y un breve texto que acompaña a la oración, veamos:
*ORACIÓN:*
*"Padre, hoy vengo a Ti en busca de la paz que sólo Tú puedes dar. Vengo en silencio. Y en la quietud de mi corazón -en lo más recóndito de mi mente- , espero y estoy a la escucha de Tu Voz. Padre mío, háblame hoy. Vengo a oír Tu Voz en silencio, con certeza y con amor, seguro de que oirás mi llamada y de que me responderás."* (L-221)
Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la oración y si logras memorizarla mejor, hazla tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
*"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo."* (L-221)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.