1. Busqué miles de cosas y lo único que encontré fue desconsuelo. 2Ahora sólo busco una, pues en ella reside todo lo que necesito, y lo único que necesito. 3Jamás necesité nada de lo que antes buscaba, y ni siquiera lo quería. 4No reconocía mi única necesidad. 5Pero ahora veo que solamente necesito la verdad. 6Con ella todas mis necesidades quedan satisfechas, mis ansias desaparecen, mis anhelos se hacen finalmente realidad y a los sueños les llega su fin. 7Ahora dispongo de todo cuanto podría necesitar. 8Ahora dispongo de todo cuanto podría querer. 9Y ahora, por fin, me encuentro en paz.
LECCIÓN 251
No necesito nada más que la verdad
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
En la lección 251 No necesito más que la verdad, Jesús, nos describe como nos hemos pasado la vida detrás de las cambiantes necesidades de este mundo de ilusiones.
Nos dice en la lección:
_”Busqué miles de cosas y lo único que encontré fue desesperación”_.
En este mundo se actúa según la lógica del ego: “busca, pero no encuentres”. Lo importante es ir hacia adelante sin tener claro a donde, ni para qué. Cuando se alcanza la supuesta meta, los supuestos objetivos con los cuales satisfacemos determinadas necesidades, no quedamos satisfechos pues los resultados no salieron como esperábamos. Luego, hay que seguir buscando.
Jesús nos enseña en el capítulo 17 sección VI cómo actuar al respecto:
_”En cualquier situación que no sepas que hacer lo primero que tienes que considerar es sencillamente esto: “¿Qué es lo que quiero que resulte de esta situación? ¿Qué propósito tiene?” El objetivo debe definirse al principio porque es lo único que determinará el resultado. El ego procede a la inversa. La situación se convierte en lo que determina el resultado, que puede ser cualquier cosa. La razón de este enfoque desorganizado es evidente. El ego no sabe que es lo que quiere que resulte de la situación. Es consciente de lo que no quiere, pero sólo de eso. No tiene ningún objetivo en absoluto”_. T-17.VI.2:1-8
_”El valor de decidir de antemano lo que quieres que ocurra es simplemente que ello te permite percibir la situación como un medio para hacer que tu objetivo se logre. Haces, por lo tanto, todo lo posible para pasar por alto todo lo que interferiría en su logro y te concentras en lo que te ayuda a conseguirlo. Es obvio que este enfoque ha hecho que la manera en que distingues lo verdadero de lo falso sea más parecida a la del Espíritu Santo. Lo verdadero viene a ser lo que se pueda utilizar para lograr el objetivo, y lo falso, lo inútil desde ese punto de vista. La situación tiene ahora sentido, pero sólo porque el objetivo ha hecho que lo tenga”_. T-17. VI. 2:1-9, 4:1-6
Volviendo a la lección Jesús nos dice:
_”Ahora sólo busco una, pues en ella reside todo lo que necesito y lo único que necesito. Nunca necesité nada de lo que antes buscaba y ni siquiera lo quería. No reconocía mi única necesidad. Pero ahora veo que sólo necesito la verdad. Con ella todas las necesidades quedan satisfechas, mis ansías desaparecen, mis anhelos se hacen finalmente realidad y a los sueños les llega su fin. Ahora dispongo de todo cuanto podría necesitar. Ahora dispongo de todo cuanto podría querer. Y ahora, por fin, me encuentro en paz”_.
Jesús nos amplía la relación entre la verdad y la paz. Recordemos que cuando Jesús habla de verdad se refiriendo a Dios y al hecho de que fuimos creados por Dios y no por el ego. La verdad es eterna y es una. Nunca cambia. La verdad para nosotros como Hijos de Dios es dicha, grandeza, perfección. La verdad es contraria a la ilusión del ego. No se pueden conciliar: o es la una o es la otra. La verdad es paz.
Así nos dice Jesús en el capítulo 17 en la sección VI:
_”Si la paz es la condición de la verdad y la cordura, y no puede existir sin ellas, allí donde hay paz tienen que estar también la verdad y la cordura. La verdad viene por su propia iniciativa. Si experimentas paz es porque la verdad ha venido a ti, y así, no podrás sino ver el desenlace correctamente, pues el engaño no puede prevalecer contra ti. Podrás reconocer el desenlace precisamente porque estás en paz”_. T-17.VI. 5:1-7
La oración de la lección es muy clara:
_”Y por esa paz, Padre nuestro, te damos gracias. Lo que nos negamos a nosotros mismos, Tú nos lo has restituido, y ello es lo único que en verdad queremos”_.
Con relación al tema del pecado
Recordemos que la idea de pecado surge con la creencia en la separación de Dios por lo cual creemos que cometimos una falta imperdonable para Dios que nos genera culpa y miedo, por la creencia en el inevitable castigo de Dios. Está asociado a todos los sentimientos de indignidad, de maldad, de desvalorización, de culpabilidad, que nos acompañan mientras tengamos al ego como guía de nuestra mente.
Hoy, Jesús, nos amplía más el concepto en el tema especial 4. ¿Qué es el pecado?:
_”El pecado es demencia. Es lo que hace que la mente pierda su cordura y trate de que las ilusiones ocupen el lugar de la verdad. Y al estar loca, la mente ve ilusiones donde la verdad debería estar y donde realmente está”_.
Vimos en la lección de hoy la importancia de tener la verdad como mi única necesidad y como esto se traduce en claridad sobre mis objetivos. Si voy en busca de mis mundos particulares, que satisfagan mi necesidad de ser especial, esto lo tengo que sostener en ilusiones en las que creo, pero que no son estables y, en cualquier momento, se derrumban. Lo cual no puede sino traerme inestabilidad y falta de cordura, como dice Jesús. Lo único que me saca de la demencia del pecado es la verdad por eso puedo decir: No necesito más que la verdad.
Proceso de práctica de la lección
1. Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más.
Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
_”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”_. L-71. 9:7-10
2. Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados. Perdonamos, con Dios, lo que nos haya quitado la paz en esa hora.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
3. Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
4. Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
LECCIÓN 251
"No necesito nada más que la verdad"
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
En el mundo existen distintos tipos de verdades y diversos métodos para determinar la verdad. Existe la verdad judicial, la verdad científica, la verdad filosófica, las verdades religiosas, y las verdades culturales o sociales, cimentadas en las costumbres, entre tantas verdades que parecen existir. La verdad que nos habla esta lección y que necesitamos es la verdad de lo que somos, nuestra verdadera naturaleza como los perfectos Hijos de Dios, tan amorosos e impecables como nuestro Padre y eternamente unidos a Él.
"Busqué miles de cosas y lo único que encontré fue desconsuelo." Hay una sensación de insatisfacción en el ser humano, una sensación de sentirse incompleto, resultado de la separación, que nos lleva a emprender búsquedas, con el propósito de encontrar ese "algo" que sentimos que nos hace falta, y buscamos de muchas maneras ese "algo" que nos devuelva la plenitud, la integridad de nuestro Ser. Pero esa búsqueda muchas veces nos lleva por caminos equivocados. Fueron búsquedas guiadas por el ego, que tiene como lema: *"busques pero no halles"*. Toda búsqueda orientada por el ego es una búsqueda inútil, pues una ilusión lo único que puede encontrar es otra ilusión.
"Ahora sólo busco una, pues en ella reside todo lo que necesito, y lo único que necesito." Después de buscar inútilmente la felicidad en las relaciones, en los negocios, en el ejercicio de nuestras profesiones, en el dinero, el lujo, el prestigio, etc, y fracasar una y otra vez, hasta que decidimos escuchar la Voz del Espíritu Santo, y perdonamos todo lo falso en nuestras mentes, lo que nos conduce a que lleguemos a donde tenemos que llegar: a nuestra verdad interior.
"Jamás necesité nada de lo que antes buscaba, y ni siquiera lo quería." Y todo lo que considerábamos, importante, valioso o verdadero, comienza a diluirse mientras la luz de la verdad va iluminando nuestros corazones, es cuando decimos "No necesito nada más que la verdad"
"No reconocía mi única necesidad. Pero ahora veo que solamente necesito la verdad." y la verdad es Dios nada más lo es. El Curso determina a Dios cómo fuente de toda verdad y realidad. "La verdad es la creación de Dios" (L-134) y la verdad no se percibe con los ojos del cuerpo, la verdad se contempla desde el conocimiento todo abarcante de Dios, cuya totalidad la podremos contemplar cuando volvamos a la unidad de nuestro Ser.
Dios y todos sus atributos, como el amor, la paz, la dicha, la plenitud, la eternidad, la invulnerabilidad, la omnisciencia o Su conocimiento, etc, son el criterio para determinar la verdad. Todo lo que sea opuesto a estos criterios de verdad, no es real, es ilusorio, es falso. Las lecciones desarrollan estos opuestos. Establecen la verdad y la contrastan con el sistema de pensamiento del ego, para desvirtuarlo y así restablecer la verdad.
Eso es lo que quiere decir la idea de hoy, "No necesito nada más que la verdad" la única verdad que necesito es a Dios, a Su creación y Sus atributos. "Con ella todas mis necesidades quedan satisfechas, mis ansias desaparecen, mis anhelos se hacen finalmente realidad y a los sueños les llega su fin." cuando comenzamos a reconocer nuestra verdad, las carencias van desapareciendo, y vamos restableciendo nuestra plenitud. "Ahora dispongo de todo cuanto podría necesitar."
Cuando restablecemos nuestra verdad interior, restablecemos nuestra plenitud, pues hemos pasado de la separación a la unidad, de la carencia a un estado de abundancia ilimitada, "Ahora dispongo de todo cuanto podría querer."
La paz es la consecuencia natural de restablecer la verdad y la plenitud de mi mente, "Y ahora, por fin, me encuentro en paz."
ORACIÓN DEL DÍA:
"Y por esa paz, Padre nuestro, te damos gracias. Lo que nos negamos a nosotros mismos, Tú nos lo has restituido, y ello es lo único que en verdad queremos."
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "4. ¿Qué es el pecado?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.