Te amo, Padre, y también amo a Tu Hijo.
1. Mi gratitud hace posible que mi amor sea aceptado sin miedo. 2 Y de esta manera, se me restituye por fin mi realidad. 3 El perdón elimina todo cuanto se interponía en mi santa visión. 4 Y me aproximo al final de todas las jornadas absurdas, las carreras locas y los valores artificiales. 5 En su lugar, acepto lo que Dios establece como mío, seguro de que sólo mediante ello me puedo salvar y de que atravieso el miedo para encontrarme con mi
Amor.
2. Padre, hoy vengo a Ti porque no quiero seguir otro camino que no sea el Tuyo. 2 Estás a mi lado. 3 Tu camino es seguro. 4 Y me siento agradecido por Tus santos regalos: un santuario seguro y la escapatoria de todo lo que menoscabaría mi amor por Dios mi Padre y por Su santo Hijo.
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Lección 298 comentada por
Jorge Luis Álvarez Castañeda
LECCIÓN 298
Te amo, Padre, y también amo a Tu Hijo.
Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Esta es una hermosa lección que retoma nuestra verdadera identidad como el Cristo que compartimos con todos nuestros hermanos. Mi Padre ama al Cristo que está en mí, al igual que en mis hermanos. Por lo tanto, mi amor a mi Padre no puede estar ausente del amor que le tengo a Su Hijo.
Nos dice Jesús en la lección:
”Mi gratitud hace posible que mi amor sea aceptado sin miedo. Y de esta manera, se me restituye por fin mi realidad. El perdón elimina todo cuanto se interponía en mi santa visión. Y me aproximo al final de todas las jornadas absurdas, las carreras locas y los valores artificiales. En su lugar, acepto lo que Dios establece como mío, seguro de que sólo mediante ello me puedo salvar y de que atravieso el miedo para encontrarme con mi Amor”.
Acepto el amor de Dios del cual no tengo sino agradecimientos. Dejo las barreras que he interpuesto en mi mente con el miedo: resentimientos, culpa, sufrimiento, sacrificio, victimismo, culpabilidad, infelicidad, enfermedad, escasez, etc. Agradezco los dones de Dios: mi Ser, la dicha, la paz, el perdón, la Gracia, la visión de Cristo, el Espíritu Santo que son los mismos que comparto con mis hermanos. Reconozco mi verdadera identidad como Cristo, que es la misma de mis hermanos. No hay nada que temer y camino con mis hermanos seguro porque veo en ellos la luz de Cristo.
La gratitud hace posible que se me restituya la realidad, vale decir, la conciencia de que mi realidad es Dios y que no soy mi propio hacedor. He sido creado por Dios, quien, en su infinita bondad, comparte todas sus cualidades conmigo para que sea co-creador con Él.
Agradezco a mi Padre, que me haya dado el don del perdón con el cual retiro todos los obstáculos interpuestos en mi mente para mantener mi especialismo y, así, justificar la separación. Recordemos todos los alcances del perdón tal como lo enseñó, Jesús, en la lección 122 El perdón me ofrece todo lo que deseo.
Con el perdón dejo todos los sueños del ego, todas las ilusiones, y, como la única ilusión que sana en este mundo del ego, acepto mi verdadera identidad como Cristo, como Hijo de Dios, como el Ser que comparto con mi Padre y me encamino al mundo real. Atravieso el miedo para encontrarme con el Amor de Dios que es el mismo que comparto con mis hermanos.
La oración de la lección expresa la decisión de seguir el camino de Dios. Tengo confianza en Dios. Confío en el Poder de Dios que está en mí, pero que no proviene de mí sino de Dios. Dios siempre está a mi lado. Esta es la fe que tengo de que la Palabra de Dios ha de resolver todas las cosas perfectamente. Lo único que tengo por hacer es hacerme a un lado y confiar plenamente en el Espíritu Santo para que me ayude a salir de este sueño de la separación. Tengo los santos regalos de Dios que son un santuario seguro en el cual protegerme y que me acercan al mundo real.
Vale la pena realizar la oración a lo largo del día:
_”Padre, hoy vengo a Ti porque no quiero seguir otro camino que no sea el Tuyo. Estás a mi lado. Tu camino es seguro. Y me siento agradecido por Tus santos regalos: un santuario seguro y la escapatoria de todo lo que menoscabaría mi amor por Dios mi Padre y por Su santo Hijo”.
Con relación al tema del mundo real
Jesús nos dice en el tema especial 8. ¿Qué es el mundo real?:
”El mundo real representa el final del tiempo, pues cuando se percibe, el tiempo no tiene razón de ser”.
El tiempo, como invención del ego para mantener la creencia en la separación de Dios, en el mundo real, deja de percibirse. Hay una unión con Dios y nuestros hermanos, dejando el pasado y el futuro y centrándose en el ahora.
Esto lo aclara Jesús en el capítulo 5 sección III:
”El tiempo es una creencia del ego, por lo tanto, la mente inferior – el dominio del ego – la acepta sin reservas. El único aspecto del tiempo que es eterno es el ahora. T-5.III.6:4-5
Estando en el ahora, con la guía del Espíritu Santo y de Jesús, y, valiéndonos del perdón, se producen los milagros en el ahora y dejamos de preocuparnos por la culpabilidad del pasado y el miedo del futuro.
Proceso de práctica de la lección
Tener momentos con Dios por la mañana y por noche
Momentos en los cuales se tenga una experiencia con la verdad, es decir, con el reconocimiento de que somos Hijos de Dios, mientras ello nos haga felices. El tiempo utilizado será el que se considere necesario para lograr el objetivo. Podría ser media hora o más. Estos momentos buscan que tengamos o nos acerquemos a tener instantes santos permanentes. . Perdonamos, con la Ayuda de Dios, lo que nos esté quitando la paz.
Se invoca a Dios. En lugar de palabras sólo necesitamos sentir Su Amor.
Se pide la guía del Espíritu Santo y de Jesús.
Se lee despacio los temas especiales que acompañan la lección del día. Se reflexiona sobre ellos. Luego, se lee la lección del día.
En tu meditación intenta entrar en contacto con esa parte de tu mente donde hay paz y amor, tranquilidad, alegría. Es tu mente recta, donde está Cristo, tu Ser.
Mantén la mente quieta, sin palabras, y te olvidas de todo lo que habías creído saber y entender, y te quedas sólo con la sensación y certeza de que estás con Dios.
Espera a Dios. Él llegará y te dará un mensaje de amor y de paz. Pero, esto requiere nuestra disposición a escucharlo tal como lo ha enseñado Jesús en la lección 71:
”Él responderá en la misma medida que tú estés dispuesto a oír Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de que estés llevando a cabo los ejercicios demuestra que en cierto modo estás dispuesto a escuchar. Esto es suficiente para que seas acreedor a Su respuesta”. (L-71. 9:7-10)
Recordatorios cada hora.
Cada hora recordaremos a Dios.
Invocamos Su Nombre. Recordaremos la lección del día y siempre que nos sintamos tentados a olvidarnos de nuestro objetivo. También perdonaremos con Dios los pensamientos no amorosos que hayamos tenido en esa hora. Pueden ser 2 o tres minutos con los ojos cerrados.
Recuerda que mientras lo haces Cristo permanece a tu lado dándote fortaleza. Luego, siente la quietud y silencio y espera a Dios.
Recordatorios frecuentes de la lección entre horas.
Ayudan en el entrenamiento de tener siempre presente a Dios. Invocamos a Dios.
Respuesta a la tentación.
Invocamos el Nombre de Dios y repetimos la idea del día cuando sintamos que nos estamos olvidando del objetivo de la lección, sintamos que estamos perdiendo nuestra paz y necesitemos perdonar.
Les deseo muchas experiencias con esta lección que contribuyan a su paz interior y a tener una experiencia directa de la verdad con miras a abandonar el mundo del dolor y adentrarse en la paz. Siempre pidiendo la ayuda del Espíritu Santo y de Jesús. Y, sin olvidarse de reír porque la Voluntad de Dios, para nosotros, es que tengamos perfecta felicidad.
Muchas, muchísimas, bendiciones.
Kenneth Wapnick
«Te amo, Padre, y amo también a Tu Hijo.»
Lección 298
"Este amor no se basa en el principio de «uno o el otro». Hemos dicho muchas veces que si verdaderamente amamos a Dios, debemos amar a todos - no en la «forma», sino en el «contenido». Si no amamos inclusivamente a todos - abrigando resentimientos y justificando la culpa - en realidad estamos diciendo que no amamos a Dios. El sentimiento de culpa por esta declaración es horrible. Aquí estamos, estudiantes devotos de Un Curso de Milagros, cuyo objetivo es llegar a Dios y recordar nuestro Ser, y hacemos exactamente lo contrario de lo que dice.
Es importante no minimizar la culpabilidad que esto induce tanto en nuestro estudio como en la práctica del Curso. Sin embargo, lo que ayuda a eliminar el sentimiento de culpa es volvernos conscientes de que tenemos objetivos conflictivos: Dios versus la supervivencia del ego. Si somos conscientes de este conflicto no lo reprimiremos, y sin represión no hay nada que proyectar. Por lo tanto, cada vez que nos encontremos enojados o enfermos, necesitamos recordar que hay una culpa secreta que ha escapado de nuestra atención. El regalo de mentalidad recta de la ira o la enfermedad, entonces, es que se convierten en señales de alerta que develan nuestra elección en favor del ego en lugar de Dios. En verdad, si amamos a Dios de manera inequívoca tendríamos también que amar a Su Hijo, y no atacarlo - nosotros mismos u otro.
(1:1) «Mi gratitud hace posible que mi amor sea aceptado sin miedo.»
Estoy agradecido de que he estado equivocado, y sólo necesito reconocer mi obstinada insistencia en tener la razón sobre mis percepciones.
(1:2-5) «Y, de esta manera, se me restituye por fin mi Realidad. El perdón elimina todo cuanto se interponía en mi santa visión. Y me aproximo al final de todas las jornadas absurdas, las carreras locas y los valores artificiales. En su lugar, acepto lo que Dios establece como mío, seguro de que sólo mediante ello me puedo salvar, y de que atravieso el miedo para encontrarme con mi Amor.»
El perdón no nos da ni nos enseña nada positivo. Simplemente desvanece lo negativo - una importantísima distinción. Su luz refleja el Amor de Dios al disolver la oscuridad de pecado, culpa y miedo del ego. En y por sí mismo, por lo tanto, el perdón no hace más que ser el resplandor que disipa los pensamientos de especialismo, conduciéndonos en un viaje a la resurrección y la vida y lejos del inútil viaje del ego a la crucifixión y la muerte, como el lector recuerda que Jesús nos dice en este pasaje a comienzos del texto:
“El viaje a la cruz debería ser el último "viaje inútil". No sigas pensando en él, sino dalo por terminado. Si puedes aceptarlo como tu último viaje inútil, serás libre también de unirte a mi resurrección…No cometas el patético error de "aferrarte a la vieja y rugosa cruz"... Éste no es el Evangelio que quise ofrecerte. Tenemos otro viaje que emprender, y si lees cuidadosamente las lecciones que aquí se ofrecen, éstas te ayudarán a prepararte para emprenderlo.” (T-4.in.3:1-3,7,10-11)
(2) «Padre, hoy vengo a Ti porque no quiero seguir otro camino que no sea el Tuyo. Tú estás a mi lado. Tu camino es seguro. Y me siento agradecido por tus santos regalos: un santuario seguro y la escapatoria de todo lo que menoscabaría mi amor por Dios mi Padre y por Su santo Hijo.»
Por tanto, reconozco que el camino que elegí para encontrar a Dios fue el especialismo. Me doy cuenta con regocijo y gratitud de que estaba equivocado, y ahora felizmente elijo deshacer mi error pidiendo la ayuda de Jesús para caminar a través del miedo hacia el amor, el viaje que me lleva al santo Hijo de Dios."
Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.
LECCIÓN 297
El perdón es el único regalo que doy.
Comentada por:
Oscar Gómez Díez
Esta es una lección centrada en el tema del principio de dar y recibir. Damos lo que tenemos y damos lo que deseamos tener. Para finalmente darnos cuenta que todo lo que damos, es solo a nosotros mismos a quien damos.
El perdón es lo único que queremos dar, y lo único que podemos recibir, y el único regalo real que nos podemos dar en un mundo de ilusiones. Con el perdón nos regalamos la paz y la dicha que creímos haber perdido cuando huimos del amor. "El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que deseo."
Cuando perdono, es a mi mismo a quien perdono, pues nada ni nadie me ha hecho daño, excepto mis propios pensamientos. Por lo tanto, "todo lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy."
El principio de dar y recibir "es la sencilla fórmula de la salvación." si la aplicamos correctamente confirmaremos que somos la fuente de nuestras propias experiencias. Si todo surge en mi mente, y lo que creo ver no son más que mis imágenes mentales proyectadas afuera, llegaré a la conclusión que no tengo que cambiar lo que veo afuera, solo debo cambiar lo que está adentro, cambiar mis pensamientos de juicio y ataque por pensamientos de perdón y amor, y podré contemplar un mundo en paz.
El perdón es el regalo que me doy, y ese es el mejor regalo que le puedo ofrecer al mundo, es mi mejor contribución a la paz, pues mi paz es la paz del mundo. "Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que se salvará al yo aceptar la Expiación para mí mismo."
El perdón no es sólo el mejor regalo que me puedo dar y que puedo ofrecer, sino que es el único regalo. No hay otro, que me permita reconocer el amor que soy, el único que me puede enseñar la inocencia de mis hermanos, quienes a la vez, me reflejarán mi propia inocencia.
El único regalo que me sitúa en la confianza presente, el que disipa el miedo y me permite disfrutar de la paz y la alegría de vivir, pues mi mente se ha liberado de las ataduras del pasado, y contempla plácidamente cada momento de la existencia como un regalo eternamente presente que la Fuente del Amor siempre me había dado, y que por un momento creí olvidar. Gracias Padre, por tus infinitos regalos, gracias por recordarme quien Soy, gracias por enseñarme el camino de regreso a casa.
ORACIÓN DEL DIA:
"Padre, ¡cuán certeros son Tus caminos; cuán seguro su desenlace final y cuán fielmente se ha trazado y logrado cada paso de mi salvación mediante Tu Gracia! Gracias a Ti por Tus eternos dones, y gracias a Ti también por mi Identidad."
PRACTICA:
Repasa el tema especial de esta sección, titulado "8. ¿Qué es el mundo real?" Trate de leer y repetir cuantas veces puedas la idea y la oración del día, y si logras memorizarlas mucho mejor, hazlas tuya, pues es la manera como buscaremos comunicarnos con Dios todos los días; luego guardamos silencio para escuchar Su amorosa respuesta, tal como nos lo dice Jesús a continuación:
"Y ahora aguardamos silenciosamente. Dios está aquí porque esperamos juntos. Estoy seguro de que Él te hablará y de que tú le oirás. Acepta mi confianza, pues es la tuya. Nuestras mentes están unidas. Esperamos con un solo propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo." (L- 221.2:1-6)
No te olvides de realizar tus meditaciones cada mañana y cada noche, si puedes dedicarle media hora o más seria excelente, lo mismo que los recordatorios cada hora, y de responder a toda tentación con la idea del día, pero sobretodo que sea una práctica gratificante, pues ahora el tiempo pasa a un segundo plano. Cuando estamos con Dios el tiempo no existe pues estamos con el Señor de la eternidad. Los momentos que le dedicamos a Dios son instantes santos que nos dedicamos a nosotros mismos, a nuestro amor, nuestra paz y nuestra felicidad.